Mil
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Es muy fcil poder decirlo, ms fcil es an pensarlo; Pero en el trabajo de hacerlo est el trance de revelarlo.
Mil: un nmero de tres ceros, en las cartas que le dan valor, contando en ellas los luceros del firmamento multicolor.
Mil: una palabra, tres letras, de mil pensamientos sinceros, bajo los abismos y enigmas, que una vida lleva a cuestas.
Mil: intenciones del corazn, que da a da, late y palpita, por una cancin, que es el son, de su exaltacin infinita.
Mil: ideas del sentimiento, de remolinos de mi mente: a veces van con sufrimientos, que arrastran a mi alma latente.
Mil: sueos, y mil espejismos, que nacen de la imaginacin, para dar cuentos y leyendas, que de mi pluma son ofrendas.
Mil: el nombre de mi poema, con el que llegu al nmero mil, que conmemora la produccin de letras de ensueos e ilusin.
Mil: formas de enorgullecerse, de darle las gracias al seor por la inspiracin y por el don, que dio a este humilde trovador.
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Mil - Felix Cantu Ortiz
Copyright © 2015 por Félix Cantú Ortiz.
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Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.
Fecha de revisión: 03/06/2015
Palibrio
1663 Liberty Drive
Suite 200
Bloomington, IN 47403
Contents
Mil
A Rosy, mi musa y esposa:
Prólogo
Advertencia
Primer Ciclo: Poemas místicos y espirituales
A mis hermanos
Adiestramiento
A Jesucristo, mi Señor
A la deriva
Alegre dolor
Aléjanos del Mal
Al final la encontré
Allí estás Tú…
Alma al rescate
Alma en libertad
Alma prisionera
Amigos de Jesús
Ángel
Ante los ojos del Señor
Antipatía
Aposento
A tu diestra y voluntad
Breve meditación sobre la Fe
Caballero: A la Orden…
Camina con Dios
Caridad
Clases del diablo a su nieto
Compláceme, Dulce Señor Mío
Compunción
Confusión
Consejos Divinos
Contra diablo y pecado
Cuándo, Padre Eterno, di cuándo
Cúbreme con tu manto
Dame confianza para creer en Ti
Defectos de los demás
Desde lo profundo
Deudas pendientes
Diálogo con la muerte
Dime qué es el amor
Dios mío, no te alejes
Disertaciones sobre Fe, Ignorancia y Ciencia
Distintivo
Divina sabiduría
Ejercicios para el alma
Ego, personalidad y esencia
El Amor Eterno
El cambio
El casamiento
El dragón de mis pecados
Elíxir de vida
El llamado
El mal
El muerto y su alma
El poder interior
El Poeta de los Cielos
El Reino de Dios
El Sabio
El Santo de la paz
El túnel
El vuelo
En la puerta del Cielo
En soledad y en el silencio
Entre quehaceres y oración
Errónea esperanza
Fantasmas
Generosidad
Gracias a la vida
Gracias Señor
Hazme como a ellos
Humildad
Humildad y Sencillez
Iniciación
Infierno
Intangible ego
Jesucristo Guerrillero
Juicio final
Juicio
Juicios ajenos
Karma
La guerra
La guerra y la paz
La ley del péndulo
La Madre protectora
La muerte y el juicio final
La música del Cielo
La semilla
Las semillas del mal
La Verdad
La verdad de los sabios
La voz interior
Letanías por el afecto divino
Llegar a viejo
Los asaltos del Señor
Los defectos de los demás
Los Diez Mandamientos
Introducción
Primer Mandamiento: Amarás a Dios sobre todas las cosas
Segundo Mandamiento: No tomarás el nombre del Señor Tu Dios en vano
Tercer Mandamiento: Santificarás las Fiestas
Cuarto Mandamiento: Honrarás a tu Padre y a tu Madre
Quinto Mandamiento: No matarás
Sexto Mandamiento: No fornicarás
Séptimo Mandamiento: No robarás
Octavo Mandamiento: No levantarás falsos testimonios
Noveno Mandamiento: No desearás la mujer de tu prójimo
Décimo Mandamiento: No codiciarás las cosas ajenas
Un Mandamiento agregado: No adulterarás
Lucifer
Luz
Matar dragones…
Mi espíritu de luz
Mis acompañantes
No te alejes de mí
Necesidad de Tu regazo
Oración para adquirir Devoción
Oración para evitar malos pensamientos
Oración para soportar las tentaciones
Oración por la Santidad
Palabra de Cristo
Paraíso perdido y recuperado
Pasión
Pecados Capitales
Introducción
La Soberbia
La Avaricia
La Envidia
La Lujuria
La Pereza
La Gula
La Ira
Perfección
Plegaria
Perdón…
Predisposición para llegar a Dios
Presencia
Quiero tener coraje
Quisiera…
Regalos Divinos
Regresa a mí…
Retírate de mí, Luzbel
Riqueza
Sacro Secreto
San Jorge y el dragón
Santidad
Santificación
Santos del Señor
Santos Padres
Señales de Virtud
Señora Tentación
Señor Jesucristo…
Sexo místico
Sólo Tú me fortaleces
Soneto de la mala intención
Súplica
Sopor del alma
Soy
Súplica en una Confesión
Te he perdido
Temor
Tentaciones
Tentaciones de un alma cautiva
Terror de llegar a la muerte
Una dulce conjunción
Un alma desorientada
Una plegaria para quienes han robado nuestra paz
Una probadita de Patria Celestial
Un despertar cristalino
Un soplo divinal
Vacío en el alma
Vanidad
Verdadero hombre
Vida del Cosmos
Vida mortal y vida eterna
¿Vida o muerte?
