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Tránsitos y umbrales en los estudios literarios
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Tránsitos y umbrales en los estudios literarios
Libro electrónico299 páginas2 horas

Tránsitos y umbrales en los estudios literarios

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Este libro parte de la reflexión colectiva en torno a los estudios culturales, proyecto heterogéneo que surgió en Birmingham, Inglaterra, en la década de los años sesenta del siglo XX, el cual rápidamente se convirtió en un vasto campo de producción en torno a una gran diversidad de enfoques e intereses, en cuyo centro se situaba una clara preocupación política, pues además de su reformulación del marxismo se incorporó a los "nuevos movimientos sociales", como el feminismo, el poscolonialismo y el movimiento gay, entre otros.

No obstante el interés que en el mundo angloamericano han despertado los estudios culturales en los más diversos campos del conocimiento, alentando todo tipo de exploración interdisciplinaria, en muchos países de América Latina —y México no es la excepción—, se han confinado a los departamentos de ciencias sociales debido a su evidente compromiso político, así como a su íntima conexión con ciertas preocupaciones que tocan el campo de la sociología y la antropología, en tanto que su presencia en el ámbito de las humanidades ha sido limitada. Sin duda, uno de los pocos espacios en los que, en nuestro país, se trabaja con el paradigma interdisciplinario de los estudios culturales es la Facultad de"Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, y este libro es una muestra de ello.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento5 nov 2012
ISBN9786077588702
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    Tránsitos y umbrales en los estudios literarios - Bonilla Artigas Editores

    A través de nuestras publicaciones se ofrece un canal de difusión para las investigaciones que se elaboran al interior de las universidades e instituciones públicas de educación superior del país, partiendo de la convicción de que dicho quehacer intelectual solo está completo y tiene razón de ser cuando se comparten sus resultados con la colectividad. El conocimiento como fin último no tiene sentido, su razón es hacer mejor la vida de las comunidades y del país en general, contribuyendo a que haya un intercambio de ideas que ayude a construir una sociedad madura, mediante la discusión informada en la que tengan cabida todos los ciudadanos, es decir utilizando los espacios públicos.

    Con nuestra colección Pública crítica presentamos una serie de investigaciones en torno a la crítica, a la teoría y a la reflexión literarias, elaboradas por académicos —principalmente mexicanos— pero que, como el quehacer literario, trasciende por mucho los límites o fronteras nacionales.

    Títulos de Pùblicacrítica

    1. Constelaciones I.

    Ensayos de Teoría narrativa y Literatura comparada

    Luz Aurora Pimentel

    2. Galería de palabras.

    La variedad de la ecfrasis

    Irene Artigas Albarelli

    3. La risa en la literatura mexicana

    (apuntes de poética)

    Martha Elena Munguía

    4. Análisis del discurso:

    estrategias y propuestas de lectura

    Irene Fenoglio Limón, Lucille Herrasti y Cordero y

    Agustín Rivero Franyutti (coordinadores)

    5. Tránsitos y umbrales en los estudios literarios

    Adriana de Teresa Ochoa

    (coordinadora)

    Los derechos exclusivos de la presente edición quedan reservados para todos los países de habla hispana. Prohibida la reproducción parcial o total por cualquier medio conocido o por conocerse, sin el consentimiento por escrito del legítimo titular de los derechos

    Tránsitos y umbrales en los estudios literarios

    Adriana de Teresa Ochoa (coordinadora)

    Primera edición en papel: 15 de junio de 2012

    D.R. © Adriana de Teresa Ochoa

    De la primera edición en papel:

    D. R. © 2012, Universidad Nacional Autónoma de México

    Avenida Universidad 3000, Universidad Nacional Autónoma de México, C.U.

    Coyoacán, C.P. 04510, Distrito Federal

    © Bonilla Artigas editores, S. A. de C. V., 2012

    Cerro Tres Marías número 354

    Col. Campestre Churubusco, C. P. 04200

    México, D. F.

