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Un lugar para la traducción: Literaturas disidentes y minorías culturales
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Libro electrónico439 páginas6 horas

Un lugar para la traducción: Literaturas disidentes y minorías culturales

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Este volumen plantea la necesidad e importancia de centrarse en la traducción y re-presentación de voces minoritarias desde lo poscolonial, el género, la ecocrítica y la literatura infantil. Asimismo, toca otra alteridad y silenciamiento al contribuir para subsanar preocupaciones, invisibilidades y ausencias muy concretas dentro de los Estudios de Traducción dada la necesidad ineludible de atender la existencia de voces académicas críticas provenientes del denominado Sur Global y, sobre todo, con sede y práctica académica en él.Guillermo Badenes y Josefina Coisson son codirectores del equipo de investigación “La traducción de sexualidades en tensión en textos literarios feministas y LGBT+” con subsidio de la SeCyT UNC. En su labor como investigadores han acuñado el término “ecotraducción”. Juntos han publicado libros de teoría de la traducción (como Traducción periodística y literaria, Comunicarte, 2007) y diversas antologías de prosa literaria como Voces del norte, Ícaro, 2009; y Qué onda Canadá, Comunicarte, 2011).
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento21 jun 2023
ISBN9789876997959
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    Un lugar para la traducción - Josefina Coisson

    TAPA_sola_Badenes_Coisson_Lugar_para_la_traduccion.jpg

    Este volumen plantea la necesidad e importancia de centrarse en la traducción y re-presentación de voces minoritarias desde lo poscolonial, el género, la ecocrítica y la literatura infantil. Asimismo, toca otra alteridad y silenciamiento al contribuir para subsanar preocupaciones, invisibilidades y ausencias muy concretas dentro de los Estudios de Traducción dada la necesidad ineludible de atender la existencia de voces académicas críticas provenientes del denominado Sur Global y, sobre todo, con sede y práctica académica en él.Guillermo Badenes y Josefina Coisson son codirectores del equipo de investigación La traducción de sexualidades en tensión en textos literarios feministas y LGBT+ con subsidio de la SeCyT UNC. En su labor como investigadores han acuñado el término ecotraducción. Juntos han publicado libros de teoría de la traducción (como Traducción periodística y literaria, Comunicarte, 2007) y diversas antologías de prosa literaria como Voces del norte, Ícaro, 2009; y Qué onda Canadá, Comunicarte, 2011).

    Un lugar para la traducción: literaturas disidentes y minorías culturales / Guillermo Badenes ... [et al.]; compilación de Guillermo Badenes; Josefina Coisson. - 1a ed. Villa María: Eduvim, 2023.

    Libro digital, EPUB. - (Poliedros)

    ISBN 978-987-699-795-9

    1. Traducción. 2. Crítica Cultural. 3. Literatura Feminista. I. Badenes, Guillermo, comp. II. Coisson, Josefina, comp.

    CDD 418.02

    Volumen realizado con subsidio de SeCyT

    ©2023

    Editorial Universitaria Villa María

    Chile 253 – (5900) Villa María, Córdoba, Argentina

    Tel.: +54 (353) 4539145

    www.eduvim.com.ar

    Edición: Ingrid Salinas Rovasio

    Diagramación: Eleonora Silva

    La responsabilidad por las opiniones expresadas en los libros, artículos, estudios y otras colaboraciones publicadas por EDUVIM incumbe exclusivamente a los autores firmantes y su publicación no necesariamente refleja los puntos de vista ni del Director Editorial, ni del Consejo Editor u otra autoridad de la UNVM.

    No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su almacenamiento en un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio electrónico, mecánico, fotocopia u otros métodos, sin el permiso previo y expreso del Editor.

    Impreso en Argentina - Printed in Argentina

    Guillermo Badenes y Josefina Coisson

    Un lugar para la traducción

    Literaturas disidentes y minorías culturales

    Índice

    Presentación

    JULIA CONSTANTINO REYES

    Traducir el mosaico: un laboratorio de polifonías

    GUILLERMO BADENES Y JOSEFINA COISSON

    Hacia la traducción en el teatro franco-canadiense

    NICOLE NOLETTE

    Constelación de poetas de Quebec traducidas al español ¿Una selección marginal de poetas marginadas?

