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Mi Amigo Miguelito Motivo De Mi Locura
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Libro electrónico289 páginas4 horas

Mi Amigo Miguelito Motivo De Mi Locura

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Información de este libro electrónico

Drama de un esquizofrénico que desde el manicomio cuenta su vida y los motivos por los que se encuentra en tal estado de locura. Desde niño fue cautivado por su sexo, a quien trataba como una personita particular que vivía unida a él, y actuaba de acuerdo a lo que su sexo necesitara. Su niñez y adolescencia pasaron sin el apoyo de sus padres, sólo el consejo de su pervertido tío quien le facilita el camino para que se transformara en un esclavo de su propio mienbro, y que de manera determinante eso fuera el motivo que lo llevara hacia un final macabro. Por su lenguaje masculino soez y rudo, este libro no se recomienda a todo lector. En exclusiva para hombre adultos, y sobre todo que sean padres de familia.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento15 oct 2019
ISBN9781506530444
Mi Amigo Miguelito Motivo De Mi Locura

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    Mi Amigo Miguelito Motivo De Mi Locura - Felix Cantu Ortiz

    Copyright © 2019 por Félix Cantú Ortiz.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Fecha de revisión: 15/10/2019

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    799670

    Dedicatoria

    Para mi hijo Renato, y para todos los muchachos de su generación, que como él, se han casado y han tenido por lo menos un hijo varón.

    Advertencia

    R efiriéndonos al tema psicológico que es tratado en el presente libro, aunque no es más que un drama propio de la vida real, diremos que es un poco complicado y violento.

    Para algunos hombres y para las mujeres hasta podría resultar vergonzoso leer entrelazadas en las páginas de este libro algunas palabras no muy adecuadas al bien hablar o al bien decir, ya que aquí se utiliza un lenguaje, que siendo muy burdo y común entre nosotros los hombres desde que somos niños, no deja de ser vulgar, crudo y soez para otras personas, sobre todo para los que son muy educados. Aunque cuando se es niño, sea como fuere su educación, el tratamiento entre niños es muy rudo y se transmiten su lenguaje también rudo, pero que finalmente a todos les queda en su cabeza como un secreto a guardar, que obviamente no van a ir a repetir a la gente adulta, a sus padres y tíos. Pues los padres comenzarían con el sonsonete de dime con quién andas y te diré quién eres…

    Por lo que es de esta forma que el tema se desarrolla y es plasmado en las páginas de este libro, y debido a esto, pudiera parecerles a muchos que el contenido sea algo pornográfico, cuando en realidad no lo es, porque no es esa la finalidad de este libro, y por ello pudiera ser no propio para ser leído por cualquier tipo de público.

    Por eso advierto que se abstenga de leerlo todo aquél que no sea un hombre adulto, o que no tenga un criterio amplio y suficientemente abierto ante estos temas sexuales que tan crudamente aquí se exponen. Hay que recordar, durante la lectura del libro, que es el desarrollo de un problema psicológico de una persona que a menudo era engañada por su propia manera de pensar a tan temprana edad, y con el tiempo, bajo el apoyo de su pervertido tío, su pensamiento termina por adoptar su manera de pensar como su manera de ser.

    Por eso digo que al ser leído el libro, mucha gente se va a confundir y va a pensar que hay muchas notas de carácter pornográfico, lo cual no es el fin de esta lectura, como ya mencioné. Es por eso que es mejor que se limiten a no leerlo si es un lector de mentalidad confundida.

    Aunque podría ser muy apto para ser leído por padres de familia.

    El Autor.

