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Seguridad regional en América del Norte: Una relación impugnada
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Libro electrónico416 páginas6 horas

Seguridad regional en América del Norte: Una relación impugnada

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IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento10 ene 2022
ISBN9786074178319
Seguridad regional en América del Norte: Una relación impugnada

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    Seguridad regional en América del Norte - Jr.

    Imagen de portada

    Seguridad regional

    en América del Norte

    Seguridad regional

    en América del Norte

    Una relación impugnada

    Richard J. Kilroy, Jr.

    Abelardo Rodríguez Sumano

    Todd S. Hataley

    Traducción de Rossana Reyes

    UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA

    UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA CIUDAD DE MÉXICO

    BIBLIOTECA FRANCISCO XAVIER CLAVIGERO

    Kilroy, Richard James

    Seguridad regional en América del Norte: una relación impugnada / Richard J. Kilroy, Jr., Abelardo Rodríguez Sumano, Todd S. Hataley; traducción de Rossana Reyes. – México: Universidad Iberoamericana Ciudad de México, 2021 – Publicación electrónica.

    ISBN: 978-607-417-831-9

    Traducción de: North American regional security: trilateral framework?

    1. Seguridad internacional – América del Norte. I. Rodríguez Sumano, Abelardo, 1971-. II. Hataley, Todd S. (Todd Steven), 1963-. III. Reyes, Rossana. IV. Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Departamento de Estudios Internacionales.

    D.R. © 2021 Universidad Iberoamericana, A.C.

    Prol. Paseo de la Reforma 880

    Col. Lomas de Santa Fe

    Ciudad de México

    01219

    publica@ibero.mx

    Copyright (c) 2012 por Lynne Rienner Publishers, Inc. Esta edición se publica por acuerdo con Lynne Rienner Publishers, Inc.

    Primera edición: noviembre 2021

    ISBN: 978-607-417-831-9

    Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales.

    Hecho en México.

    Digitalización: Proyecto451

    Índice

    Portada

    Portadilla

    Legales

    Advertencia sobre la edición en español

    Prefacio

    1. ¿Un marco trilateral de seguridad?

    2. Para entender la seguridad regional

    3. Una breve historia de las relaciones de seguridad en las Américas

    5. 11 de septiembre: respuestas regionales y la guerra global contra el terrorismo

    6. Un nuevo impulso a la cooperación en seguridad

    7. Contradicciones y tensiones en la seguridad regional

    8. Perspectivas a futuro:¿convergencia o divergencia?

    Epílogo: el dilema Trump

    Bibliografía

    Acerca de los autores

    Advertencia sobre la edición en español

    Originalmente este libro se concibió para una audiencia en inglés en Estados Unidos y Canadá. Al respecto, es importante que el lector detecte que parte de ese tono es el que prevalece en la presente traducción.

    Richard Kilroy es un coronel retirado de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos y Todd Hataley un oficial retirado de la Policía Montada de Canadá. Ambos autores cuentan con un doctorado en ciencia política: Kilroy por la Universidad de Virginia y Hataley por la Universidad de Queen’s. Esas experiencias se ven reflejadas en sus respectivos análisis en este libro.

    Conocí a Richard Kilroy en Colorado Springs en 2004, en el Homeland Defense Symposium, y después invitamos a Todd Hataley a impulsar el diálogo regional. Ambos colegas han sido funcionarios y observadores de primera línea de las políticas de seguridad de sus países. Tras diversas colaboraciones académicas y la organización de foros en los tres países, decidimos comenzar este proyecto en 2008. Al respecto, le propuse a Kilroy y a Hataley utilizar el marco teórico del Complejo de Seguridad Regional para desarrollar el proyecto de investigación y desplegar una aproximación más flexible en los diversos capítulos de este libro. Nadie abandonó sus identidades, creencias y visiones, sin embargo, nos acercamos con una mirada regional.

    A pesar de los intereses compartidos, visto desde la perspectiva de un autor mexicano, no sorprende que la relación haya tomado su camino a partir del peso de la historia, las diferencias profundas con Canadá y Estados Unidos y los nuevos actores de la política mundial, como Donald Trump.

