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EL TUE - TUE DE VICHUQUEN
EL TUE - TUE DE VICHUQUEN
EL TUE - TUE DE VICHUQUEN
Libro electrónico160 páginas2 horas

EL TUE - TUE DE VICHUQUEN

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Es una novela de ficción, misterio, terror y policial, que acontece en el pueblo llamado Vichuquén , situado en Chile, séptima región. Hay muchas leyendas de los lugareños que cuentan que era un pueblo de brujas y brujos en el pasado, y algunos dicen que todavía, donde ellos celebraban sus "AQUELARRES", que significa reunión de brujas , . Existe aún hoy, una leyenda terrorífica en ese pueblo, sobre un ente llamado EL "TUE-TUE", que nadie sabe que es. En este pueblo, sucede una seguidilla de crímenes muy extraños y misteriosos, donde nunca antes hubo ni siquiera un robo, y así comienza todo, en base a la investigación de estos misteriosos y horrendos crímenes, que aterrorizan al pueblo de Vichuquén, luego al país , y a alguna otra parte del mundo, ya que incluso interviene el F.B.I, para resolverlos.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento26 jun 2013
ISBN9781466996007
EL TUE - TUE DE VICHUQUEN
Autor

Manuel Latrille Diaz

Mi nombre es Manuel Latrille Díaz, nací el 08 de Junio de 1944, en la oficina salitrera llamada "Peña Chica" y estuve allí hasta los 8 años, y luego vine al puerto de Iquique, hasta los 18 años en que vine a la Capital, Santiago de Chile a proseguir estudios superiores Universitarios. Empecé en la Literatura a los 17 años, escribiendo poemas y luego cuentos publicandos en revistas de La Sociedad de Escritores de Curicó, a la cual pertenezco. Ahora me me atreví a escribir novelas y es primera vez que publico una de ellas. Siempre he tenido buena crítica por mis obras literarias. Ojalá que sea así con esta novela.

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    EL TUE - TUE DE VICHUQUEN - Manuel Latrille Diaz

    EL TUE - TUE DE VICHUQUEN

    MANUEL LATRILLE DIAZ

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    © Copyright 2013 Manuel Latrille Diaz.

    All rights reserved. No part of this publication may be reproduced, stored in a retrieval system, or transmitted, in any form or by any means, electronic, mechanical, photocopying, recording, or otherwise, without the written prior permission of the author.

    Printed in the United States of America.

    ISBN: 978-1-4669-9599-4 (sc)

    ISBN: 978-1-4669-9600-7 (e)

    Trafford rev. 06/17/2013

    7-Copyright-Trafford_Logo.ai www.trafford.com

    North America & international

    toll-free: 1 888 232 4444 (USA & Canada)

    phone: 250 383 6864 ♦ fax: 812 355 4082

    - Buenas noches doctor Blanchard.

    - Buenas noches, enfermera Mardones.

    Luego de este sencillo saludo, el doctor Blanchard se dirigió a la sala donde todas las noches se cambiaba su ropa de civil por la de doctor y ya enfundado en su blanca bata, se dirigió hacia el pabellón de urgencias de aquel sencillo hospital de Licantén, pequeño pueblo que habla elegido para trabajar como médico, justamente por eso, por ser un pueblo pequeño y además tranquilo,donde podía dedicarse a curar enfermos, salvar vidas y además le quedaba tiempo para desarrollar su hobby preferido que era el de estudiar fenómenos paranormales, sucesos esotéricos y leyendas de toda clase que corrían de boca en boca como secreto a voces, entre los lugareños.

    Era, el doctor Blanchard. un hombre de 26 años, de tez-blanca, ojos de color verde claro, pelo castaño, de rostro ovalado y con una nariz un poco más larga que lo normal pero, bien perfilada y con una estatura que sobresalía entre los habitantes de aquel pueblo, ya que media 1,90 metros y su peso no excedía de 75 kilos. Esto se explicaba, seguramente porque su padre era un ciudadano francés, avecindado desde su juventud en Chile y venido como otros tantos Europeos quizás en busca de mejores oportunidades de vida, a esta América morena. Aquí, este francés se había acostumbrado al país y se casó con una mujer chilena con la cual tuvo un único vástago, Jacques Blanchard González, que era el nombre completo de este doctor.