    Prefacio

    S i se pudiera prever lo que le va a pasar a uno en esta vida, viviríamos con cierta confianza en el porvenir y de alguna manera, aunque lo que nos pasara fuera malo, nos sentiríamos libres de preocupaciones y reaccionaríamos adecuadamente desde mucho tiempo antes para evitar lo que ya sabríamos que pasaría, si no hiciéramos lo adecuado para que esto o aquello no se diera. Pero desgraciadamente no lo sabemos, sino hasta el momento en que nos suceden las cosas, y en esos momentos en que hay que decidirse, pudiera ser que ya no haya remedio de reacomodarse en la vida o de enderezarse. Pues ¿qué hacer cuando ya se enchuecó el camino por el que se caminaba? Nadie está libre de ser atacado por las circunstancias. Todos estamos expuestos a que nos sucedan las cosas menos pensadas. Pues estando vivos en este mundo, todo se puede esperar. Sólo los muertos no reaccionan. Somos humanos, y por lo tanto tenemos libre albedrío, imaginación y pensamiento propio, pero eso, en ciertos aspectos de la vida, debería de ser exclusivo para personas que ya han llegado a las edades adultas, pues el tiempo que corre desde que nace uno hasta determinada edad, debería de ser solamente aprendizaje, y me refiero a las cosas psicológicas que tienen tanto que ver con la sexualidad y la manera de comportarse ante estas dificultosas situaciones, que son tan distintas entre una persona y otra, y sin embargo, en las dos, requieren de una enseñanza, o por lo menos de una guía bastante fuerte y confiable para andar por esos andrajosos y espinosos caminos, que generalmente nos dejan andar a solas, sin guía, sin que nadie nos diga cual es la mejor manera de actuar y de responder a cada insinuación sexual. Habrá algunos que por suerte su vida sexual infantil y adolescente se llevó a cabo de una manera normalmente adecuada; pero habrá otros que no. Yo diría que en la mayoría de los ejemplos que pudiéramos analizar, no llevaron una vida sexual justa y bien vivida, o mejor dicho, correcta; o bien, guiada por alguien que pudiera en cada momento abrirles la mente y aclararles las situaciones de una manera natural y clara, de manera que no quedaran dudas que tuvieran que resolver por su propia cuenta, por ellos mismos, o consultarlas a otras personas como ellos, que tampoco tienen la experiencia suficiente para dar con la respuesta correcta en cada caso. De esto está lleno el mundo de los niños y los adolescentes, e inclusive de algunos adultos que nunca llegaron a madurar en estos menesteres. Y los papás de ellos, ni se enteran de lo que está pasando por la mente nuevecita, infantil e inmadura de aquellas pequeñas personitas que apenas despiertan a la vida. Y se pudiera decir, que hay personas que estando aún ya en la edad adulta, nunca aprendieron lo suficiente para actuar por sí mismos con ese libre albedrío y pensamiento propios que nos caracteriza a todo ser humano, precisamente, debido a la falta de una guía fiel, o a la falta de confianza para actuar por sí mismo, cosa que no lo aprendió, o no le enseñaron a desarrollar desde que era niño. Señores padres de familia: busquen la manera de cuidar a sus hijos intrínsecamente en estos motivos psicológicos que requieren su presencia y su autoría; desenmascaren sus rostros; quiten la venda que no les permite ver en sus hijos sus tiernas necesidades; dense tiempo para estar siempre con ellos y poder abrirles los ojos ante infinidad de circunstancias desfavorables, peligros, tanto de los ataques sexuales propiamente individuales, como de los que los niños puedan tener por terceros, ya sean niños de su edad o mayores que ellos; sean prudentes y sean pacientes con ellos y demuéstrenles la confianza necesaria para que no busquen las soluciones que no deben, y donde no deben. El contenido de este libro es un poco crudo, pero no dudo que para algunas personas sea una realidad. A mi juicio de lector, tiene una trama, que envuelve y te hace seguir leyendo y continuar más y más dentro de la historia. Sin embargo, no dudo que al que lo lea le provoque morbo… Y pudiera ser que ese morbo sea tan sólo curiosidad por enterarse de las experiencias de personas que cuando niños pudieran haber tenido, relacionadas con el presente tema. En realidad es algo que nosotros, como hombres hemos vivido y en algunos casos imaginado en mayor o menor medida. Sin embargo, este caso es un caso algo extremoso, pero no por ello poco común. Las enfermedades psíquicas, causadas por las incontables insatisfacciones sexuales provenientes de los inicios de esta necesaria, pero mal llevada actividad humana, o por las equivocadas decisiones en los comportamientos sexuales en el cambio de niñez a adolescencia, y de adolescencia a madurez, son incontables, y yo diría que el mundo está lleno de este tipo de desajustes mentales o enfermedades, las cuales las podríamos clasificar por sus orígenes y características, dentro del tipo de enfermedades mentales crónicas. En verdad, creo que este libro debiera ser tomado en cuenta para tenerse como ejemplo de estudio en alguna institución, ya sea del gobierno o privada, para que sirviera como libro de texto, obviamente para adultos, para estudiar los asuntos relacionados con el tema de las consecuencias mentales causadas por los mal llevados comportamientos y hábitos sexuales tempranos. Con ello poder idear alguna manera de ayudar a niños cuyas inquietudes sexuales puedan encontrarse en situaciones semejantes, y aunque no fueran de este tipo, pero que sirvieran de manera de poder brindar la confianza necesaria para resolver todas sus dudas. Y obviamente, poder entender mejor a los adultos que hayan vivido las consecuencias de situaciones o desviaciones como las que aquí se mencionan. Así mismo, ayudar a los padres de familia a educar mejor a sus hijos en el desarrollo de su sexualidad.