    MADELEINE STRATFORD

    Lenguas híbridas e (in)traducibilidad

    ELEONORA FRENKEL

    La oralidad en la traducción del teatro poscolonial

    GUILLERMO BADENES

    La traducción en la encrucijada del feminismo y la poscolonialidad. La doble alteridad como problema de traducción

    NATALIA MONGE MOHEDAS

    La construcción de identidades y su destr(ad)ucción en una novela queer poscolonial

    PAULA GIULIANA BAJO MORENO

    Novela gráfica y traducción: activismo como divertimento

    LUIS JAVIER GARCÍA

    Borges: ¿un (proto)feminista incomprendido? El caso de Un cuarto propio de Virginia Woolf

    JOSEFINA COISSON

    Aquí estamos mezclados: sirios, griegos, armenios, medos. Queer Cavafis y escritura femenina en traducción

    THANOS CHRYSANTHOPOULOS

    ¿Queer es queer? La novela corta de Burroughs leída con gafas de color de rosa

    GUILLERMO BADENES

    Traducción LGBT+ en el Cono Sur Made in Spain. El caso de Will Grayson, Will Grayson

    GUILLERMO BADENES

    Ecotraducción, manifiesto hacia un nuevo ecosistema literario

    GUILLERMO BADENES Y JOSEFINA COISSON

    La naturaleza como refugio de la condena puritana en La letra escarlata: un análisis ecotraductológico

    JOSEFINA COISSON

    Oliver Button y la negociación cultural de la identidad sexual

    CECILIA CALDELARI

    Presentación

    JULIA CONSTANTINO REYES¹

    Hasta hace relativamente poco, traductorxs y traducciones eran una presencia invisible, ausente y que se daba por hecho a menos que fuera para dudar de su pericia, como muestran las numerosas bibliografías incluso académicas donde la voz silenciada y no reconocida es la de quien traduce. Además de que algunos de los supuestos que rodean esa situación implican, paradójicamente, que la traducción deba negar su ser para que se diga que cumple satisfactoriamente sus funciones como tal –no debe parecer traducción–, se soslaya la participación necesaria y solo artificialmente oculta de la voz interlocutora responsable de los mecanismos de creación de significado con los que nos encontramos al leer cualquier texto traducido. Insistir en que el proceso de lectura de un texto traducido es o replica un diálogo entre sujeto lector y texto o entre sujeto lector y sujeto autor, o incluso es análogo a escuchar un soliloquio autoral, finge que es posible borrar la presencia real de la voz que actúa como factor indispensable para que la comunicación se lleve a cabo. La traducción y quien traduce son no solo piezas, sino el centro mismo del proceso que permite que un texto viva y vaya adquiriendo más capas de significado a través de sus recontextualizaciones espacio-temporales y geopolíticas-culturales.

    Hoy en día hablar de invisibilidad traductora ya es prácticamente un cliché dentro de los Estudios de Traducción. Es un tema que trasciende, aunque incluye, las discusiones sobre los nombres en las portadas y las páginas legales, el reconocimiento público y la retribución económica. Es una invisibilidad que produce, refuerza y a la vez es resultado de conceptos de autoría, de textualidad, de poder, de autoridad, de la relación con instituciones y políticas literarias, editoriales y académicas que participan en la circulación de los textos y que no están exentas del flujo de las mareas del mercado.