    Quien lo había saludado era la enfermera Mardones, mujer muy hermosa, de grandes ojos café claro, y una estilizada figura que era trasladada de un lugar a otro por un par de hermosas y torneadas piernas. Ellos se encontraban todas las noches, ya que ambos habían elegido el turno de noche para .trabajar en aquel hospital, donde casi nunca sucedía nada extraordinario, salvo uno que otro parto nocturno o los resfríos de las guaguas en invierno y las diarreas por infecciones intestinales en verano.

    Licantén es un pueblo situado en la zona central de Chile, más exactamente en la séptima región del país, llamada también región del Maule, en el camino que une la ciudad de Curicó, una de las cuatro grandes ciudades de la región, con la zona costera, donde está enclavado el balneario llamado Iloca y otros lugares costeros como el puerto llamado LLico, la caleta Duao, el pueblo de Vichuquén, Etc.

    Cerca del puerto de LLico existe el ya nombrado pueblo de Vichuquén, donde hay un hermoso lago que aparte de su belleza, tiene una especial particularidad ya que fue escogido como lugar de veraneo por las familias más adineradas de Chile, las cuales empezaron a comprar allí, terrenos a los lugareños que estaban ribereños al lago y a construir en esos terrenos sus mansiones, transformándose el sencillo pueblo de Vichuquén, en zona turística por excelencia pero, para los que poseían mucho dinero para comprar esos terrenos ya que la plusvalía de ellos se elevó a costos siderales.

    La enfermera Mardones, aparte de ser la ayudante del doctor Blanchard, se había fijado en él también como hombre y le gustaba mucho, aunque Blanchard no daba muestras de fijarse en ella más que como su enfermera auxiliar. Aun así, como se encontraban a diario pasaban muchas horas conversando ya que, como está dicho. poca gente llegaba a la urgencia del hospital y el doctor le hablaba y le hablaba a la enfermera de sus estudios sobre los fenómenos paranormales y los asuntos esotéricos que a él tanto le interesaban. Ella escuchaba como una dedicada alumna pero más le interesaba su compañía como hombre y se hacia ilusiones, imaginándose paseando ambos tomados de la mano. dándose miradas románticas y que la estrechaba entre sus brazos besándola apasionadamente .Por eso divagaba a diario y soñaba con el instante que le hiciera una proposición como invitarla a comer, a tomar una copa o simplemente a charlar y que luego le hiciera una insinuación de tipo romántica amorosa.

    Al doctor Blanchard le había intrigado sobremanera la leyenda de los lugareños, sobretodo la gente de Vichuquén, sobre el Tué-Tué, y en estos días estaba dedicado a averiguar sobre qué podría haber de cierto y concreto en esta leyenda, ya que los habitantes de Vichuquén lo contaban como algo absolutamente real y verdadero y les invadía un temor pánico el hablar sobre ello y evitaban a como diera lugar a los que querían averiguar sobre el tema, como fuera. Blanchard se basaba en el hecho de que, por lo general, por lo que había estudiado e indagado, todo tipo de leyendas por extrañas e increíbles que parecieran, tenían un fondo de verdad y de algún modo, en su fuero interno, estaba convencido que esta historia del Tué-Tué, no era la excepción, y aunque nadie quería hablar sobre ello, él estaba dispuesto a desentrañar este misterio y sacarlo a la luz de la verdad como fuera.