    Tel.: (52 55) 55 44 73 40

    editorial@libreriabonilla.com.mx

    www.libreriabonilla.com.mx

    ISBN edición impresa: 978-607-7588-57-3 (Bonilla Artigas editores)

    ISBN edición impresa: 978-607-02-33210 (UNAM)

    ISBN edición digital: 978-607-7588-70-2

    Coordinación editorial: Bonilla Artigas editores

    Formación: Claudia Wondratschke

    Fotografía de portada: Irene Artigas

    Portada: Teresita

    Hecho en México

    Índice

    Presentación

    Introducción

    I. Umbrales: los estudios culturales y el nuevo rumbo de los estudios literarios

    Dichas y desdichas de la fragmentación

    Ana Elena González Treviño

    Estudios culturales: entre Pedro Páramo

    y Juan Pérez Jolote

    Liliana Weinberg

    El estado actual de los estudios culturales

    latinoamericanos

    Friedhelm Schmidt-Welle

    América Latina en la década de 1970: un recorrido por la crítica literaria y cultural

    Mónica Quijano Velasco

    Teoría feminista y estudios culturales

    Nattie Golubov

    II. Traslados: lecturas, interpretaciones y traducciones

    La poesía entre dos vías: el mito y la teoría

    Adriana de Teresa Ochoa

    Algunos momentos en los estudios sobre la traducción: su punto de contacto con los estudios culturales y la traducción con enfoque de género

    Julia Constantino Reyes

    Heteronomía y traducción (o cuando traducir

    es padecer las cuatro locuras platónicas)

    Silvana Rabinovich

    III. Diálogos entre literatura y otras artes

    Amor entre espinas: los géneros populares

    y las teorías literarias

    Noemí Novell

    Las poéticas visuales: un espacio en la (in)disciplina

    Irene Artigas Albarelli

    ¿Encarnación del deseo? El cuerpo expuesto:

    una lectura de los aparadores

    Susana González Aktories

    Sobre la coordinadora

    Presentación

    *

    El libro colectivo Tránsitos y umbrales en los estudios literarios es resultado del trabajo de lectura, reflexión y debate realizado a lo largo de 2008 y 2009 en el Seminario de teoría y crítica literaria, del proyecto PAPIME PE401606, cuya responsable académica es Adriana de Teresa, y en el que participaron: Nattie Golubov, Irene Artigas, Mónica Quijano, Noemí Novell, Ana Elena González Treviño y Julia Constantino. Asimismo, se invitó a participar a otros especialistas tanto de la Facultad de Filosofía y Letras como de otras dependencias de la UNAM: Liliana Weinberg, investigadora del CIALC; Friedhelm Schmidt-Welle, quien ocupó la cátedra von Humboldt en la FFyL y el Colegio de México; Susana González Aktories, profesora de la FFyL, y Silvana Rabinovich, investigadora del Instituto de Investigaciones Filológicas.

    * En el libro se conserva la manera en que cada uno de los autores presenta la información. Así, algunos de los ensayos no presentan bibliografía o referencias al final, pero sí las incluyen en las notas al pie de página. Lo mismo sucede con la forma en la que se refieren o citan los textos [nota del editor].

    Introducción

    Este libro parte de la reflexión colectiva en torno a los Estudios culturales, proyecto heterogéneo que surgió en Birmingham, Inglaterra, en la década de 1960, el cual rápidamente se convirtió en un basto campo de producción en torno a una gran diversidad de enfoques e intereses, en cuyo centro se situaba una clara preocupación política, pues además de su reformulación del marxismo se incorporó a los nuevos movimientos sociales, como el feminismo, el poscolonialismo y el movimiento gay, entre otros.

    Entre las principales aportaciones de los estudios culturales hay que destacar la introducción de una perspectiva que rompió con las fronteras, categorías y valores de las disciplinas tradicionales, impulsando una concepción amplia e incluyente de cultura que hizo posible, por primera vez, que se asumieran como objeto de estudio diversas expresiones y preocupaciones contemporáneas que hasta entonces habían sido marginadas, como la cultura popular o de masas, la cultura de los jóvenes, negros, mujeres, chicanos, etcétera. De acuerdo con Frederic Jameson, el principal problema teórico de los estudios culturales ha sido la articulación, concepto que permite analizar la intersección de diversos planos, como raza, género y clase, propiciando así el análisis de nuevas complejidades estructurales, en cuyas semejanzas y diferencias se despliegan todo tipo de tensiones, luchas y contradicciones.

    No obstante el interés que en el mundo angloamericano han despertado los estudios culturales en los más diversos campos del conocimiento, alentando todo tipo de exploración interdisciplinaria, en muchos países de América Latina —y México no es la excepción—, se han confinado a los departamentos de ciencias sociales debido a su evidente compromiso político, así como a su íntima conexión con ciertas preocupaciones que tocan el campo de la sociología y la antropología, en tanto que su presencia en el ámbito de las Humanidades ha sido limitada. Sin duda, uno de los pocos espacios que, en nuestro país, se trabaja con el paradigma interdisciplinario de los estudios culturales, aplicando los métodos de la crítica textual y literaria al análisis crítico de formas y procesos culturales de las sociedades contemporáneas, y al revés, es la FFyL, de la UNAM, y este libro es una muestra de ello.