    Quizá uno de los problemas señalados en los últimos años dentro de la academia, en este caso en el ámbito de los Estudios de Traducción, es su norglobalcentrismo. Con esto nombro las inclinaciones de muchas instituciones académicas no solo como elementos específicamente situados en su particularidad geopolítica y cultural, sino como una enorme institución-mecanismo –la academia– que se mueve con reglas y narrativas a veces tácitas que dependen de una genealogía eurocéntrica, y que siguen construyendo y fortaleciendo una réplica actualizada y autorizada de esta. Regresar al surgimiento de los Estudios de Traducción probablemente lleva a observaciones paradójicas, aunque no necesariamente desprovistas de eurocentrismo. Si tomamos 1972, Copenhague y el Tercer Congreso Internacional de Lingüística Aplicada donde James S. Holmes presentó –siguiendo en gran medida a Anton Popovič– The Name and Nature of Translation Studies como el punto con el que aparentemente quedaron inaugurados los Estudios sobre Traducción –a lo que se agregaría en 1976, en unas reuniones en Lovaina, el manifiesto que publicaría Andre Lefevere en 1978, Translation Studies: The Goal of the Discipline–,² podemos pensar en un área de investigación y conocimiento que surge en ubicaciones académicas pequeñas marcadas por una diversidad cultural y lingüística identitaria, y que quizá carecían en esos momentos de la función y visibilidad académicas que acostumbran reconocerse en algunas grandes universidades británicas, francesas y alemanas. Es decir, estamos hablando de sitios que por sus propias características geopolíticas y culturales tal vez mostraban el uso y la necesidad estratégicas de la traducción en un nivel cotidiano, pero que no necesariamente eran consideradas hitos de gran popularidad en los grandes circuitos académicos de la segunda mitad del siglo XX.

    No deja de ser irónico que hoy en día pareciera que esa relevancia de instituciones universitarias caracterizadas por estar asentadas en espacios de supuestas minorías lingüísticas, y en cierta medida también académicas, se haya convertido en un asunto aparentemente secundario en esta misma área disciplinaria, dada la concentración de la atención y la construcción de conocimiento en las universidades, culturas y lenguas más marcadas por su participación en circuitos centrales y hegemónicos. Esa concentración implica asimismo un monopolio del conocimiento a través de las dinámicas de publicación en espacios muy acotados, en unas cuantas editoriales –sobre todo anglófonas– que, por razones de la relación entre la producción académica, el megamonopolio del mercado editorial y una especie de neoimperialismo que ha fortalecido el estatus de algunas instituciones universitarias, se convierten en las pocas editoriales importantes que se ocupan de los Estudios de Traducción. Es innegable que también se han erigido como los espacios de publicación a los que hay que aspirar y acudir para poder participar en las discusiones que son contemporáneamente relevantes. La reiterada aparición de nombres respetables en esos catálogos implica también la construcción y reforzamiento de una bibliografía ya canónica a la que hay que acudir como si se tratara de planteamientos, teoría, metodología e intereses siempre compartidos.

    Una consecuencia más o menos evidente de esa especie de monopolio de las reflexiones y discusiones dentro de los Estudios sobre Traducción –muy parecido en sus efectos a un monocultivo– es que el anhelo de diversidad que podía impulsar el campo de estudio quede recubierto por una gruesa capa de enfoques parecidos que tiende a homogeneizar intereses, discusiones y construcciones teóricas y críticas, a suponer que lo local y acotado que surge en universidades europeas y anglófonas y francófonas, tiene un alcance trasnacional. Quizá por tratarse de un área que pone en contacto varias lenguas y culturas y que requiere que siempre se mire a terrenos foráneos incluso cuando existe un anclaje en la lengua y literatura locales, es particularmente fácil pasar por la incorporación de herramientas teóricas y metodológicas construidas en esos espacios eurocéntricos para convertirlas en la base del pensamiento, reflexión, manera de identificar y construir intereses y de trabajar, aunque se trate de ámbitos históricamente muy distintos y poco empatables con las realidades, necesidades e intereses de aquel Norte Global. Irónicamente, esto hace eco en el nivel de las reflexiones traductoras y traductológicas de la crítica que hace Gayatri Spivak, en el multicitado The Politics of Translation, cuando advierte de los riesgos de la homogeneización de los estilos de autoras subalternas en detrimento de la heterogeneidad de escritura que replica e implica la de la experiencia y la subjetividad. Incluso podría pensarse en una especie de subalternidad académica que no es reconocida como tal o, cuando sí ocurre, no pasa realmente por la discusión sobre la representación que la misma Spivak propone, y conduce a una homogeneización de prácticas literarias y académicas que hacen parecer que gran parte de los estudios concretos que se hacen sobre traducciones pueden y efectivamente se realizan desde enfoques y metodologías parecidas. Esto puede terminar contradiciendo una característica que distingue la reflexión desde los Estudios de Traducción: el hecho de que las construcciones teóricas mismas dependen del trabajo con textos concretos y emplazamientos locales. Es insoslayable y preocupante pensar en la posibilidad de que, aunque se explore desde lo local, los marcos teóricos y críticos tiendan a esa homogeneización de lo global.