    El pueblo de Vichuquén es una pequeña localidad ubicada entre cerros y bosques de pinos, amén de muchísima vegetación de todo tipo, con sus calles cubiertas de polvo, ya que allí aún no ha llegado el progreso del pavimento o el asfaltado. Los habitantes del pueblo, son gentes dedicadas a faenas agrícolas en forma preponderante, y en menor escala a la pesca en el lago Vichuquén, de donde extraen peces tales como truchas salmones y/o pejerreyes. Así, transcurre la vida apacible y tranquila de los habitantes de Vichuquén, sobresaltada, sólo de vez en cuando por el Tué-Tué que según ellos dicen, pasa volando por encima de sus casas con su canto estridente y repetitivo, pero muy claro: Tué, Tué, Tué, Tué , especialmente en las noches de los días Martes y Viernes, lo que hace que estas sencillas gentes se sobrecojan de miedo, encerrados en sus casas mientras un sudor frío les recorre todo su cuerpo y rezando incesantemente para que el Tué- Tué se vaya y los deje tranquilos y además, no les haga daño.

    Contrastando con esta leyenda tan particular y terrorífica, el lago Vichuquén es un lugar paradisíaco, de una belleza extraordinaria, con sus mansas aguas y su entorno de exuberante vegetación, donde se respira una increíble paz y allí el Ser Humano puede refugiarse para admirar la naturaleza en todo su esplendor, sentirse parte de ella y encontrarse a sí mismo. Viven en él gran cantidad de hermosísimos cisnes de cuello negro que nadan majestuosos sobre sus aguas.

    Este lugar de tan particular belleza era aprovechado sólo por la gente que habitaba ese lugar y tomado en forma absolutamente natural como su entorno y su hábitat, donde les había tocado nacer y desarrollar su vida. Para ellos, eso era el pueblo de Vichuquén y el lago homónimo, su hogar, su casa. Pero, este lugar tan apacible y hermoso, no podía pasar inadvertido para otras gentes de otros lugares del país y así fue que un día cualquiera, sin decir agua va, decidieron hacer de él su lugar de veraneo y descanso y empezaron a comprar terrenos a los Vichuqueninos, en las riberas del lago, y allí fueren construyendo sus casas con su respectivo muelle artesanal en la porción que les correspondía del lago, a los terrenos que habían comprado.

    Estas gentes tenían, por así decirlo una particularidad muy especial, en el contexto de lo que es la sociedad humana, ya que todas eran de grandes recursos económicos. Millonarios dueños de grandes empresas comerciales o industriales, profesionales cuya profesión les permitía ganar mucho dinero, y también gente del espectáculo artístico tales como cantantes, animadores y directores de canales de televisión, actores de teleseries, dueños de agencias de publicidad etc. En resumen, el lago Vichuquén se llenó de casas, cual más, cual menos, de gran lujo. Verdaderas mansiones, para brindar a estas personas todas las comodidades que el dinero puede ofrecer, ya que sí lo poseían con largueza, contrastando estas mansiones con las humildes casas de los lugareños oriundos de Vichuquén, en una pintoresca muestra difícil de entender de buenas a primera.

    Pero, conjuntamente con construir sus casas en la riberas del lago, los afuerinos trajeron consigo también la vida de las grandes urbes a este lugar y así, el pueblo de Vichuquén se llenó de automóviles de las mejores marcas mundiales, de motos de paseo y competición y además, de lugares nocturnos donde estos trasplantados de verano, satisfacían sus deseos de bailar sin límite y beber de la misma manera. Pero, a. pesar de todo, eran gentes muy tranquilas.