    Abelardo Rodríguez

    Ciudad de México, febrero de 2020

    Prefacio

    Cuando empezamos a trabajar en este proyecto sobre seguridad en Norteamérica, nos habría resultado relativamente fácil escribir tres capítulos en los que cada uno de nosotros presentara la perspectiva de su país sobre la cooperación en materia de seguridad en el continente, para luego enlazarlos con argumentaciones de comparación y contraste al final. Si así hubiera sido, este libro se habría terminado hace años. En cambio, decidimos tomar el camino menos recorrido y producir un estudio más complejo sobre las relaciones de seguridad en Norteamérica desde una visión teórica y también práctica.

    Para realizar eficazmente nuestro propósito se necesitaba un nuevo enfoque que reuniera las perspectivas de los tres países en cada capítulo y que considerara la complejidad de la cooperación en seguridad mediante factores tanto endógenos como exógenos que afectan los resultados de las políticas de seguridad. El marco teórico, provisto ante todo mediante el trabajo pionero de Barry Buzan y Ole Waever sobre la teoría del complejo de seguridad regional, se aplicó a la cuestión de cómo abordan los Estados la operacionalización de la seguridad. La aplicación de su análisis sectorial al contexto de la integración norteamericana de la seguridad parece visionario, sobre todo si se toman en cuenta los cambios políticos del entorno de seguridad contemporáneo y las nuevas amenazas planteadas a la seguridad del Estado después del 11 de septiembre de 2001.

    No tardamos en descubrir que hacía falta un nuevo conjunto de variables para aclarar la complejidad de las relaciones de seguridad entre Estados Unidos, Canadá y México; elegimos instituciones, identidad e intereses. Estas variables ofrecen una visión más matizada de la influencia que han tenido las culturas de seguridad sobre las relaciones del hemisferio y que en el futuro seguirán teniendo.

    Los cuatro años de trabajo en el proyecto fueron más que un ejercicio de colaboración académica a larga distancia. En el proceso de investigar y escribir este libro, viajamos juntos a la ciudad de México, a Guadalajara, a Texas a Washington D.C, a San Antonio y a Kingston, Ontario. Organizamos conferencias en los tres países, reunimos académicos, profesionales del tema, funcionarios gubernamentales de las fuerzas armadas, la policía y servicios de salud, del Congreso y del Parlamento, así como funcionarios del servicio exterior. Nos visitamos en nuestros respectivos hogares y conocimos a nuestras respectivas familias. Durante nuestro trabajo pasamos por varias pruebas personales, como problemas de salud, crisis familiares y cambios de empleo. En varios aspectos el esfuerzo por producir este libro podría haber ofrecido material de lectura aún más interesante (nuestro siguiente proyecto podría titularse: Agonía y éxtasis de la colaboración académica).

    Nuestro agradecimiento a Jessica Gribble, de Lynne Rienner Publishers por no darse por vencida con nosotros a pesar de los continuos tropiezos y retrasos. Agradecemos a los colegas de nuestros respectivos círculos académicos, así como a los contactos profesionales que apoyaron nuestros esfuerzos ayudándonos a organizar conferencias sobre estos temas y brindándonos los fondos oficiales necesarios. Queremos agradecer en particular a David Biette y Andrew Selee del Woodrow Wilson Center for International Scholars su apoyo como anfitriones de nuestra conferencia en Washington D.C. en marzo de 2010.

    Externamos nuestros agradecimientos a las siguientes personas de la Universidad de Guadalajara: Dagoberto Amparo Tello, Arturo Santa Cruz Santana, Roberto Hernández Hernández, María Fernanda Rivera Evans, Jorge Gregorio Casillas García, Luisa Fernanda Cervantes Macías, Belén Plasencia Fregoso y Lorena Salazar Vizcarra. También a Raúl Benítez Manuat, Carlos Hernández Herrera, José Luis Calderón Arózqueta, César Olivares, Sigrid Arzt Colunga, Robert Donnelly y al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México.

