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El despojo y la apropiación de recursos naturales en el proceso actual de acumulación capitalista
El despojo y la apropiación de recursos naturales en el proceso actual de acumulación capitalista
El despojo y la apropiación de recursos naturales en el proceso actual de acumulación capitalista
Libro electrónico371 páginas4 horas

El despojo y la apropiación de recursos naturales en el proceso actual de acumulación capitalista

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El carácter histórico del capitalismo obliga a una constante revisión de la relación de éste con los recursos naturales. Nuevas estrategias de apropiación y despojo son desplegadas, y con ello se renueva la permanencia de relaciones sociales basadas en la privatización de los recursos, y con ello en la profundización de la desigualdad. El libro articula diferentes artículos elaborados por autoras y autores de distintas disciplinas de las ciencias sociales, pero que comparten una mirada crítica a los procesos que aquí tratamos. Los textos abordan el análisis de estrategias específicas que nos permiten arrojar luz sobre los mecanismos que concretizan los procesos de despojo de los recursos naturales en América Latina, y sus efectos en la acumulación de capital. Así, el libro que presentamos tiene como finalidad renovar y no dejar de lado el análisis conceptual sobre la apropiación capitalista de los recursos naturales y algunas de sus concreciones. Al mismo tiempo no abandonamos el compromiso político que supone abordar estos temas, y buscamos debatir las posibilidades para cambiar la forma de acceder a los recursos naturales e ir construyendo alternativas más justas para la reproducción social.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento3 ene 2023
ISBN9786078636884
El despojo y la apropiación de recursos naturales en el proceso actual de acumulación capitalista

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    El despojo y la apropiación de recursos naturales en el proceso actual de acumulación capitalista - José Manuel Ortega Herrera

    Recursos naturales,

    valorización y despojo

    Renta y despojo, efectos en el proceso de acumulación de capital: elementos teóricos

    José Manuel Ortega Herrera ¹

    La actual crisis económica del capitalismo ha tenido efectos devastadores en la sociedad: polarización del ingreso, desempleo, pobreza, devastación ambiental, etcétera. Estas problemáticas siguen sin resolverse, a pesar de las promesas del sistema económico y social y de las metas fijadas desde su consolidación en el siglo

    XVIII

    . En este sentido, la crítica de la economía política está obligada a aportar elementos teórico-conceptuales que nos ayuden a descifrar de manera clara el funcionamiento del actual modo de producción, formulando análisis de sus características más actuales.

    En este orden de ideas, no basta con señalar que las contradicciones se agudizan o que el valor de cambio ha trastocado agudamente la esencia del valor de uso. Considero pertinente, acudir al variado instrumental teórico de la teoría social (crítica) marxista que nos permite analizar las particularidades de la totalidad sistémica capitalista, así como de su evolución histórica, esto es, evidenciar que la totalidad concreta² como herramienta de aprehensión de la realidad es útil y viable en las disciplinas sociales. La propuesta del presente artículo es abonar elementos metodológicos para analizar la problemática de los recursos naturales desde y en consonancia con la teoría marxista; utilizando conceptos de la crítica de la economía política como los de valor-precio, renta y acumulación de capital, para empatarlos con una perspectiva geográfica cuyo objeto de análisis es el espacio social y la producción del mismo.

    La visión espacial, adicionada a la teoría crítica es fundamental para el análisis social del capitalismo contemporáneo. La relevancia de la producción material fundada en la naturaleza y en algunos otros elementos concretos de la espacialidad, como el caso de los recursos naturales, pero también del campo y de las ciudades, e incluso de las manifestaciones simbólicas, son formas específicas en que el capital opera y se manifiesta de forma geográfica. Sea como medio o resultado, como proceso o fin, el espacio encarna de manera escalar su funcionamiento articulado de las relaciones sociales actuales. Parte fundamental de esta totalidad capitalista, reflejada en su aspecto más cercano a la disciplina geográfica, es el rol que tienen actividades económicas llamadas extractivas, las cuales requieren de medios de producción o valores de uso no producidos,³ como es el caso de la agricultura, la minería, la pesca o cualquier actividad que requiera un elemento natural para la producción capitalista de alguna mercancía; a dichas actividades las denominaremos: rentístico-extractivas. Dichas actividades económicas proveen una parte del cúmulo de recursos naturales necesarios para la reproducción del capital en nuestros días.

