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Ladrones de tiempo: cómo vencer los enemigos de la buena y larga vida
Ladrones de tiempo: cómo vencer los enemigos de la buena y larga vida
Ladrones de tiempo: cómo vencer los enemigos de la buena y larga vida
Libro electrónico278 páginas3 horas

Ladrones de tiempo: cómo vencer los enemigos de la buena y larga vida

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Información de este libro electrónico

¿QUIERES DE VERDAD TRABAJAR DURO, SER PRODUCTIVO Y PROGRESAR EN TU VIDA, PERO SIENTES QUE ALGO TE DETIENE?

Es de lo más normal, sobre todo en el mundo actual lleno de distracciones por doquier, y tan solo a un clic de distancia.
Hay ladrones que están robando tu tiempo.
Algunos son internos: falta de disciplina, distracciones constantes, incapacidad para enfocarte; otros son externos; Internet, redes sociales, series, películas, videojuegos en línea.
Pero eres tú quien tiene la capacidad, la voluntad independiente de decidir no sucumbir a estos ladones de tiempo. Primero debes conocerlos y luego saber cómo vencerlos. Eso es lo que aprenderás en este libro, además de:
Saber cuál es el ladrón de tiempo no 1.
Porque tu propia forma de pensar puede hacerte perder mucho tiempo.
Conocer la cantidad exacta de horas que pierdes mirando la televisión o en Internet, y cómo solucionarlo.
Todo aquello que te quita tiempo y salud sin que te des cuenta.
La relación entre el uso que haces de tu dinero y tu tiempo.
El efecto negativo de las malas relaciones interpersonales.
Y mucho más.

Si sigues los pasos que propongo en esta obra, podrás retomar el control de tu vida en todas las áreas: tu salud, tu mindset o forma de pensar, tus finanzas y tus relaciones más significativas.
¡LEELO YA Y NO TE OLVIDES DE DEJAR UN COMENTARIO!

SOBRE EL AUTOR
Mi nombre es Nicolás Sánchez Isame, pero escritor por vocación, y apasionado de la productividad y el desarrollo personal.
Un día me pregunté: «¿por qué algunas personas tienen tanto éxito mientras que otras viven inmersas en la mediocridad?». Esta sola pregunta me llevó a más de cinco años de estudio sobre el desarrollo personal y la productividad.
He decidido compensar y compartir todo lo que aprendí en la Colección Controla tu Tiempo.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento9 sept 2023
ISBN9798215001721
Ladrones de tiempo: cómo vencer los enemigos de la buena y larga vida
Autor

Nicolás Sánchez Isame

Nicolás Sánchez Isame es arquitecto de formación pero apasionado de la productividad y el desarrollo personal. A principios de 2015, siendo ya un destacado estudiante de Arquitectura y Urbanismo, sufre una de las perores crisis de su vida: comienza a padecer Cefalea Crónica Diaria. Esta patología le impide casi por completo continuar con sus estudios universitarios, y su carrera queda interrumpida por casi dos años en los que padece dicha enfermedad. No obstante, el autor aprovecha esos dos años para, en la medida de sus posibilidades, comenzar a leer libros de autoayuda y desarrollo personal. Una vez superada esta dura etapa de su vida, en 2017, retoma sus estudios universitarios y se gradúa en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad Nacional del Litoral dos años después. Luego de unos meses de duelo a principios de 2019 - ya que su padre había fallecido en noviembre de 2018 -, una vez recuperado el ánimo y el entusiasmo, toma una inesperada decisión: escribir su primer libro. Actualmente, Nicolás ya tiene cinco libros escritos, está escribiendo otro y tiene el deseo ardiente de escribir muchos más.

