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Los Colores Del Otoño
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Libro electrónico323 páginas4 horas

Los Colores Del Otoño

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Si nos detenemos un momento, para examinar el mundo que nos rodea, nos daremos cuenta que delante de nuestros ojos fsicos, y de la visin intuitiva de nuestra mente, estn desfilando, en el inmenso teln de la vida, infinidad de acontecimientos: unos efmeros como anuncios breves; y otros, ms extensos y detallados, con argumentos y acciones coherentes, que relatan historias verdicas o ficticias.

Segn la perspectiva y el inters del observador, esas experiencias cotidianas, pueden ser susceptibles de ser capturadas, retocadas, pulidas, transformadas, o enriquecidas, antes de quedar escritas, con el propsito de trascender como un trabajo elaborado, que merezca la atencin, y la consideracin de los lectores
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento21 feb 2012
ISBN9781463318321
Los Colores Del Otoño
Autor

Alfredo Espinoza Quintana

Nació en Abancay - PERÚ, y recuerda con mucho afecto su infancia feliz en la tranquilidad y el silencio infinitos de una comarca de pacíficos campesinos donde recibió las valiosas enseñanzas directas de la naturaleza. Ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad Mayor de San Marcos de Lima. Siguió de cerca la evolución de las principales ramas del Derecho. Posteriormente realizó estudios en la Universidad Pro-Deo de Roma – ITALIA Y en el Instituto Tecnológico de Administración de Empresas de Lima – PERÚ. Llegó a conformar un apacible hogar con Libia y ambos comparten la felicidad con sus cuatro hijos. Han visitado algunos lugares de América, Europa y Australia. Residen desde el 2000 en el Estado de la Florida, de los Estados Unidos de Norteamérica. Ha publicado dos obras: EL VUELO DE UN SUEÑO, la historia conmovedora de una familia de inmigrantes y LOS COLORES DEL OTOÑO, que reúne veinte relatos que describen las profundidades de la sensibilidad humana, con extraordinario realismo; y sutilmente muestra las aristas de una sociedad que se desliza, sobre un estrecho sendero acosado por las tentaciones.

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    Los Colores Del Otoño - Alfredo Espinoza Quintana

    INDICE

    Dedicatoria:

    Prólogo

    1 Legado Familiar.

    2 Busca A Tu Padre

    3 Fernando Se Fue Como Vino.

    4 El Huracán Katrina Le Cambió La Suerte.

    5 Un Viaje Impredecible.

    6 Una Recompensa Inesperada.

    7 Prometí A Mi Padre

    8 Viviremos Para Siempre.

    9 Corazón De Madre.

    10 El Cheque Que Faltaba

    11 La Mansión Enigmática.

    12 La Casona Recuperada.

    13 La Infancia Del Abuelo.

    14 La Más Noble Vocación.

    15 Testimonio Del Terremoto En Lima.

    16 La Disciplina.

    17 El Puma.

    18 La Trampa De La Venganza.

    19 Astutos E Ingenuos

    20 El Fantasma Del

    DEDICATORIA:

    A mi madre Rosario,

    la Cuenta-Cuentos

    de historias inagotables.

    LA REFLEXIÓN de Julio Cortázar:

    Todo cuento perdurable; es como la semilla donde está durmiendo el árbol gigantesco. Ese árbol crecerá entre nosotros, y dará su sombra en nuestra memoria.

    Prólogo

    Si nos detenemos un momento, para examinar el mundo que nos rodea, nos daremos cuenta que delante de nuestros ojos físicos, y de la visión intuitiva de nuestra mente, están desfilando, en el inmenso telón de la vida, infinidad de acontecimientos: unos efímeros como anuncios breves; y otros, más extensos y detallados, con argumentos y acciones coherentes, que relatan historias verídicas o ficticias.

    Según la perspectiva y el interés del observador, esas experiencias cotidianas, pueden ser susceptibles de ser capturadas, retocadas, pulidas, transformadas, o enriquecidas, antes de quedar escritas, con el propósito de trascender como un trabajo elaborado, que merezca la atención, y la consideración de los lectores.

    Los cuentos que se han reunido, bajo este sugerente título, son pequeñas historias recogidas, en su mayoría como recortes de la vida real; y los otros, fueron concebidos en el ámbito de las fantasías.