    Además hay que señalar aquí que se habla de un área con un papel más crucial de lo que podría pensarse en otras discusiones disciplinarias que siguen dándose: la vigencia de los estudios particulares de las literaturas nacionales, la complicada vida de la literatura comparada, su desdibujamiento ante el ímpetu crítico de los estudios culturales, los estudios poscoloniales y los estudios de género, el surgimiento de los estudios literarios más generales desde una visión de la literatura mundial (world literature). La traducción como práctica, reflexión, área de estudio y herramienta de trabajo ha sido central en los enfoques y problematizaciones de esas otras áreas, pero no siempre ha sido reconocida cabalmente como un elemento axial de esas aproximaciones a la literatura. Los comentarios de André Lefevere, David Damrosch, Pascale Casanova y Emily Apter, entre otras personas, conducen incluso a trastocar algunas jerarquías tradicionales y a pensar en la traducción no como algo que sirve al texto base sino a lo que el texto base le debe su existencia, su camino y su estatus epistemológico. Sin embargo, salvo casos como Lefevere, buena cantidad de quienes intervienen en esas discusiones sobre alcances y delimitaciones disciplinarias provienen –nuevamente y en una suerte de regreso cíclico a los problemas iniciales que motivaron parcialmente el anhelo de erigirse como una disciplina independiente– de áreas de estudios literarios que siguen acercándose a la traducción sin considerar las especificidades del área y que incluso no acuden a teoría específica de Estudios de Traducción para hablar de traducción, su funcionamiento y su función. Más que intentar entrar detalladamente en la polémica sobre la relación entre esos estudios literarios y la traducción, retomo el comentario hecho por Susan Bassnett en una entrevista de 2016. Bassnett afirma, al comentar la polémica suscitada cuando declaró que la Literatura Comparada era una parte de los Estudios de Traducción,³ que ninguno de los dos campos son disciplinas, sino métodos para acercarse a la literatura.⁴

    Un lugar para la traducción. Literaturas disidentes y minorías culturales ayuda a fracturar algunos de los aspectos mencionados o al menos a hacerlos más evidentes desde una perspectiva crítica. Nos recuerda que, por un lado, los Estudios de Traducción en algunos países periféricos –especialmente en países que no son anglófonos o francófonos– siguen teniendo un papel secundario dentro de los desarrollos de la academia que se ubica en el centro del sistema de producción de conocimiento. Por otro, nos encontramos con que a los Estudios de Traducción se les agrega el problema de que se trata de un área de interés a menudo colocada en un papel secundario en sus propios sistemas locales. Adicionalmente, aunque las evidencias bibliográficas pudieran sugerir que la reflexión sobre la traducción literaria es preeminente, esta no necesariamente ocupa un lugar central en las discusiones sobre traducción, como puede observarse en una buena cantidad de programas de actividades de coloquios y congresos, donde la reflexión sobre la traducción parece dedicarse la mayoría de las veces a modalidades un tanto alejadas de los estudios literarios.

    Esta compilación es resultado del trabajo de dos proyectos de investigación de la Universidad Nacional de Córdoba: La traducción literaria devenida activismo político: estrategias de intervención y La traducción de sexualidades en tensión en textos literarios feministas y LGBT+ subsidiados por la Secretaría de Ciencia y Tecnología de esa universidad. Coordinada, al igual que los proyectos, por Guillermo Badenes y Josefina Coisson, muestra la posibilidad de crear exploración, reflexión y conocimiento en ubicaciones que resquebrajan los monopolios de conocimiento y las generalizaciones, e invita a discutir los riesgos de las homogeneizaciones. Anclada en el contexto argentino, hispanohablante y de Estudios de Traducción centrados en la literatura, y en muchas ocasiones echando mano de propuestas teóricas y críticas que rebasan las bibliografías canónicas de Estudios de Traducción, Un lugar para la traducción. Literaturas disidentes y minorías culturales agrega a las discusiones del área un mosaico de voces distinto.