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    Vista previa del libro

    Ladrones de tiempo - Nicolás Sánchez Isame

    GRACIAS POR COMPRAR ESTE EBOOK

    ¡Felicidades! Al adquirir este libro, has dado el primer paso para conocer cuáles son los ladrones que más tiempo te están robando. Me encantaría conocer tu opinión luego de que lo leas. Te invito a que me dejes un comentario en la plataforma donde lo hayas adquirido. Tu comentario me ayudará a mejorar el contenido, a darle más visibilidad dentro de la plataforma y, en definitiva, en llegar y ayudar a más personas.

    Si has comprado esta obra en formato ebook y te interesa tener los ejercicios de cada capítulo, no dudes en escribirme a mailto:contactonicosais@gmail.comy con gusto te los enviaré en un archivo PDF listo para imprimir. Por supuesto, si tienes alguna duda, consulta o sugerencia, por favor házmela llegar a la misma dirección y estaré encantado de contestarte.

    Vuelvo a agradecerte y felicitarte por dar el primer paso para recuperar el tiempo que los ladrones que voy a compartirte en esta obra te han estado robando.

    PEDRO Y EL CONTRATO CON LA DAMA DE NEGRO

    La muerte no se teme, si se ha vivido sabiamente.

    BUDA

    Aunque parecía un fin de semana como cualquier otro de su vida, este era diferente: sus padres se habían ido de viaje y Pedro (1) se quedaba solo en casa. Típico de su edad, hizo lo que muchos adolescentes hubiesen considerado divertido ante dicha situación: organizar una fiesta con muchos amigos, amigas, alcohol y drogas.

    No obstante su falta de disciplina para lo verdaderamente importante, esta vez sí se tomó en serio la organización festiva: limpió la casa de pies a cabeza, ordenó los muebles y la dejó impecable. Sin duda alguna, Pedro quería causar una muy buena primera impresión, ya que desde niño necesitó de la validación externa para sentirse bien, sin saber que esos deseos eran, en realidad, anhelos de su ego. Un ego que crecía más y más, inversamente proporcional a su verdadero valor como persona.

    Ya con el sol acariciando el poniente, los primeros amigos arribaron a su - por ahora - pulcra y limpia casa. Rodrigo, Sebastián y Andrés, los peores alumnos de la escuela, fueron los primeros en llegar, denotando un comportamiento totalmente opuesto al que tenían en el colegio. Junto con Pedro, los cuatro conformaban una banda que los profesores habían calificado como La Pesada. Y allí estaban, con un fin de semana por delante en una casa sin autoridad paternal.

    Llegada la noche, comenzó a llegar una considerable cantidad de chicos y chicas de la misma edad de Pedro. La fiesta comenzaba.

    La noche fue una completa locura; música a todo volumen, alcohol y drogas por doquier, chicos y chicas borrachas a más no poder. Un descontrol total.

    Pero, ya para las seis de la mañana, la pulcritud que la casa mostraba tras bambalinas al comienzo de la noche había desaparecido casi por completo. Paredes manchadas con vino y colillas de cigarrillo, muebles deslucidos y desordenados, cortinas cortadas y baldosas inundadas de huellas masculinas y femeninas conformaban el opaco paisaje doméstico. La fiesta había terminado, la limpieza no.

    No obstante, Pedro se encontraba muy cansado, tanto por ser el anfitrión de la fiesta como por la amalgama de bebidas y drogas que había consumido. Por ello, decidió acostarse y ordenar la casa luego de unas buenas horas de sueño.

    Domingo, el primer encuentro

    Pedro se levantó completamente exhausto a las 2 pm en punto. Bajó a la cocina y almorzó unas porciones de pizza y algunos sándwiches que habían quedado de la noche anterior, e inmediatamente después de comer, comenzó a arreglar el desorden que había quedado de casa, una ardua tarea que le llevó más de tres horas.

    Ni bien terminó su tarea, se fue a bañar para relajar un poco el cuerpo. Se tiró en la bañera por unos largos minutos. Aún se sentía un poco aturdido por todo lo que había consumido durante la fiesta y un sentimiento comenzaba a apoderarse de él: la tristeza.