Visión de mis pecados
Viva la paz
Yo tengo un amigo
Segundo Ciclo: Poemas para todo público
Aborto
Adiós juventud amada
Adolescencia
A Don Hilario
A Don Miguel de Cervantes
Al leer una poesía
A los poetas
Amantes distantes
Amargura del Corazón
Amigo ausente
Amigo o enemigo
Amigos inseparables
Asesinos
Aspirante a seminarista
A un amigo poeta
A un escritor de poemas
Bruja
Buenas intenciones
Caminos…
Cáncer
Caballeros de mi reino
Chingando al descubierto
Cómo se ha de escribir
Con los ojos llenos de llanto
Corazón
Corazón de roca
Cuando un cirio se apaga
Cumbre de las letras españolas…
Curación
De la brevedad de la vida
Destino
Destino, ay mi destino…
Días de la semana
Introducción
Domingo
Lunes
Martes
Miércoles
Jueves
Viernes
Sábado
Discordia
Dolor
El aprendiz de escritor
El castillo
El juego
El juego de perder
El juez
El lado humano de la Historia
El libro de mi vida
El niño que llevo dentro
El Padre Tiempo…
El pasado
El pensamiento
El poeta
El Poeta que dudaba de ser Poeta…
El sueño de Rosalinda
El Tiempo y los Amantes
En los umbrales del pasado
En un funeral
Epitafio a Don Jacinto
Eran cuatro del Siglo XX: Los Beatles
Capítulo I. Antecedentes
Capítulo II. La Revelación
Capítulo III. La Influencia
Capítulo IV. La Revolución
Capítulo V. La Herencia
Capítulo VI. El Final
Errores de mi pasado
Ese poeta
Espejismos mentales
Esperanza
Éstas son mis tristezas
Fantasía
Fantasma
Feliz Año Nuevo
Feliz Navidad
Genio, poeta y sabio
Hechizo
Hombre
Homosexual
Gotitas de vida
He perdido mi alma
Hogar, dulce hogar…
Hombre de etiqueta
Ilusión
Ilusiones
Ilusión (variación)
Ilusiones de Poeta
Imagen de espejo
Implacable vida
Incógnita
Irrealidad
Juventud
Juventud, mi tesoro
La apariencia
La crítica
La Edad Media
La especie humana
La familia
La felicidad
La felicidad inducida
La lámpara
La mala intención
La mejor cualidad del hombre
Las cuatro estaciones
Primavera
Verano
Otoño
Invierno
La vejez
La vida breve
Letras criminales
Limbo
Los cuatro elementos
Introducción: Éter
Agua
Tierra
Viento
Fuego
Los chismosos
Los siete planetas místicos
Los signos zodiacales
Introducción
Aries 21 de marzo a 20 de abril
Tauro 21 de abril a 20 de mayo
Géminis 22 de mayo a 21 de junio
Cáncer 22 de junio a 23 de julio
Leo 24 de julio a 22 de agosto
Virgo 23 de agosto a 23 de septiembre
Libra 24 de septiembre a 23 octubre
Escorpión 24 de octubre a 22 de noviembre
Sagitario 23 de noviembre a 22 de diciembre
Capricornio 23 de diciembre a 20 de enero
Acuario 21 de enero a 18 de febrero
Piscis 19 de febrero a 20 de marzo
Luna
Magia
Meses del Año
Enero
Febrero
Marzo
Abril
Mayo
Junio
Julio
Agosto
Septiembre
Octubre
Noviembre
Diciembre
Fin de Año
Mi amigo El Coqueto
Mi más ferviente deseo
Mi mejor amiga
Mi México querido…
Mi miedo al futuro
Mi poema
Miserables
Miseria humana
Mis libros predilectos
Mis personajes, mis héroes
Tarzán
Súperman
San Jorge
Mi Papá
Quino, mi primo
Los Beatles
Jesucristo
Mis recuerdos
Mi viejita
Morir
Muerto en vida
Nacer
Necesidades
Noche
Noche de amigos
No habrá primaveras
Nostalgia
Nostalgia por un sueño
Oda a la esperanza
Oda a mi poesía
Orígenes del hombre
¿Quién soy yo?
Científicos y ciencia
Ciencia contra Clero
Confusos pensamientos y teoremas
El Universo mismo lo dirá
¿El mismo hombre originó bestias?