    Queremos reconocer los pertinentes y valiosos comentarios de Jeffrey Ayres y de un lector anónimo que contribuyeron a hacer de este un libro mejor. También agradecemos a Craig Deare y a Richard Downie de The National Defense University y a Steve Kelly de Duke University sus críticas del manuscrito. Apreciamos el apoyo de Christie Loredo, Natalie Rowe y Amanda Lanzillo en la edición, la traducción y la organización de partes del libro. Asimismo agradecemos a la Universidad Iberoamericana confiar en este proyecto y hacer posible su traducción al español. En la IBERO agradecemos al Departamento de Estudios Internacionales y a la Dirección de Publicaciones todos los esfuerzos para hacer esta iniciativa una realidad. De igual forma, agradecemos el trabajo de traducción de Rossana Reyes y a Luis Manuel León Hernández en el trabajo de corrección de este texto.

    Por último y muy especialmente damos las gracias a nuestras familias por habernos acompañado a lo largo del proyecto. El libro probablemente no se habría completado sin el apoyo y el aliento que nos dieron durante los últimos años.

    1. ¿Un marco trilateral de seguridad?

    Días antes de la llegada del año 2000, un argelino-canadiense llamado Ahmed Ressam fue arrestado cuando intentaba cruzar de Canadá hacia Estados Unidos llevando explosivos. Al ir conociendo los detalles del caso, se hizo evidente que la intención de Ressam era perpetrar un ataque terrorista en Estados Unidos. (1) El 11 de septiembre de 2001, tres ataques en territorio estadounidense, relacionados aunque distintos, marcaron el curso de lo que se convertiría en la mayor reorganización de la burocracia de seguridad en la historia de los Estados Unidos, y que tendría un impacto en la política de seguridad regional y global. En agosto y septiembre de 2005, los huracanes Katrina y Rita provocaron una devastación generalizada en la costa estadounidense del Golfo de México, sobre todo en Nueva Orleáns y el área circundante. Mientras los equipos nacionales de emergencia se afanaban para llevar socorro y ayuda humanitaria a la región del Golfo, los equipos de emergencia de Canadá y México se unieron al esfuerzo. (2) Por último, el día de Navidad de 2009, el intento de un extremista de Al Qaeda de derribar un vuelo que llegaba a Detroit fue frustrado gracias a la intervención de los pasajeros y la tripulación. A raíz de ese intento se han dictado nuevas medidas de seguridad para los viajes aéreos regionales y globales. (3)

    El hilo común que recorre todos los incidentes arriba descritos, aparte del hecho de que representan algún tipo de problema de seguridad, es su impacto en la política regional de Norteamérica. Los intentos de Ressam por introducir material para fabricar bombas y los ataques contra las torres gemelas de Nueva York el 11 de septiembre derivaron, entre otras cosas, en nuevas políticas fronterizas que regulan el flujo de bienes y gente dentro de la región norteamericana. (4) Los huracanes Katrina y Rita, en contraste, demostraron que el apoyo regional en momentos de desastre podía proceder, como de hecho ocurrió, de los vecinos de la región que prestaron auxilio y ayuda de emergencia. El intento por derribar la aeronave que llegaba a Detroit en la Navidad de 2009 es, llevando el análisis a sus últimas consecuencias, un ejemplo de las graves consecuencias regionales que pueden tener las amenazas procedentes de fuera de la región. El aumento en la seguridad de los vuelos que llegan a Estados Unidos ha generado caos en los aeropuertos de Canadá y México (estos dos países representan más de la mitad de todos los viajes de turismo hacia Estados Unidos, que incluye un alto porcentaje de viajes aéreos). (5) En pocas palabras, las amenazas a la seguridad de la región norteamericana han llevado a cuestionarse cuál sería la mejor manera de abordar las preocupaciones por la seguridad que emanan tanto desde el exterior como desde el interior del continente norteamericano.