    Los once artículos que conforman este libro están organizados en tres apartados: Umbrales: los estudios culturales y el nuevo rumbo de los estudios literarios, que abre con el texto de Ana Elena González Treviño, Dichas y desdichas de la fragmentación, que inicia con un recuento histórico del origen de los estudios culturales desde Benjamin y Adorno, pasando por Hoggart, Thompson y Williams, y explora la definición de cultura según Williams como el estudio de las relaciones entre todos los elementos que conforman un modo de vida, así como los tres niveles de cultura (vivida, registrada y de tradición selectiva). González Treviño subraya el escepticismo de los estudios culturales hacia su propio discurso y la importancia de las representaciones, las prácticas cotidianas y las condiciones materiales de toda producción. Mientras que en el siglo XVIII las academias buscaron normalizar la estética y favorecieron el realismo, los avances tecnológicos en comunicación y reproducción, vuelve insostenible esta postura. Un teórico como Bourdieu desmitifica al arte y acuña el término de capital cultural, al tiempo que explora su relación con el discurso hegemónico. La representación se revela como un campo de contienda, y constituye uno de los principales objetos de estudio de los estudios culturales. Paradójicamente, al tiempo que se multiplican estos objetos, se diluye su impacto y su credibilidad, puesto que parecen trivializar la reflexión en sí. Si se ha de lograr el proyecto emancipatorio de los estudios culturales, deberá hacerse una revisión radical de los valores en que funda sus juicios.

    En "Estudios culturales: entre Pedro Páramo y Juan Pérez Jolote", de Liliana Weinberg ofrece un panorama general de los estudios culturales ingleses desde su surgimiento en los años sesenta del siglo pasado y las transformaciones que produjo, al enlazar de manera novedosa el marxismo, la sociedad y la literatura, en los estudios literarios. La tesis de la segunda parte de este texto es que en América Latina los estudios culturales iniciaron mucho antes que en Gran Bretaña, con Mariátegui primero y, después, con Alfonso Reyes y Pedro Henríquez Ureña, quienes iniciaron una reflexión sobre literatura y cultura que habría de formalizarse con los trabajos de Antonio Cornejo Polar, Antonio Candido y Ángel Rama, tradición que continúa viva con las grandes figuras culturalistas latinoamericanas. En la tercera parte del artículo, Weinberg destaca los aportes fundamentales de América Latina a los estudios culturales en general y concluye proponiendo la posibilidad trazar un contrapunto entre una novela, Pedro Páramo, y una historia de vida, Juan Pérez Jolote, como cifra del desarrollo latinoamericano de los estudios culturales.

    El artículo de Friedhelm Schmidt-Welle, El estado actual de los estudios culturales latinoamericanos, ofrece una perspectiva amplia acerca de las diversas polémicas sobre la existencia, la historia, la especificidad y el estado actual de los estudios culturales latinoamericanos, y revisa las hipótesis fundamentales para definirlos: como variante de los cultural studies anglosajones; como resultado del ensayo culturalista latinoamericano, que surge desde la independencia; y como producto de rupturas epistemológicas y cambios de paradigma, así como de continuidades históricas del pensamiento latinoamericano. Asimismo, plantea la precariedad del estatus disciplinario de los estudios culturales y su apertura a conceptos teóricos y metodológicos provenientes de otras disciplinas —entre las que se encuentra la crítica literaria— y contextos históricos, poniendo en tela de juicio la legitimidad y la autoridad de ciertos modelos, métodos y discursos del saber tradicional.

    El texto América Latina en la década de 1970: un recorrido por la crítica literaria y cultural, de Mónica Quijano Velasco, presenta un recorrido por algunas reflexiones sobre los caminos propuestos por la crítica literaria producida en América Latina en la década de los setenta; años en los que surge una serie de textos teóricos y críticos que expresan la inquietud de distintos intelectuales y académicos latinoamericanos por presentar un programa sistematizado que pudiera permitirles pensar en una crítica literaria producida en América Latina para describir los procesos artísticos del continente. En este sentido, los cuatro autores analizados (Roberto Fernández Retamar, Antonio Candido, Ángel Rama y Antonio Cornejo Polar) son generalmente considerados como ‘precursores’ de una crítica culturalista que algunas décadas más tarde se verá reflejada en la conformación de centros de investigación disciplinarios cercanos a las propuestas de los estudios culturales. Las aportaciones de estos críticos y teóricos de la literatura se consideran a parir de dos ejes que atraviesan sus propuestas: por un lado, la crisis de los estados nacionales que se habían conformado durante el siglo XIX y consolidado en la primera mitad del XX y, por otro, la relación conflictiva de la dialéctica entre lo propio y lo ajeno y el centro y la periferia.