Las mutaciones
Soy el motivo de la metamorfosis
Paraíso perdido
Pasión por leer, luego amar
Pensamiento y corazón
Personaje de un cuento
Pertenencias terrenales
Pesadilla
Placer de la venganza
Poesía
Poesía
Qué es la vida…
Que quede todo en el olvido
Querido Don Quijote…
Qué será de mis sueños
Quién eres, Muerte
Resignación
Respeto
Retorno
Sentimientos
Sepulturero
Ser o no ser feliz
Sinceridad
Sin respuesta
Sombras del pasado
Sueño nocturno
Terror a oscuras
Todo acaba en nada
Todo pasa…
Traición
Tu mágica poesía
Una apuesta
Un año nuevo y lo mismo…
Una visita familiar
Un brindis de Año Nuevo
Un poeta agradecido
Un soneto para los muertos
Un viejito
Un visitante desconocido
Vejez
Vencedor y vencido
Vida
Vida germinal
Viento de hadas
Vino y alcohol
Vivir
Vivir la vida
Vivir por vivir
Y los Profetas hablaron
Yo sólo quiero estar a tu lado
Tercer Ciclo: Cuentos y leyendas
Al cuidado del Príncipe
Amor macabro
Así es la vida
¿Cómo son tus sueños…?
Coplas del abuelo Altamirano
Coplas de los revolucionarios
Coplas de una Tragedia
Cuéntame acerca del dragón
El accidente
El jacal de Concha
El jorobadito del pueblo
El jorobadito huérfano
El juicio de Dios
El mago engañador
El príncipe encantado
El totonaca y su amo
En defensa del reino
Entre odio y pasión
Historia de un breve amor
Justina, Marquitos y la bruja
Labios de carmín
La guadaña de la muerte
La hija del Presidente
La leyenda de los decapitados
La premonición
La reina del bosque
Las brujas de la montaña
La sirena y el marinero
Leyenda de tres amigos
Leyenda de un gran amor
Loco por el Diablo
Los amantes
Lo único que yo amaba
Morir de esperanza
Nombramiento de Caballero
Recuperación inesperada
Romance del duende enamorado
Romance del ángel desahuciado
Tiempos de romanticismo
Una historia de infelicidad
Una historia sin importancia
La historia
Descripción
El baño
La casa grande
La jugada
El suicidio
La recuperación
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Los fantasmas
Un hechizo de amor
Un vano conjuro
Yertos en batalla
Cuarto Ciclo: De amor y para adultos
Abandonado
Acurrucada en mi pecho
Advertencia
Alcanzar una estrella
Allí estaré siempre
Allí estaré yo
A mi disposición
A M O R
Amores como el vuestro
Amor y odio
Anhelo
A pesar de la distancia
Armonía
Aunque me pegues
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No me hables de tal manera
No es lo mismo pensarlo que sufrirlo
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Olvido
Os he amado siempre
Pan
Parece que no
Pecado
Pecados y castigos
Perdóname
Perdóname corazón
Perene agonía
Perseverancia
Perversión
Pesadilla
Pétalos sobre tu cuerpo
Placer
Placer del cuerpo
Podría decirte mil cosas más…
Por fin juntos
Premio o castigo
Presencia macabra
Prisioneros de amor
Promiscuidad
Propuestas
¿Qué más podría yo pedir?
Qué más te podría yo dar
Quintillas de Amor
Quisiera dibujarte
Recuerdos de un Amor
Remembranzas de ti
Retrato
Romboide pasión
Satisfacción
Seducción lírica
Sentimientos de amor
Serás…
Servidumbre humana
Si la noche de anoche volviera
Sinfonía barroca
Si pudiera conmigo tenerte
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Sirve más vino, Cantinero
Si supieras que soy tuyo
Soneto de amor
Soneto del informe
Soneto para un pecado
Soy lo que quieras
Sueño de perderte
Sueño erótico
Suplicio de amor
Te amo de noche
Teatro para adultos
Te fuiste
Temor de amar
Torneo del amor
Tu abandono
Tu cuerpo…
Tu esencia
Una lección de amor
Un amor en silencio
Un amor puro
Un beso
Un poema en las lejanías
Un poema de una bruja y un vampiro
Un regalo para ti
Un solterón empedernido
Utopía
Un Sí esperado
Un sueño hecho realidad
Virgen
Viviendo de un recuerdo
Volverte a amar
Vuelve a mí
Vuestra alma, mi tesoro
¿Ya te he dicho que soy tuyo?
Y de que me has de querer…
Yo cultivo mis amores
Quinto Ciclo: Sueños y fantasías
La fantasía
Fantasía de sueños eróticos
Fantasía o realidad
Fantasías, sueños e ilusiones
Sueño #1
Sueño #2
Sueño #3
Sueño #4 Cantar del Caballero Mundamor
Sueño #5 Romance del escudero
Sueño #6
Sueño #7
Sueño #8
Sueño #9
Sueño #10
Sueño #11
Vida de sueños
Sexto Ciclo: Poemas para niños
Agua de lluvia
Barquitos y soldaditos
Caballito de palo
Carta a Diosito
Dos cisnes enamorados
El elefante
El niño travieso
El vestido de Quince Años
Estrellita
La hermana de mi maestra
La hormiguita
La mariposa
La montaña escondida
Los bigotes de Don Faustino
Mamita de mi alma
Manitas de abuelita
Mis amiguitos
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Patitos al baño
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Acerca de mi amada
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Al Santo de mi devoción
A Mamá
A mi difunta madre
A mi Doctor
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A mi Padre (Para Rogelio Ortiz Rdz., finado)
A Rosy.