    Algo que es innegable al leer los artículos que conforman esta compilación, amén de que se agradece que su origen teórico y metodológico en los Estudios de Traducción es innegable, es que muestran lo que puede implicar acercarse a la literatura empleando una visión traductológica como método de lectura y de análisis. Se trata de un método atravesado por varias disciplinas que lo nutren, le proporcionan marco, enfoques y vocabulario. Esto, sin perder de vista los intereses propios de una visión traductora y quizá con la posibilidad de abonar a las discusiones sobre lo que puede implicar aprender a leer una traducción, leer traducción como una modalidad textual –un género literario– analizable y estudiable como tal y que puede requerir un abordaje particular para no perder su especificidad y utilidad.

    De inicio, en esta selección de artículos es posible rastrear los cruces de bloques de análisis y discusión multidisciplinaria basados en problemáticas textuales, políticas y sociales como lo poscolonial, el feminismo, los estudios de género y la teoría queer, la ecocrítica y la literatura infantil. La perspectiva poscolonial como uno de los principios de reunión de esta constelación de textos apunta recurrentemente a dos líneas claras de observación: la alteridad y la subalternidad, centradas en algo que resulta fundamental como una metodología de análisis y crítica: el anclaje en lo local a través de la exploración de lo dialectal como mecanismo de (re)significación y (re)contextualización. La elección de objeto de estudio de cada artículo permite observar una variedad de maneras de concebir y trabajar los alcances de definición de lo poscolonial. Aunque quizá hoy en día la aparente flexibilidad del término no es cosa nueva, el hecho de poder establecer lazos claros entre diferentes abordajes de lo poscolonial es enriquecedor.

    En Traducir el mosaico: un laboratorio de polifonías, Guillermo Badenes y Josefina Coisson discuten la traducción de textos canadienses de diferentes épocas en lo que constituye un ejercicio de revisión de una tradición multicultural que pareciera siempre haber estado abierta a voces no centrales desde el siglo XIX. Enfatizan que, dado su desarrollo histórico, Canadá ha sido un espacio particularmente favorable para discusiones sobre traducción. Se parte de la complejidad que implica definir lo que identifica la literatura canadiense para explorar su multiculturalidad y enfatizar la consciencia de una construcción y reconstrucción del canon a partir de la relevancia adquirida por las voces minoritarias a partir de fines del siglo XX. Para poder explorar la traducción de literatura canadiense, se propone clasificarla en literatura de los hombres blancos muertos, la literatura de mujeres, la de los pueblos originarios y la literatura de inmigrantes, y buscar sintomáticamente estrategias traductoras que partan de discursos basados en la alteridad y se alejen de procedimientos determinados por estructuras hegemónicas.

    Nicole Nolette, en Hacia la traducción en el teatro franco-canadiense traducido por Cecilia Caldelari, Natalia Monge Mohedas y Soledad Prieto, inicia con una atinada crítica al hecho de que algunos nombres que han protagonizado algunas discusiones sobre traducción no provienen propiamente de Estudios de la Traducción e ignoran una serie de construcciones teóricas y críticas propias del campo de investigación. Nolette pasa a explorar lo que denomina traducción lúdica de teatro canadiense que se basa en las posibilidades que abre el bilingüismo combinado con lo que puede entenderse como una suerte de performatividad traductora autorreferencial. A través de esos dos elementos, se problematiza la real y falsa coexistencia de lenguas en un contexto aparentemente bilingüe, a la vez que se habla de la circulación literaria teatral y el multilingüismo bajo la luz de los Estudios de Traducción. Mediante el juego entre la exclusión e inclusión construidas mediante estrategias traductoras conscientes de los recursos específicos del teatro y de las características concretas del espacio cultural canadiense, se crean situaciones de incomodidad y exclusión deliberadas que, además de plantear la posibilidad de redefiniciones culturales, devienen gestos de resistencia.