    Barry Buzan y Ole Waever, junto con David Lake y Patrick Morgan (así como algunos otros), han sugerido que el nivel adecuado para comenzar a analizar la interacción de seguridad es regional. (6) Afirman que el nivel regional puede ofrecer un panorama más preciso del ambiente de seguridad, pues la mayoría de las amenazas viajan distancias cortas, de modo que las inseguridades que sienten los Estados a menudo provienen de la región. La extensión de este enfoque sobre la seguridad es, desde luego, considerar las amenazas de seguridad contra la región como amenazas contra esos Estados (y por extensión, contra los ciudadanos de esos Estados) que son parte de ella. Desde nuestro punto de vista, la seguridad regional tiene dos componentes: el impacto de las amenazas de seguridad que emanan desde el interior de la región, y el impacto de aquellas que provienen del exterior de la región. A pesar de que conceptualmente son diferentes, la lógica determina que si una amenaza puede moverse y entrar a la región desde el exterior, indudablemente puede moverse dentro de la región una vez que se ha establecido en ella. (7) El carácter integrado del mercado norteamericano, resultado del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ha hecho crecer sustancialmente la interacción entre los países miembros, facilitando el movimiento transfronterizo no sólo de bienes, gente y servicios legítimos, sino también de aquellos bienes, gente y servicios que pueden considerarse ilegítimos y amenazas a la seguridad. (8) Aquí nos referimos, desde luego, a drogas, terroristas, armas, crimen organizado, pandemias, desastres naturales y similares, para mencionar sólo algunas.

    La idea de que Canadá, Estados Unidos y México deberían establecer en algún tipo de acuerdo de seguridad regional ha recibido atención creciente en la última década por varias razones. Es cierto que lo ocurrido el 11 de septiembre de 2001 recibió la atención de algunos analistas de seguridad, especialmente de los Estados Unidos, que mencionaron la necesidad de algún tipo de marco perimetral de seguridad diseñado básicamente para asegurar las vías de acceso al continente norteamericano. (9) Los críticos de este enfoque sugirieron que esta era simplemente una forma de que Estados Unidos extendiera su influencia y ampliara sus fronteras más allá de sus límites geográficos. (10) En fechas más recientes y con cierto límite, la violencia generada por la guerra de la droga en México ha encontrado un camino hacia el norte desbordándose en la frontera entre México y Estados Unidos, e incluso en las ciudades canadienses, según sugieren algunos. (11) La idea de un acuerdo de seguridad regional no ha carecido de acción política. En marzo de 2005, el presidente George W. Bush, el primer ministro Paul Martin y el presidente Vicente Fox anunciaron el establecimiento de la Asociación para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN). Aunque ya no existe, la ASPAN de hecho intentó establecer un marco para la cooperación trilateral en materia de seguridad para Norteamérica.

    Dejando de lado los sucesos del 11 de septiembre, la violencia del narcotráfico y la ASPAN, la idea de que América del Norte debería formar o que de hecho forma algún tipo de complejo de seguridad se ha centrado en argumentos tácticos y estratégicos para estructurar un acuerdo de seguridad regional. En muchos casos, estos análisis han argumentado por qué o por qué no es crítico un acuerdo de seguridad regional para la seguridad nacional. Menos destacados, pero de cualquier manera evidentes, han sido los pocos argumentos en cuanto a la viabilidad de un complejo de seguridad regional. (12) En gran parte de estos análisis no se encuentra un punto de inicio definido para explicar qué importa en un acuerdo de seguridad regional.

    El propósito de este libro es examinar qué es esencial para el establecimiento de un complejo de seguridad regional. Nuestro argumento es que los complejos de seguridad regional se erigirán o caerán dependiendo de la existencia de ciertas variables. Por lo tanto, nuestro propósito es determinar esas variables, o destacar qué es lo importante en el establecimiento y el mantenimiento de los complejos de seguridad regional. Empleamos este argumento en el caso de un complejo de seguridad norteamericano que comprenda Canadá, Estados Unidos y México; aplicamos esas variables a este caso espe-cífico y hacemos algunas sugerencias en cuanto se refiere a la viabilidad y la dirección de un complejo de seguridad norteamericano.