A Rosy..
A Rosy…
A Rosy….
A un árbol caído
A un padre desaparecido
Bendecido por Dios
Carta a mi esposa
Carta a mi Papá
Querido Papá:
Cicatrices
¿Cómo era tu Papá…?
Cuéntame un cuento, Abuelito
Días vestidos de fiesta
El cantar de mi sendero
El equipaje
El ferrocarril
El invierno de mi vida
En la búsqueda de mi nieto
Hoy no fui a trabajar
Hoy se casa la niña
La maletita
La novia
Las verbenas
Madre mía
Manos arrugadas
Memorias de mi abuela
Mi Bebé
Mi viejo barrio
Palabras de despedida a mi madre
Para la que se fue, Mamá…
Para una persona especial
Qué bellos tiempos
Recuerdos de mi Madre
Testigo de Amor
Testimonio de un pueblo
Un bulto de recuerdos
Un diáfano envejecer (Para mi nieta)
Un gusanito poeta
Un regalo del Cielo (Emma)
Yo y mi poesía
Acerca del Autor
Otras Obras del Autor
Mil
Es muy fácil poder decirlo,
Más fácil es aún pensarlo;
Pero en el trabajo de hacerlo
Está el trance de revelarlo.
Mil: Un número de tres ceros,
En las cartas que le dan valor,
Contando en ellas los luceros,
Del firmamento multicolor.
Mil: Una palabra, tres letras,
De mil pensamientos sinceros,
Bajo los abismos y enigmas,
Que una vida lleva a cuestas.
Mil: Intenciones del corazón,
Que día a día, late y palpita,
Por una canción, que es el son,
De su exaltación infinita.
Mil: Ideas del sentimiento,
De remolinos de mi mente:
A veces van con sufrimientos,
Que arrastran a mi alma latente.
Mil: Sueños, y mil espejismos,
Que nacen de la imaginación,
Para dar cuentos y leyendas,
Que de mi pluma son ofrendas.
Mil: El nombre de mi poema,
Con el que llegué al número Mil,
Que conmemora la producción
De letras de ensueños e ilusión.
Mil: Formas de enorgullecerse,
De darle las gracias al Señor
Por la inspiración y por el don,
Que dio a este humilde trovador.
interior%20image_Foto_Interna_2.jpgA Rosy, mi musa y esposa:
Ilusión, entrega, canción,
Poema, tentación, y adulación.
Prólogo
Parte de mi ser les dejo en este libro
Y parte de mi vida reflejan estas letras;
Parte de mis sueños esconden las estrofas,
Parte de mis anhelos aquí se manifiestan,
Se forjan, se preñan, nacen y mueren,
En el hilar y deshilar de estos poemas.
Poemas que pretende el viento llevarse,
Poemas que un alma afligida dictó,
A la mano obediente que los escribió,
Con tinta sangre, sacada de un corazón.
Herido aquél, por una sutil oración,
Que abrió la cuenca por donde brotó,
La roja tinta que al papel manchó.
Poemas del alma con versos dorados,
Poemas con armonías de celestes cielos,
Que los cupidos alegremente engalanaron,
En este humilde legado que contarles desea,
Un motivo, una historia, o una quimera,
Proveniente de aquel pecho que encarcela,
A tan noble corazón, con cuya intención,
Un homenaje aquí ha decidido ofrecerles,
Que en forma de libro se escribiera…
Advertencia
Un par de avisos quisiera yo decir,
Que incumben de este libro la integridad,
Para que el lector sepa con propiedad,
La procedencia y origen de cada renglón,
De cada estrofa, coma, punto y terminación,
Y además, de dónde viene la inspiración.
Yo simplemente escribo lo que se me dicta,
Y eso, verán que no viene de mis sienes,
Porque a bien de lo que aquí transmito,
Pudieran pensar que yo fuera un santo,
Mas no soy ni santo, ni justo, ni beato,
Ni hombre puro que llene almacenes
De indulgencias compradas o ganadas,
Por cada bien, o por oraciones realizadas,
Yo simplemente soy un perdido pecador,
Un hombre, que es como todos,
Digamos que simplemente soy un vividor,
Injusto como todos, comúnmente, sin valor.
Pero digo que en algunos momentos
Obtenga de Dios el fervor y hasta el favor,
Para hacer lo que a veces hago y escribo.
Y si piadoso escribo, que es cosa de santos,
Es sólo un reflejo de Dios, simplemente,
Que invade mis sienes, corazón y mente.
Aparte que de lo escrito, la mayor parte,
Es inspirado por ciertas lecciones leídas
Y por mí meditadas, de otros autores,
Sobre todo piadosos, digamos, Santos,
Que un día inflamaron mi alma,
Y a seguir una vida santa me incitaron,
Sin que lo pudiera yo lograr, pero eso sí,
Me quedó la hermosa nostalgia de seguir,
De esos caminos caminar, y desde entonces,
Los estudio, los medito y más los aprecio,
Aunque a cada paso vuelva yo a pecar.
