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Saga de la ascensión: 4
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Saga de la ascensión: 4
Libro electrónico122 páginas1 hora

Saga de la ascensión: 4

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Faith Jones es una chica de la Tierra... y a la vez no.


Es mitad alerana. Y no cualquier mitad, una mitad descendiente de la realeza.


Su madre es la reina, su hermana es la heredera al trono, y su gemela está decidida a matar a todos los alienígenas del planeta si eso es lo que se necesita para encontrar a su madre secuestrada.


El trabajo de Faith es ocultar su identidad e infiltrarse en la casa de la familia Jax para descubrir quién las traicionó y ordenó un asalto a sus vidas. Faith cree que lo tiene todo bajo control, hasta que conoce al hijo mayor de Lord Jax, Thordis. Es sexy. Es muy seductor. Y la primera vez que él la ve, le dice la única cosa que ella absolutamente no desea escuchar... ¡Eres mía!


Su cabeza le dice que no pero, ¿su cuerpo? Bueno, es un traidor sin sentido que parece tener mente propia. 


¡Descárgalo ahora y continúa la aventura en Alera con Faith, Destiny y Trinity en Novias Interestelares: ¡La saga de la ascensión! 

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento18 ene 2022
Saga de la ascensión: 4
Autor

Grace Goodwin

Sign up for Grace's VIP Reader list at http://freescifiromance.comYOUR mate is out there! Take the test today and discover your match (or two):http://InterstellarBridesProgram.comInterested in joining my not-so-secret Facebook Sci-Fi Squad? Get excerpts, cover reveals and sneak peeks before anyone else. Be part of a closed Facebook group that shares pictures and fun news. JOIN Here: http://bit.ly/SciFiSquadAll of Grace's books can be read as sexy, "stand-alone" adventures.About Grace:Grace Goodwin is a USA Today and international bestselling author of Sci-Fi and Paranormal romance with nearly one million books sold. Grace's titles are available worldwide in multiple languages in ebook, print and audio formats. Two best friends, one left-brained, the other right-brained, make up the award-winning writing duo that is Grace Goodwin. They are both mothers, escape room enthusiasts, avid readers and intrepid defenders of their preferred beverages. (There may or may not be an ongoing tea vs. coffee war occurring during their daily communications.) Grace loves to hear from readers.

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    Saga de la ascensión - Grace Goodwin

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    Faith, mansión Jax


    Esperaba que a mis hermanas les fuera mejor que a mí. Una princesa, una criada y una monja. ¡Vaya combinación!

    Trinity estaba en todas las noticias de las pantallas. El vestido que tenía el día en que salió al público era espectacular. Ella nunca había usado su pelo en mucho más que una trenza o una cola de caballo, pero mientras caminaba por las escaleras del palacio de nuestra madre, lucía como una reina.

    Se veía tan hermosa que lloré, y yo rara vez lloraba. Y si no hubiera sido suficiente, Zel, el guardia inconsciente que habíamos salvado esa primera noche, resultó ser un tipo muy, muy malo, y la había secuestrado en su gran recepción de bienvenida al trono. Casi se había salido con la suya también. Cielos, también lloré después de eso. Una cosa era saber que podría haber algún tipo de peligro, pero ¿amenazas reales y hombres malos? Me aterrorizaba. Lloré y luego lloré un poco más. Pero tenía que parar, tenía que sacar a relucir mi versión más madura, con ropa interior de princesa. Así que ahora me parecía mucho más fácil hacer un chiste y seguir adelante.

    Seguir adelante. Ese había sido el lema de mi vida hasta que mis hermanas y yo vinimos a Alera. Ahora era una prisionera de mi propia circunscripción. Una criada en la casa Jax. El lugar que estaba bajo investigación de la unidad Optimus debido a lo que ocurrió con Zel. Eso también estaba en todas las noticias. Y me sentía un poco nerviosa ya que husmeaba donde otras personas investigaban. No fui entrenada por la CIA, y no me estaba yendo muy bien en mi misión.

    —Tráeme otro trago, ¿quieres, querida? Estoy a punto de morirme de sed —Lord Jax, el anciano, como me gustaba pensar de él, tenía los pies en alto frente a la chimenea de su oficina, a pesar del hecho de que estaba completamente vestido con la ropa de montar de su salida vespertina; y tenía a dos criaturas que parecían gatos muy grandes con rayas de cebra descansando en su regazo—. Y algunos de esos pequeños bocadillos, también.

    Él levantó su copa vacía en el aire y la retiré. 

    —Por supuesto, mi lord. —Las criaturas parecidas a los gatos eran fascinantes y hermosas, y no ronroneaban exactamente. Pero el sonido me recordaba al de un motor diesel en reposo, simplemente menos ruidoso, ni olían tan mal.

    Llevando la copa a un aparador, la llené, no con agua, lo que realmente habría saciado su sed, sino con vino. El lord disfrutaba de su vino, de sus mascotas y presumía de su hijo, el magnífico y perfecto modelo de todos los especímenes masculinos. Al escuchar hablar al anciano uno pensaría que su hijo, Thordis Jax, estaba al mismo nivel que el propio Superman.