    En este libro, consideramos la evolución desde las relaciones bilaterales de seguridad anteriores al 11 de septiembre, revisamos el enfoque unilateral del nuevo perímetro y las relaciones de seguridad en América del Norte, y llegamos hasta la creación de un marco trilateral de seguridad regional que incluye Estados Unidos, Canadá y México. Además, examinamos las perspectivas de amenazas durante la evolución de diversos hechos históricos, como el siglo xix, la Segunda Guerra Mundial, la guerra fría, la guerra global contra el terrorismo y, más recientemente, los desastres naturales y el crimen organizado trasnacional. La tesis que ofrecemos es que, si bien las relaciones de seguridad entre los tres países parecieran sugerir la existencia de un complejo de seguridad norteamericano, siguen existiendo importantes obstáculos, derivados de diferentes percepciones de amenazas basadas en identidades, instituciones e intereses que impiden una integración y una cooperación mayores.

    El capítulo 2 ofrece un panorama teórico de los enfoques en el análisis de la seguridad regional: el enfoque de órdenes regionales de Lake y Morgan y la teoría del complejo de seguridad regional de Buzan y Waever (TCSR). Aunque examinamos someramente ambos enfoques, el énfasis está puesto en el segundo de ellos por ser nuestro marco teórico central. En este capítulo definimos qué se entiende por seguridad y región. También desarrollamos el argumento de por qué un enfoque de seguridad regional y específicamente la teoría del complejo de seguridad regional son herramientas útiles para analizar la región norteamericana. Por último, presentamos a nuestros lectores un enfoque analítico combinado que incorpora diferentes perspectivas teóricas dentro del marco identidad-instituciones-intereses (I-I-I) (13) como una intersección analítica clave en la teoría del complejo de seguridad regional. (14)

    El capítulo 3 ofrece un panorama contextual de Estados Unidos, Canadá y México y el desarrollo de las relaciones de seguridad en América del Norte a través de una mirada histórica. En este capítulo, examinamos brevemente los acontecimientos históricos clave que han influido en sus interacciones y los conflictos que han sido conformados por la identidad, los intereses y las instituciones únicas de cada nación contribuyendo a las inseguridades y también a la cooperación. La interacción entre estos países antes y después de la Segunda Guerra Mundial ofrece una visión importante sobre el concepto de defensa perimetral que, desarrollado en esa época, ha regresado a escena debido al entorno de seguridad posterior al 11 de septiembre.

    En el capítulo 4 vemos los conceptos de convergencia y divergencia de la cooperación de seguridad regional en Norteamérica a la luz de los acontecimientos desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial y la atención dirigida hacia iniciativas como la Cumbre de las Américas y la Defensa Ministerial de las Américas. Sin embargo, el hecho clave que llegó a determinar el concepto de cooperación regional no se basó en la seguridad sino en la economía. La formación del TLCAN en 1994 situó a Canadá, México y Estados Unidos en una nueva relación comercial que debía tener una dimensión de seguridad ampliada, puesto que cada país tendría ahora una mayor conectividad y vulnerabilidad, a pesar de que los procesos institucionales del TLCAN dejaron muchos de los intereses de seguridad sin resolver.

    El capítulo 5 trata sobre el entorno de seguridad generado por los ataques terroristas del 11 de septiembre y cómo estos alteraron significativamente las relaciones entre México, Canadá y Estados Unidos en la medida en que cada país comenzó a responder a la nueva amenaza global según sus identidades, instituciones e intereses. A fin de evitar otro ataque en su territorio, el gobierno estadounidense se propuso fortalecer sus defensas mediante iniciativas de política interna y de política exterior que han redefinido las relaciones de seguridad en América del Norte. Regionalmente, la idea era expandir las estructuras de seguridad ya existentes para formar un nuevo perímetro de defensa, con las instituciones estadounidenses recién creadas en el epicentro —el Comando Norte de Estados Unidos (US Northern Command, USNORTHCOM) y el Departamento de Seguridad Nacional (Department of Homeland Security, DHS), por ejemplo— que funcionarían como la columna del amplio complejo de seguridad. No obstante, la consiguiente guerra global contra el terrorismo encabezada por Estados Unidos hizo que Canadá y México percibieran las amenazas de otra manera, por lo que no llegaron a un acuerdo en cuanto a las políticas de seguridad. La atención central dirigida al terrorismo y la definición del carácter de la amenaza también generaron importantes debates internos en Canadá y en México, en particular sobre cuál sería una estrategia apropiada de seguridad nacional a fin de determinar la identidad de cada nación en el nuevo complejo de seguridad regional.