    ‘Constelación’ de poetas de Quebec traducidas al español. ¿Una selección marginal de poetas marginadas? de Madeleine Stratford hace una descripción crítica de la antología Constelación de poetas francófonas de cinco continentes. Su exploración expone el valor que puede tener un proyecto de traducción consciente de un enfoque deliberadamente elegido y con conocimiento de contextos culturales, lingüísticos, políticos y literarios, y qué ocurre cuando no se dan esas condiciones. Deja claro que hay una brecha entre elegir como objeto de traducción textos marginales y hacerlo desde una perspectiva politizada, en este caso feminista, que implica tomar una serie de decisiones y realizar una serie de intervenciones intencionales y visibles con propósitos culturales y políticos definidos que buscan construir una manera diferente de acercarse a la literatura, e invita a preguntarse si es factible que una traducción cumpla involuntariamente una función de recuperación con alcances activistas.

    En Lenguas híbridas e (in)traducibilidad, Eleonora Frenkel presenta una discusión sobre lenguas híbridas y la (im)posibilidad de traducir conscientes de problemáticas de subalternidad con base, primero, en la traducción al portugués de una serie de crónicas testimoniales de Rafael Barrett escritas en español –sobre las plantaciones de yerba mate en la región entre Paraguay, Argentina y Brasil– donde la presencia del guaraní es crucial y el español reproduce relaciones de dominación al insistir en hablar en nombre del otro en vez de rendirse ante él y aceptar su propia transformación. Con las reflexiones paratraductoras y críticas de la traductora empírica Alai Garcia Diniz como un punto de partida, Frenkel plantea las relaciones históricas de dominación que reproduce el español y las observa bajo la luz de la subalternidad y la representación que expone Spivak, aplicada no solo a la escritura de Barrett sino también a la figura traductora en su visible función política. La traducción es vista como una intervención y una ampliación de los alcances de la literatura testimonial y en el marco del papel político y la visibilidad de quien traduce. Retomar las dinámicas entre lógica, retórica, silencio y alteridad que propone Spivak la conduce a plantear el indigenismo como un modo de traducción. Frenkel pasa a explorar ejemplos más contemporáneos (Wilson Bueno, Fabián Severo, Douglas Diegues, Sebastián Queupul, Pedro Alonzo Retamal, Leonel Lienlaf, Morela Maneiro) en los que se difuminan las fronteras entre las lenguas involucradas y en los que puede pensarse en estéticas y lenguas híbridas. A partir de eso propone la posibilidad de que las lenguas amerindias ocupen el lugar de la lengua literaria hegemónica, así como de traducir en un proceso que, a la vez que cuestiona el concepto de progreso, genera una incomodidad receptora basada en el enfrentamiento e incomprensión inherentes en la presentación de escrituras híbridas.

    La oralidad en la traducción del teatro poscolonial de Guillermo Badenes, traducido por Soledad Prieto, discute la traducción de teatro poscolonial como transcreación, paracreación y transgresión que se basa, sobre todo, en el papel y representación del dialecto, el acento y las lenguas vernáculas como estrategia descolonizadora para contrarrestar la homogeneidad y el silenciamiento del que han sido objeto las voces de las excolonias. Basado en Foucault y en Spivak, Badenes plantea la función revitalizadora de las literaturas y obras poscoloniales al relacionarse con sus contrapartes hegemónicas y centrales, y sugiere un gesto colonizador pero ahora dirigido a las culturas dominantes y posibilitado por la traducción como elemento fundamental para la difusión y transgresión de esas literaturas. Pasa por comentar las posibles diferentes relaciones entre las lenguas vernáculas poscoloniales y los idiomas y estructuras de pensamiento hegemónicas en contextos de escritura, y agrega la observación de la idoneidad del teatro para abordar problemas sociales. Las características multimediales del acto teatral resultan en la complejidad para analizarlo y en la atención particular que requiere su dimensión oral que, en el caso del teatro poscolonial, se convierte en arena política y estética al mismo tiempo, y en vehículo para recuperar el pasado, crear descolonización y desafiar las convenciones de representación del teatro occidental.

