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Los límites del infinito
Los límites del infinito
Los límites del infinito
Libro electrónico99 páginas59 minutos

Los límites del infinito

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Información de este libro electrónico

"Los límites del infinito es un ejercicio de liberación creativa, de retomar sin juicios o pretensiones la creación literaria. Crear destinos arbitrarios a cada uno de los extraños personajes, algunas veces fatales y perversos, y otras tantas redimirlos y elevarlos.

Son relatos contradictorios que funcionan como sencillas reflexiones de las emociones cotidianas, sin tener un hilo conductual este libro recoge las experiencias a veces melancólicas y otras esperanzadoras del autor a través de varios años."



IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 nov 2017
Los límites del infinito

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    Los límites del infinito - Felipe de la Borbolla

    © Felipe Martinez de la Borbolla.

    © Grupo Rodrigo Porrúa S.A. de C.V.

    Lago Mayor No. 67, Col. Anáhuac.

    C.P. 11450, Del. Miguel Hidalgo,

    Ciudad de México.

    (55) 6638 6857

    5293 0170

    direccion@rodrigoporrua.com

    1a. Edición, noviembre 2017.

    ISBN: 978-607-8550-21-0

    Impreso en México - Printed in Mexico

    Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio

    sin autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales.

    Características tipográficas y de edición:

    Todos los derechos conforme a la ley

    Responsable de la edición: Rodrigo Porrúa del Villar

    Corrección ortotipográfica y de estilo: Graciela de la Luz Frisbie y Rodríguez /

    Rodolfo Perea Monroy.

    Diseño de portada: Mauricio Castillo Pernas.

    Ilustración de portada: Felipe de la Borbolla.

    Diseño editorial: Grupo Rodrigo Porrúa S.A. de C.V.

    Lentitud

    Luisa decidió quedarse en la Ciudad de México, sus padres se marcharon a Mérida para vivir al nivel del mar, la altura era una amenaza para la salud de su madre, quien tenía una situación delicada.

    Sus padres tenían dos propiedades que rentaban, por lo que gozaban de una posición que les permitía vivir con mucho lujo en aquella ciudad.

    Luisa rentó un pequeño departamento cerca de su trabajo, lo cual le permitía moverse a todos lados en bicicleta o en transporte público. Tenía un pequeño balcón que daba a un parque, donde podía ver las copas de los árboles, así como a las personas que allí descansaban.

    Le gustaba leer. En ese departamento el sol entraba casi todo el día, por lo que tenía una temperatura siempre agradable, además, por la altura, casi no se escuchaban los ruidos de la ciudad.

    Luisa siempre fue tímida, algo insegura, tal vez por ser hija única o por algún misterio que esculpe la personalidad de manera diferente en cada persona. No tenía razón para ser tan cohibida, pues era bonita y graciosa, sin embargo, algo le impedía poder verse con toda realidad.

    Al cabo del tiempo, se aburrió., En su vida de trabajo no trataba con nadie pues siempre entregaba los reportes en el escritorio de su jefe, el cual estaba en juntas todo el tiempo, por lo que casi todas sus conversaciones eran por medio de un correo electrónico. Él siempre la felicitaba pues los reportes siempre estaban en tiempo y forma. Fuera de su jefe no convivía con nadie más. A veces miraba con asombro lo fácil que las demás personas convivían, ya fuera en el trabajo, en el parque o en el camino de vuelta a su casa.

    El aburrimiento y la soledad mantenían un paso firme, de poderoso hartazgo, por lo que Luisa, no pudo más que vencer sus miedos y empezar a vivir de otro modo.

    Sin embrago, para su sorpresa, no fue como ella lo había previsto. El vecino al que le sonrió desde lejos, la ignoró y no regresó la sonrisa. El ciclista que tantas veces se había cruzado con ella, casi la arroya cuando intentó detenerlo para preguntarle sobre algún problema falso de su bicicleta En su trabajo, la secretaria la dejó hablando sola y se fue a la sala de copias.

    Para la tarde, sus intentos amistosos llegaron a su fin, era demasiado doloroso sentirse rechazada una y otra vez, por cada persona que se cruzaba en su camino.

    Ya de noche, de regreso en su casa, se miró en el espejo, con un ojo crítico. Quería descubrir qué estaba mal en ella misma, y para su sorpresa descubrió que ahora era invisible.

    No sabía cuándo había sucedido esto.

    Mariano

    El infortunio lo acompañó desde su nacimiento, su padre murió por un disparo en un asalto a un microbús. Un pasajero, sacó una pistola y disparó contra el asaltante, él murió en el fuego cruzado…

    La madre murió a la hora del parto, lo cuidó su abuela en sus primeros años. Siempre vivió en la miseria y en una pobreza que ofendía. La abuela murió cuando Mariano tenía apenas 6 años.

    Mariano permaneció viviendo solo; el pueblo era tan pequeño que sobrevivía con los pequeños pagos que recibía por algunos servicios que realizaba en el pueblo. Sin embargo, todos se quejaban de que era muy lento, o que no hacía las cosas bien. Le pagaban más por un acto de vanagloria que por ganas genuinas de ayudarle.

    El pobre Mariano era desgraciado en muchos aspectos; su cara era asimétrica, de facciones accidentadas y voz chillante. Era impertinente en sus comentarios y al haberse criado de manera silvestre, era sumamente maleducado. Nadie quería estar cerca de él, se alejaban lo más pronto posible para no crear un vínculo y por lo tanto algún compromiso con tan miserable criatura.

    Apenas empezaba a oscurecer, y aunque todavía hubiera luz del día. Mariano se alejaba a toda prisa a refugiarse en la casa de su difunta abuela y pasar la noche solo,

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