José Agustín de perfil y de frente
ace más de diez años que mi padre sobrevivió a un accidente casi fatal, al caer del escenario en un teatro poblano, de cuyo nombre no quiero acordarme. Hace diez abriles también que dejó de escribir, y aunque casi no puedo creerlo, ya no tenemos esperanzas de que retorne al mundo de las letras, pues desde entonces padece una moderada pero definitiva amnesia de lo reciente, que lo dejó prácticamente incapacitado para escribir; ya quedó atrás la posibilidad de concluir al menos dos novelas que había arrancado, y que llevaba por buen camino, como era su costumbre, pero que ahora amenazan con convertirse en sinfonías inconclusas. Los títulos provisionales para estas obras eran “La ira de Dios”, y “La llave de la carretera”. Digo todo esto con
Estás leyendo una previsualización, suscríbete para leer más.
Comienza tus 30 días gratuitos