    En cuanto a la estructura del texto y material literario, creo que está muy bien llevado, con una prosa muy clara, coloquial, y con una excelente narrativa: sin rodeos, ni palabras extrañas, sin metáforas ni simbolismos difíciles de definir y sin confusiones, simplemente muy bien explicada, pero definitivamente muy cruda, como es la cruda realidad de lo que aquí se expone.

    Ing. Gilberto Elizondo Martínez.

    Primavera del 2019.

    Y en eso del

    dormir… ¡Ah, qué batallar…! Procuro a veces echarme a la cama desde temprano, aunque realmente no sé nunca cuándo es temprano ni cuándo es tarde, ni cuándo es de día, ni cuándo es de noche, sólo me parece que es lo que es, y por eso lo digo, con el afán de no desviarme en el propósito de dormirme, pero no logro dejar de pestañar, y me muevo hacia el lado derecho y luego me muevo hacia el izquierdo, y luego me tapo porque me da frío; y luego me da calor, y me vuelvo a destapar, siempre y cuando esté desamarrado, porque si estoy amarrado a la cama, como suele suceder, pues no me muevo para ningún lado, y así me quedo, viendo sólo un infinito que no existe en el techo de esta habitación, y que ni siquiera veo, porque las luces las apagan con frecuencia, y no sé si es porque ya anocheció o porque creen que yo no las necesito, quizás para ahorrar. Y yo creo, que es lo más seguro, que cuando me da la esquizofrenia, esa rara enfermedad que dicen que tengo, es cuando me dejan con los brazos amarrados y por consecuencia, quedo bien sujeto a la cama, y me supongo que debe de ser por el peligro que corro en que yo mismo me pueda suicidar, y si por mi locura eso creen que suceda, pues que lo crean, yo sinceramente no les puedo decir cuáles son mis planes porque realmente ni los sé…

    ¡Esa vocecita que me habla en las noches, y a veces a cualquier hora…!