    Por su parte, en Teoría feminista y estudios culturales Nattie Golubov analiza las coincidencias y diferencias entre dos campos de estudio: la teoría feminista y los estudios culturales, que pretenden identificar y analizar las múltiples determinaciones e interrelaciones entre formas culturales y las fuerzas históricas en las que emergen y se consumen o decodifican, con particular énfasis en cómo las representaciones reproducen y/o subvierten las estructuras de poder y privilegio en que circulan. Se discute el uso de conceptos básicos comunes a los dos campos de estudio como la articulación, la representación, la ideología y el discurso; con el propósito de mostrar que, en cierto sentido, la teoría feminista siempre ha sido un tipo de crítica cultural, puesto que desde sus orígenes se ha preocupado por explicar la pluridimensionalidad del poder, dado su compromiso de luchar contra la discriminación y la subordinación de las mujeres que está fincado en el cuerpo y los significados que se le atribuyen a la diferencia sexual.

    El segundo apartado del libro, Traslados: lecturas, interpretaciones y traducciones, incluye La poesía entre dos vías: el mito y la teoría, donde Adriana de Teresa indaga en lo que Octavio Paz definió como la radical extrañeza del fenómeno poético, para aludir a aquello que desde la antigüedad se asoció a la peculiaridad de su lenguaje, su fuerza expresiva y su complejo mecanismo productivo. La exposición se centra en dos caminos no sólo muy distintos sino incluso opuestos para aproximarse al fenómeno poético, uno de ellos, que puede definirse también como poético, se basa en interpretaciones míticas, sugerencias metafóricas y evocaciones simbólicas, y el otro, teórico, opera mediante la elaboración de conceptos racionalmente aprehensibles. Ambas vías (tanto representaciones simbólicas como especulaciones teóricas) iluminan algunos aspectos de ese objeto verbal de gran complejidad que resiste todo intento de normalización y de simplificación que es el poema, el cual se mantiene como enigma que nos invita tanto a la experiencia como a la reflexión.

    El texto de Julia Constantino Reyes, Algunos momentos en los estudios sobre la traducción: su punto de contacto con los estudios culturales y la traducción con enfoque de género, aborda algunos desarrollos recientes de la traducción como disciplina con teorías, crítica y metodologías propias, y su intersección teórica y práctica con el boom de otras áreas como los estudios culturales, los estudios poscoloniales, los estudios de género y consideraciones sobre la globalización.

    Por su parte, Silvana Rabinovich aborda el problema de la traducción desde el cruce de la ética, la política y la poética en Heteronomía y traducción (o cuando traducir es padecer las cuatro locuras platónicas). Su idea es recorrer el acto de traducir a través de los cinco sentidos del cuerpo, sentidos entendidos también como direcciones, y plantear una reflexión ética del lenguaje en torno a lo que ella denomina el estado de traducción en que se encuentra inmerso todo sujeto.

    El tercero y último apartado del libro, Diálogos entre literatura y otras artes, inicia con Amor entre espinas: los géneros populares y las teorías literarias, artículo donde Noemí Novell examinan las maneras en que las teorías literarias se han relacionado con los géneros populares —como el terror, la ciencia ficción, el policiaco, el rosa, entre otros— a partir de que éstos comenzaron a cobrar relevancia en el mundo académico, sobre todo desde el surgimiento y consolidación de los estudios culturales. Asimismo, en el artículo se proporcionan algunos ejemplos de textos literarios y cinematográficos que han sido analizados desde posturas tan diversas como los estudios de género, la genología o las teorías del autor en el cine.

    En Las poéticas visuales: un espacio en la (in)disciplina, Irene Artigas Albarelli define el campo de las poéticas visuales como una aproximación a la literatura y otras artes que, partiendo de la imposibilidad de separar completamente el dominio visual del verbal, intenta sobreponerse a la oposición entre palabra e imagen instituida en nuestra cultura desde la Antigüedad. El texto recorre diferentes formas de entender términos como imagen, re-presentación, presencia y encarnación para mostrar la manera en la cual cargamos a nuestros signos de valores que convertimos después en esencias.

