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Breve historia del cuento mexicano
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Libro electrónico328 páginas3 horas

Breve historia del cuento mexicano

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A partir de un análisis profundo del proceso histórico y el contexto social de los cuales emergió el cuento mexicano, el autor hace el recuento de un proceso evolutivo que va desde los orígenes del género, el cual hunde sus raíces en las culturas prehispánicas, hasta los principales autores contemporáneos, cuya actividad requería solventar la dicotomía entre su estética particular y el contexto, con el fin de construir una identidad nacional.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento4 mar 2021
ISBN9786073042444
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    Breve historia del cuento mexicano - Luis Leal

    9786073042444.jpg

    Breve historia del

    cuento mexicano

    Coordinación de Difusión Cultural

    Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial

    Contenido

    Introducción a la primera edición

    Advertencia a esta edición

    Siglas

    I. EL CUENTO PREHISPÁNICO

    A. El cuento maya-quiché

    B. El cuento tolteca

    C. El cuento texcocano

    D. El cuento azteca

    E. El cuento tarasco

    F. Otros cuentos prehispánicos

    II. EL CUENTO EN LA NUEVA ESPAÑA

    A. Conquista y colonización (siglo XVI)

    B. El Barroco (siglo XVIII)

    C. Neoclasicismo y sátira (siglo XVIII)

    III. ÉPOCA DE LA INDEPENDENCIA

    IV. ROMANTICISMO Y COSTUMBRISMO (1821-1867)

    A. El cuento legendario

    B. El cuento romántico

    C. El cuento indianista

    D. El cuadro costumbrista

    V. NACIONALISMO. SEGUNDA ETAPA ROMÁNTICA (1867-1883)

    A. El cuento sentimental

    B. El cuento anecdótico

    VI. EL MODERNISMO (1883-1910)

    A. Los precursores

    B. La generación de Revista Moderna

    VII. EL REALISMO Y OTRAS TENDENCIAS (1887-1910)

    A. El cuento realista

    B. El cuento regionalista

    C. La tradición nacional

    D. El cuento impresionista

    E. El cuento naturalista

    VIII. LA REACCIÓN ANTIPOSITIVISTA (1910-1940)

    A. Los ateneístas

    B. Los colonialistas

    C. Los Contemporáneos

    IX. EL NEORREALISMO (1915-1940)

    A. El cuento de la Revolución

    A1. El cuento cristero

    B. El cuento indigenista

    C. El cuento popular

    D. El cuento de ambiente rural

    E. El cuento de contenido social

    F. Neoimpresionistas

    X. EXPRESIONISMO Y OTRAS TENDENCIAS (1940-1955)

    A. El cuento expresionista

    B. El cuento fantástico

    C. El cuento policiaco

    D. El humorismo y la sátira

    E. El cuento social

    F. El realismo mágico

    G. El cuento de ambiente provinciano

    H. Novísima promoción de cuentistas

    EL NUEVO CUENTO

    XI. CORRIENTES QUE PERDURAN

    A. El humorismo y la sátira (segunda parte)

    B. El nuevo indigenismo

    C. La herencia realista

    D. El cuento/novela

    E. El cuento policiaco (segunda parte)

    XII. HACIA EL COSMOPOLITISMO

    A. El cuento psicológico

    B. El cuento de iniciación

    C. La Onda

    XIII. UTOPÍAS Y DISTOPÍAS

    A. Nuevos temas, nuevas actitudes

    B. La crónica urbana

    C. La nueva Onda

    D. De la frontera norte

    E. El nuevo cuento histórico

    XIV. NUEVAS TENDENCIAS

    A. Posmodernidad

    B. Metaficciones

    C. El grupo Crack

    D. McOndo

    E. El cuento fantástico (segunda parte)

    F. La ciencia ficción

    G. El cuento-ensayo

    H. Minimalismo

    I. El cuento gay

    J. La generación 2000

    XV. DEL PASADO QUE NO MUERE

    CONCLUSIÓN

    BIBLIOGRAFÍA SUMARIA

    ÍNDICE DE CUENTISTAS

    AVISO LEGAL

    El cuento es hendedura de sueño

    por la que vemos el mundo

    Martínez Rendón

    A la memoria de Edmundo Valadés

    Introducción a la primera edición