    El artículo también pretende enunciar una serie de implicaciones que tienen dichas actividades en el proceso general de acumulación de capital; para lograr esto, explicaremos la forma teórica en que Marx analiza dichas actividades extractivas –a través de la teoría de la renta–, para después explicar sus nexos y efectos sobre la conformación y análisis de la tasa media de ganancia, la cual servirá de indicador del proceso de acumulación capitalista en el corto y mediano plazo.

    La definición básica de recursos naturales que utilizamos versa como aquella parte del medio natural sometida a un proceso de valorización de capital, cuyo objetivo concreto es la obtención de ganancias.⁴ Para lograr ese proceso de valorización se sobreentiende que se necesita la apropiación de dichos recursos, por distintos medios, lo que para este artículo denominaremos despojo⁵.

    Renta, concreción de la valorización (producción) del espacio

    A mi parecer, la explicación social desde el ámbito espacial más completa es la que desarrolló Henri Lefebvre, quien exploró diversas dimensiones del concepto, prueba de ello es el señalamiento de la pertinencia del estudio de la teoría de la renta para poder explicar las formas en que el citado espacio social se valoriza.

    Esos espacios están producidos. La materia prima a partir de la cual se han producido no es otra que la naturaleza. Son productos de una actividad donde la economía y la técnica están involucradas, pero van mucho más lejos: son productos políticos, espacios estratégicos. El término estrategia comprende proyectos y acciones muy diferentes, combina la paz con la guerra; el comercio de armas con la disuasión en caso de crisis; el empleo de recursos propios de los espacios periféricos con el uso de las riquezas procedentes de los centros industriales, urbanizados estatalizados.

    Dichas esferas del análisis espacial articulan elementos objetivos (físicos e históricos) de entendimiento o epistemológico (mental) lógico y formal, y las relaciones (social) que sintetizan y ejercen un efecto constante sobre los dos anteriores: Las necesidades no están separadas absolutamente unas de las otras ni en el tiempo ni en el espacio, ni en el individuo ni en el grupo.

    Aunque haya muchas discusiones al respecto, a nosotros nos interesa abordar aquéllas que tengan una posibilidad de análisis bajo ciertas manifestaciones concretas, objetivas e históricas, que para nuestro caso desembocan en categorías de la crítica de la economía política y que rigen en muchos sentidos la vida social; hablamos de la producción, la circulación y el consumo. Al respecto, Lefebvre dice lo siguiente, basándose en los Manuscritos Económico Filosóficos de Marx de 1844:

    En la naturaleza –objeto de la naturaleza pero vuelto hacia los hombres– se intercala entre los hombres y la naturaleza este vasto conjunto: el mundo de los productos, el instrumental total. Los hombres no son nada sin este conjunto de herramientas y de técnicas […] La conciencia humana aparece entonces en su relación con el conjunto de los productos.

    El mismo Lefebvre apunta la relevancia de entender en términos teóricos, elementos de la empiria que muchas veces terminan por dar una explicación insuficiente, es ahí donde la teoría espacial se relaciona de manera directa con la teoría marxista y se propone una herramienta fundamental para su análisis: la teoría de la renta.

    Cuando se interna en profundidad en los fenómenos para captar sus leyes, se encuentra ante un proceso a la vez histórico, económico y social. Para conocer ese proceso, objetivo, necesita una teoría. Esta teoría existe: la de la renta de la tierra…¹⁰

    Al hacer esto, Lefebvre demuestra que los desarrollos y discusiones teóricas deben encontrar una utilidad que ayude a entender el funcionamiento de la vida social, desde categorías concretas:

    Podemos afirmar que el espacio es una relación social, pero inherente a las relaciones de propiedad (la propiedad del suelo, de la tierra en particular), y que por otro lado está ligado a las fuerzas productivas (que conforman esa tierra, ese suelo); vemos, pues, que el espacio social manifiesta su polivalencia, su realidad a la vez formal y material.¹¹

    A esto hay que agregar los aportes de Harvey,¹² quien dedica una parte sustancial de su obra Los límites del capitalismo y la teoría marxista al análisis de la renta, concepto que se vuelve clave para detallar una categoría novedosa y en boga: los desarrollos geográficos desiguales.