    Cualquiera que fuese la vertiente, ellos conllevan en su estructura, un lenguaje sencillo y transparente, para expresar los temas que pretenden invitar al lector, a tomar una actitud de meditación o reflexión, respecto a los diferentes y complicados comportamientos humanos, que ocurren dentro de la actual sociedad convulsionada, donde conviven en permanente pugna, las maldades contra las bondades; la corrupción y los pecados acechando a las virtudes, con una gama infinita de intensidades y colores, como los tienen las hojas de los árboles, matizadas en muchísimas tonalidades, por las manos invisibles del otoño.

    EL AUTOR

    1

    Legado Familiar.

    16008.jpg

    Cuando Isaac cumplió 21 años de edad, sus padres le hicieron una reunión, estrictamente privada. Solamente fueron invitados, los miembros consanguíneos más cercanos, de ambos troncos familiares. El motivo muy íntimo de la convocatoria, tenía una connotación trascendente, porque en ella, su querida madre Rebeca, quiso revelar la existencia, de un legado confidencial, en favor de su único hijo.

    Con la presencia puntual de todos los invitados, la fiesta transcurrió, en un ambiente, de mucho entusiasmo y alegría, departiendo las exquisiteces de las viandas, preparadas con esmero, por la mamá del homenajeado, donde la comida principal, fue presentada en un azafate de plata: un robusto pavo dorado al horno, fileteado en tajadas, con guarniciones, de piña en rodajas y los guindones rellenos. Completaban la mesa, otras bandejas del mismo material, servidas con ensaladas de verduras, puré de papas, de camote y arroz graneado. Estaban dispuestos, igualmente en otra mesa contigua, los postres deliciosos, elaborados con delicadez, por la sabiduría reconocida, de la abuela Sara.

    Finalmente, en uno de los ángulos del comedor, sobre una mesa instalada con ese propósito, estaban colocados con elegancia, la variedad de los quesos, ligeramente salados y los dulces vinos, tanto blancos como tintos de la fórmula kosher for passover elaborados cuidadosamente de uvas y guindas, de calidad garantizada, conseguidos de una bodega que les abastecía desde muchos años atrás, para el bar de su padre Jeremías, sin motivos de reparo alguno, durante ese tiempo.

    La cena estaba por concluir, y todos los asistentes, habían disfrutado con la más amplia satisfacción. Los anfitriones, merecidamente fueron objeto de reconocimientos por la variada calidad y las exquisiteces elaboradas, que fueron servidas en la comida, verdaderos regalos, muy agradables al paladar. Las felicitaciones fueron unánimes, por la brillante idea de convocar a los familiares más cercanos, para celebrar el aniversario más trascendental en la vida de Isaac. El hijo homenajeado, estuvo muy contento de recibir el afecto y los obsequios, de los familiares más ligados con sus abnegados padres.

    Casi al concluir la reunión, Rebeca ordenó al mozo, para que prepare una bandeja, colocando copas servidas con vino, y ofrezca a todos los asistentes. Cuando todos los concurrentes, sostenían entre sus dedos, la respectiva copa de vino, la oferente hizo un gesto sutil, para convocar la atención, e hizo uso de la palabra, agradeciendo en emotivas frases, por la gentileza que tuvieron sus familiares, de acompañarlos en la celebración, del 21 aniversario de su único hijo Isaac; y la generosidad de los presentes, al entregar los sobres, conteniendo aportes valiosos, siguiendo la costumbre familiar.

    A continuación, después de secarse las lágrimas, que habían asomado a sus ojos, Rebeca respiró profundamente para anunciar que, continuando con la tradición, respetada por su madre y sus abuelas, la sortija que ella estaba usando en ese momento, tendría otro destino, por el momento todavía no precisado. Ese anillo, era una prenda depositaria, de un valor sentimental muy grande, por haber sido legado, por sus abuelas maternas, sucesivamente desde varias generaciones atrás, cuyos nombres, lamentablemente, habían sido cubiertos, por la bruma del tiempo y el olvido, recordando únicamente los de su tatarabuela Raquel, su abuela Dalila; y, por supuesto, su madre Sara.

    Esa joya, muy apreciada, sería entregada a la novia que Isaac designe, para que se convierta en su esposa, con la aprobación de sus padres. Terminó su intervención, invitando a que le acompañen en un brindis, para desearle muchos años de vida y felicidad, a su querido hijo.