    Pero bueno, así se me pasa el tiempo sin poder dormir, y sabrá Dios desde cuándo me están pasando estas cosas, no lo sé, pues es imposible medir el tiempo desde aquí… La verdad ni quiero saberlo porque los ratos que tengo para pensar un poco, me la paso recordando cosas de mi vida y las detalles que en ella me han sucedido. Lo que sí sé es que creo que me estoy volviendo loco, o quizás ya lo estoy, después de todas esas cosas tan difíciles, como que pedir dormir, se transforma en un lujo, y pues me tendré que conformar con tan sólo intentarlo, y la verdad de todo, es que no sé si ya estoy durmiendo, o si estoy despierto, ya ni sé, aunque durante la noche entera me esté moviendo de un lado al otro para lograrlo, y así me la pase hasta al rato en que ya no se vea ninguna luz ni por debajo de la puerta, que es por donde distingo claridades, que según yo, ya no hay el peligro de que alguien me pueda ver encuerado… Es entonces cuando me quito la bata para descansar mejor, para acomodarme mejor en esta cama que parece de piedra, a la que ya estoy acostumbrado, pues tantos años así… Pero de todas formas, que no deja de molerme el cuerpo, lo cual ya se convirtió en una forma de mi vivir, y de mi sufrir…

    Y si estoy considerando decir algo de mi vivir, ¿pos¹ cuál vida? Aquí siempre y sin poder salir, en medio de estas cuatro paredes que en lugar de curarme me están enloqueciendo más que como estaba cuando aquí me metieron, y la verdad, aquí entre nos, yo creo que yo no estaba loco, pero ellos dijeron que sí, y ni modo, aquí estoy, escuchando seguido esa vocecita que parece la voz de mi propia conciencia y que me hace recordar tantas cosas, que yo mismo las contesto, pero la cosa es que yo mismo me las platico, pos nadie está conmigo para que las oiga: solo, hable y hable todo el día, hasta que me canso. De todas formas nadie me va a escuchar… Pero pues ¿qué hacer, o a dónde irse, si ni lo dejan a uno salir?

    Y si digo: ¡Qué sufrir…! La verdad no es tal cual la cosa, prefiero estar solito y en santa paz, que estar con todos aquéllos que loco me volvieron, y aquí solito, y sin que nadie lo venga a ver a uno. ¿Pos quién?, si no tengo a nadie que me llore ni me extrañe. Los pocos que podían hacerlo ya murieron, aunque dudo que me quisieran al grado de venir a verme, en fin, ya están muertos y que en paz descansen. Y los que no lo pueden hacer, seguramente nunca lo harán, saben que estoy aquí, pero no vendrán nunca, y siendo así, que nadie se interesa por mí, me siento realmente un poco libre, pues le doy vuelo a la hilacha² de recordar las cosas que me pasaron en la vida, ¿y pos qué más hacer?, sólo meterme en mis recuerdos, y volver a vivirlos sin que a nadie le importe ni le tenga que dar cuentas, y de esa forma puedo recordar todo lo que quiera, y cuantas veces yo quiera y pueda profundizar hasta donde yo quiera, y me lo platico yo mismo como si me estuviera contando una historia… Aunque no se trata de buscar el origen de mis males, porque ese mal ya de sobra sé cuál es, sino que se trata de recordar las cosas, ya que aún tengo capacidad para hacerlo.

    ¿Estarían bien o estarían mal las cosas que me vi obligado a hacer? Sólo lo sabe Dios, ni a quién darle cuentas aquí en vida, todos son una bola de burros, no lo entienden a uno, y basta con que les diga algo naturalmente que me haya pasado para que me consideren más loco aún… Hay veces que vienen los doctores y me preguntan cosas, que para contestarlas, les tengo que decir partes de mi vida; pero a veces no vienen, y simplemente yo lo hago por gusto, escucho la voz de mi conciencia que por coincidencia me las pregunta y me pongo a recordarlas, y hablo, y hablo, por horas sin cansarme.