    Natalia Monge Mohedas, en La traducción en la encrucijada del feminismo y la poscolonialidad. La doble alteridad como problema de traducción, explora la traducción de la doble alteridad del sujeto colonizado y mujer en Americanah de Chimamanda Adichie. Lo hace desde la claridad de que es válido incomodar y desafiar al público lector para que preste atención a las voces marginadas, quizá entendiendo por estas las voces de los personajes, pero también la voz de la novela misma. Tras plantear el papel del habla en la caracterización y construcción identitaria de los personajes, parte de las distinciones entre variedades diatópicas, diastráticas y diafásicas para analizar y discutir la alteridad (re)construida en la traducción al español de la novela, incorporando a su razonamiento los planteamientos de Susan Bassnett sobre traducción poscolonial, de Spivak sobre el sujeto subalterno, y un enfoque de la traducción como activismo político.

    "La construcción de identidades y su destr(ad)ucción en una novela queer poscolonial" de Paula Bajo Moreno comenta la traducción de The Man Who Fell in Love with the Moon de Tom Spanbauer que mezcla tópicos poscoloniales y LGBT+ –el berdaje, un tercer sexo entre ciertos grupos nativos norteamericanos–. Bajo Moreno acude a Antoine Berman, Susan Bassnett y Homi K. Bhabha para adentrarse en el papel de quien traduce como sujeto mediador que construye representaciones de personajes poscoloniales y queer, lo cual le permite discutir el posicionamiento político del sujeto agente de la traducción y señalar los problemas que implica la homogenización a través del borrado de dialectos, sociolectos e idiolectos. Pone en diálogo temas de mestizaje cultural y asuntos léxicos, semánticos, sintácticos y estructurales enmarcados por el contexto de los pueblos originarios, y señala que la pérdida de las variedades dialectales en una traducción que muestra su interés en ser gramatical y estructuralmente correcta lleva a observar cómo la experiencia de identidades minoritarias (sobre todo mas no solo poscoloniales y LGBT+) de lo extranjero y la alteridad se diluye ante la ausencia de un proyecto traductor consciente que parta de una formación profesional, y quizá académica, sólida.

    En Novela gráfica y traducción: activismo como divertimento, Luis Javier García aborda la traducción al español de la novela gráfica Maus de Art Spiegelman. Aunque se trata de un tipo de texto y de temáticas generales aparentemente distintas de lo que se ve en el resto de los artículos de la compilación, comparte con ellos algunas preocupaciones traductoras específicas. García ofrece antecedentes para comprender la novela gráfica como modalidad textual y apunta a que la obra base contiene un manejo de la temporalidad a través de diferentes planos que se combina con elecciones dialectales diferenciadas –particularmente del yinglish– que hacen de la lengua hablada un recurso ideológico y de caracterización medular. Su análisis y discusión siguen la línea de problematización de las decisiones que se toman ante usos dialectales locales que se apartan de normas de homogeneidad y monolingüismo, y que generan efectos de extrañamiento que subrayan la experiencia de trauma de Vladek, el padre de Spiegelman. Conviene subrayar la relevancia de pensar esta traducción dentro del marco de textualidades distintas que ponen en evidencia los prejuicios que se han visto en los Estudios de Traducción cuando se han inclinado más por textualidades convencionales. Enfrentarse a modos de escritura que a través de su dimensión visual arrojan luz sobre un modo diferente de lectura puede ser una manera de seguir cuestionando nuestras prácticas literarias y culturales.

    Los textos nombrados se caracterizan por el señalamiento de elementos temáticos compartidos y, muy especialmente, por su trabajo con la oralidad de las lenguas, las variedades dialectales y las decisiones de traducción desde paradigmas traductológicos poscoloniales. Estos elementos permiten ver en la traducción una herramienta de transgresión y de colonización desde las literaturas marginales que no solo potencian sus posibilidades de circulación gracias a la traducción, sino que a través de ella han podido tener una función insoslayable de revitalización de las literaturas mayores de las potencias imperiales, como plantea Badenes en su texto sobre la traducción teatral.