    El cuento, por razones íntimamente asociadas al modo de ser del escritor mexicano, y que sería difícil exponer en esta somera introducción, ha alcanzado en México un desarrollo superior. Tal vez se deba esta preferencia por el cuento al hecho de que, como el soneto, sea una forma literaria cerrada. Dichas formas, según la acertada observación de Octavio Paz, se adaptan admirablemente al carácter del mexicano.¹ Sea como fuere, el hecho es que el cuento, desde finales del siglo xix, ha podido competir con otros géneros. Su forma ha obtenido, en nuestros días, una perfección comparable a la poesía.

    A pesar de esta atracción y preferencia que los escritores mexicanos demuestran por el cuento, no existe ningún autor, exceptuando el caso de Mierós, que se haya dedicado en forma exclusiva a cultivar este género, como lo han hecho en Suramérica Horacio Quiroga, Javier de Viana, Mariano Latorre y otros. En México, los cuentistas, por lo general, son también novelistas, poetas, críticos y, algunas veces, hasta políticos y militares de profesión. A este hecho se debe precisamente el que el cuento mexicano sea tan rico y tan abundante. Hay que notar que todos estos cuentos, como es de esperarse, no han sido recogidos en libros; la mayor parte de ellos han visto la luz pública en revistas y periódicos. En los últimos años han aparecido revistas que publican cuentos exclusivamente, dando cabida en sus páginas tanto a los autores noveles como a los consagrados.

    Considerando la importancia del cuento mexicano, esperaríamos que los críticos de la literatura se hubieran dedicado a estu­diarlo, como lo han hecho con la novela. Mas no es éste el caso; no existe, que nosotros sepamos, un estudio compren­sivo sobre la materia. Por lo general, se trata al cuento en las historias de la novela, dedicándole, cuando mucho, un corto capítulo, y tratando a los autores, no como cuentistas, sino como novelistas que también han escrito cuentos. Esto nos parece un error, ya que el cuento, por ser un género independiente, poco tiene en común con la novela, y sobre todo en la literatura mexicana. El cuento en México tiene una trayectoria aparte, se ha desarrollado de una manera por completo distinta de la novela, y hasta de la novela corta. En las líneas que siguen nos proponemos hacer un somero análisis del estado actual de la crítica del cuento en México. No incluimos, por supuesto, los estudios inciden­tales dentro de la historia de la novela.

    Comencemos diciendo que, aunque no hay un estudio completo del cuento mexicano, sí existen excelentes estu­dios sobre varios autores y sobre varios aspectos del género, estudios que, es de lamentar, no tratan el tema en conjunto. También existen algunas tesis en las bibliotecas de las universidades, pero su consulta es tan difícil que su valor documental es casi nulo.² Dichos trabajos se limitan, casi siempre, al estudio de los autores cuyas obras existen en la biblioteca donde se lleva a cabo la investigación.

    De mayor importancia son los estudios dedicados a varios aspectos especiales del género. De esta naturaleza son los artículos de Alfredo Ibarra, Franco Carreño, Dorothy M. Kress y José Mancisidor. El primero versa sobre el cuento popular en México. Carreño dedica mayor atención a la novela corta; Kress se interesa en las tendencias del cuento contemporáneo, y Mancisidor en el tema de la realidad en el cuento mexicano. Otros estudios son simples reseñas de la obra de un autor, aunque con frecuencia el crítico se vale de la ocasión para tratar del cuento en general. Y esto ocurre precisamente en los artículos de José Alvarado, Alberto Quiroz Hernández y J. Zavala. El artículo de Alvarado es una reseña del libro Locura, de Martínez Sotomayor; Quiroz Hernández reseña el libro de Campos Alatorre, y Zavala la Antología de Mancisidor. Dichas reseñas, desde luego, tienen gran valor, pues en ellas los autores expresan sus opiniones sobre varios cuentistas y no sólo sobre el que motiva la crítica.

