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Cómo hablar de alimentación y salud a los niños: Un libro de alimentación para niños... dirigido a los adultos
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Cómo hablar de alimentación y salud a los niños: Un libro de alimentación para niños... dirigido a los adultos
Libro electrónico265 páginas1 hora

Cómo hablar de alimentación y salud a los niños: Un libro de alimentación para niños... dirigido a los adultos

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Información de este libro electrónico

Como dice el subtítulo, se trata de un libro sobre alimentación para niños, destinado a los adultos. Una útil herramienta educativa para quienes deseen iniciar a los niños en las pautas de una alimentación y una vida saludables, a través de amenos y prácticos consejos y explicaciones.
A cargo de uno de los máximos especialistas en la materia a nivel nacional, este libro de fácil lectura y atractiva presentación ayuda a padres y educadores a resolver las dudas de los niños sobre cuestiones básicas de nutrición, consumo o higiene, y a explicarles la importancia de mantener una alimentación adecuada a cada edad para preservar su salud. Incorpora gráficos y tablas de gran utilidad para visualizar los principales conceptos, además de un apartado de recursos bibliográficos y electrónicos para ampliar los temas de mayor interés.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento30 jun 2016
ISBN9788415042709
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    Cómo hablar de alimentación y salud a los niños - Javier Aranceta Bartrina

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    Un buen comienzo

    Como padres, nuestra atención a la alimentación familiar debería quizá comenzar antes de la concepción de nuestro hijo. Deseamos tener un bebé y tenemos claro que, desde el punto de vista de una paternidad responsable, el estado nutricional previo de los progenitores determina un punto de partida muy importante. Con este comportamiento mejoraremos nuestros estilos de vida, pensando en aportar lo mejor de nosotros mismos al niño que va a nacer.

    Empezaremos por eliminar el tabaco, el alcohol y todas las sustancias estimulantes o tóxicas. Nos propondremos incrementar un poco más la frecuencia de actividad física y consumir alimentos de buena calidad. Muchas frutas, verduras y hortalizas de temporada; cantidades moderadas de pescados frescos, carnes bajas en grasa, legumbres, huevos ecológicos o camperos, cereales integrales, lácteos y frutos secos naturales.

    Nuestro equilibrio emocional y pensamiento positivo nos acercará a ese kilómetro cero con grandes perspectivas e ilusiones.

    En el embarazo

    Hoy nos han confirmado el embarazo. El ginecólogo ha elaborado la historia clínica de la futura madre con todos sus datos y antecedentes y le ha pedido una analítica completa para ver cómo están sus parámetros basales. En esta etapa lo más interesante es continuar con una alimentación equilibrada, rica en hierro, ácido fólico, calcio y otros minerales y vitaminas. En algunos casos será necesario tomar suplementos de ácido fólico o hierro, bajo la prescripción del especialista. Los suplementos de vitamina A y los alimentos que la contienen en gran cantidad (hígado y vísceras) no son aconsejables en el período de embarazo, porque pueden inducir efectos indeseables en el feto.

    Es importante evitar el consumo de carnes y pescados crudos, embutidos y otros alimentos que pudieran estar contaminados por falta de higiene. Conviene lavar adecuadamente todos los alimentos que se vayan a consumir en crudo (ensaladas y verduras) o que hayan sido manipulados previamente (queso fresco, fruta, etc.).

    En el perfil de la dieta, hay que seguir incorporando hidratos de carbono complejos (pan integral, arroz integral, pasta...), minimizando el consumo de dulces y bollería industrial, así como las carnes y productos con elevado contenido en grasas saturadas. El aceite de oliva virgen extra, los pescados y los frutos secos naturales pueden aportar los ácidos grasos esenciales necesarios para el correcto desarrollo del niño. Es necesario asimismo evitar el consumo de alcohol, tabaco y cualquier sustancia tóxica o agresiva de carácter alimentario o ambiental que pudiera repercutir en la salud del nuevo ser.