    En el capítulo 6 nos ocupamos del carácter de la relación trilateral después de la invasión estadounidense de Irak y de los intentos de la administración de George W. Bush por crear nuevos instrumentos de cooperación para la seguridad en América del Norte mediante el ASPAN. Paradójicamente, los esfuerzos de los dirigentes de los tres poderosos países no ejercieron la influencia que la madre naturaleza y la capacidad destructiva con la que los huracanes Katrina y Rita devastaron la región de la costa del Golfo. La nueva amenaza de un catastrófico desastre natural expuso considerables vulnerabilidades, tanto económicas como físicas, de modo que se adoptó la perspectiva que toma en consideración todo tipo de riesgos ("all-hazards approach") respecto a las amenazas a la seguridad en los tres países. La evolución de los acontecimientos se complicó más con el crecimiento de los grupos criminales trasnacionales y del narcotráfico, que alcanzaron nuevos niveles de violencia y de preocupación para los tres países, llevando a nuevas políticas de seguridad formuladas en la Iniciativa Mérida y otros mecanismos.

    En el capítulo 7 ofrecemos un análisis de la persistencia de una serie de contradicciones y de tensiones en cuestiones de seguridad regional que, a pesar del surgimiento de una mayor cooperación y de la percepción compartida de amenazas, desafían la idea de que las nuevas instituciones puedan promover los intereses comunes y superar la identidad nacional e individual a fin de crear un complejo de seguridad regional en América del Norte. En este capítulo investigamos con mayor profundidad algunos de los problemas tradicionales asociados a las fronteras entre los Estados, y de qué manera las nuevas amenazas, como las redes criminales trasnacionales regionales desafían la capacidad del Estado para proporcionar seguridad tanto interna como externa contra las amenazas que no reconocen ni las fronteras, ni la soberanía, ni siquiera la legitimidad de los actores estatales.

    En el capítulo 8 vemos hacia el futuro y nos planteamos la convergencia o la divergencia en la cooperación para la seguridad en América del Norte en vista de los importantes desafíos existentes, ya que los tres países enfrentan cuestiones políticas internas distintas y cambios electorales próximos. Examinamos la naturaleza de la definición de las culturas de seguridad en Norteamérica, que pueden crear instituciones de cooperación, compartir intereses y respetar la identidad en el contexto de una relación trilateral. Concluimos este capítulo donde comienza el presente estudio: revisando el concepto de la teoría del complejo de seguridad regional y la posibilidad de aplicarlo a los desafíos contemporáneos de seguridad de los Estados mediante la formación de políticas que den resultados para enfrentar amenazas reales.

    1. Véanse más detalles del plan de Ressam, así como sus vínculos con Al Qaeda, en Hall Bernton, Mike Carter, David Heath y James Neff, The Terrorist Within, Seattle Times, 23 de junio-7 de julio de 2002, consultado el 12 de enero de 2010.

    2. Fue la primera vez que el Ejército Mexicano pisó tierra estadounidense desde 1846. Como parte del esfuerzo de socorro, el Ejército Mexicano brindó plantas de tratamiento de agua y cocinas móviles. Véase Mexican Troops Aid Katrina Eforts, Fox News, 8 de septiembre de 2005, consultado el 12 de enero de 2010.

    3. El aumento en las revisiones de seguridad para los vuelos con destino hacia Estados Unidos provocó tiempos de espera de más de tres horas, retrasos y cancelaciones. Véase Laura Stone, Delays, Cancellations Continue at Canadian Airports, National Post, 28 de diciembre de 2009, consultado el 12 de enero de 2010.