    La renta es el concepto teórico por medio del cual la economía política (de cualquier afiliación) tradicionalmente confronta el problema de la organización espacial. La renta, como veremos posteriormente, proporciona una base para diversas formas de control social sobre la organización espacial y del desarrollo del capitalismo¹³ […] base, como sitio, como centro local de operaciones; el espacio es un elemento necesario en toda producción y actividad humana.¹⁴

    La teoría de la renta adquiere una relevancia mayúscula como parte de las categorías de la economía política, pues pasa a ser un concepto que articula a los medios de producción (producidos y no producidos) y su influencia directa en el proceso de elaboración de las mercancías, para después marcar el efecto que tienen en el mercado: la vocación anticompetitiva por las propias cualidades de dichos medios (no reproducibles, escasos y monopolizables). Además, también la cuestión espacial se articula con la necesidad de reducir tiempos de producción y circulación en un ámbito circulatorio:

    Cuanto más desarrollado el capital, cuanto más extenso es por tanto el mercado en el que circula, mercado que constituye la trayectoria espacial de su circulación, tanto más tiende al mismo tiempo a extender más el mercado y a una mayor anulación del espacio a través del tiempo.¹⁵

    Se distingue así una necesidad del modo de producción capitalista por re-funcionalizar el espacio y producirlo (en una expresión de totalidad), por darle un sentido en función de la producción capitalista, cuyo elemento fundamental es la obtención de ganancia, a partir del proceso de valorización: La renta desempeñaría entonces el papel de una ‘ley del valor en el espacio’.¹⁶ Aunque esta situación la discutiremos más adelante, se hace evidente una dualidad o contradicción que es digna de mencionar: se amplía el mercado, el margen de producción y circulación del capital, es decir se modifica y produce la espacialidad capitalista en función de la ganancia, pero se lleva a cabo un proceso paralelo y contradictorio: se restringen la competencia y la libre movilidad de los factores de la producción a fin de perpetuar esas ganancias por sobre otros capitalistas, un proceso normal en la concurrencia capitalista:

    La modalidad geográfica sería la centralidad (para el capitalista comercial) en relación con, por ejemplo, la red de transporte y comunicaciones, o la proximidad (para la cadena hotelera) en relación con una actividad altamente concentrada (como por ejemplo un centro financiero).¹⁷

    La condición material del capital hará que se busquen mejoras de producción y circulación, aprovechando la cuestión espacial (como medio de producción o como medio de transporte) y en aras de obtener mayor margen de beneficio; situación que se adiciona al desarrollo técnico aplicado a elevar niveles de productividad. Así pues, la propiedad del medio de producción, la localización y la ventaja potencial (frente a los demás competidores o ramas de actividad económica) que pueda sacarse de ella, es una condición que también incluye la teoría de la renta.

    La competencia capitalista, analizada por Marx en conjunción con la producción capitalista, es la base sobre la cual versa el planteamiento teórico de la renta, pues dichas categorías marcarán las ventajas y desventajas de una productividad social, dando lugar a ganancias extraordinarias cuyo origen son los sobreprecios. Cabe pues explicar la relevancia de dichos conceptos y su articulación, para entender el papel de la renta en la tasa de ganancia y por ende en la acumulación de capital.

    Valor y precio. Abstracción y concreción de las relaciones capitalistas

    Líneas arriba señalamos que la renta es una ganancia extraordinaria permanente. La ganancia extraordinaria se conforma tomando como plataforma la esfera de la circulación (aunque no debe separarse de la producción), esto es el mercado; la competencia o concurrencia, donde las mercancías acuden a hacer patente su valor a través de su capacidad de cambio, se manifiesta en una lucha constante que deriva en su forma cuantitativa: la productividad. Los capitales buscan ser más productivos y competitivos, y la forma de lograrlo es reduciendo sus costos de producción (precio de costo),¹⁸ lo que derivará en implementar mejoras en el proceso productivo; dichas mejoras modifican el nivel técnico de la producción, la composición orgánica del capital, y sólo así tendrán la capacidad de incrementar sus niveles de productividad junto con la reducción de costos, que al ofertar su mercancía se reflejará en una ventaja frente a los demás competidores, derivando en la capacidad de obtener una sobreganancia por la venta de su producto.

