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Los sueños de la eternidad en el tiempo
Los sueños de la eternidad en el tiempo
Los sueños de la eternidad en el tiempo
Libro electrónico128 páginas1 hora

Los sueños de la eternidad en el tiempo

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Con el tiempo, los seres humanos fuimos acumulando sueños y pesadillas. Ignoro si la eternidad es un anhelado sueño o una infausta pesadilla, pero volver a recorrer el camino que nos llevó a concebirla, quizás nos ayude a ver un poco más claro en esta nebulosa.
Desprender la idea de eternidad de la Teología cristiana es virtualmente imposible: nació con ella. Es sabido que entre los judíos no existe la superstición de una vida eterna.
Jahveh nunca prometió la eternidad a los hijos del duro desierto. Siendo una invención cristiana, esa aternidad nos señala los fundamentos sobre los que asienta la cristiandad, que están hechos de la misma piedra que sostiene la civilización occidental.
En esta parte (UNO) de esta obra nos aguardan los primeros concilios ecuménicos. Quizás, también, nos aguarde la fe que he perdido pero me consta que otros han sabido mantener.
He tratado de sobrevivir por medio del humor a las peores tormentas que amenazan la vida, que es un bien siempre acechado por el mal. No olvidé esa compañía del humor al iniciar esta travesía. No sé si este recorrido les será de utilidad, pero sé que el humor nos unirá un poco más cada día.
Para que ese humor no despertara sospechas, como siempre, me río de mí mismo. Sobran datos en mi malograda persona para hacerse un festín, quiero anticiparme a los demás en eso.
Ojalá todos y todas podamos ser un poco más felices el día de mañana. Y el mes que viene, si el salario alcanza.
Esto es una pequeña colección, éste es el ejemplar 1 de 3 (UNO)
Gracias.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento8 abr 2017
ISBN9781370483945
Los sueños de la eternidad en el tiempo
Autor

Alejandro Bovino Maciel

BOVINO, Manuel Alejandro DNI 12 440 404 Domicilio: Bmé Mitre 3712 (1201) CABA, Argentina Teléfono: (11) 49811791 Movil: (15) 62298054 Nacido en Corrientes, Argentina, en 1956. Médico Psiquiatra egresado de la UBA (Univ. Nacional de Buenos Aires), escritor. Trabajó 9 años junto al escritor Augusto Roa Bastos en Asunción, Paraguay. Docencia: enseño en la UCSA (Universidad del Cono Sur de las Américas) en Asunción, Paraguay, desde 1999. Cátedras de: Neuropsicología, Psicosemiología, Psicopatología, Semiótica del discurso publicitario. Dictó Carrera de Promoción de Agentes en Género e Igualdad" en la Universidad Nacional de Asunción con 2 cátedras a cargo: "Filosofía e Historia del Patriarcado" y "Psicopatología General". Libros publicados: 1) "La salvación, después de Noé", editado en Buenos Aires, en 1989. Cuentos y ensayos sobre temas de la Biblia. 2) "Los conjurados del Quilombo del Gran Chaco", en co-autoría con: Augusto Roa Bastos (por Paraguay), Omar Prego Gadea (por Uruguay) y Eric Nepomuceno (por Brasil). Libro de relatos sobre la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870) articulados en base a las observaciones realizadas en el teatro de operaciones por el cónsul británico y escritor sir Richard Francis Burton. Edit. Alfaguara, año 2000. Traducido al portugués por Edit. Record (de Brasil) con el título de "O livro da Guerra Grande) que va por la 2da edición en 1 año. 3) "El trueno entre las páginas". Libro de conversaciones con Roa Bastos sobre temas políticos, literarios, biográficos. Con prólogo de Vladimir Krysinski, de la Univ. De Montreal. 4) "Polisapo" cuento en co-autoría con Roa Bastos, va por 6ta. Edición en Paraguay, acaba de salir la edición en Ecuador (Edit Libresa) y España (Labericuentos) 5) "La Bruja de oro" nouvelle infanto-juvenil publicada en Paraguay este año, va por la 4da edición. 6) "Prostibularias-1" en co-autoría con otros autores paraguayos y argentinos. Editorial Servilibro, Paraguay, 2002 7) "Diários de um rei exiliado", novela sobre el viaje fantástico de João VIº de Brasil y Algarves, 1808 huyendo del avance de las tropas napoleónicas que invadían Lisboa. Editorial Landmark, Sao Paulo 2005 (en portugués) 8) "El señor es contigo", una investigación sobre Feminicidio en Paraguay, 2005 , en co-autoría con Gloria Rubin. 9) 20 poemas de humor y una canción disparatada, en co-autoría con Pepa Kostianovsky, Serviolibro, 2005. 10...