Intento, de mis vastas ideas, hacer poesía,
Que muy bien a mí, me ayuda y me guía,
Y aunque vuelva a pecar y a caer,
No importa, no desmayo, ni me quedo
En hoyos que no me permitan seguir.
Siempre tengo en Dios la esperanza,
Que un día me sacará de este lodo,
Y dará a mi alma las alas que requiere,
Para volar hacia las alturas ansiadas,
A donde toda alma quiere un día llegar.
Una buena parte de estos escritos,
Vienen a ser como una antología,
De muchos poemas que el mismo autor
Recopiló de sus otros ya escritos libros,
Que en total ya son como cinco.
Pero sólo se extrajeron de todos ellos
Los que propiamente mejores son,
Que bien se acomodan a esta edición,
Agregando alguna que otra meditación,
Que tanta falta hace para enmendar
Uno o más pensamientos torcidos
Que a veces hace falta enderezar.
Doy el aviso de mis primeros MIL,
Que en esta edición, ni son todos,
Ni son los MIL, sólo son los mejores
Del mejor dictamen de la gran selección.
Sin más avisos que dar, ni agregar,
Sólo me resta con el alma bendecirlos
E instarlos a leer, meditar y aprender,
Que el mejor beneficio para un alma,
Es estar en los caminos del Señor.
Primer Ciclo:
Poemas místicos y espirituales
113537.pngA mis hermanos
Cuán importante es La Vida Interior,
Y cuán importante de Dios la presencia,
Que sin duda para un alma no hay esencia,
Más sublime que encontrar El Amor.
El Amor de Dios es la llama que aviva,
Los corazones de cada uno de sus hijos;
Es el Consuelo, la Piedad, es la Caridad,
Que a las almas engrandece y da vitalidad.
Estas poesías son gotas de sangre vertidas,
En la pureza de las páginas de este ciclo,
Que vibra y palpita como un solo corazón,
Que Dios mueve, y anima, y da inspiración.
Esta sección es como una flama encendida,
Que alumbrará a cierta alma necesitada,
Desubicada y perdida en la selva del desamor,
Que busca esperanza y consuelo en El Salvador.
Al escudriñar de esta sección, las páginas,
Abre pues, de tu propio corazón, las puertas,
Para sembrar en sus adentros, las palabras…
Que buena cosecha se da de buenas siembras.
Agradecido estoy que puedas mi letras leer;
Satisfecho estaré por lo que te puedan enseñar,
Aunque siendo yo insensato, injusto y pecador,
Sin Divina Inspiración, nada te podría ofrecer.
Verano del 2013
Adiestramiento
Mucha gente ha pensado,
Que acercarse a Dios es pesado,
Como un camino en la vida,
Que difícil se puede recorrer.
Pero yo digo que el león,
No siempre es como lo pintan,
Que no es el proceso tan socarrón,
Como ellos se han dado a pensar.
Lo que les pasa en el intentar,
Es que nunca pretenden caer,
Como si fueran ya una perfección,
Que nomás se encamina en subir.
Y de esa manera no funciona,
Ya que el sentido de progresar,
Consiste en caer y volverse a levantar,
Como niño que empieza a caminar.
La verdad es que Dios todo lo ve,
Y seguro ve cuando la gente cae,
Pero también ve cuando seguir desean,
Y una nueva oportunidad le piden.
En la que seguro volverán a caer,
Y sin decepcionarse adelante seguirán.
Y en la medida que se avance,
Dios les manda una afrenta mayor.
Cosa que ellos cuenta no se dan,
Y aunque con mayor dificultad,
Dios sabe que a intentarlo irán,
También sabe, que pueden declinar.
A mayor sea el grado de dificultad,
Es más fácil caer que en el anterior,
Por eso es preciso continuar y entrenar.
Y aquí la pregunta es: ¿cómo entrenar?
El entrenamiento es siempre: intentar,
Volviendo a caer, y adelante pasar,
Que en eso consiste el grado de avance,
Precisamente como un juego jugar.
Hay que comprender que en este juego
Los primeros pasos se han de dar,
Y al principio no se ha de esperar ser,
El que ya lo puede todo sin batallar.
Por eso el alma necesita entrenar,
Y poco a poco, al cabo del tiempo,
Sus jugadas en este juego mejorarán,
Y ya adiestrada, se podrá controlar.
Un buen día sin darte cuenta,
Estarás más alto de donde estás,
Y Dios será el único que lo sabrá,
Mas tú, sólo querrás perseverar.
Por nuestra humana naturaleza,
Dios sabe bien que somos débiles,
Tan débiles como una seca hoja,
Que el viento arrastra y despoja.
Mas no por ello nos evita mejorar,
Sino que al ver nuestra fragilidad,
Nuestro esfuerzo, más amor nos da,
Y de más protección nos proveerá.