    Dicho lo anterior, es necesario recordar que el precio es una manifestación del valor, esto es, del tiempo de trabajo socialmente necesario para la producción de cualquier mercancía. Expliquemos: la producción individual de mercancías se manifiesta en los valores individuales (tiempos de trabajo individual), trabajos concretos; a través de la consolidación y expansión histórica del mercado, dichos valores individuales (productores individuales) tienden a expandirse y a conformarse como una generalidad en la producción, constituyendo paulatinamente el valor social o valor medio. Así, el tiempo de producción individual colabora a conformar históricamente el tiempo de trabajo socialmente necesario, esto significa que la ley del valor se concreta en el tiempo-espacio, adquiere la cualidad dialéctica de totalidad, donde la producción de mercancías es regida por un cúmulo de condiciones medias de producción y circulación que le dan materialidad al trabajo socialmente necesario; la producción individual cede su preponderancia a la producción social, trabajo concreto y trabajo abstracto respectivamente:

    el valor de las mercancías es la forma específica e histórica en que se impone de un modo determinante la fuerza productiva del trabajo que en última instancia domina todos los fenómenos económicos.¹⁹

    Lo anterior significa que aquel productor que quiera participar en la producción capitalista deberá cumplir forzosamente con dichas condiciones medias de producción y un nivel de productividad que le exigirá el mercado; esta generalidad en las relaciones de capital, Marx las explica con la categoría de trabajo abstracto.

    Así, el ejercicio teórico de pensar el trabajo abstracto, nos obliga a decir que cualquier manifestación de producción de mercancías y por lo tanto de valor (tiempo) en el capitalismo, deriva en la conformación del valor medio (condiciones medias de producción), en su específico régimen de dirección productiva por una clase, y por lo tanto de propiedad. Ante esto, no se puede abandonar la idea de que la totalidad de los trabajos concretos, engendra a través del mercado y la competencia, la conformación del valor medio, el cual será la referencia donde concurren los valores individuales dando como resultado que propiciará que los más eficientes ganen y los menos eficientes pierdan, provocando plus y minus ganancias respectivamente.

    Si la ley del valor regula los intercambios de mercancías entre unidades económicas, y con ello asegura la compatibilidad social de trabajos privados efectuados independientemente los unos de los otros, es necesario en primer término observar que, desde que se toma en cuenta la dimensión espacial, ya no se trata de intercambio entre las unidades sino de yuxtaposición, ubicación relativa de las implantaciones industriales, de las residencias, de los locales comerciales, etc.²⁰

    La finalidad capitalista es la lógica de la ganancia y el fundamento histórico-filosófico es la competencia; es ahí donde la producción social, con sus adelantos técnico-científicos implementados, logra la conjunción entre producción y circulación. La forma económica, concreta, que nos muestra esa unidad capitalista es la productividad, sin la cual no se entiende la transformación del valor individual en valor social, base de los precios.

    Dicha transformación se da desde un nivel primario hasta la competencia entre ramas, o incluso entre países (teoría de la dependencia);²¹ sin embargo, considero importante replantear dicha discusión, pues en cualquier nivel de competencia, los valores se manifiestan en precios. La transferencia de valor se refleja en niveles de ganancia, resultado de los precios. Esa transformación del trabajo, medido por la productividad es lo que le da sustento a la teoría valor-trabajo articulado al plano de la circulación, de ahí su importancia y su relación con la formación de ganancias extraordinarias.

    La transformación de valores a precios se hace necesaria y básica para entender el paso filosófico de lo abstracto a lo concreto; de la totalidad –que significa una herramienta de análisis teórica– a la representación o manifestación del fenómeno, valor y precio respectivamente. Si tomamos al valor como la totalidad, entenderemos que el grueso de las relaciones capitalistas se dan a partir de una medición regida por el tiempo de trabajo socialmente necesario, base del intercambio, para producir las mercancías (es decir la conceptualización completa del trabajo abstracto, en caso de que se llegara a dar totalmente dicha esta tendencia): No se trata del trabajo directamente gastado en la producción de ambas mercancías, sino en trabajos abstractos y socialmente necesarios.²²