    Los locos son ellos, yo sólo he vivido, pos yo diría que bien, pues si hubiera vivido mal, me hubiera enfermado seguido muy seguramente, o ya me hubiera muerto de algún mal que hubiera yo agarrado, pero no, aquí de viejo, en estas cuatro paredes me la paso, y de alguna manera intento ser feliz, eso que ni qué,³ me burlo de todos y de todo, porque los tontos creen que estoy loco, y los locos son ellos. Soy feliz, como digo, y hago lo que quiero cuando puedo, y cuando puedo nadie me detiene, ni tengo que darle gusto a nadie, ni darle cuentas a nadie en esta vida, y allá en la muerte pos ya que va a saber uno de lo que pasó, total que haya vivido como haya sido, cada quien su vida, y si por eso estoy aquí, pos yo no tengo la culpa, pero sea como sea, estando vivo todavía puedo sentir y puedo soñar y pensar, pero como dicen que estoy loco, y al parecer los locos no tenemos derecho a pensar, ni a recordar, ni a reír, ni a llorar, porque ellos dicen que no tenemos capacidad para hacerlo… Vaya, vaya, pues entonces por qué me dicen que estoy loco si yo sueño, si yo recuerdo mi vida entera, lo que me pida alguien que le cuente de alguna parte o época de mi vida, se lo puedo contar, y hasta con lujo de detalles… Y dicen que estoy loco, ¿de verdad creerán que lo estoy? Yo no les digo nada de que si sufro o no sufro, que para mí, si esto es sufrir, pues estoy conforme, y si lloro, ¿a quién le importa? Y es por eso que a veces me pongo a pensar si realmente no estaré muerto ya, o si el estar despierto equivale a estar diciendo todo eso que me pasó, ¿no será un sueño en el que estoy recorriendo toda mi vida para que yo mismo me arrepienta? ¡Sabrá Dios…!

    Y con relación a lo de la cama de piedra donde me acuesto, que es tan dura y moledora, igual que está tan llena de chinches y pulgas la cobija con la que me tapo, porque ah cómo me mortichingan⁴ todas las noches, total, ya ni llorar es bueno, porque si logro quedarme dormido, sea de piedra la cama, o sea de algodón, o sea de sedas finas, la verdad es que ya ni lo siento, y es por eso que no me importa, pero mientras intento dormirme, aunque resulte que no me duermo, y en que no me duermo ya estoy dormido, quedo finalmente confundido… Ahí sí que le ando poniendo peros al asunto y no dormirme me incomoda cuando a veces pienso que ya estoy soñando, y creo que eso es el verdadero motivo por el que yo no me duermo, pues si ya estoy dormido, para qué pensar en que batallaré para dormirme, o simplemente que no me voy a dormir, porque ya lo estoy, pero la realidad es que no es así.

    Está muy claro y es de saberse que es uno mismo el que ya trae sus propios motivos para no poder dormir. Entiendo que hay de todo en este mundo, y así como yo, que dizque⁵ estoy bien loco, quizás no duerma por mi locura, y en mi locura ya estoy bien dormido porque me gusta estar hable y hable, hasta el cansancio, y aún así no termino de contar tantas cosas de mí. Habrá otros que no duermen por sus mortificaciones, otros porque temen que les quiten sus posesiones, otros porque no resuelven sus grandes problemas, otros más, porque se les murió un ser querido, otros porque están enojados con el vecino o con su hermano, y otros porque no tienen para comer, y otros porque comen de más y andan del malestar de estar empachados, otros porque no pasaron la prueba, otros porque los corrieron del trabajo, otros porque tienen mucho trabajo, y otros porque no saben hacer las cosas, otros porque se casaron y desde que lo hicieron no cierran el ojo, unos por no dejar de hacerle el amor a su mujer, y otros porque no pueden hacérselo, y otros porque no saben cómo hacérselo, otros tantos porque tienen que irse a vivir fueras, otros porque cometieron adulterio y están al pendiente de que los descubran, otros porque violaron a alguien sin querer violar, pero lo hicieron, y otros porque a ellos se los violaron, y otros muchos más porque simplemente no pueden dormir y ya ni las pastillas les hacen, y otros, por quién sabe qué razones, y otros más por otras cosas que no son ninguna de éstas, total que siempre hay gente que no duerme por muchas y miles de razones, y a pesar de que tomen comprimidos⁶ de todos tipos para hacerse sus curaciones, qué caray, no logran dormir, y yo, contándome dentro de esos miles, no soy la excepción, y como traigo mucha cola que me pisen⁷ por lo que en toda mi vida me ha pasado, pos creo que esa pueda ser la verdadera razón, pero la verdad de la verdad quién sabe cuál será, porque a mí, las cosas que me pasaron en mi vida no me incomodan porque al principio me gustaron, no lo puedo negar, aunque ya después me fregaron,⁸ tampoco lo puedo negar, pero cuando me gustaron, no hice más que complacerme y satisfacerme, y eso me gusta mucho recordarlo. Díganme ¿a quién no le gusta recordar lo sabroso que la pasó en la vida? Lo que me incomoda es que nunca salí del hoyo en que me metí, y precisamente eso es lo que me mantiene jodido ahora: que si duermo, que si no duermo, que si ya estoy dormido, o si sigo dormido, que si estoy muerto, que si estoy vivo, y aquí ¿a quién darle gracias por lo recibido…?