    Si bien son Frenkel y Monge quienes aluden directamente a Gayatri Spivak y la subalternidad, Bajo Moreno lo hace al insistir en el problema de la neutralización y homogeneización del habla, lo cual remite a lo también retomado por la misma Frenkel al señalar el recurso de la retórica y el silencio, factores que, evidentemente, nos regresan a la alteridad y al manejo de lo dialectal, pero como maneras de construir una heterogeneidad que fracture el artificio hegemónico de una sola identidad general y unificada de lo subalterno. La (re)presentación de las voces subalternas, como apunta Tejaswini Niranjana al retomar Can the Subaltern Speak?, implica no solo la idea de un poner en escena el significado como producción de valor a la vez que la noción de representación en un contexto político, sino estar atenta al riesgo de borrar la heterogeneidad del sujeto poscolonial al atribuirse la posibilidad de hablar por y de hablar como,⁵ una reflexión que está entre líneas en estos artículos.

    La traducción de textos feministas, con preocupaciones en torno al género y de temática queer son la otra mirada sobre la alteridad que ordena esta compilación. La posible falta de abordaje traductor consciente de estas problemáticas es tanto señalada como subsanada por quienes exploran esas traducciones, con lo que entramos en el campo de la paratraducción y de una especie de metatextualidad doble. Una de las preocupaciones de los Estudios de Traducción y de los Estudios Literarios que intentan acercarse a ellos es la práctica y reconocimiento de la traducción como metatexto, como crítica literaria en sí misma. Es insoslayable que los artículos en su totalidad, y aquellos dedicados a traducción de textos LGBT+ en particular, suplen con sus observaciones lo que no hacen algunas de las traducciones, y constituyen una crítica de la posible crítica. La elección de objetos de estudio apunta a una conciencia de interseccionalidad que hace que algunos pertenezcan a varios rubros al mismo tiempo, como es evidente que ocurre con los artículos de Bajo Moreno y Monje Mohedas, a los que ahora se agrega una exploración analítica y crítica de la traducción de A Room of One’s Own de Virginia Woolf realizada por Jorge Luis Borges en "Borges: ¿un (proto)feminista incomprendido? El caso de Un cuarto propio de Virginia Woolf" de Josefina Coisson. En un posible guiño casi borgesiano la autora presenta el protofeminismo de un Borges traductor con base en la identificación de varios momentos de compensación traductora que pueden funcionar como contrapeso de ejemplos donde se ve la manera en que la interferencia del horizonte de expectativas de Borges diluye la transgresión feminista de Woolf. Coisson parte del discurso social propuesto por Marc Angenot y de los polisistemas de Itamar Even-Zohar para plantear que escritura, traducción y lectura dependen de las prácticas sociales coexistentes y de las normas que determinan la producción literaria, que son controladas a su vez por ideologías. Con y pese a las decisiones de Borges, su traducción coloca la obra de Woolf como hito en el pensamiento feminista del sistema literario hispanohablante.

    El artículo de Thanos Chrysanthopoulos, "‘Aquí estamos mezclados: sirios, griegos, armenios, medos’. Cavafis queer y escritura femenina en traducción", vincula una lectura queer de la obra de Constantino Cavafis –basada en lo expuesto por Dimitris Papanikolaou– y el estudio de Myriam Watthee-Delmotte sobre las formas en que mujeres y hombres practican el tombeau littéraire. Propone la cercanía entre la escritura de mujeres y la de Cavafis en lo que respecta al discurso elegíaco en los epigramas funerarios griegos y la justifica porque tanto escritoras como Cavafis comparten el foco en una sexualidad oprimida y desacreditada. Chrysanthopoulos ofrece una lectura analítica detallada con base en la figura de Cavafis como poeta queer, y la ilustra con varias traducciones de poemas de Cavafis al español, inglés y francés, donde señala una serie de coincidencias en decisiones y enfoques de traducción por parte de las tres distintas figuras traductoras. Los traductores, sin dejar de lado el sustrato homosexual de la poesía de Cavafis, convergen en el énfasis en las palabras como centros de memoria y emoción que conducen a la visión del epigrama funerario como una auto/homo/biografía.

    Guillermo Badenes discute la traducción al español peninsular de Queer de William Burroughs en "¿Queer es queer? La novela corta de Burroughs leída con gafas de color de rosa" traducido por Paula Bajo Moreno, y hace hincapié no solo en la activación de lo queer en un nivel textual y en los contextos históricos que rodean la obra, sino en las implicaciones de su tardía publicación en inglés y su mucho más

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