NUEVA ORLEANS HECHIZO SUREÑO
Las avenidas de Nueva Orleans están delimitadas por unos curiosos árboles. Sus gruesas raíces se clavan en las aceras y las moldean a su gusto; sus troncos sostienen el cansancio de quienes esperan al tranvía; y de sus ramas cuelgan (aquí viene lo curioso) cientos de frutos extraños de color verde, morado y oro, perfectamente redondos y unidos entre sí en hileras monocromáticas.
Estos frutos proliferan en cualquier parte: desde los cables del tendido eléctrico hasta las barandillas de los balcones. Requiere algo de atención darse cuenta de que, en realidad, se trata de unos larguísimos collares que cuelgan de todas las aristas elevadas de la ciudad. Son los restos de Mardi Gras, la fiesta grande de Nueva Orleans, que cada Carnaval se llena de disfraces imposibles y carrozas megalíticas. Desde ellas se lanzan estos collares, que simbolizan justicia, poder y
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