Diplomacia cultural: del orden al caos
Una de las prioridades del proyecto de trabajo de Enrique Márquez Jaramillo, responsable hasta el pasado 18 de agosto de la Diplomacia Cultural en la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), fue “poner orden en la casa”.
Así se llamó el primero de siete puntos en los cuales resumió el historiador y poeta los propósitos y lineamientos del programa de Diplomacia Cultural de México para el sexenio 2018-2024, dados a conocer en un cuadernillo de 18 páginas en enero de 2019, durante la primera Reunión Anual de Embajadores y Cónsules de la 4T.
En los hechos, el orden tardó en llegar a casa: requirió cambios institucionales que implicaban reformas al reglamento interno de la cancillería, como el propio Márquez lo explicó en entrevista con Proceso, en octubre de ese mismo año (Proceso 2243). Las reformas se hicieron legales hasta el 14 de junio de este 2021, al publicarse el nuevo reglamento en el Diario Oficial de la Federación.
Se trataba de crear la Dirección Ejecutiva de Diplomacia Cultural (en el nuevo reglamento quedó como Cultural y Turística), que no existía en la estructura orgánica de la dependencia encabezada por Marcelo Ebrard Casaubón. Aunque la aprobación tardó más de dos años, el historiador se ostentó desde el inicio de su gestión como director ejecutivo.
El periodista y exdiplomático Eduardo, señaló en varias ocasiones en sus columnas de dicho medio y en entrevistas con , la ilegalidad de ese cargo en tanto no estuviera aprobado en el reglamento. El señalamiento tuvo eco en el embajador retirado Agustín Gutiérrez Canet, quien criticó que Ebrard hubiese creado de manera irregular el puesto.
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