    Los Vichuqueninos, al principio, miraron esta invasión no solicitada que les cayó encima, con muy malos ojos y no les gustó para nada esta ciudad veraniega que los sacaba de su pequeño paraíso, pero al pasar un tiempo, empezaron a darse cuenta que esto podía reportarles beneficios, ya que estos ciudadanos eran todos ricos y dejaban gran cantidad de dinero en el pueblo, con el consumo efectuado allí para satisfacer sus necesidades. Además, ocupaban para trabajar con ellos a gente de Vichuquén en sus casas, generalmente un matrimonio en que ella se desempeñaba como asesora del hogar y él como mayordomo y mozo, por una paga más que buena, ya que por ser muy millonarios estos empleadores, no se fijaban en gastos si se trataba de pasarlo bien, liberando las tensiones, las preocupaciones y el cansancio acumulado durante un año de trabajo en la jungla de cemento, vidrio y acero que es la gran ciudad y además este trabajo duro en los meses estivales. para los lugareños contratados en estas mansiones se tornaba placentero y aliviado en los meses de otoño e invierno, en que todo este enjambre foráneo ponía fin a su invasión veraniega, volviendo cada cual a su ciudad y los empleados se dedicaban sólo a labores de mantenimiento de las casas,

    Esa noche, el doctor Blanchard, llegó más temprano que de costumbre a su lugar de trabajo en el hospital de Licantén, ya que se había levantado casi al mediodía y luego de almorzar, habíase dedicado a caminar por el pueblo, conversando con gentes que encontraba a su paso y que, en su mayoría, eran conocidos o conocidas de él, preguntándoles Blanchard, sobre el tema del Tué-Tué que a él le intrigaba sobremanera. Las respuestas ya las conocía de memoria: No sé, No tengo idea, No se meta con eso, "Dios mío, no pregunte por eso, Etc. etc. aunque en su interior siempre albergaba la esperanza de que alguien le diera alguna luz sobre el asunto. Ante estas respuestas, reía comprensivamente y seguía su camino, pensando que ya llegaría el día en que averiguaría sobre quien o donde podrían tener información sobre este asunto tan extraño y a la vez tan hermético.

    Así, lo sorprendió la hora, ya entrada la tarde y se dirigió al hospital, dispuesto a encontrarse con Jacqueline, ya que ese era el nombre de pila de la enfermera Mardones, para conversar con ella, entre paciente y paciente, sobre estos asuntos extraños que le quitaban el sueño, ya que era la única que demostraba algún interés en esto. Pero, ese día no pensaba sólo en conversar estos temas con Jacqueline, porque se había dado cuenta que ella tenía un cierto interés en él como hombre y a Blanchard también le agradaba ella como mujer, más allá de la enfermera y la alumna que aprendía sobre temas esotéricos y paranormales , y había decidido hacerle una invitación para la noche siguiente, que era la que tenían libre ambos en el turno, para invitarla a Vichuquén a cenar, conversar sobre ellos y luego ir a bailar en algún lugar nocturno de los que allí habían para el efecto, en esta época de verano. Así, son diarias la posibilidad real de convertir a Jacqueline en su pareja y tenerla más cerca como mujer, y a la vez como compañía en sus averiguaciones sobre el Tué-Tué, más allá de su trabajo diario.

    Se encontraba embebido en estos pensamientos, cuando llegó Jacqueline a hacerse cargo del turno y al verla Jackes, se levantó del lugar donde estaba sentado y se dirigió hacia ella.

    - Hola Jacqueline, cómo has estado, te doy las buenas noches y 1a bienvenida a otra jornada nocturna juntos.

    - Hola doctor Blanchard, o debo decir sólo Jackes, respondió ella con cierta picardía y con una coqueta sonrisa que dejó entrever sus blancos y perfectos dientes. Respondiéndose luego a sí misma, yo creo que sí, ya que llevamos bastante tiempo juntos y tú me acabas de llamar y saludar por mi nombre, qué te parece.

    Ante esto, el doctor Blanchard, no pudo menos que sonreír y pensar que estaba en buen camino, ya que ella le daba la confianza y a su vez, le pedía la suya para ser algo más que enfermera y doctor en la posta de urgencia del hospital de Licantén, lo cual le pareció muy atractivo y contestó:

    - Por supuesto que sí Jacqueline, me puedes decir Jackes y a la vez tutearme, ya que yo haré lo mismo contigo y por el tiempo que llevamos juntos aquí, ya era hora que esto sucediera. A propósito de hora, me parece que ya debemos ir a nuestros puestos

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