Y en esto está esto del jugar,
Sin aplicar reglas para poder crecer.
Así como un poema has de aprender,
Así aprendes en tu vida a mejorar.
Y en el intento y la perseverancia,
Seguro que Dios en ti se va a fijar,
Para darte mejor oportunidad,
De que te vengas a Él a acercar.
De esta manera, no te preocupes,
Sobre algún procedimiento a seguir,
Simplemente has de quererlo, y hacerlo,
Que en el iniciar está el continuar.
A Jesucristo, mi Señor
No me importa mi cruel pasado,
Qué me importa lo que de mí dirán,
Nada me importa en realidad,
Mas tu palabra y tu Santo Verso…
Los que llegan al fondo de mi alma,
Y sin importar críticas, allí están,
Mi corazón los añora y los anhela,
Mi mente baila a ritmo de tu amor…
Mi cuerpo vibra cuando mi respuesta,
Encuentro en tu Recitar Bendito,
Donde sé que para mí, dispuesto estás,
Con caricias que a mi alma proveerás…
A esta alma que enterneces, lo repito,
Cuando me meces en tu Pasión…
Gracias Señor Mío, muchas gracias,
Gracias por tanto cántico regalar…
Muchas gracias de todo corazón…
A la deriva
Hoy es un día como los demás,
Parece que todo está sosegado,
El sol brilla, con un brillo falaz.
Parece que Dios está de mi lado,
Así me dejo llevar muy confiado,
Pues siento una interminable paz
Sin darme cuenta, como torbellino,
Cuando menos lo haya yo pensado,
Mi mente divaga por otro camino.
Mi pensamiento ha sido asaltado,
No sé cuándo, ni cómo, ni por qué,
Por otro pensamiento clandestino.
Yo no acierto a saber en este juego,
Que en el momento menos indicado,
Con un diablo, de repente dialogo.
En tanto se adueña de mi mente,
Y yo sin saber, ni poderme percatar,
Si eso es la perdición, o es un deleite.
Me lleva mientras la vista me ciega,
Y me abriga, y me da comodidad,
Me convence, confianza me entrega.
Máxime cuando ya me tiene robado,
Aún así, mi alma estar perdida niega,
Y sin saberlo, está al borde del pecado.
Mi alma no ha aprendido una cosa:
Que día y noche, y en todo momento,
Esté al tanto de sugerencia asquerosa.
Pues el diablo no duerme, ni se cansa,
Y sutilmente se acomoda en mi mente,
Dándome siempre confort y confianza.
Y en dándome confidencia y desahogo,
Fácilmente encamina mis pensamientos,
Al mar de deleite, donde presto me ahogo.
Y ya zanjada esa insulsa compostura,
De mi mente confiada, pero ya perdida,
En los placeres encuentra su aventura.
Mas el placer de la aventura, poco dura:
De descompostura, presto pasa el tiempo,
Mi alma queda hundida en desventura.
Bajo pena de ser nuevamente castigada,
Mi alma escondida de Dios y su mirada,
De Vida Santa no quiere saber nada.
Abusando en su estado de aislamiento,
Aprovecha toda ocasión para pecar,
Derrumbando de su castillo el cimiento.
Pero ese momento, adecuadamente llega,
En que mi alma se percata de su soledad,
De su monstruosidad y de su vaciedad.
Ya he llorado, he sufrido, he implorado,
El perdón por todo lo que he abusado,
Por todo lo que a Dios he ofendido…
Que el sufrimiento me sirva de lección,
Tengo pues, mucho camino que andar,
Y con la misma regla, mucho que rezar.
Y principalmente andar sin confiar,
Y dormido o despierto alerta estar,
Que el diablo nunca va a descansar.
Alegre dolor
Y a como se me pida actúo,
Tanto de día como de noche,
Para que tú veas que siempre,
Estaré sonriéndole a la gente.
Esta sonrisa no me opaca,
Mis deslices e incongruencias,
A como me parezca y plazca,
Que mi mente haga enmienda.
Pero sonrisa siempre muestro,
Y como la mazorca amarilla
Cuando pierde sus dientes,
Su amplia sonrisa más brilla.
Y no porque le cause dolor,
Aunque el dolor sí lo siente,
Pero al perder diente y diente,
Sonrisas sin dolor consiente.
Y a como a mí me parezca,
O a como yo tenga en mente,
El dolor puede ser prudente,
Aunque de dolor muera la gente.
Dolor físico es fácil controlar,
O una pastilla o una inyección,
Pero ante un dolor del alma,
El cuerpo se viene a inclinar.
El dolor es como un testigo
De lo que uno puede aguantar,
Y entre mayor sea el sufrir,
Más el alma se ha de curtir.
Es como el hierro al fuego,
Entre más golpes aguanta
Y a más calor se someta,
Un mejor acero así se forja.
Puede que hechizos consienta,
Magia a punta de consejos,
A ver si agarro compostura,
Y poner orden a estos amasijos.
Ay pobre de mi corazón…
Que en la vida hay que sufrir,
Y entre más se pueda aguantar,
Tanto más se ha de triunfar.