    Quedan por examinar los trabajos de Alfonso Enrique Barrientos, Francisco Rojas González, W. M. Langford e Ignatus Michel. El artículo de Barrientos se ciñe a los autores contemporáneos. Debido a la naturaleza del estudio no le es posible desarrollar el tema, por lo que se concentra en valorar la obra de los autores más destacados, sin tratar de clasificarlos. El breve ensayo de Langford reseña el desarrollo del cuento desde Roa Bárcena hasta Rojas González, poniendo especial interés en los cuentistas de la Revolución, y se concreta a la crítica de los cuentos de antología. El estudio de Rojas González es el único que incluye crítica del cuento mexicano anterior al siglo xix. Aunque en reducida escala, trata del cuento durante la época colonial y la de la Independencia, dando gran importancia a Fernández de Lizardi como cuentista. De los escritores del siglo xix, cita entre los más importantes en el desarrollo del cuento mexicano a Cuéllar y a Inclán. Este último escritor es el único que nosotros no incluimos en este libro, por considerar las novelas incrustadas en Astucia (entre las que destaca la de Pepe el Diablo) como novelas cortas y no verdaderos cuentos. Rojas González se aboca en su estudio a los escritores de cuentos que él considera esencialmente mexicanos, dejando al margen a todos aquellos cuyas obras no participan de esa característica, que el autor considera básica. Dicho criterio, aunque justo, nos parece algo li­mitado.

    Además de los anteriores estudios, existen también algu­nas introducciones a las varias antologías del cuento mexi­cano. La más importante es la de Ortiz de Montellano a su excelente Antología de cuentos mexicanos, estudio que, aun­que diminuto, ha tenido mayor influencia sobre la crítica del cuento mexicano que ningún otro trabajo. Los juicios de Ortiz de Montellano son exactos y precisos. A él se debe que nuestros mejores cuentos hayan sido dados a cono­cer a un público más extenso, sobre todo en el extranjero. Otras introducciones de interés son las de Cornyn, Stanton, Lodge y Torres-Rioseco, lo mismo que las notas de Lerín y Millán y Mancisidor.

    En cuanto a las antologías, la única que incluye seleccio­nes de autores anteriores a Roa Bárcena es la publicada en 1940, Cuentos mexicanos, cuyo subtítulo reza Autores exclusivamente mexicanos. Las demás, por lo general, son de autores contemporáneos o dan principio con Roa Bárcena, excepto la excelente antología de autores del siglo xix preparada por Mancisidor y la cual da principio con Altamirano. La mejor antología es, como ya hemos dicho, la de Ortiz de Montellano. Las de Mancisidor, sobresalientes por el gran número de autores que recogen, lo mismo que por la alta calidad de los cuentos que incluyen, tienen el defecto de la clasificación, que es rigurosamente alfabética.

    La presente obra no es una historia exhaustiva del cuento³ mexicano, sino un manual práctico que presenta en conjunto, por primera vez, los datos esenciales para el estudio del género. Como no existe –si excluimos el bosquejo de Rojas González– ­un estudio de esta forma anterior al siglo xix, hemos creído justificado, a pesar de los límites de la presente obra, incluir un corto capítulo sobre el cuento prehispánico y otro sobre el colonial. Hacemos esto con el propósito de fijar sus orígenes en México y también de demostrar su rico abo­lengo.

    Por la naturaleza del presente manual, no nos ha sido posible incluir la leyenda, a la que pensamos dedicarle un estudio aparte. Señalamos, por supuesto, aquellas leyendas del periodo romántico, por ser de importancia en el desarrollo del cuento. También hemos incluido, dentro de los límites de la obra, referencia a algunas novelas cortas, y en especial aque­llas de autores que también han sido cuentistas.

    La clasificación que presentamos, y sobre todo la co­rrespondiente al periodo contemporáneo, es hasta cierto punto arbitraria, subjetiva. No hemos querido, sin embar­go, eludirla, aun a costa de exponernos a la críti­ca; preferimos eso y no dejar el problema intacto. Aun­que la clasificación no sea del todo precisa, puede servir cuando menos –y esperamos que así sea– para elaborar una mejor. El hecho de haber llevado a cabo nuestro trabajo lejos del ambiente mexicano ha hecho difícil y complicada nuestra labor. Esperamos, sin embargo, que sea útil para aque­llas personas que deseen ahondar en el estudio del género. Para aquellos lectores interesados sólo en la lectura de los mejores relatos mexicanos, recomendamos de cada autor una o dos selecciones, algunas de las cuales van marcadas con un asterisco. Asimismo, hemos marcado con dos asteris­cos los autores y los cuentos cuya lectura creemos imprescin­dible. Nos proponemos, para completar esta obra y para hacer más fácil la lectura de dichas selecciones, publicar en el futuro una antología del cuento mexicano desde el punto de vista histórico. Mientras tanto citamos el volumen o las obras antológicas donde el lector puede encontrar los cuentos que recomendamos. También van marcadas con asterisco las obras de crítica que nos parecen esenciales para el estudio del género y de los autores citados.

