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El castillo de las mariposas
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El castillo de las mariposas
Libro electrónico68 páginas47 minutos

El castillo de las mariposas

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Información de este libro electrónico

Nuestra princesa Alamanda se ve obligada a encerrarse en su castillo después de que uno de los bailes de sus padres terminará en un trágico accidente. Se vuelve la misión de Maurice ayudar a regresarla a la cordura antes de que le quiten su reino. El trabajo de Maurice se vuelve casi imposible cuando comienzan a aparecer unas mariposas color carmesí que guían a Alamanda a entrar en su espejo. 

 

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento21 mar 2023
ISBN9798223428350
El castillo de las mariposas

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    El castillo de las mariposas - TOT

    Capítulo I

    Alamanda. Una joven viviendo dentro de un gran castillo, con la vida que toda niña a su edad desearía tener. Rodeada de vestidos y regalos. Destinada a crecer y convertirse en la dueña de aquel castillo y mantener su buen nombre.

    La parte favorita de su vida eran los grandiosos bailes que sus padres realizaban cada mes. Gente de todos lados se reunía en el castillo para bailar, tomar y reír por un rato. Era casi sacado de una historia fantástica poder formar parte de aquel evento, los invitados se adornaban con las piezas más caras que el dinero podía comprar y se paseaban como pavorreales mostrando lo capaces que eran en su situación monetaria.

    La comida formaba parte de la decoración de la fiesta, había una mesa dedicada a lo más exquisito que se pudiera encontrar en cada país del mundo, pero la mesa más grande siempre estaba reservada para los postres. No solo porque fueran la parte más deliciosa de la comida pero también porque Alamanda era la más feliz con siquiera acercarle un chocolate y su padre siempre trataba de complacerla lo más que podía.

    En el momento, ella era muy pequeña para poder bailar, entonces se colocaba en la parte más alta del salón, justo al lado de la mesa de postres para poder ver aquellos vestidos tan lujosos revolotear por todo el lugar. Siempre le llamó la atención ver a la gente bailar, le parecía que estaban a veces tan concentrados en los pasos que les dejaba de importar que tan caro era su atuendo o con quien habían ido a la fiesta. Solo era un momento en el que la gente se dejaba llevar por los instrumentos y el ritmo de la persona en frente suyo.

    Después de cada baile le preguntaba a su madre cuando podría bailar ella  en sus fiestas, hasta que una noche le dijo que podría bailar cuando cumpliera quince años.

    Desde ese día comenzó a contar los días y las noches para al fin poder formar parte de este ritual que había visto ocurrir por tantos años.

    Durante las noches se imaginaba el momento donde al fin pudiera bailar, encontraría a una persona con la que los pasos se dieran de manera natural, no tendrían que ensayar como muchas de las personas que ya había visto. Solo juntarían sus manos y los instrumentos guiarán el resto, con tan solo una mirada  poder encontrar un ritmo que no entiendan los demás pero sería el correcto para ellos.

    El que Alamanda cumpliera quince años era un momento muy importante, no solo para ella y toda su idea del baile que se iba a realizar, sino también para el reino del que ella estaría encargada algún día. Era por esto que la fiesta que se iba a realizar sería la más grande hasta ahora.

    El rey tenía planeado que durante la fiesta haría que se conocieran su hija con Lattiel, su tío lejano.

    Él era el dueño legítimo de unas tierras muy importantes cerca de su reino y su plan era que cuando Alamanda tuviera suficiente edad se juntaran en matrimonio para crear un reino mucho más fuerte y no dejar a su hija sola si algo le llegase a ocurrir a él.

    El día de la gran fiesta había llegado, Alamanda fue bañada en los mejores perfumes y le presentaron vestidos de todos los colores que uno se podría imaginar. La manera en la que se puede describir lo que estaba frente a los ojos de todo mundo es imaginandose la fiesta más grande y elegante multiplicada por muchas más. Dentro del salón parecía no caber una persona más, todos saludándose de manera muy cortés.

    Toda una zona del salón había sido dedicada a postres, todos los que se podrían imaginar, y algunos que se crearon especialmente para esa ocasión, puestos todos ahí para ella.

    Los invitados esperaban ansiosos la presentación de la joven, algunos para poder presentarse y conocer

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