Que la voluntad se forja
Sonriéndole al dolor,
Viendo la vida pasar,
Y la frente en alto llevar.
Aléjanos del Mal
Dios nos proteja y bendiga a todos,
Para poder sobresalir y sobrevivir,
En estas maniobras tan peligrosas…
En estos días sin el color de las rosas,
Sin sus aromas, sin sus fragancias,
Parece todo oscuro, mas no lo es.
¡Que nos proteja con su manto celestial!
¡Que nos señale con su dedo el camino!
¡Que nos mande un luminoso destino!
Que con su luz blanca, dorada y violeta,
Nos cubra y nos proteja de los peligros,
Iniciando desde la A, hasta X, Y, y Z.
Luz que tenemos que seguir para salvar,
Nuestro planeta y nuestra humanidad,
Y no ser aniquilados para siempre jamás.
Permitidnos pues, Señor, Padre Celestial,
Confiar en vuestro amparo y protección,
Y desafiar la oscuridad y la maldad…
Llegar a un final feliz en estas suertes,
Bajo vuestro consejo y Santa Gracia…
No permitáis a demonios destruir el plan.
Señor, sé parte de nosotros en esta empresa,
Proteged y velad por nuestras intenciones,
Señor Santo, Santo, y siempre Santo…
Te pedimos que nuestras almas y sus almas,
Se conjuguen siempre en buenas vibraciones…
Por los siglos de los siglos… ¡Amén…!
Al final la encontré
Llegué a los tiempos en que vivo
De mis recuerdos y mis soledades,
Y pues, ya qué remedio me queda,
Si mi mente solita se empeñaba,
En pensar patrañas y barbaridades.
Pero una cosa me quedaba por hacer,
Y ahora que me veo a mí mismo,
Ay Diosito, por las que yo pasé…
Quitar lo que me quería corromper.
Veía oscura mi mente y corazón.
Iba al Padrecito y me daba solución,
Diciendo: no hay mejor que la Oración,
Y lo hacía, y he llegado muy lejos,
Pero a medida que avanzo un poco,
Mayor negrura se me mete al coco…
Al saber que en este corazón loco,
Y luchar contra la propia razón,
Como que me da mucha comezón,
Y distrae y desmotiva a mi mente,
Todo aquello que digo que me atrae,
Y acaba ella por desobedecerme.
Mas buscaba cómo quitarme la mugre,
Que me traía como pendenciero…
Mi historia es la de un hombre tripón,
Cuya vida ha sido y corrido sin razón,
Y con razón buscando una felicidad,
Que desde niño creía que encontraría,
Mas al no encontrar la dichosa fortuna,
Pensé que la encontraría al casarme,
Por lo que busqué de mujer hacerme,
Encontré la que mejor eso podía darme,
Y de repente, ella a mejor vida pasó,
Y el tiempo necesario realmente no duró
Para saber si yo encontré o no encontré
Lo que en el matrimonio esperé.
Y luego al Padrecito de nuevo consulto
Que dónde la felicidad puedo encontrar,
Sin obtener respuesta a mi afrenta.
Luego, busco en mil libros la razón,
De esa sinrazón de mi existencia,
Y encuentro que al fin de la cuenta,
La felicidad se encuentra donde nadie
Ha de preocuparse por encontrarla,
Y por eso, al no saber encontrarla,
Nadie intenta ni siquiera buscarla,
Que es muy adentro de sí mismos.
De lo cual no entendí ni un comino,
Así que decido seguir mi camino,
Intentando nuevas formas de vivir,
Para luego volver a intentar,
Lo que siempre me logró persuadir.
Y verá Usted que de pronto decido,
Ser noble amante de mil mujeres,
Que al pasar del tiempo no las pido,
Sino que solitas ellas vienen y buscan,
La manera de conmigo enredarse,
Pero como yo ya no pienso casarme
Pues fui casado sin encontrar lo buscado,
A un arreglo con todas ellas llegaba:
Mi huella en su vientre no dejaría,
Pues de hacerlo, encargo me encubriría,
Y pues, la felicidad que yo buscaba
No era cosa de encontrar donde no estaba,
Por eso buscaba nuevas formas de hallarla,
Total si la felicidad habría que buscar,
A echarle el entusiasmo y a disfrutar.
Y así la vida se me pasó insistiendo,
En nuevas maneras de encontrarla,
Y si no la hallaba, otra forma intentaba.
Al fin llegué a los tiempos en que vivo
De mis recuerdos y mis soledades,
Sí, pues ya que remedio me queda,
Si mi mente solita se había perdido
En pensar argucias y atrocidades,
Cuando en realidad la felicidad buscada,
Es tan simple y tan sencilla de hallar,
Que en todo la puedes disfrutar,
Cada momento vivido será especial,
Irrepetible y a manera de en él obtener
Un mundo que tu interior ha de saciar.
Si con tan sólo una flor observar,
Si a los cielos y nubes has de mirar,
Con tan sólo un vaso de agua tomar,
Y a Dios en cada cosa agradecer,
Para que sus santos beneficios Él te dé.