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    Los sueños de la eternidad en el tiempo - Alejandro Bovino Maciel

    TABLA DE CONTENIDOS

    Chapter 1 Reconciliaciones conciliares

    Chapter 2 Poder terrenal de los papas

    Chapter 3 La novela de las herejías

    Chapter 4 Los pecados de Santo Tomás de Aquino

    Chapter 5 Metafísica de los réprobos

    Chapter 6 Ética de la muerte

    Chapter 7 La eternidad pampeana

    PREFACIO 2017

    Hay dos perplejidades que me mantienen insomne a veces: el tiempo y el espacio. Son lo que el ilustre Kant llamaba formas puras a priori de la sensibilidad. Esto es, son un no ser, existen pero no son ontológicamente nada ya que al carecer de materia, como el espíritu, y sernos ajenos, como la santidad, ni siquiera nos autorizan a sumarle cualidades como hacemos cuando nos ornamos con virtudes que ni siquiera conocemos. Decía, el ínclito filósofo, que nuestro aparato sensorial y perceptivo necesita ubicar los objetos del mundo exterior en coordenadas de tiempo y espacio antes de darles entidad. Pero en su extenso libro, nunca nos dice qué cosa son esos misteriosos tiempo y espacio y eso que puedo jurarles que leí de cabo a rabo la Crítica con su colofón, prólogo, prefacio, índice, solapa, contratapa, portadilla, ex libris, referencias y hasta fecha de impresión.

    Pensemos un instante en una sirena. Nadie la ha visto pero tampoco podemos imaginarla sin trazar un instante (ahora, que la estamos mencionando) y un sitio en el que aparezca la sirena, aunque fuere el amplio espacio -parecido al vacío- del marco de nuestra mente. Vale decir, antes de pensar la sirena fue necesario pensar en un tiempo y un espacio. Por eso Mr. Kant los llamó acertadamente condiciones apriorísticas, porque deben estar antes que la percepción de la que son de algún modo, su molde. Suponiendo que aún estuviese vigente, el criticismo explica el fenómeno tal como sucede en el mundo exterior, pero deja libre nuestro mundo interior donde el tiempo generalmente es caótico, para no hablar del inconsciente donde la sucesión no existe tal como figura en almanaques y relojes. Siguiendo ese tortuoso recorrido trataré de avanzar en la inquisición del tiempo y el espacio. Si toda la ristra de filósofos y pensadores desde Parménides hasta la fecha consiguieron las respuestas que conocemos, imaginémonos yo.

    Lo más probable es que salgamos más confusos de lo que entramos; pero el camino, creo, vale la pena.

    El criticismo kantiano tuvo una vigencia inusitada en la epistemología, pero sus conceptos entraron en colapso con las teorías físicas del siglo XX.

    Nuestro escrito estará saturado de referencias religiosas y hasta teológicas; pero ¿a quién más recurrir si queremos hablar de cosas que no hemos visto pero son hipóstasis de espacio, (como el infinito) o del tiempo, (como la eternidad)? Únicamente el Cristianismo, al inventar la idea de vida eterna que nos ofrece en canje, pudo especular con tanta profundidad sobre los vericuetos del tiempo y los espacios que ocuparían las estancias de ultratumba como el Infierno, el Purgatorio o el ansiado Paraíso.

    Chapter 1

    RECONCILIACIONES CONCILIARES

    Según nos lo cuenta mi colega, el médico Lucas ref_1 , en los Hechos de los apóstoles el primer concilio se reunió en Jerusalén (Hechos, capítulo XV), el último, vigésimo primero, llamado Concilio Vaticano IIº, lo inauguró el Papa Juan XXIII el 11 de octubre de 1962. Entre uno y otro se forjó toda la teología occidental basada en la cristología de Pablo de Tarso, retocada por los Padres de la Iglesia, especialmente Agustín de Hipona y Tomás de Aquino. Dos mil años de cristianismo arribaron a la Iglesia actual.

    ¿Qué es un concilio ecuménico?

    Es una asamblea universal convocada por el Papa para resolver cuestiones doctrinales de la Iglesia católica. En su larga historia la Iglesia enfrentó preguntas que resolvió reuniendo al colegio de cardenales, patriarcas, primados, arzobispos y obispos de todo el mundo aún aquellos pastores sin rebaños, como los obispos titulares con diócesis en países infieles, por ejemplo, el obispo de Laponia o el de las islas Fidji. Toda esa noble asamblea es convocada por el Papa para analizar un orden del día que también propone el Sumo Pontífice para debatir artículos de fe. Sin embargo las conclusiones conciliares no son vinculantes, el Papa sólo las recibe a título consultivo ref_2 ya que la última palabra en temas de doctrina siempre la tiene el Papa, amparándose en aquella frase del Cristo cuando dijo a Pedro, el primer Papa: Yo te daré las llaves del cielo, todo cuanto atares en la tierra, atado será en el cielo; todo cuanto desatares en la tierra, disuelto será en el cielo ref_3 .