    Siendo casi imposible incluir aquí bibliografías completas, hemos decidido reservar dicha tarea para un libro aparte que vendrá a complementar la presente obra.

    Quedamos muy agradecidos a los siguientes autores: Alí Chumacero, Emmanuel Carballo, Carlos Valdés y Alfredo Cardona Peña, lo mismo que a Pedro Frank de Andrea por sus valiosas indicaciones, que nos ayudaron a mejorar este estudio, que, huelga decirlo, hemos realizado con gran cariño, como hacemos todo aquello relacionado con la tierra que nos vio nacer.

    Luis Leal

    Universidad de Mississippi, julio de 1955.


    ¹ Véase El laberinto de la soledad, México, 1947, cap. II.

    ² Para los títulos de estos trabajos y otras obras citadas en esta introducción véase la bibliografía.

    ³ Cuento en el sentido más lato de la palbra, que incluye la narración y formas afines.

    Advertencia a esta edición

    Entre 1950 y 1995, año en que Russell Cluff publicó su bibliografía del cuento mexicano, el género había proliferado hasta el punto de ser ya no una materia para una breve historia, sino más bien para una verdadera historia en varios volúmenes. Como vemos en su Panorama crítico-bibliográfico del cuento mexicano (1950-1995), en esos 45 años se publicaron nada menos que 1 584 colecciones de cuentos. Suponiendo un promedio de diez cuentos por cada colección, nos daría un total de 15 840 títulos (no me pregunten si los he leído todos), sin incluir los cuentos que sólo se publicaron en revistas y periódicos. Al mismo tiempo, Lauro Zavala, en su reciente libro, Paseo por el cuento contemporáneo mexicano (2004), nos ofrece una lista de cien libros de cuentos mexicanos publicados entre 1952 y 2003, y un estudio de cien antologías publicadas entre 1988 y 2003. Tal número de textos imposibilita el deseo del crítico de incluir a todos los cuentistas mexicanos en una breve historia del género. Esa extensa bibliografía obliga al crítico a concentrarse en un número limitado de autores, los más representativos del género dentro de cada categoría, con la esperanza de no haber omitido a este o aquel autor que mejor la represente. Pero como observó Pedro Henríquez Ureña en 1928 en sus Seis ensayos en busca de nuestra expresión, La historia literaria de América española debe escribirse alrededor de unos cuantos nombres. No pensamos ser tan exigentes, pero sí nos vemos obligados a reducir el número de cuentistas mencionados en las antologías y bibliografías del género. El total de la producción cuentística es más bien material para una bibliografía y no para la historia, y sobre todo una breve historia. A las bibliografías y antologías mencionadas remitimos al lector interesado en algún cuentista no incluido en este libro, simple bosquejo del género.

    En cuanto a la clasificación de los autores, reiteramos lo dicho en la introducción a la primera edición y agregamos que desde 1956 el problema se ha complicado por varias razones, como observa Joel Dávila Gutiérrez en su estudio Tres cuentos mexicanos, tres, en donde dice: La narrativa mexicana, a partir de la década de los sesenta, se transformó tanto en temas como en estilos, provocando con esto [...] un verdadero problema, pues impidió cualquier intento de encasillamiento (p. 90, p. 149). Agregaremos que dicha transformación ocurrió no solamente debido al gran número de autores que han publicado cuentos, sino también por la gran variedad de temas, estilos, estructuras, tendencias que se encuentran en algunos de esos mismos libros. A pesar de estas dificultades, nos hemos atrevido a clasificar a los autores contemporáneos, ya que creemos que la clasificación es una de las obligaciones del historiador de la literatura. Una modificación que hemos hecho en cuanto a los autores posteriores a 1956 es omitir títulos de cuentos recomendados, lo mismo que señalar con asteriscos a los que consideramos ser los mejores. Esta modificación la hemos hecho considerando que la primera edición iba dirigida más bien al estudiante que al público en general, como lo es la presente. En cuanto a las fuentes de información para el estudio del cuento mexicano contemporáneo, los libros y artículos de Alfredo Pavón, Russell M. Cluff, Sara Poot Herrera, Vicente Francisco Torres, Emmanuel Carballo, Federico Patán y Lauro Zavala son indispensables.