    Pedro no sabía por qué, pero cada vez que pasaba la exaltación y el júbilo ante una situación excitante como una fiesta o alguna travesura, luego se sentía vacío. Era como un péndulo: un día estaba en la cima y al otro en un pozo que cada vez iba siendo más y más profundo, y que hacía que cada nueva experiencia debiera tener niveles más altos de placer instantáneo. Pedro había caído en una espiral descendente.

    De repente, sintió el sonido del timbre. Le pareció muy extraño, ya que no esperaba ninguna visita un domingo por la tarde. Bajó enseguida y abrió la puerta. Quedó totalmente sorprendido.

    Una mujer de unos cincuenta años, vestida íntegramente de negro y de una belleza fuera de lo común, estaba al otro lado de la puerta.

    - Hola, buenas tardes – dijo Pedro, con cara de suma extrañeza.

    - Buen día, ¿tú eres Pedro? – preguntó la mujer.

    - Sí – dijo Pedro con cara de mucha más sorpresa - ¿Cómo sabe mi nombre? –

    - Eso no importa. ¿Me dejas pasar? - preguntó la mujer que ya tenía la mitad de su bota derecha dentro de la casa.

    - Si no queda otra… - dijo Pedro.

    La mujer entró parsimoniosamente por la casa, como si la conociese de toda la vida; parecía la propia dueña de la residencia. Se dirigió sin pedir permiso a la sala de estar, se sentó en uno de los sillones y dejó una carpeta que tenía en sus manos sobre la mesa ratona. Luego, hizo una seña a Pedro para que se acercara.

    - Siéntate – le dijo, en un tono autoritario pero amable a la vez. Pedro asintió y se sentó justo en frente de la mujer.

    - Este es tu contrato - dijo la misteriosa mujer mientras sacaba una delicada hoja blanca de la carpeta que había dejado sobre la mesa.

    - ¿Contrato de qué? – preguntó Pedro que estaba cada vez más asustado por la extraña situación.

    - Mira Pedro, no tengo mucho tiempo por hoy. Solo quiero decirte que este es tu Contrato de Vida. Guárdalo muy bien porque la próxima vez que nos veamos lo vas a necesitar, porque te lo voy a pedir. No voy a decirte lo que tienes que hacer con tu tiempo porque es parte de tu vida, lo único que voy a sugerirte es que no lo desperdicies – dijo la mujer haciendo énfasis en las últimas tres palabras, y prosiguió sin dejar hablar a Pedro.

    - Y recuerda una última cosa: solo tienes una vida, al menos en esta existencia, procura darle un sentido, procura que valga la pena.

    Y justo cuando Pedro abría los labios de su boca para hablar sonó la bocina de un auto en el exterior de la casa.

    - Me tengo que ir. Te dije que tenía poco tiempo, pero tú tienes bastante. Nos vemos en unas cuantas décadas. Por cierto, soy la Dama de Negro –.

    La misteriosa mujer se paró, abotonó su elegante saco negro, tomó la carpeta de cuero donde estaba el contrato y dejó éste en el centro de la mesa. Luego se dirigió hacia la puerta y sin siquiera mirar hacia atrás salió de la casa.

    Pedro tomó enseguida el contrato y se levantó para ir a interrogar a la Dama de Negro, justo cuando ésta había cerrado el picaporte de la puerta de entrada. Cuando Pedro por fin llegó a abrir la puerta se quedó estupefacto: no había nadie. Miró por todo alrededor y no encontró ni una sola pista. Estaba aterrado.

    No obstante, volvió a entrar a la casa y fue hasta la sala de estar. Se sentó y examinó el contrato que le había dejado la Dama de Negro. Quedó aún más sorprendido. El contrato era una como el siguiente:

    Pedro lo examinó, intentó buscar marcas de agua a contraluz, pero no halló nada. Sin embargo, solo recordó dos cosas: el énfasis que había puesto la Dama de Negro cuando dijo no lo desperdicies y el hecho de que le mencionara que volverían a verse en unas cuantas décadas. ¿Qué era todo esto?