    Existe evidencia de que, a partir de la semana 24, el feto es capaz de percibir a través del líquido amniótico múltiples características organolépticas de los alimentos que consume la madre. Quizá durante este período comience la configuración real de las preferencias y aversiones alimentarias que van a condicionar de manera tan importante los hábitos alimentarios y el perfil nutricional de cada persona.

    En este sentido, sería posible afirmar que la educación nutricional vivirá su momento más importante en nuestros hábitos alimentarios durante el embarazo y en los posteriores 6-8 años de vida.

    Estos dos períodos de conversación con nuestro hijo, el período anterior a la concepción y el embarazo, son en este momento el punto de reflexión de los expertos en epigenética, nutrigenética y nutrigenómica, ya que existe la sospecha de que durante este período se puede poner en práctica con buenos resultados la llamada prevención temprana de las enfermedades crónicas.

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    Un aprendizaje metabólico que utiliza los alimentos, los nutrientes y el entorno ambiental como vehículo de conexión con la vida que se está gestando, y que contribuirá en buena medida a la expresión más feliz de sus potencialidades.

    En la lactancia

    Nuestro hijo ha nacido. Como nos habrán recordado nuestro ginecólogo, la matrona y el pediatra, la leche materna es el alimento ideal para el bebé. La comunidad científica está de acuerdo en recomendar, si todo va bien, la lactancia materna exclusiva durante los primeros 4-6 meses de vida, procurando mantener hasta los 12 meses algunas de las tomas diarias a base de leche materna.

    La leche materna no es solo un alimento completo, sino que es un flujo de comunicación entre la madre y su hijo desde el punto de vista nutritivo, inmunológico, termogénico y afectivo. Los niños alimentados al pecho tienen menor probabilidad de padecer obesidad, alergias alimentarias, asma y otro tipo de patologías crónicas en las etapas infantil y adulta.

    Es imprescindible cuidar al máximo esta comunicación, asegurando una correcta alimentación de la madre, con un esquema similar al que se ha comentado para la etapa del embarazo, incrementando el consumo de zumos naturales, de todo tipo de frutas de temporada, verduras y hortalizas frescas.

    En condiciones normales, si la madre sigue una dieta variada y equilibrada, no será necesario suministrar suplementos vitamínicos o minerales ni a la madre lactante ni al niño, excepción hecha de la dosis de vitamina K que le habrán aportado al recién nacido en el período posnatal inmediato.

    En el primer año de vida

    Al margen de estimular la lactancia materna y una correcta alimentación de la madre durante el período de lactancia, este primer año es importante para ir incorporando también nuevos sabores, nuevas texturas y nuevos alimentos, con una secuencia que nos recomendará puntualmente nuestro pediatra. La introducción de estos nuevos alimentos en la llamada fase de alimentación complementaria deberá ser especialmente cuidadosa en niños con padres que padezcan intolerancias o enfermedades alérgicas, o en niños que hayan manifestado previamente algún tipo de reactividad especial.

    Hasta los 3 años

    Los primeros tres años son una etapa de transición entre el crecimiento rápido en la fase de lactante y la etapa prepuberal. En este tiempo el niño va adquiriendo madurez en los procesos digestivos y metabólicos, y va evolucionando en las habilidades psicomotrices, avanzando en su autonomía para, por ejemplo, beber por sí mismo un vaso de zumo natural o llevarse autónomamente la comida a la boca con una cuchara de borde romo.

    Durante este período el niño se irá incorporando paulatinamente a la dieta familiar, que deberá ser equilibrada, evitando las malas prácticas respecto al consumo de dulces, grasas y alimentos con alto contenido en sal, y prescindiendo de técnicas culinarias complejas.

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    Nuestra comunicación con el niño consistirá en mostrarle, dejarle tocar y chupar previamente los nuevos alimentos que tenemos pensado ir introduciendo en su dieta; y ello con la máxima higiene y según las recomendaciones recibidas de nuestro pediatra. Esta toma de contacto irá seguida de una explicación divertida sobre el alimento o el nuevo plato que le vamos a preparar y su posterior aproximación con pequeñas cantidades para sondear su

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