Nunca. Jamás. Sucedió.: (Cuentos de ficción)
()
Información de este libro electrónico
En solo diecinueve de ellas, tan opuestas a lo que sabemos como cierto, el autor logra efectivamente y afectivamente, alejarnos de la realidad. Esta dificultad para reconocer lo verosímil, incurre en un nivel de incertidumbre que rápidamente estremece y obliga a seguir leyendo.
En dosis medidas a la perfección, que nos recuerda a la magistral prosa de Asimov, Borges, Bradbury, Poe y quizás Sturgeon, el escritor ilustra la posibilidad de lo imposible, lo que podría ser y no es. Interrumpir la lectura sería casi como un crimen.
Pero, ¿y si todo esto fuese cierto? ¿En que proporción lo sería? Como es habitual, Donnini, nos hace preguntarnos al final, si esto es verdad, o quizás,… nunca jamás sucedió.
Guillermo A. Bautis
Relacionado con Nunca. Jamás. Sucedió.
Libros electrónicos relacionados
Aquellas pequeñas cosas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRelatos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Entre la arena del reloj Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Panamericana Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesGOG Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl hombre que no sentía miedo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDonde los Muertos Permanecen en Pie Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLibro, árbol, hijo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesA troche y moche Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl guerrero que vino del mar Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa espera y otros cuentos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos motivos de Caín Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Rojo aceituna: Un viaje a la sombra del comunismo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5A cara o cruz Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCiudades escritas: Crónicas desde EE.UU. Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesToledo, la histoira jamás contada de las catedrales Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRelatos probables e improbables Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDon Juanito Y Yo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDrácula Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Novelas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPalabras para La Poderosa 1: Antología de cuentos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl viajero absurdo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Renacer Del Olvido Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa Condesa: Historia Y Leyenda Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La mar astaba sarana Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSevilla y la Casita de las Pirañas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMiradas de reojo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Grimorio Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Caballero de la luna Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuál es tu tormento Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Relatos cortos para usted
El profeta Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Las cosas que perdimos en el fuego Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Colección de Edgar Allan Poe: Clásicos de la literatura Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Vamos a tener sexo juntos - Historias de sexo: Historias eróticas Novela erótica Romance erótico sin censura español Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Hechizos de pasión, amor y magia Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El psicólogo en casa Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Me encanta el sexo - mujeres hermosas y eroticas calientes: Kinky historias eróticas Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El llano en llamas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Donantes de sueño Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cuentos de León Tolstoi: Clásicos de la literatura Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesColección de Gustavo Adolfo Bécquer: Clásicos de la literatura Calificación: 5 de 5 estrellas5/5¿Buscando sexo? - novela erótica: Historias de sexo español sin censura erotismo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El gallo de oro y otros relatos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5EL GATO NEGRO Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cuentos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cómo besa: Serie Contrato con un multimillonario, #1 Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El reino de los cielos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Hombres duros y sexo duro - Romance gay: Historias-gay sin censura español Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Los peligros de fumar en la cama Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Hasta la locura, hasta la muerte Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCuentos de Canterbury: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El señor presidente Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El césped Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Caballero Carmelo y otros cuentos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Selección de relatos de horror de Edgar Allan Poe Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los divagantes Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La paciencia del agua sobre cada piedra Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La metamorfosis: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Relatos de lo inesperado Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El diablo en la botella (Un clásico de terror) ( AtoZ Classics ) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Comentarios para Nunca. Jamás. Sucedió.
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
Nunca. Jamás. Sucedió. - Fabián Sebastián Donnini
Prólogo
¿Por qué escribe cuentos un notable cirujano cardiovascular? ¿Si los escribe, por qué los publica?
Conozco a Fabián Donnini hace más de 20 años, y aunque hoy estamos más viejos y tenemos achaques, seguimos compartiendo como colegas el trabajo y por sobre todo una gran amistad. Siempre tratando de ayudarnos mutuamente con desvelos y problemas, encontramos consuelo en la búsqueda, sabiendo que ni uno ni el otro tendrá la solución.
Pero, quizás un artista, es quién finalmente puede expresar sus sentimientos, y toda expresión requiere un destinatario. El principal destinatario es el artista mismo. Luego, quien lee se identifica con la historia y entiende estar expresando algo similar, o recibiendo un mensaje similar…
Esta hermosa antología de cuentos del Dr. Fabián Donnini es una declaración a la mujer amada, la expresión de devoción incondicional hacia los hijos, y tal vez una rendición de cuentas que busca la siempre inalcanzable reconciliación con los padres.
Nos lleva de paseo por un mundo en el que todo se toma un poco en broma para intentar infructuosamente alivianar el peso de la existencia. Además, vamos a encontrar buenas historias con pinceladas de reflexiones profundas, escondidas en la prosa de fácil lectura de un autor culto y brillante.
Un libro exquisito, que alterna entre la filosofía, el romanticismo y la narración de historias que intentan llevar lo cotidiano a lo sublime.