    El trabajo social, desde la perspectiva marxista es la manifestación de condiciones medias de tiempo de producción, mientras se reduzca el tiempo de producción por unidad, que se refleja recurrentemente en la reducción del valor individual (costo), se acelera la intensidad del trabajo, se hace más productivo y, por ende, crece la cantidad de bienes arrojados al mercado. Otro factor que potencia la productividad es la implementación de tecnología o métodos de organización más eficientes en el proceso de trabajo. Estas dos formas de elevar la productividad son las que van a definir la formación de los precios (de producción), y en función de la competencia se definirá su papel como perdedor o como ganador de ganancias. La conformación de las condiciones medias de producción será la medida y el patrón a partir del cual se definirá el reparto de las ganancias. Al respecto, Marx señala:

    La fuerza productiva del trabajo está determinada por múltiples circunstancias, entre otras por el nivel medio de destreza del obrero, el estadio de desarrollo en que se hallan la ciencia y sus aplicaciones tecnológicas, la coordinación social del proceso de producción, la escala y la eficiencia de los medios de producción, las condiciones naturales.²³

    Esto significa la productividad del trabajo.

    Distribución del (plus) valor social

    Aunque se vea de manera trans-histórica la teoría del valor-trabajo, no podemos sino aseverar que es hasta el capitalismo que estructuras pretéritas de índole económico se refuncionalizan bajo la lógica de la producción de plusvalor y se vuelven necesarias para el proceso general de acumulación de capital; así, observamos que formas como la propiedad, el comercio y el préstamo, son necesarias para la reproducción del ciclo del capital global, en sus formas económicas de renta, ganancia comercial e interés, respectivamente.

    En el esquema 1 se puede ver desdoblado el proceso global del capital, la distribución del plusvalor social generado en la esfera productiva, y su consecuente reparto en las mencionadas formas económicas representadas en distintos tipos de capitales (comercio, interés y renta).

    El objetivo es hacer notar la participación de la Renta en algunas actividades propias de la esfera productiva y en otras de la esfera circulatoria; se sostiene que al ser un medio de producción (no producido) participa en la esfera productiva, sin embargo, dicha influencia se extiende a la esfera de la circulación.

    La relevancia de aquellas actividades que generan renta, es que captan una parte del reparto de plusvalor que genera el mercado en su conjunto, base para el sobreprecio y la plusganancia respectivamente; se adiciona también la posibilidad latente de incrementar las ganancias de los capitales a préstamo (interés) y comercial. La categoría que mencionamos como foco de análisis en este artículo es la renta capitalista, direccionada a entender las actividades que requieren de la explotación de los recursos naturales como medios de producción:

    El capital no es la suma de los medios de producción materiales y producidos. Es el conjunto de los medios de producción (producidos y no producidos) convertidos en capital y que de suyo tienen tan poco de capital como el oro o la plata, como tales, de dinero. Es el conjunto de los medios de producción (producidos y no producidos) monopolizados por una determinada parte de la sociedad, los productos y condiciones de la fuerza de trabajo sustantivados frente a la fuerza de trabajo vivo y a la que este antagonismo personifica como capital.²⁴

    Tomando en consideración que los medios de producción no producidos –como la tierra– son parte de las relaciones del capital, se busca dar respuesta al porqué de las constantes y crecientes inversiones de capital en actividades rentístico-extractivas. Para llegar a ello es necesario apuntar que dichas actividades generan sobre-ganancia o ganancia extraordinaria, en términos coloquiales se diría que son buenas inversiones o que son buenos negocios. Sin embargo, dicha sobre-ganancia de carácter permanente, a la cual denominaremos renta, no es fruto del trabajo, en estricto sentido. Siendo fiel a teoría del valor-trabajo, la riqueza capitalista, esto es la ganancia, proviene de las actividades donde hay trabajo no remunerado. Así, podemos señalar que la renta es un pago al propietario de una porción del planeta, no al trabajo, sino a la posesión del terreno, que posteriormente arrienda para ser usufructuado como medio de producción. Empero, hay que resaltar que la teoría marxista incorpora la categoría de renta en el análisis del funcionamiento capitalista (esquema 1) y lo vincula a los conceptos que explicamos líneas arriba.

    Lo que hace características a estas actividades generadoras de renta, es su carácter monopólico, razón por la cual tendrán un comportamiento distinto de otras actividades económicas; dicha situación tendrá efectos sobre el proceso global del capital (acumulación) que se manifestarán de manera concreta en algunos elementos que ejemplificamos con la tasa de ganancia, lo cual explicamos más adelante.