    Pedro estaba sumamente confundido.

    De repente, el timbre sonó una vez más. Pedro no sabía si llamar a la policía o esconderse, se quedó petrificado. La puerta se abrió… Eran sus padres que habían vuelto del viaje de fin de semana. De inmediato subieron a la habitación, pero, antes de hacerlo, le preguntaron a Pedro cómo lo había pasado y si había habido alguna novedad. Pedro mintió y dijo que no, que había estado todo normal. Pero sabía que no había sido así.

    INTRODUCCIÓN

    El ayer es historia, el mañana un misterio, pero el hoy es un regalo.

    Por eso se llama presente.

    MAESTRO OOGWAY a PO,

    Kung Fu Panda

    El tiempo es, sin duda alguna, lo más valioso que tenemos en nuestras vidas. Es un bien finito y no renovable, y por ello es que debemos cuidarlo y otorgarle el verdadero valor que tiene.

    Si el tiempo es lo más valioso que tenemos, sería lógico aprovecharlo al máximo por un lado y, por el otro, no permitir que nos lo roben. Debemos protegernos de los Ladrones de Tiempo.

    Lo peor de todo es que, en la sociedad moderna, estos ladrones de tiempo están por doquier y muchas veces ni siquiera nos damos cuenta; otras veces sí somos conscientes, pero el carácter adictivo de estos malhechores hace que sucumbamos ante ellos y nos sea muy difícil salir de esta negativa influencia.

    Pero la batalla no está perdida. Es mucho lo que podemos hacer para protegernos. Es tanto una cuestión interna como externa; depende tanto de nuestras actitudes y nuestros comportamientos (nuestro mundo interno) como de la forma en que nos relacionamos con las demás personas y la forma en la que manejamos los recursos y herramientas que necesitamos para vivir (nuestro mundo externo).

    El propósito de este libro es justamente ese: aprender cómo protegernos de estos ladrones de tiempo, evitar que nos quiten nuestra mercancía más preciada y poder vivir libres en un mundo de esclavos.

    Capítulo 1

    EL LADRÓN DE TIEMPO N° 1

    Cortados por la misma tijera

    La calidad de vida y el tipo de persona en que nos convertimos cambian sustancialmente cuando aprendemos a distinguir entre las emociones baratas y las recompensas significativas y duraderas.

    EPICTETO

    Ladrón: que hurta o roba.

    Robar: tomar para sí lo ajeno.

    Tiempo: magnitud física que permite ordenar la secuencia de los sucesos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro, y cuya unidad en el sistema internacional es el segundo.

    Según la Real Academia Española, el término ladrón de tiempo no existe, de modo que no me quedará más remedio que esbozar una definición propia, en base a las tres palabras presentadas con anterioridad:

    Un ladrón de tiempo es todo factor, tanto interno como externo, que tome para sí o acorte el tiempo de vida a una persona, que suele representar cientos de millones de segundos.

    Lo sé, parece una definición muy sencilla, pero vamos a desglosarla un poco. Cuando digo factor interno me refiero a los pensamientos, las actitudes, los hábitos y los comportamientos de una persona que la hagan propensa a perder o dejarse robar el tiempo; hábitos tales como la impuntualidad, la desorganización o la falta de planificación. Cuando digo factor externo me refiero tanto a otras personas como a dispositivos tecnológicos que interrumpan alguna actividad que la persona esté desarrollando, sea de índole profesional, académica, de ocio o personal. Cuando digo que tome para sí o acorte el tiempo de vida de una persona me refiero tanto a actividades que hagan perder el tiempo (mirar excesivas horas de televisión, por ejemplo) como a hábitos no saludables que acorten la esperanza de vida, tales como el sedentarismo o el consumo de comida chatarra. Y cuando digo cientos de miles de segundos es porque el tiempo que una persona promedio pierde en su vida es tan grande que puede incluir lapsos de años o incluso décadas (1). A medida que avances con la lectura, comprenderás a que me refiero.