    En cambio el sínodo es un concilio de obispos para tratar dietas de orden práctico, las que necesitan de la anuencia del Papa para tener vigencia.

    Recorrer la historia de los concilios es asistir a los arduos debates teológicos, metafísicos y ontológicos que los sabios doctores de la Iglesia analizaron y discutieron con argumentos racionales a lo largo de la historia. Pasaremos por alto aquellos temarios conciliares que se limitaron a tratar cuestiones litúrgicas, políticas de la Iglesia o de la práctica cristiana y que están alejadas de nuestro interés centrado en el tiempo y el espacio, los sueños de la eternidad y las pesadillas que provocaron.

    Hace veinte siglos el cristianismo viene siguiendo las pistas de un crimen perfecto.

    El asesino es Dios.

    Aunque intentaron explicármelo párrocos, monseñores, diáconos y arzobispos, nunca conseguí comprender por qué razón Dios Padre haciendo morir a su Único Hijo de un modo infamante pudo purgar los delitos del vecindario.

    ¿Acaso sirvió de lección para el futuro?

    ¿Acaso pagó toda la deuda del pasado?

    La historia del Occidente a partir del primer siglo me desmiente la primera pregunta; que se indulte a Herodes de la matanza masiva de niños me alarmaría como respuesta a la segunda pregunta.

    Tengo fe que de nada sirvió.

    La misma Iglesia que dejó el finado resurrecto sembró el terror de la Inquisición, las Cruzadas y las guerras de religión cuando tuvo el poder en sus manos.

    ¿Para qué murió en la cruz entre dos delincuentes este pobre hombre?

    Nadie lo sabe.

    Repetimos sin pensarlo demasiado que esa sangre lavó los pecados.

    Nunca podré comprender el valor del asesinato para resolver las cuestiones pendientes: sólo la mafia y las dictaduras pueden pensar que matando a una persona se extingue un peligro.

    LOS SANTOS CONCILIOS ECUMÉNICOS

    La Iglesia es una institución piramidal que en la cúspide ostenta un Papa ref_4 pero los reveses de la teología necesitaron de la opinión de la colegiatura de obispos, que siempre fueron los pastores de la grey. Cuando el dogma entraba en turbulencias, el Papa convocaba una reunión de todos los pastores de la ecúmene, decretaba la sede del concilio y el temario que los prelados debatirían y eventualmente resolverían.

    Habiendo habilitado el panteón cristiano con un sinfín de dioses, semidioses, santos, apóstoles, hasta una familia semítica con abuelos, primos y tías adjudicados al Cristo; más el agregado de hordas de vírgenes y mártires que recibieron con sospechoso júbilo sus propias ejecuciones, en tiempos del Imperio romano, por medio de la espada, el asado, la crucifixión, el desollamiento, el hervor, la inedia y miles de modos más que refinaban gobernantes y emperadores para el suplicio de los abnegados héroes del cristianismo primitivo; todo ese abultado elenco mitológico produjo no pocas controversias doctrinales y litúrgicas que había que depurar por medio de discusiones.

    Tomando como ejemplo la primera reunión de pastores celebrada en Jerusalén en el año 49 d. de C. (relatada en los Hechos de los apóstoles del Nuevo Testamento como acabo de consignar) los sucesivos Papas fueron convocando estas reuniones destinadas a despachar cuestiones teóricas o prácticas del ejercicio cristiano. En este primer congreso del colegio apostólico se debatió acerca de la inclusión o exclusión de los sacramentos judíos en la nueva religión. El apóstol Thiago opinaba que los cristianos debían circuncidarse, respetar el sábado y evitar las comidas inmundas, como el cerdo.

    La digna asamblea, en cambio, opinó que se puede ser buen cristiano sin necesidad de exagerar estos rituales.

    PROTOCONCILIO DE JERUSALÉN

    El primer concilio al que los historiadores llaman número cero lo presidió el apóstol Simón Pedro y se reunió a instancias de Pablo de Tarso. Este protoconcilio de Jerusalén, (modelo de los concilios posteriores) figura en los Hechos de los apóstoles del Nuevo Testamento y se convocó para resolver una moción planteada por Santiago el Menor, uno de los doce apóstoles, quien pretendía imponer la circuncisión y las prácticas culinarias judías a los gentiles que se convertían a Cristo. La digna asamblea resolvió que para ser cristiano bastaba con abstenerse de comer carnes dedicadas a los ídolos y repudiar la poligamia. Nada de circuncisiones ni ayunos con panes ácimos. Y la cuestión fue resuelta: el cristianismo empezaba a olvidar que era un brote del judaísmo (como el Islam) y empezaba a generar su propia mitología y liturgia, como el Islam, también.

    No conviene seguir ahondando en sus conclusiones porque esta primera digna asamblea se abstuvo de analizar cuestiones cristológicas, metafísicas u ontológicas. Seguramente como apóstoles conocían

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