    Las palabras, llenas de ternura de su madre, le conmovieron a Isaac hasta las fibras íntimas de su corazón, decidiendo acercarse de inmediato a Rebeca, con los brazos abiertos, y los ojos inundados, a punto de derramar lágrimas, para agradecer el gesto, lleno de amor filial, muy característico en ella. Junto con un cordial abrazo, el agasajado depositó, un beso, en la frente de su madre, permaneciendo emocionado, por breves momentos en esa actitud, como si no quisiera, apartarse nunca de su lado; luego, los demás concurrentes, fueron acudiendo cerca a Rebeca, para examinar y conocer esa joya, que las abuelas fueron legando a sus hijas, sucesivamente, hasta la generación presente.

    Ya habían transcurrido cuatro años, desde aquella reunión tan especial, que los asistentes nunca se olvidaron, del epílogo maternal, y fueron recordando con razonable expectativa, en sucesivas convocatorias similares, anhelando estar presentes, en el momento de concretarse, la entrega del legado familiar a la novia, por el momento desconocida, escogida por Isaac.

    Al fin, llegó el día en que Isaac, se revistió de coraje, y anunció a sus padres que estaba enamorado y, si ellos le autorizaban, según la tradición familiar, la invitaría a la muchacha, para que ellos la conozcan. Sin embargo, en una conversación coloquial sincera, de los padres con el hijo, despejaron el velo de misterio, que rodeaba a la novia, y establecieron que se trataba de una dama, que ya había experimentado, los prolegómenos del noviazgo anterior, que había culminado con el matrimonio y posteriormente terminó en divorcio, después de procrear dos hijos.

    Para los padres de Isaac; amantes de costumbres más puritanas y conservadoras, fueron suficientes razones, para declarar que esa relación del hijo era inaceptable, por cualquiera de los lados que se contemple, y decidieron aconsejarle en buenos términos, para que Isaac opte por acabar con ese vínculo, en el más breve tiempo, y prefiera ubicar, entre tantas mujeres buenas que existen en el mundo, una dama honesta, respetable y soltera sin hijos, procedente de una hogar honorable, conformado por personas honradas y de buenas costumbres, para evitar problemas futuros en su vida.

    Él, reconoció su error y apresuramiento en este caso, y aceptó cumplir los consejos de sus padres, postergando para otra oportunidad, la presentación de una novia digna, escogida con mejores atributos físicos y espirituales, sin que haya experimentado tropiezos en su vida familiar.

    Cuando todo indicaba, que Isaac pronto estaría empeñado, en complacer satisfactoriamente a sus padres, retomando el sendero que le habían señalado, sorpresivamente su madre Rebeca, fue diagnosticada con una enfermedad terrible. Todo el tratamiento profesional-científico de los médicos, y los cuidados esmerados de las enfermeras y familiares, prodigados durante dos años, no fueron suficientes para aliviarla, y lamentablemente su cuerpo, aún joven de cuarenta y tres años de edad, se rindió irremediablemente, y dejó de batallar contra las fuerzas avasalladoras del mal, sumiendo en la tristeza más profunda a su esposo y su único hijo.

    Esa dolorosa e inesperada situación, dejó un vacío insustituible en ese hogar; y también, entre los miembros de los familiares y los amigos, en cuyos corazones supo Rebeca, ocupar un lugar muy apreciado, por sus especiales dotes de sinceridad, generosidad, entrega y habilidad, para remediar las situaciones difíciles o conflictivas, procurando restablecer la armonía y la comprensión en el seno de la comunidad.

    A los cuatro años de la muerte de su madre, Isaac creyó haber hallado a la mujer, que seguramente ella hubiera aprobado, para que se convierta en su nuera; y, le brinde la satisfacción de acariciar a sus nietos. Sara, una muchacha jovial, dos años menor que él, educada en el seno de un hogar, con ideas conservadoras, respetuosa de las sanas costumbres hebreas, y de buenos sentimientos, parecía reunir todas las condiciones, intelectuales y morales de las que siempre le habló su difunta madre Rebeca, y, le recomendó, hasta en los últimos momentos en su lecho de dolor, antes de que sus labios quedaran sellados, y sus ojos se cerraran para siempre.

    El día en que Isaac, la llevó a Sara a su casa, para que ella conozca a su padre, y él, también la observe y tenga un acercamiento amistoso para auscultar sus emociones, pensamiento y sus dotes intelectuales.