    Como dije hace un rato, yo simplemente batallo mucho, y hago esto y hago lo otro, y me siento y me levanto, intento matar un mosquito, y luego otro, y vaya que hay muchos, y me rasco una nalga y luego la otra, y luego me huelo los dedos, y si huelen feo, menos me duermo, y aquí ni a dónde ir a lavarse las manos, y si hubiera, como quiera no puedo salir de estas cuatro paredes, pero eso sí, no me dejan que me acueste si no me baño antes, y con agua bien fría para que no me ande quejando que hace calor, y yo como soy tan asqueroso, lo que hago al bañarme es tener el mayor cuidado y atención de lavarme bien el trasero, y por un buen rato con mucha espuma, y también en todos los recovecos y coyunturas⁹ de todo lo demás del cuerpo. No me gusta tener que oler esos olores en los lugares donde las pieles se pegan durante todo el día, y por el contacto bien que sudan, y luego se seca y se agria el sudor, y luego huele mal, y luego, con tan sólo que pase medio día, al rascarse salen quesitos de piel sucia, y luego… Ya ves, además esos olores y sobre todo esos quesitos que se acumulan entre la glande y el prepucio del pene, o entre éste y la güevada, puesto que soy mucho de andar rascándome o agarrándome los güevos, y no porque sea un maniático sexual, como ellos dicen, sino que para agarrarse uno sus propias partes, no necesita un permiso especial de nadie, ni tampoco ser un desquiciado, ni un depravado sexual, sino porque, la verdad, a mí particularmente me tranquiliza un poco, puedo comprobar a cada momento que mi amiguito del alma, que aún me acompaña y supuestamente aún me quiere, aunque se hace el desentendido la mayoría de las veces, debido a que yo me hago el desentendido también con él, y eso que ni qué,¹⁰ pero yo sé que me quiere todavía, sin duda, aunque yo lo desprecie y lo odie; pero eso sí, para lo único que sirve ahora es para provocar lo que me hace sentir, y para lo que me hace que recuerde, principalmente que soy muy macho, y de los que más,¹¹ que es un gusto aparte que me puedo dar al tocarme allí; aunque a él no le guste, y aunque en mi vida haya pasado lo que haya pasado, eso ya quedó en el pasado, qué me importa, porque el pasado simplemente ya quedó atrás; sin embargo: ¡Ay olorcitos, cómo me chingan…!, asquerosos, y cada rato lo recuerdo, pero quélihace,¹² pos son mis güevos y adelante d’ellos está mi amiguito que se convirtió en mi enemiguito, que para presentárselos, deben saber que siempre lo llamé miguelito, y con minúscula, para no confundirlo con el diminutivo nombre propio del que se llame en realidad Miguel, y al tal

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