    4. The Smart Border Accord —un acuerdo de frontera inteligente firmado entre México y Estados Unidos y otro entre Canadá y Estados Unidos— es el mejor ejemplo del cambio mayor ocurrido en las políticas fronterizas dentro de la región. Véase Veronica Kitchen, Smarter Cooperation in Canada-US Relations, en International Journal 59, 2003-2004, pp. 693-710; Peter Andreas, Politics on the Edge: Managing the US-Mexico Border, en Current History, febrero de 2006, pp. 64-68.

    5. International Trade Administration Monthly Tourism Statistics, 2010, consultado el 11 de julio de 2011. A pesar de que todos los vuelos desde Estados Unidos hacia el exterior disminuyeron en total un 11 por ciento y esta disminución ocurrió en todas las regiones del mundo, el tráfico aéreo de hecho aumentó en un 6-8 por ciento hacia México y Canadá; 30 de junio de 2011.

    6. Barry Buzan y Ole Waever, Regions and Powers: The Structure of International Security, Cambridge, Cambridge University Press, 2004; David Lake y Patrick Morgan, eds., Regional Orders: Building Security in a New World, University Park, The Pennsylvania State University Press, 1997.

    7. Ciertamente fue lo que ocurrió a principios de enero de 2010 con relación a una veintena de terroristas de Al Qaeda entrenados en Yemen, quienes según los funcionarios de los servicios canadienses de inteligencia intentaban llegar a América del Norte entrando por Canadá. Los informes de inteligencia sugieren que su objetivo no era Canadá, sino los Estados Unidos. Véase Security Warnings Prompted Airline Security Alert: Baird, CTV News, 12 de enero de 2010, consultado el 14 de enero de 2010.

    8. Lee Hudson Teslik, NAFTA’s Economic Impact, Council on Foreign Relations, 7 de julio de 2009, consultado el 11 de julio de 2010; Clyde Gary Hufbauer y Jeffrey J. Schott, NAFTA Revisited: Achievements and Challenges, Washington, D.C., Pearson Institute for International Economics, 2005.

    9. Richard J. Kilroy, Jr., Abelardo Rodríguez y Todd Hataley, Toward a New Trilateral Strategic Security Relationship: United States, Canada, and Mexico, en Journal of Strategic Security 3, núm. 2, febrero de 2010, pp. 51-53.

    10. Véase Laura Carlson, Armoring NAFTA: The Battleground for Mexico’s Future, NorthAmerican Congress on Latin America, 27 de agosto de 2008, consultado el 11 de julio de 2011.

    11. Carol Cratty, Mexican Drug Cartels Extend Reach into US, CNN, 26 de marzo de 2010, consultado el 11 de julio de 2011.

    12. Rafael Fernández de Castro plantea que México, en particular, debería considerar el beneficio de apoyar las necesidades de seguridad regional de Estados Unidos y crear un perímetro de seguridad en América del Norte. NAFTA at 10: Progress, Potential, and Precedents, Washington, D.C.: Woodrow Wilson International Center for Scholars, 9-10 de diciembre de 2002, 11.

    13. Lewis Griffith y David Hamm, Drivers of Political Behavior, Montgomery, Alabama, Air University Press, 2006.

    14. Buzan y Waever, Regions and Powers, op. cit.

    2. Para entender la seguridad regional

    A pesar de que cada uno de nosotros entró en este proyecto con su identidad nacional propia y distintiva, con su particular formación académica y con una experiencia profesional adquirida mediante el trabajo en las comunidades de seguridad que aquí examinamos, pusimos todo nuestro empeño en permanecer objetivos en el análisis. No pretendemos haber resuelto los problemas que han inhibido una mayor cooperación de seguridad entre Canadá, México y Estados Unidos. No obstante, creemos que desde la perspectiva colectiva de este estudio hemos logrado proyectar una reflexión distinta sobre los desafíos que nuestros tres países enfrentan colectivamente para forjar una nueva relación de seguridad en los siguientes años.