    Su padre había quedado gratamente impresionado con Sara y conversaron con sinceridad y confianza, como si la hubiera conocido desde hace bastante tiempo, desde un comienzo, sobre diversos aspectos relacionados con las costumbres familiares, los colegios donde recibió las enseñanzas educativas, dio las referencias de sus padres, en fin, hasta de los parientes más cercanos. Todo ello, durante el té que ella misma preparó, con la colaboración de Isaac y sirvió con los bocadillos que llevaron de una panadería cercana. Por la forma tan amable y amena como se desarrolló la reunión, quedó entendido que su aprobación fue tácita sin reticencias.

    Con el propósito de formalizar el noviazgo, algunos días después de la visita de la enamorada de Isaac; éste, le solicitó con mucho respeto a su padre, contemplar la posibilidad de fijar la fecha para acudir al domicilio de los padres de Sara, para cumplir con el protocolo de pedir la mano. En esa ocasión, le rogó llevar la sortija, legado de las abuelas, y que su madre le ofreció donarla, cuando él se comprometiera con la mujer, que sería la compañera de su vida. Ante el inesperado requerimiento, el padre puso la cara adusta y expresó:

    - Tu pedido relacionado con la sortija, no podrá ser atendido hijo mío, porque tu madre fue sepultada con su anillo. Nadie de la familia de ella, inclusive yo, tuvimos el valor de despojarla de una joya, que ella la mantenía consigo con especial afecto.

    - Mi madre, en tu presencia - aclaró Isaac - me ofreció que ese anillo sería entregado a la novia, que ustedes aceptaran para mi esposa, inclusive se habló, respecto a la necesidad de establecer en un contrato prenupcial, una cláusula especial, para el caso de un probable divorcio, el anillo sería devuelto a nuestra familia. En todo eso está de acuerdo Sara, y ahora como le explico a ella, respecto a esa promesa incumplida. Yo estaba en la seguridad de que lo tenías en tu poder. Debe existir una manera de solucionar ese impase, para superar el problema que me acabas de expresar padre mío.

    - Tendremos que comprar un anillo de compromiso, de buena calidad en una joyería de prestigio para la ocasión. En esa forma creo que se daría solución al problema.- dijo Jeremías con aire reposado.

    - Me disculpas padre; pero yo no estoy de acuerdo con esa forma de solucionar, un asunto que para mí, tiene un significado muy especial. Yo le ruego que se cumpla el deseo de mi madre. Si fuese necesario, pediremos el consejo y asesoramiento de un abogado, para solicitar ante la autoridad judicial, la exhumación del cadáver de mi madre, para recuperar el anillo, que es un legado familiar, de un inestimable valor espiritual. No es una sortija común, desprovista de tradición, como aquellas que se venden, en cualquiera de las tiendas. Es una joya revestida con el afecto y la estimación, de la rama materna de mi madre, que contiene los deseos de felicidad, de varias generaciones.- dijo Isaac levantando la voz, visiblemente alterado, con la sangre a flor de piel en su rostro congestionado, moviendo las manos con los dedos crispados, a la altura de su pecho agitado.

    - Si estas pensando así, estas completamente equivocado - replicó Jeremías con energía, contagiado por el tono subido que había tomado la conversación - Te pido que respetes el reposo de tu madre. Yo no tengo la intención de perturbar el silencio de su tumba, para arrebatarle la joya con la que fue sepultada hacen cuatro años. No cuentes conmigo para ese acto de profanación. Yo no pediré, ni autorizaré ese acto de desentierro. Si algún día ocurre ese agravio, será cuando yo haya dejado de existir. Mientras viva, ten presente mi rotunda oposición.

    - Tú sabes perfectamente, que mi madre anunció la entrega de la sortija, en forma sorpresiva y voluntaria, cuando se encontraba en perfectas condiciones de salud. Su promesa, la hizo en presencia de nuestros familiares muy cercanos, y tengo la seguridad que ellos me respaldan, en mi exigencia para que se cumpla el deseo de mi madre. Todos nuestros parientes me aprecian, y estarán dispuestos a testificar, en cualquier lugar que sea necesario. Yo hablaré con ellos, antes de dar un paso adelante, para tratar de resolver el impase.- dijo Isaac con mucha seguridad.