    Habiendo aclarado la definición de ladrón de tiempo, cabe preguntarse cuál es el ladrón de tiempo n° 1, aquel que más aumenta los pasivos de nuestra cuenta bancaria de tiempo.

    ¿Cuál es el ladrón de tiempo n° 1?

    Seguramente estarás pensando que el ladrón de tiempo que se lleva la medalla dorada en el podio es el teléfono celular, Internet o la televisión, y aunque sí es cierto que todos ellos roban gran cantidad de este recurso, en realidad, ninguno por sí mismo tiene el poder innato sobre el ser humano, sino que es éste quien tiene el poder de la voluntad independiente, que puede traducirse como la capacidad de tomar decisiones y acciones de manera consciente.

    El ladrón n° 1 se alimenta tanto de tu teléfono celular, de Internet o de la televisión, pero éstos no tienen el poder de decidir por ti. Para que no desesperes, te voy a dar unas cuantas pistas a ver si puedes adivinar quien en este criminal. Fíjate que las siguientes situaciones tienen todas algo en común o, como se dice popularmente, están todas cortadas por la misma tijera:

    • Cuando estás a dieta y cumples a rajatablas tu régimen, pero súbitamente aparece un amigo tentándote con ese pastel que tanto te gusta, el ladrón n° 1 se frota las manos para aparecer en escena.

    • Cuando estás entrenando con disciplina en el gimnasio, pero un día se presenta frío y lluvioso, y la calentita cama te invita a quedarte a dormir la siesta en lugar de vestirte e irte a entrenar, el ladrón n° 1 está acechando en tu closet.

    • Cuando estás ahorrando para hacer una inversión y ves que tu cuenta se va abultando, pero tu grupo de amigos sugiere hacer un viaje que sabes costará más de la mitad del dinero que tienes ahorrado, el ladrón n° 1 sonríe de oreja a oreja.

    ¿Y? ¿Qué tal? ¿Pudiste adivinar? Me temo que no.

    No te preocupes, en unos segundos te lo diré. En este momento, imagínate que suenan unos redoblantes aportando grandes dosis de intriga al momento presente…Ta tan ta tan…

    Bien, te lo voy a decir. El ladrón de tiempo n° 1 es… ¿de verdad no te has dado cuenta? Está bien, ahora sí te lo digo… El… ladrón… de… tiempo… número 1…es… ¡La gratificación instantánea!

    Así es, el placer instantáneo es el ladrón de tiempo número uno. ¿No me crees? Analicemos nuevamente las situaciones que te indiqué: cuando estás haciendo dieta, debes resignar el placer instantáneo que te genera todo aquello que es delicioso; cuando estás entrenando con suma disciplina, debes decir que no a toda actividad sedentaria que resulta, obviamente, muchísimo más placentera que entrenar; y cuando estás ahorrando (también disciplinadamente) para luego invertir, debes decir que no a algo sumamente agradable en el momento presente como lo son unas vacaciones con amigos, porque en el fondo sabes que, aunque las disfrutes en el corto plazo, a futuro no podrás hacer las inversiones que querías y para las que te habías tomado el duro trabajo de ahorrar.

    Busca la situación que quieras y te percatarás de que la gratificación instantánea es el ladrón de tiempo número 1, ya que toda actividad ociosa te provocará un placer en el corto plazo, pero será perjudicial en el largo plazo, haciéndote estancar en la vida, o incluso peor, ¡haciéndote retroceder en la misma! Y tanto estancarte como retroceder, en el fondo, te están robando tiempo de tu vida. Tiempo que, por supuesto, nunca podrás recuperar.

    Para que no se te olvide, debes siempre recordar lo siguiente: todo aquello que te genere una recompensa inmediata será agradable en el presente pero perjudicial en el futuro, en tanto que todo lo que te genera una recompensa retardada te será poco agradable en el presente pero muy satisfactoria en el futuro.