    El fin de la Guerra Fría llevó a su término a la era bipolar. Para los académicos de las relaciones internacionales y de las derivaciones de la disciplina, como los estudios sobre paz y seguridad, esto señaló un periodo de cambio para teorizar y entender la dinámica de la seguridad en la comunidad internacional. El poder explicativo de los enfoques de sistemas y del nivel estatal que dominaban la teoría de las relaciones internacionales se cuestionaba cada vez más en el mundo posterior a la Guerra Fría, en la medida en que los nuevos enfoques para entender la dinámica de la seguridad global cobraban mayor fuerza entre los académicos. Al terminar el mundo bipolar, los académicos comenzaron a subrayar el poder explicativo de otras variables como la cultura (15) y el entendimiento social. (16) Simultáneamente, las amenazas a la seguridad que antes habían estado definidas por el conflicto entre las superpotencias y la guerra nuclear global no tardaron en hacerse más localizadas, además de que ahora incluyen otros problemas, como Estados fallidos, conflictos intraestatales y conflictos regionales. Si antes las cuestiones de guerra y de paz definían el campo de la seguridad internacional, ahora las amenazas asimétricas y no tradicionales, como el terrorismo y la actividad criminal trasnacional, han reclamado un lugar en el área. (17) No cabe duda de que en Occidente, el periodo posterior al 11 de septiembre puso un mayor énfasis en la seguridad local y regional, mientras que Estados Unidos, Canadá y México, así como una serie de otros países también intensificaron la seguridad nacional reforzando sus respectivas fronteras, (18) asignando más recursos a los actores locales de seguridad y luchando contra la transgresión de las fronteras.

    La idea de que las regiones pueden ser importantes promotoras de políticas para los Estados no es nada nueva. El viejo refrán una buena barda hace un buen vecino habla sobre la importancia de mantener una actitud vigilante, si acaso no defensiva, hacia los vecinos. Sin embargo, durante los últimos veinticinco años, el final de la guerra fría y la creciente integración regional en distintas partes del globo han planteado grandes retos a la precisión del análisis de sistemas y del nivel estatal. El ascenso de la Unión Europea (UE) y el Mercado Común del Sur (Mercosur) son ejemplos de bloques regionales de comercio que se han extendido más allá de las preocupaciones comunes meramente económicas abarcando cuestiones regionales más amplias, entre ellas, concepciones comunes de seguridad. Barry Buzan y Ole Waever, (19) así como David Lake y Patrick M. Morgan (20), han propuesto enfoques menos convencionales para el análisis de la seguridad. Han sugerido que existe un nivel de análisis alternativo en un nivel regional. Los autores arriba mencionados sugieren enfoques teóricos para entender y analizar dinámicas regionales. La teoría del complejo de seguridad regional dirige principalmente su atención a las consideraciones de seguridad que impulsan el desarrollo de lo que ellos llaman complejos de seguridad regional. En contraste, el enfoque de Lake y Morgan toma la seguridad simplemente como una de las variables importantes que impulsan el desarrollo de los grupos regionales, pero de ninguna manera consideran que sea la única. Ambos enfoques son instructivos para entender las preocupaciones regionales contemporáneas. Este capítulo recurre a ambos para desarrollar lo que consideramos un enfoque crítico para entender un complejo de seguridad regional en Norteamérica, como lo teoriza Buzan, o bien para plantearse si hace falta un nuevo modelo para entender las amenazas a la seguridad que han surgido.

    Primero presentamos una breve introducción de los dos enfoques existentes que abordan la seguridad regional para los lectores que no estén familiarizados con ellos. El enfoque de Lake y Morgan de los órdenes regionales y la teoría del complejo de seguridad regional (TCSR) de Buzan y Waever. Ahora bien, nosotros ponemos énfasis en el segundo de ellos. También definimos con claridad lo que se entiende por seguridad y por región. A continuación, ampliamos el argumento de por qué el enfoque de seguridad regional y específicamente la

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