    Nunca se había producido, un intercambio de frases tan acaloradas entre padre e hijo; siempre estaban presentes en sus relaciones, la cordura, el respeto y la comprensión, por ambas partes. Pero esa paz y sosiego, había sido abruptamente quebrado; y en adelante, quedó flotando en los ambientes de esa casa, una atmósfera pesada de resentimiento y frustración, relacionado con el anillo con tradición familiar.

    En la audiencia convocada por el Juez de la ciudad de San Agustín del Estado de Florida, Isaac reiteró la solicitud para que el magistrado autorice la exhumación del cadáver de su madre Rebeca, fallecida hace cuatro años, con el propósito de recuperar el anillo, que heredó de sus antepasados por la línea materna; y que ella, a su vez, anunció la donación de esa reliquia al recurrente, en una reunión con asistencia de los familiares más cercanos, cuando cumplió 21 años de edad, con la advertencia de que debía ser usada por la mujer que Isaac escoja para ser su esposa. Además Isaac agregó que, según referencias de su padre Jeremías, presente también en la audiencia, su madre Rebeca estuvo en posesión de esa joya, en el momento que fue sepultada.

    Después de escuchar atentamente a Isaac, el Juez le preguntó a Jeremías para que exprese, todo cuanto tenía conocimiento, respecto a la exposición de su hijo, él contestó:

    - Efectivamente señor Juez, todo lo que ha expresado mi hijo es cierto; pero cuando falleció mi esposa, fue tanto el dolor, que nadie se acordó de retirar la sortija; y, ella fue sepultada, conservando la joya, en el dedo anular de su mano derecha. Ella fue una mujer muy apreciada, por su corazón generoso, y, por las acciones de ayuda, a las personas necesitadas. Yo no quisiera que nadie la perturbe, en la tranquilidad y el silencio de su tumba. Me opongo, señor Juez, a la exhumación del cadáver, de esa mujer ejemplar.- dijo Jeremías, poniendo énfasis en la última frase, que resonó como un trueno en el salón, provocando una ola de murmullos entre los asistentes.

    Casi de inmediato, después de las palabras de Jeremías, se escuchó una voz femenina entre el público asistente, que decía:

    - Sr. Juez, soy la hermana menor de Rebeca y tía de Isaac, permítame entregarle, lo que ella me dejó, al tener el presentimiento de que su salud estaba en peligro y la muerte llegaría pronto.

    - Que pase adelante la señora - autorizó el Juez.

    Avanzó Judith, con pasos firmes hasta el estrado, cercano al Juez, y entregó un sobre de manila, por intermedio de uno de los alguaciles, expresando las frases siguientes:

    - Gracias Sr. Juez por atender mi pedido. Dentro de ese sobre grande, me dijo mi hermana Rebeca que se encontraban depositados dos sobres, conteniendo sendos mensajes: uno dirigido a su esposo y el otro a su hijo. Además, junto con los sobres, también dijo, que había colocado la sortija de tradición familiar. Ella me pidió que el contenido de ese sobre, que Ud. tiene ahora en su poder, fuera abierto y revelado cuando Isaac haya elegido una novia. Yo creo Sr. Juez que en estas circunstancias, todos los presentes, nos hemos enterado que efectivamente mi sobrino ya encontró la novia, la que también está en esta audiencia.

    - Se procede a la apertura del sobre - dijo el Juez y acto seguido, cortó con cuidado, con la ayuda de una pequeña tijera, uno de los extremos de la cubierta de papel ligeramente grueso, y vació sobre el tablero de su escritorio dos sobres y una bolsita chica de terciopelo conteniendo un alhajero.

    A continuación leyó, el destinatario de cada uno de los sobres, y preguntó, si ellos estaban de acuerdo, para que se revele el contenido de los mensajes. Ambos, padre e hijo, expresaron que no tenían inconvenientes, para que se conozca los deseos de la difunta Rebeca.

    Con el consentimiento expresado por los destinatarios, el Juez abrió uno de los sobres y dijo:

    - A continuación, voy a proceder a dar lectura, al contenido del mensaje dirigido a Jeremías Kushinsky, que dice lo siguiente:

    Estimado Jeremías

    Cuando este mensaje se encuentre delante de tus ojos, te ruego que tengas la serenidad y la calma suficientes, para asimilar sin mayores contratiempos, las dos verdades que te confieso en seguida

    Nuestros padres se pusieron de acuerdo para concertar nuestro matrimonio, sin consultar con nuestros sentimientos. Por eso, en contra de mi voluntad, yo me casé contigo con un mes de embarazo. El padre de Isaac, al enterarse de mi actitud de obediencia y sumisión ante la imposición paternal, prefirió morir en un accidente, que más parecía un suicidio. Esa culpa, jamás la pude olvidar y cargué en silencio el castigo, orando con frecuencia en los templos para ayudar a la salvación de su alma y realizando acciones buenas en su nombre.