Un libro hermoso…
Gustavo Samaja
El emperador, el mago y la maldición
Antes de salir del hotel acomodé mis cosas. Era el último día en Beijing y al siguiente me aguardaba un largo viaje hasta Buenos Aires. Ya llevaba en Oriente más de quince días y aún me sentía cansado. La serie de conferencias a las que había asistido desde la llegada no me habían dado tiempo de adaptarme al cambio de horario y aún me despertaba a la medianoche creyendo que ya había amanecido. Me había ocurrido igual el año anterior, y como entonces recordé que también había supuesto que el viaje me serviría para ordenar mi vida afectiva. Aquella vez igual que esta creí que el tiempo lejos del hogar ayudaría a tomar una decisión sobre lo que debía hacer.
Tomé un café expreso y un paquete de galletitas de agua de una máquina expendedora y me senté en el lobby evitando el desayuno continental del hotel y el aroma de las frituras exóticas a esa hora de la mañana. Después de esas dos semanas no podía comer más que arroz blanco y agua. Añoraba una medialuna de manteca con un buen café con leche. Ni siquiera una croissant en el aeropuerto de París sería suficiente.
–Ojalá encontrar la felicidad con los afectos fuera similar que con la gastronomía. Uno siempre sabe lo que quiere y es muy raro que lo cuestione –pensé.– Sería mucho más fácil.
Me gustaban los hoteles. No había sido siempre así, pero en los últimos años empecé a disfrutar el trato cordial aunque frío e impersonal que ofrecían. Esto me permitía concentrarme en otras tópicos del trabajo o de mi vida.
El guía turístico entró al hall principal minutos antes de la hora convenida con una banderita en su mano invitando a los participantes del congreso a subir al bus que nos llevaría al palacio del emperador Zhu Mang. No eran muchos ya que la gran mayoría prefirió ir de compras a un shopping lo que motivó el enojo del guía.
–Hacen un viaje tan largo y en lugar de interesarse por la cultura prefieren perder el tiempo comprando baratijas–. Me dijo en correcto español con acento madrileño.
–Esas baratijas, como usted las llama, también son parte de su cultura–. Pensé, pero callé para no entrar en una discusión que no llevaría a ninguna parte. El guía había marcado bien sus puntos.
Observé las calles de Beijing desde la ventanilla del ómnibus pensando que quizás sería la última vez que estaría allí, tal cual lo había supuesto un año antes.
–Quizás esté destinado a pensar siempre lo mismo, el eterno retorno, el tiempo circular,– razoné con la desilusión que quizás entonces nunca encontraría la solución a la sensación que me agobiaba.
El bus zigzagueó entre rascacielos hasta que estos desaparecieron, luego por unas verdes llanuras y al cabo de una hora habíamos llegado.
La imagen del palacio era monumental. Lo había construido un emperador que había gobernado con anterioridad a el gran emperador chino. Mucho más pequeño, pero justamente por eso más exquisito y delicado, erigido en madera por sus propiedades antisísmicas y pintado con una variedad heterogénea de colores. Sus techos, que estaban superpuestos a la manera de las pagodas tenían un alero grande cuyo borde se encorvaba hacia arriba.
En su interior, un patio cerrado que se conocía como pozo de cielo
albergaba una escultura de jade del emperador Zhu Mang de un par de metros de altura. Esta era imponente, pero similar a otras tantas que ya había visto de mayor envergadura y refinamiento ya que se trataba de una obra más antigua. De todas formas lo que resaltaba era la excesiva expresión de tristeza en la boca y ojos del emperador.
Le pregunté al guía si había alguna explicación y entonces me contó la leyenda de la maldición del mago Woo Long que después confirmé en el libro Leyendas de la antigua China imperial
del profesor Dr. Quan Sé 1923 Ed. Prestay.
"Cuando el emperador Zhu Mang sólo reinaba en su ciudad alrededor del año dos mil antes de Cristo y quiso comenzar a unificar el reino le pidió al hechicero de su regencia, el brujo Woo Long que lo ayudara a triunfar en un ataque al feudo vecino y de esa forma extender su territorio, a lo que él se excusó ya que consideraba que el emperador era codicioso y presentía que ese plan expansionista iba a generar muchas muertes injustificadas.
El emperador encolerizado por la negativa encerró en los calabozos del palacio al mago no sin antes advertirle que llevaría a cabo su plan de todas formas.
Woo Long le dijo que mientras él estuviese privado de la libertad, el monarca y su descendencia sufrirían una maldición que consistía en no poder reconocer a la persona amada ya que esta les sería imperceptible a sus sentidos.
Zhu Mang reconsideró su decisión inicial de ejecutar al nigromante ya que temía de la efectividad de sus conjuros y lo mantuvo prisionero asegurándose que nada le faltare mientras él viviese. Así fue que conquistó gran parte de China, aunque devastando la población durante los ataques. Desposó a la hija del emperador de la ciudad vecina y tuvo tres descendientes, aunque siempre consideró que la verdadera felicidad le era esquiva ya que no podía percibir a su amada y consideraba su vida como un consuelo.
Un día el emperador enfermó gravemente y sintió que ya era momento de morir. En sus preparativos para dejar este mundo entendió que no podía traspasar su maldición a sus hijos e hizo que llamaran al mago que aún permanecía en cautiverio.
Cuando este se hizo presente Zhu Mang se dirigió a él no como un emperador sino como alguien que solicita un favor y le rogó que deshiciera el conjuro que lo había mantenido infeliz toda su vida aunque esta hubiera estado plagada de éxitos y gloria.