    Las actividades rentístico-extractivas y su carácter monopólico en la competencia

    Si la renta es sobre-ganancia permanente es porque proviene o se origina de un sobreprecio que permite que se mantenga alto y constante; esta cualidad en los precios no puede sino explicarse a través de la cualidad monopólica que determina la capacidad de mantener precios altos.

    La idea de Lefebvre sobre el doble monopolio de la producción capitalista es útil para diferenciar las actividades económicas habituales de las rentísticas. El control no sólo se da sobre la tecnología, como medio de producción, se da también sobre los medios de producción no producidos (tierra), cuya posesión y propiedad da la posibilidad de obtener un sobreprecio, de ahí la relevancia de estudiar el fenómeno monopólico desde la teoría crítica.²⁵

    Esto reafirma la vigencia que sigue teniendo el estudio de la Teoría de la Renta, en la particularidad de algunos medios de producción imprescindibles:

    Y a la par que con la producción capitalista se desarrolla la producción de mercancías y, por tanto, la producción de valor, se desarrolla también la producción de plusvalía y de producto sobrante […] se desarrolla asimismo la capacidad de la propiedad territorial para absorber, gracias a su monopolio sobre la tierra, una parte cada vez mayor de esta plusvalía y, por consiguiente, para acrecentar el valor de su renta y el precio de la tierra misma.²⁶

    La intención es evidenciar la relación existente entre la propiedad y la renta, mediada por la cualidad monopólica, que termina definitivamente conformando el precio (sobreprecio) de una manera particular. La supuesta competencia choca con la mencionada característica monopolizable, que David Harvey resume de la manera siguiente:

    Toda renta se basa en el poder monopolista de los propietarios privados de ciertas zonas del planeta. La renta monopolista surge porque los actores sociales pueden obtener un flujo de ingresos mayor durante un periodo de tiempo prolongado en virtud de su control exclusivo sobre un artículo determinado, directa o indirectamente negociable, y que en determinados aspectos cruciales es único y no reproducible.²⁷

    La tierra, al ser un medio de producción (objeto y medio de trabajo, al mismo tiempo)²⁸ se encuentra por fuera del capital, además de ser un medio de producción no reproducible y escaso. Dichas cualidades le dan la aptitud y el carácter monopolizable, que al ser utilizada en la producción de valores de uso, no se comporta como cualquier mercancía producida por máquinas, aquí hay un carácter estrictamente natural (irreproducibilidad) que, en la competencia capitalista, le da ventajas a un productor sobre otros productores, tendiendo a concretar su estatus monopólico y reafirmando el carácter heterogéneo del suelo:

    Básicamente se origina en dos circunstancias. En primer lugar, en el hecho de que las tierras tienen diferentes fertilidades y ubicaciones geográficas, y por lo tanto varían los costos de producción. En segundo término en que la tierra es un bien que no puede reproducirse y, por ende, es monopolizable.²⁹

    La conformación de la tasa de ganancia: competencia y monopolio

    La organización espacial capitalista es más evidente que nunca, pues está en relación directa con elementos de la naturaleza y del medio ambiente que se vuelven imprescindibles para la producción de valor, al grado de adquirir el carácter de estratégicos. Al respecto, Armando Bartra señala que, amén de que haga falta una investigación más a fondo, el capital presenta barreras para disponer de ciertos insumos:

    la escasez propicia el acaparamiento y la especulación de modo que, si bien en perspectiva está en riesgo la reproducción del sistema, en el corto plazo da lugar a ganancias extraordinarias […] se pueden hacer muy buenos negocios con el fin del mundo, con la escasez que permite incrementar las rentas que incluyen las petroleras, las que tienen que ver con el agua dulce, con la tierra fértil, si no, no estarían las grandes compañías y países comprando tierras en todo el planeta. Rentas es lo que están viendo que se va a presentar, incrementando como resultado de esta combinación de crisis.³⁰

    Así, algunos elementos constitutivos de la producción económica (material), como los valores de uso no producidos, entre los que figuran los mencionados recursos naturales, materias primas, la base de la producción de alimentos, espacios urbanos, no pueden separarse del análisis del capitalismo, ya que

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