    Para ti, Jeremías, mi más profundo agradecimiento y reconocimiento, por haberle entregado todo tu cariño, tus desvelos y esfuerzos a Isaac, para que crezca con la convicción de haber disfrutado del afecto y la seguridad de un padre en un hogar digno.

    "Con referencia a la sortija, que es un legado familiar de inestimable valor espiritual; tuve que ordenar la fabricación, en secreto, de una réplica, para usar esa reproducción en forma diaria; mientras la original permaneció en un lugar seguro para evitar que pudiera ser objeto de robo o extravío. Junto con este mensaje, entrego esa sortija que conserva la tradición familiar a mi hermana Judith, para que ella se digne hacer cumplir mi promesa, colocando en manos de la novia, que Isaac haya escogido para su esposa. A él y a su futura compañera, les deseo toda la felicidad y la dicha más grandes, anhelando que vivan amándose, en un hogar lleno de comprensión y armonía. Desde el lugar donde me encuentre, les hago llegar mis bendiciones.

    Con mucho amor,

    Rebeca"

    El Juez concluyó la lectura de la primera carta, quedando visiblemente sorprendido, y también conmovido a la vez, procediendo a doblar el papel, para introducir en el sobre, con cierta dificultad, con los dedos temblorosos. Luego anunció:

    - Voy a proceder a dar lectura, el contenido del mensaje dirigido a Isaac Kushinsky, y que dice lo siguiente:

    Amado Hijo Isaac

    Las frases que contiene este mensaje, son para ti. No tuve la ocasión propicia, ni el valor de expresarlas directamente, como hubiera sido mejor; pero, al conocer la gravedad de mi enfermedad, y, la posibilidad próxima, de nuestra separación, sin reencuentro posible, no quise agregar mayores dolores, a los que ya estuvieron soportando, ni extender las angustias ocasionadas por mi culpa, y, preferí dejarte mis últimas palabras en esta carta, cuyo papel es insensible, a las circunstancias y al tiempo.

    Yo no tuve la suerte de escoger a la persona, que hubiera querido, para que me acompañe, en el camino de la vida. Esa decisión, la tomaron mis padres, invocando tradiciones y, costumbres culturales y familiares. Tuve que aceptar, con el dolor de mi alma, otro hombre, con quien traté de llevar, una aparente vida conyugal; pero sufrí todo el tiempo de mi existencia, y nunca pude olvidar, a quien amé con el corazón; y, tampoco me acostumbré, con la pareja que me asignaron. Mi hogar vivió de apariencias; pero en realidad, era un calvario sin final.

    Por esa amarga experiencia, te aconsejo que tú escojas, a la mujer que verdaderamente amas, para que seas feliz en tu vida, y, que tu hogar sea un lugar, donde reine, por siempre, la armonía y la felicidad.

    La sortija, que es la joya verdadera, heredada de mis abuelas, por la línea materna, está debidamente custodiada; y, será entregada, por mi hermana Judith, en la fecha que tú decidas formalizar, la elección de tu novia, que luego será tu esposa. Una réplica de ese anillo, como medida de seguridad, fue fabricado para mi uso diario

    Te ruego mantener la consideración, el respeto y el afecto de siempre a tu padre Jeremías, porque él se ganó, ese lugar de privilegio, y, te brindó todo el cariño, el cuidado y su tiempo, para que seas un hombre digno y honorable. No dejes de expresarle tu reconocimiento, porque no hay en el mundo, otra persona quien te quiera más que él. Conserva con dignidad mi bendición.

    "Tu madre que te adora,

    Rebeca."

    Después de terminar la lectura, de los emotivos mensajes, el Juez constató, la existencia de la sortija en el alhajero, y, dispuso que los sobres, sean entregados a cada uno de sus destinatarios; y, la sortija a la tía Judith, para que oportunamente, se cumpla la voluntad de la difunta madre Rebeca, en favor de su hijo Isaac.

    El Juez, dio por terminada la audiencia, desestimando la

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