    Quedamos muy agradecidos a Hernán Lara Zavala por haber insistido en que preparáramos esta edición revisada y aumentada de nuestra ya caduca Breve historia del cuento mexicano

    Luis Leal

    Goleta, California, diciembre de 2004.

    SIGLAS

    C97: Russell M. Cluff, Panorama crítico-bibliográfico del cuento mexicano (1950-1995), Tlaxcala, uat, 1997.

    C03: Russel M. Cluff, Los resortes de la sorpresa (ensayos sobre el cuento mexicano del siglo xx).

    F86: Merlin H. Foster y Julio Ortega (eds.), De la crónica a la nueva narrativa mexicana, México, Editorial Oasis, 1986.

    G98: Ivonne Gutiérrez, Entre el silencio y la estridencia. La protesta literaria del 68, México, 1998.

    LMCM03: Los mejores cuentos mexicanos, 2003.

    P85: Alfredo Pavón (comp.), El cuento está en no creerlo, Tuxtla Gutiérrez, Universidad Autónoma de Chiapas, 1985.

    P90: Alfredo Pavón (comp.), Paquete cuento (la ficción en México), Tlaxcala, uat, 1990.

    P91a: Alfredo Pavón (comp.), Te lo cuento otra vez (la ficción en México), Tlaxcala, uat, 1991.

    P91b: Alfredo Pavón (comp.), Cuento de nunca acabar (la ficción en México), Tlaxcala, uat, 1991.

    P93: Alfredo Pavón (comp.), Cuento contigo (la ficción en México), Tlaxcala, uat, 1993.

    P94: Alfredo Pavón (comp.), Hacerle al cuento (la ficción en México), Tlaxcala, uat, 1994.

    P98: Alfredo Pavón (comp.), Si cuento lejos de ti (la ficción en México), Tlaxcala, uat, 1998.

    P99: Alfredo Pavón (comp.), Cuento y figura (la ficción en México), Tlaxcala, uat, 1999.

    P01a: Alfredo Pavón (comp.), Contigo, cuento y cebolla (la ficción en México), Tlaxcala, uat, 2001.

    P01b: Alfredo Pavón (comp.), Cuento y moraleja (la ficción en México), Tlaxcala, uat, 2001.

    P02: Alfredo Pavón (comp.), Cuento bueno, hijo ajeno (la ficción en México), Tlaxcala, uat, 2002.

    PH: Sara Poot Herrera (comp.), El cuento mexicano. Homenaje a Luis Leal, México, unam, 1986 (Crítica y cuentos).

    RLMC: Revista de Literatura Mexicana Contemporánea (Universidad de Texas en El Paso/Grupo Editorial eon).

    RT: Reinhard Teichmann, De la onda en adelante. Conversaciones con 21 novelistas mexicanos, México, Editorial Posada, 1987.

    T: Vicente Francisco Torres, Cuentos mexicanos de hoy, en La Palabra y el Hombre 78 (abril-julio, 1991).

    UAT: Universidad Autónoma de Tlaxcala.

    Z: Lauro Zavala, Paseo por el cuento mexicano contemporáneo, México, Nueva Imagen, 2004.