    Entonces, si el éxito consiste básicamente en retrasar la gratificación instantánea, es más que válido preguntarse por qué es tan difícil resistirse al placer inmediato. La respuesta puede hallarse en la evolución.

    Una cuestión evolutiva

    ¿Cómo así que con la evolución? En primera instancia, si consideramos el tiempo transcurrido desde el primer homo sapiens hasta nuestros días, es más que evidente que se ha pasado de un entorno que premiaba las recompensas inmediatas a uno que premia las recompensas retardadas. El problema es que el entorno evolucionó, pero nuestro cerebro no lo hizo o, al menos, no pudo adaptarse tan rápido.

    Para comprender mejor a que me refiero, quiero mencionar una teoría que, aunque actualmente no está del todo aceptada por la comunidad científica, sí que explica los conflictos que se han generado entre la rápida evolución del entorno y el lento desarrollo del cerebro. Esta teoría se denomina el cerebro triuno y fue desarrollada por Paul MacLean, un médico y neurocientífico norteamericano, allá por la década de 1960´.

    La teoría del cerebro triuno de MacLean propone la idea de que el cerebro está formado por tres capas superpuestas que se han ido formando a lo largo de la evolución. Estas capas son:

    Cerebro reptileano: es la capa más primitiva del cerebro donde se alojan los instintos más básicos como el hambre, el sueño o el sexo. Es decir, todas las necesidades básicas que deben ser cubiertas para garantizar la supervivencia.

    Cerebro límbico: es la segunda capa donde se alojan las emociones tales como la alegría, el enfado, el miedo, la tristeza o la ira. Recordemos que emoción quiere decir energía en acción.

    Neocorteza prefrontal: es la parte más nueva del cerebro, la encargada del raciocinio en los humanos, la encargada de la razón, esa característica de la que nos sentimos tan orgullosos los seres humanos en comparación con el resto de animales.

    Tal como puede verse, el cerebro reptileano es el más antiguo, aquel que reinó en el tiempo de los reptiles y, por tanto, es la parte más fuerte del cerebro. Es por ello que cuando nuestro cerebro tiene que decidir entre una recompensa inmediata y una demorada, siempre tiene predilección por la primera, ya que fue ésta la que proporcionaba mayores probabilidades de sobrevivir en el pasado. Por tanto, puede deducirse lo siguiente: las capas más antiguas dominan a las más nuevas. Es algo así como un jinete montando un elefante; el primero sabe adónde debe dirigirse, pero la fuerza que tiene el animal es demasiado grande como para seguir las órdenes de su amo.

    En tiempos del homo sapiens, la gratificación instantánea era premiada porque aumentaba las probabilidades de sobrevivir; si encontraba comida, el hombre primitivo debía comer todo lo que pudiese ya que el alimento no estaba garantizado; si notaba el más mínimo movimiento detrás de unos arbustos, debía desconfiar y el miedo se activaba en cuestión de mili-segundos. En síntesis, la gratificación instantánea era una enorme ventaja.

    Ahora, observemos que no sucede lo mismo en nuestros tiempos, ya que todo lo que nos produce placer inmediato es una enorme desventaja: la comida chatarra deteriora tu salud, gastarte todos tus ahorros o, peor aún, el dinero que no tienes mediante tarjetas de crédito solo te hundirá en deudas, y el sedentarismo hará que tu cuerpo pierda energía y vitalidad. En síntesis, la gratificación instantánea es hoy una enorme desventaja.

    Necesaria para el éxito

    Esta dura verdad que acabo de explicarte arroja un dato interesante sobre el éxito: para lograr lo que quieras, independientemente del área de la vida que sea, deberás retrasar al máximo la gratificación instantánea y apostar por la gratificación demorada, haciendo en el presente algo poco agradable pero que traerá las mejores recompensas en el futuro.

    Además, ya que la gratificación instantánea es el ladrón número uno de tiempo, para evitar que ésta te robe tu preciada mercancía, deberás hacer lo opuesto, es decir, apostar por el placer demorado, algo que, como vimos, va

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