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El Café del Detective (Volumen 1) Un imposible amor en París.
El Café del Detective (Volumen 1) Un imposible amor en París.
El Café del Detective (Volumen 1) Un imposible amor en París.
Libro electrónico75 páginas53 minutos

El Café del Detective (Volumen 1) Un imposible amor en París.

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Nadine y Raúl, son dos, veinteañeros, migrantes en París. Allí viven, aman, sobreviven y trabajan, a duras penas, en la romántica ciudad de las luces.
Ambos, amantes de la literatura de ficción policíaca se ven enfrentados a su primer caso real: La muerte del amigo y propietario del Café, el que frecuentan con regularidad. La causa presumible de su asesinato es que estuvo hace casi una década atrás, relacionado con un proyecto de Nazis Hibernados en Alsacia.
Los dos jamás esperaban encontrarse en medio de un real caso policíaco, en donde todo el afecto que se tenían el uno por el otro, debería unirlos más aún para resolver el presunto asesinato. Excepto que entre ambos, surgen dudas, celos y falta de confianza que puede poner en peligro la amistad entre ambos y sobretodo, la resolución del enigma.
¿Serán capaces, con las pistas disponibles, averiguar quién es el culpable del asesinato del dueño del Café? ¿O más aún, descubrir de qué son capaces los culpables involucrados ?

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento12 jun 2022
ISBN9781005042295
El Café del Detective (Volumen 1) Un imposible amor en París.
Autor

Edgardo Ovando

Edgardo Ovando es un escritor, compositor, mezclador, remezclador y productor musical. Se licenció en Literatura y a publicado más de cuarenta y cinco libros, ya sea: Novelas, relatos cortos, nouvelles, cuentos o textos de poesías como también 20 (EPs y LPs, distribuidos, tanto en trabajos individuales y como miembro de los grupos: Killantú y Mitote) producciones musicales las cuales suman en total 150 canciones.Como consecuencia de su trabajo literario a recibido el reconocimiento, mediante tres importantes premios otorgados en su país de origen.

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    Excelente trabajo. Muy buen libro ? Me encantó gracias por compartirlo ?

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El Café del Detective (Volumen 1) Un imposible amor en París. - Edgardo Ovando

Primera Parte

Santiago de Chile

1

Nadine en Chile

(Otoño 1983)

Sin lugar a dudas, añoro esos días, cuando éramos tan felices, teníamos tan poco y el mundo estaba en nuestras manos. Pese, a mi precaria situación económica, sentía que cualquier cosa podía ser posible de realizar. Soñábamos, sin límites. (En honor a la verdad, más ella que yo)

Por mi parte, para obtener algún dinero extra para enviar a mi familia en la zona rural de Puerto Williams, trabajaba en una empresa de repuestos automotrices de marcas francesas Cit-Nault, en la capital y mi función era: Retirar el repuesto de Despachos, luego conducirlo en un furgón hasta una terminal nacional, la cual, ya sea por avión o camiones trasladaba los pedidos a provincias.

Cuando conocí a Nadine en la zona de despachos aun sentía mi inseguridad pueblerina, no era el sujeto canchero que deseaba y debería ser. Me costaba expresarme y mi voz era bastante tímida a la hora de leer en voz alta el pedido. Ella, por su parte, era la encargada de ir a la bodega y traerme una a una, las piezas requeridas, para que yo, posteriormente, las trasladara a su destino.

Es cierto, debo reconocer, me atrajo a primera vista: Tan delgadamente pálida y sobre todo tan artesanal para vestirse. Ese vestuario de anchos chalecos tejidos con de lana de oveja, estaba de moda, en esos días en Chile y competía con los internacionales new waves de pantalones amasados y colores fluorescentes. ¿Pero qué me atraía?

De regreso a casa, cuando iba en el largo y agotador viaje en el bus, descubrí que había sido una mirada de ella, la cual, por centésimas de segundos, había provocado que me sintiera bien. Era esa mirada la que hizo germinar una mínima semilla de confianza en mí.

Al otro día, cuando el otoño con sus colores amarillo-dorado en las hojas secas, regresaba, fríamente, con sus lluvias esporádica, apenas recordé al chico inútil y tímido que regularmente era.

Ahora, caminaba con asombrosa seguridad a la sala de los pedidos, los hojeaba y me dirigía a Despachos. Ni yo mismo me reconocía, pero era yo. ¿Qué había ocurrido? ¿Alguien puede explicarlo?, pues francamente yo no lo sé.

Desde ese momento, cada vez que iba por los repuestos, esperaba ser atendido por ella, ignoraba, deliberadamente, a los otros despachadores para: ¡Oh sorpresa! tocarme con la francesita.

Lentamente, los sentimientos entre ambos fueron aumentando. Había una conexión fuerte, era innegable, por lo que los escasos encuentros diarios, se fueron haciendo más intensos bajo los nublados cielos de fines de otoño.

En la zona de Despachos, tenían un pequeña estufa a gas que enrojecía dos placas de cerámicas irradiando calor; sin embargo, Nadine, atendía con guantes de lana, una bufanda que le ocultaba la boca dejando, apenas, libre sus fosas nasales y una boina al tono en el mismo tejido.

— Amaneció helado hoy —enunció Nadine, apenas hablando sobre la bufanda de lana.

— Es cierto, prefiero que llueva a soportar el frío —respondí sonriendo y busco descifrar qué hay en su mirada que me tiene deseando estar cerca de ella todo el tiempo.

Separados sólo por el mesón, le acerco el ticket con el código del repuesto a retirar y le vuelvo a sonreír, por suerte no me siento ridículo en ese rol de galán de cartón. Siento estoy abriendo una pesada y estrecha puerta a mis emociones y lo inquietante es no saber qué parte de mí mismo encontraré.

— ¿Me acompañas mañana sábado a la Bibilioteca Nacional? —preguntó Nadine con su acento especial y pensando cada una de sus palabras— Necesito buscar una información de novelas policíacas chilenas.

— ¿A qué hora? —le pregunto sosteniendo mi mirada en sus ojos verde-azules y evitando, a propósito, bajar la vista a las partes de su cuerpo ocultas por un ancho chaleco de lana chilota.

— ¿A las 12, en la entrada?

— ¡Ahí estaré!

Sin duda, su cargo en la empresa era más importante que el mío, porque al estar en directa relación con los productos, significaba confianza por parte de los ejecutivos franceses; afortunadamente, ambos estábamos en Despachos Menores, esto quiere decir, repuestos pequeños y livianos: Empaquetaduras, tornillos, bujías, focos, nada que supere los treinta o cuarenta kilos. En Despachos Mayores, se encontraban: Cajas de cambios, motores, cardanes…etc.

Nadine, había sido invitada por la empresa, para cooperar, como traductora, en las actividades de monsieur Coureau, además de organizar los inventarios

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