    I. EL CUENTO PREHISPÁNICO

    Comentario preliminar

    Ya que el cuento es una de las manifestaciones literarias más antiguas –existía en Egipto en el siglo xiv antes de Jesucristo– y ya que toda cultura, por primitiva que sea, cuenta con narraciones de esta naturaleza, resulta lógico suponer que tal género haya sido cultivado por los pueblos prehispánicos. Y en verdad, durante los últimos años los investigadores han descubierto la huella de esta forma literaria entre los mayas, los toltecas y los demás grupos culturales que habitaron lo que hoy es la República mexicana. Si el cuento no existiera entre estos grupos su ausencia constituiría un fenómeno difícil de explicar. Es imposible probar, por supuesto, la existencia del cuento literario entre los pueblos de América antes de la conquista. Esto se debe al método de escritura que prevalecía entre estos pueblos: los jeroglíficos. Las pinturas tenían que ser interpretadas oralmente, y en general lo eran por los sacerdotes encargados de guardarlas. Por lo tanto, el cuento entre los pueblos prehispánicos es esencialmente oral, predominan los mitos y las leyendas religiosas, lo mismo que los cuentos cosmogónicos y etiológicos. Los cronistas e historiadores de la Nueva España que se preocuparon por conservar las tradiciones de los indígenas, nos han dejado suficiente evidencia de la existencia de la leyenda y el cuento en el México prehispánico.

    Además, los eruditos han descubierto libros americanos antiquísimos, como lo es el Popol Vuh. Entre los cronistas, las más ricas fuentes del cuento prehispánico son las obras de Sahagún, Alva Ixtlilxóchitl, Durán, Tezozómoc y la anónima Relación de Michoacán; todas ellas fueron escritas consultando las antiguas pinturas de los indígenas, o a los indios más viejos, sobre todo a aquellos que antes de la conquista habían pertenecido al sacerdocio. Si el tema de los cuentos que encontramos en estas crónicas no se halla en la literatura indoeuropea anterior a la conquista, podemos estar casi seguros de que son originales de América. El estudio de estos temas en relación con aquellos de las literaturas indoeuropeas está por realizarse y no pensamos tocarlo en este estudio. Pasemos, por lo tanto, a examinar esta corriente indígena que se unió a la española para dar origen al cuento mexicano.

    A. El cuento maya-quiché

    No cuenta el Mayab con un cronista del valor de Sahagún. En fray Diego de Landa apenas se encuentran rudimentos de un rico caudal de fábulas, cuentos y mitos, que sabemos que existió entre los mayas. Tanto en las obras de De Landa, como en la Apologética historia (capítulos relativos a Yucatán) del padre Las Casas, como en las Relaciones de Yucatán, colección de informes de los encomenderos del siglo xvi al gobernador y capitán general don Guillermo de las Casas, vislumbramos rastros de un mito cosmogónico perdido; pero tan mezclado y desfigurado por las ideas cristianas, que apenas los nombres quedan de la leyenda original. Si queremos darnos cuenta exacta de la rica tradición de leyendas, cuentos y mitos mayas, hay que echar mano del ya mencionado Popol Vuh y de los Libros de Chilam Balam. Para nuestro propósito –demostrar la riqueza del cuento americano autóctono– el primero de estos dos libros es de más valor.

    El Popol Vuh, o Libro del Consejo, es la más completa colección de mitología americana que existe. En él abundan los mitos propios, las fábulas y las leyendas míticas, el mito humanizado, los cuentos cosmogónicos y etiológicos y los de héroes fabulosos. Uno de los cuentos etiológicos más característicos de la colección es aquel que nos explica por qué el sapo no puede correr. El códice del Popol Vuh fue descubierto en Guatemala en el siglo xviii por fray Francisco Jiménez, su traductor; fue publicado en Viena en 1857 y en París en 1861. La mejor edición y traducción es la moderna de Recinos (México, 1947).

    Lecturas: *Por qué el sapo no puede correr, en Popol Vuh (ed. Recinos), pp. 154-156.

    Crítica: José M. González de Mendoza, "Examen somero de algunas leyendas del Popol Vuh", en Homenaje a don Francisco Gamoneda (México, 1946), pp. 231-237; Reyes, 1,¹⁴pp. 14-20.

    B. El cuento tolteca

    Por desgracia no contamos con documentos fehacientes para un estudio de la literatura tolteca. El misterioso Teoamoxtli que menciona Alva Ixtlilxóchitl desapareció o nunca ha existido, por lo que es preciso rastrear el cuento tolteca en las obras de Ixtlilxóchitl, del Códice

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