    Había visto un retrato en el pasillo. Y sí, él era hermoso. Más parecido al actor que interpretó al Capitán América en las películas de la Tierra que al Adonis de cabello oscuro de Kriptón. Pero nunca llegué a conocer al hijo pródigo. Y no tenía ganas de hacerlo, especialmente desde que supe que había crecido con Zel, y que él había sido su mejor amigo cuando eran niños. Vivía en su propia casa al otro lado de la ciudad, lo cual me parecía bien. Si él fuera tan inteligente y atento como decía su padre, nunca terminaría todas mis tareas en esta casa y me quedaría comiéndolo con mis ojos. Pero podría ser un traidor. Cualquiera en esta casa podría ser quien acabara con mi familia.

    Me apegué a las tareas para las que me habían contratado. Estas tareas incluían pasar desapercibida y cazar al traidor.

    Nada del otro mundo, ¿verdad? Nada para una princesa disfrazada de criada. En realidad, no era del todo malo, y nadie había usado la palabra criada. Tampoco tenía que usar un vestido de algodón áspero y restregar ropa hasta que mis dedos se agrietaran y sangraran. Ellos aprovechaban mucho su tecnología avanzada. Los generadores de materia espontánea, o unidades S-Gen, creaban ropa nueva de la nada todos los días. De la talla perfecta. Limpia, lo que significaba que no había que lavar nada. No había manchas de comida que limpiar. El S-Gen reciclaba los objetos a nivel atómico, descomponiendo todo en una unidad básica de energía y transformándola en los componentes necesarios para el siguiente elemento que pudiera ser solicitado.

    Yo era una sirvienta. Una mucama. Yo servía. Dios no permita que estos nobles tuvieran que caminar hacia la unidad S-Gen y pedir algo para ellos mismos. ¿Pero el vino? Eso era especial. Importado de un planeta llamado Atlán, o eso me habían dicho.

    La señora de la casa me había informado muy claramente que nadie que fuera de clase alta bebía vino de una unidad S-Gen.

    A la mierda con eso. Yo bebía casi todas las noches desde que llegué aquí, y sabía muy bien. Tomé la oportunidad cuando llegó el momento de encerrarme en mi pequeña habitación y de intentar dormir. La mayoría de las noches me ayudaba, pero no lo suficiente. Me despertaba sudando con las visiones de los asesinos que intentaron matarnos, de mis manos cubiertas de sangre...

    Joder. Estaba temblando ahora. ¿Dónde había un buen chiste cuando lo necesitaba?

    Tomé el vaso y el pequeño plato de comida que el cocinero dejaba todas las tardes: una especie de pescado picado en galletas que el lord disfrutaba comer... y compartir con sus gatos.

    —Aquí tiene, señor. Lleno hasta el borde, justo como le gusta. —Y así le gustaba. Tan lleno que un paso en falso derramaría grandes cantidades de vino, tanto en mi mano como en la lujosa alfombra color marfil—. Y sus bocadillos favoritos.

    —Excelente. Eres buena, Faith. Muy buena. —Cogió una galleta con el grueso relleno blanco y se la metió en la boca—. Umm, ¿ya has probado el pescado? Está delicioso —Tomó otra del plato y se la dio al gato.

    —Gracias, mi lord, pero no. Yo no como carne.

    —¿Eh? —Me miró—. Sí, puedo ver que a los animales les agradas demasiado como para que puedas comértelos.

    Él sonrió y tomó otra galleta y pescado, y luego tragó junto con el vino.

    Era un hombre agradable. Por lo que pude ver, se acercaba a los sesenta años y no hacía mucho en estos días. Me dijo que su hijo se había hecho cargo del negocio de su imperio varios años atrás, por lo que él se encontraba libre para viajar y beber y, —en un momento de embriaguez— supuestamente follar con su hermosa pareja. «El viejo amigo todavía funciona, puedo decirte. La complace y la hace gritar como cuando era más joven. Ah, sí. Mi polla nunca le falla. ¡Nunca!».

    Era demasiada información, pero solía decirlo porque estaba muy orgulloso de sí mismo. Además, seguía estando completamente dedicado a su esposa después de más de treinta años. Así que tuve que sonreír, llevarle su bebida y decirle que su miembro debía de ser realmente estupendo.

    Me fulminó con la mirada y los dos nos echamos a reír, justo cuando la mujer de su eterna afección entró en la sala.

    En aquella ocasión, solo una mirada que se entrecruzó entre ambos, y él de inmediato la llevó a sus aposentos, dejándome sola para limpiar el vino que había derramado por la prisa —y para revisar los cajones y armarios—.

    Con cada oportunidad que tenía, me dedicaba a revisar todo. Leía notas. Buscaba pistas sobre quién podría haber secuestrado a nuestra madre. Escuchaba a escondidas las conversaciones y hacía preguntas, con la esperanza de que alguien me dijera algo que pudiera utilizar. Hasta ahora, no había encontrado nada.

    Nada que conectara a alguien de la casa Jax con Zel, ninguna información sobre mi madre, ni de Zel. Dios, me hizo enfadar tanto que era bueno que ya estuviera muerto. ¡De hecho yo misma había ayudado al imbécil! Sin embargo, mi madre seguía desaparecida, lo que significaba que el idiota no

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