    Finalmente, en ¿Encarnación del deseo? El cuerpo expuesto: una lectura de los aparadores, Susana González Aktories analiza los aparadores urbanos como un suceso que, además de delinear a la ciudad, atraen la mirada curiosa y provocan un trueque virtual y mágico. A partir de la etimología, la historia y la práctica de los aparadores, la autora rastrea con ejemplos muy concretos la manera en la cual, frente a los escaparates, el paseante se convierte en una especie de flâneur que se deja seducir por lo que observa detrás del cristal y que experimenta la ilusión de apropiación momentánea de aquello que mira y que desea.

    I

    Umbrales: los estudios culturales y el nuevo rumbo de los estudios literarios

    Dichas y desdichas

    de la fragmentación

    Ana Elena González Treviño

    Facultad de Filosofía y Letras/UNAM

    ¿Qué son los estudios culturales? Hacer esa pregunta abre expectativas de toda índole, desde la posibilidad de esbozar una gran narrativa que cuente la verdadera historia de los estudios culturales, hasta una lista de sus grandes logros y el modo en que éstos se insertan en el mundo académico de hoy, sobre todo en el campo de la literatura, aquí y ahora. En un primer momento, ambas vías son inevitables. Presentar un concepto dentro de la estructura de un relato, es decir, insertarlo en una estructura velada pero ineludiblemente narrativa, es el procedimiento habitual de los ensayos académicos; si bien éstos nunca se presentan como escritura creativa, eso es lo que son en última instancia, con sus revelaciones, encuentros inesperados y finales sorpresivos. Sin embargo, llamar la atención hacia la narratividad de este tipo de texto, hacia su carácter artístico, artesanal o incluso ficticio, es uno de los legados más importantes de los estudios culturales. En otras palabras, el hecho de que yo anuncie ahora que este texto ha sido trabajado estratégicamente con las herramientas de la retórica para reforzar un argumento y conducir a ciertas conclusiones, no sólo se me permite gracias al giro irónico de los estudios culturales, sino que es un imperativo de éstos poner en tela de juicio sus propias construcciones discursivas. Al introducir el tema de esta manera, espero estar comunicando el espíritu de los estudios culturales con más fuerza que la misma narrativa que inevitablemente seguirá (Barker 31; Jordan y Weedon 253).

    En las últimas décadas, los estudios culturales se han vuelto una de las áreas de las humanidades con más efervescencia intelectual, sobre todo en lo que se refiere a los enfoques interdisciplinarios y al desarrollo de la teoría literaria. Sus efectos en el estudio de la literatura son patentes: han hecho que se cuestione la idea del canon, han fomentado las perspectivas interdisciplinarias, han introducido obras nuevas al campo de estudio, lo mismo que enfoques nuevos para el estudio de las obras consagradas, poniendo especial atención a los soportes materiales que permiten que los textos existan y circulen, es decir, su historia editorial y su historia crítica. Asimismo, han abierto un campo fértil para teorizar acerca de la literatura y su función en la cultura. Análogamente, los estudios culturales han justificado la implementación de técnicas literarias en disciplinas como la sociología, la psicología, la antropología, la historia, por mencionar sólo algunas, en particular, a través de la estrategia de observar y analizar los fenómenos culturales en términos de códigos y textos. Debido a todos estos cambios, la crítica literaria basada en principios estéticos se abrió a cuestiones tales como subjetividad, identidad, comunidad, significado social, valor, relaciones de poder, etcétera, provocando reacciones de diversos tipos (Jordan y Weedon 245).

    Algunos afirman que los estudios culturales comenzaron con el debate que sostuvieron Walter Benjamin (1892-1940) y Theodor Adorno (1903-1969) acerca de la cultura de masas y sus efectos en la sociedad capitalista. Adorno criticó una de las ideas que expresa Benjamin en su célebre ensayo de 1936, La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica cuando sostiene que el cine era potencialmente un arte liberador de las clases populares. Adorno, junto con Horkheimer, principales representantes de la Escuela de Frankfurt, emplearon un análisis marxista para afirmar que la cultura de masas no liberaba sino que reforzaba la desigualdad social, evocando hasta cierto punto a Antonio Gramsci (1891-1937) y su concepto de la hegemonía cultural como el método mediante el cual la clase dominante regula las prácticas culturales de las clases subordinadas y ejerce autoridad social sobre éstas, a menudo con su consentimiento (Mikics 77; Barker 59). Este debate sigue vivo hasta el presente. La respuesta que se dé en uno u otro sentido dependerá del grado de pasividad o actividad que se produzca en el acto de consumo del arte en cuestión. Pero no nos adelantemos.

    Los estudios culturales como tales no surgen sino hasta 1964, cuando Richard Hoggart (n. 1918) funda el Centre for Contemporary Cultural Studies (Centro de estudios culturales

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