eticia Felgueroso, nacida en 1963 en Madrid, es escultora y fotógrafa. Licenciada por la Universidad Complutense de Madrid, se formó junto a dos grandes fotógrafos: Ouka Leele y Ana Laura Alaez. Su obra fotográfica es muy variada pero unida por una composición refinada, una atmósfera casi surrealista y una poesía poderosa. Por ejemplo, está la serie , donde un objeto se asienta en una habitación vacía, abierta al exterior, o la serie , donde moderniza la naturaleza muerta. Sus fotografías urbanas están marcadas por un cromatismo vibrante. Están llenas de detalles pero La fotografía fue realmente lo que me enganchó en primero de carrera cuando elaboramos una cámara estenopeica. Ya no quise hacer otra cosa. Por otro lado, llegué a la escultura a través de una optativa porque había que elegir, aunque la pintura también me gustaba mucho. En el ámbito de la fotografía comencé a trabajar bodegones con semillas, y me di cuenta de que todo lo que había estado explorando en escultura, especialmente en términos de forma y composición, se reflejaba de alguna manera en esos bodegones. Es como si estuviera creciendo algo significativo. En esa experiencia, pude apreciar plenamente la conexión entre la escultura y la fotografía, lo cual resultó fascinante. Mi pasión real estaba en la fotografía, aunque, pasaba la mayor parte del tiempo dedicándome a la escultura. Solía pintar sobre fotografías. Mi interés por la fotografía comenzó mucho antes de ingresar en Bellas Artes. Al principio, fotocopiaba las portadas de los discos que me gustaban y luego las coloreaba a mi gusto. Más tarde, empecé a trabajar con fotografías en blanco y negro, añadiendo mi toque artístico mediante la pintura. Experimenté con fotomontajes, lo cual resultaba tedioso en el proceso analógico, especialmente al agregar detalles como zapatos. Sin embargo, buscaba lograr lo que ahora puedo hacer fácilmente en digital: fusionar la pintura con la fotografía. Antes, mis posibilidades eran limitadas, pero ahora tengo la libertad de crear lo que desee. En la edición, lo que suelo hacer es ajustar los canales de color. Por ejemplo, coloreo las sombras para convertirlas en luces utilizando un canal específico. Todo este proceso es bastante laborioso, pero es esencial para lograr el efecto deseado. A veces, en una foto nublada, añado luz solar, mientras que en una foto soleada, puedo oscurecer el cielo. En el proceso, descubro imperfecciones que terminan añadiendo un toque de autenticidad, reflejando así la naturaleza misma de la vida. En mi trabajo, la mayoría de las veces, excepto en las fotografías de Madrid, trabajo en color. La mayoría de mis obras son composiciones de varias fotografías, donde combino elementos para crear una imagen única. Otras veces, encuentro objetos interesantes mientras tomo fotos y decido incluirlos en mis composiciones, incluso si inicialmente no tenía un propósito específico para ellos. No lo sé con certeza. Las influencias que me inspiran y las cosas que me gustan son diferentes. Por ejemplo, me fascinan los pintores expresionistas alemanes, pero cuando me siento a trabajar, lo que surge no tiene nada que ver con eso. Es como si estuviera navegando a ciegas. Supongo que es parte del proceso creativo: experimentar de manera intuitiva y seguir adelante, dejando que las ideas fluyan. A veces, lo que resulta no es lo que esperaba o planeaba, pero es lo que sale en ese momento. Es un proceso de prueba y error constante. Algunas personas definen mi estilo como onírico, pero personalmente no me identifico con ello. Sin embargo, tiene sentido que algunas de mis creaciones puedan percibirse como surrealistas, ya que a menudo trato con elementos que no tienen una existencia tangible. Es una perspectiva interesante que no había considerado antes pero, al escucharla, puedo ver su validez. En cierto modo, mis obras podrían considerarse invenciones, aunque no suelo pensar en ellas de esa manera consciente. No, en realidad solo atravieso periodos difíciles en los que me siento en transición. Es cierto que trabajo en una variedad de proyectos, pero a menudo me sumerjo en temas que continúo explorando de manera residual. Por ejemplo, en los bodegones, las escenas de Madrid, las composiciones con esferas, entre otros. Durante esos momentos de transición, cuando siento que no estoy progresando en algo nuevo, recurro a proyectos más familiares. Si no estoy en ese estado de ánimo, no siento la necesidad de forzarme a trabajar, especialmente porque trabajo desde casa y no tengo restricciones de tiempo impuestas por un lugar de trabajo externo.