Y así fue como realmente la encontré…
Desde hace algún tiempo para acá
He sido más feliz que en todo mi vivir,
Pues me pasé buscando lo que de repente
Hallé, y me colmó, y mi vida transformó.
Y no puedo decir que: Ya para qué…
Porque lo poquito que tengo y disfruto
Vale más que todo lo que en vano viví…
Allí estás Tú…
Allá, donde las águilas anidan,
En lo alto de aquel risco montañoso,
Donde los colores y las nubes del ocaso,
Transforman la mirada en embeleso…
Allá, en el oscuro y azul reposo,
De las profundas aguas del mar,
Donde el silencio tiene su reino,
Y entona notas de un antiguo cantar…
En el misterioso y ardiente desierto,
Donde la vida mil seres han pregonado,
Bajo el sustento del calor de la arena,
Polvo de oro que el tiempo ha formado…
En las noches pobladas de luceros,
Iluminados por la luna plateada,
Que pretende ser del cielo robada,
Por dos angelillos de ella enamorados…
Allá en los montes, allá en los prados,
En un amanecer primaveral,
Donde el sol con sus rayos dorados,
Ilumina el curso del manantial…
En los capullos de aquellas flores,
Que al abrir y regalar sus candores,
Sus aromas, sus fragancias y encantos,
Excitan la mirada de castos amores…
En un recuerdo ya adormecido,
Acomodado por los años del pasado,
Ilusionado en un rinconcito del corazón
Del viejo, cuya juventud ya se ha ido…
En una furtiva y triste lágrima,
Derramada por un corazón agradecido,
Que franco y sincero, quiso amar,
Y quizás amó, pero sin ser amado…
Detrás de aquella pálida sombra,
Arrastrada por un triste pordiosero,
Que pide en cada puerta limosna,
Con su mirada puesta en el cielo…
En las moradas de un alma pura,
Que brilla tan serena como la luna,
Detrás de lo que siempre encuentra,
Y lo que encuentra en ella perdura…
En el que sueña dormido o despierto,
En un suspiro o en un pensamiento,
En un simple deseo sin razonamiento,
En la esperanza de un nacimiento…
En el camino del hombre entusiasta,
Que por encontrar la felicidad prometida,
Recorre con ojos cerrados, sin claudicar,
Del primero hasta el séptimo cielo…
En la luz, detrás de la oscuridad,
En la calma, detrás de la tormenta,
En el Cielo, que envuelve la Tierra,
En el Más Allá, y en todo lugar…
Allí estás siempre Tú, Mi Señor…
Sin dudarlo, sin poder esconderme,
No hay nada fuera de tus dominios…
Allí estás Tú, Mi Señor…
Alma al rescate
Sea pues inculpado tal momento,
No sólo en el que buscáis reacomodo,
Que habrá otros de sutileza y rescoldo,
En que tendréis vuestro castigo merecido.
Que como viento a la espuma del mar,
A vuestra piel presto habrá de llegar,
Suave pero punzante, sutil y sangrante,
Y clavarse en vuestro silencio delirante.
Sin palabras, sin rumores, ni estandartes,
Entrará y de color rojo y negro manchará
Vuestros sentimientos, por magias o artes,
A cada tinte, oración por rezar se tendrá.
Mas ni aún así lograréis detener el proceso,
De castigo que tendréis por bien merecido,
Por andanzas mundanales sin receso,
Mientras vuestro corazón anduvo perdido.
Vuestra ausente alma reanuda su búsqueda,
Tras perder la pista en fallidas andanzas,
Y sin más pretexto que vuestro argumento,
Con el que osares saltar la voz de mando.
Errores… Busco eliminar a golpe de fuete,
Mas vuelvo a ver los mismos horrores.
Os tendréis que someter, una y otra vez,
Hasta que el blanco borre lo negro del alma.
Y aún así, pobre alma, tendréis que seguir,
Insistid, hasta que de fuerzas desfallezcáis,
Aunque de los suelos os tenga que recoger,
Aún así, seguid, que apenas comenzáis.
Pensad cómo os habríais de librar,
Si estuviereis colgado de cuerdas al cuello,
Y con el balanceo de vuestro propio peso,
Angustia y desesperación sin alcanzar resuello.
Golpe bien certero y bien dado os aseguro,
Y así sin otro menester hasta el amanecer,
Después, desubicado y ya inconsciente,
En vuestro lecho os depositaré seguramente.
Y con gran cuidado os pintaré de rojo,
Lo que queda dentro de vuestro corazón,
Os pondré suave seda para cubrirlo,
Y os daré dulces besos para reanimarlo.
Esta alma sobre vos de nuevo se posará,
Ya os ha encontrado para daros calor.
Revivid bajo la influencia de mi protección,
Reanudad, para encontrar el camino…
Es el mayor placer que podréis tener…
Recordad que a pesar de mil errores os amo.
Alma en libertad
Vengo de una tierra profanada,
Mi alma está en pedazos, maltratada,
Con mirada turbia hacia cielo dirigida.
Para mi desgracia, el cielo está nublado.
Embistiendo ante el fuego eterno,
Soy aquél que de azul su vida espera,
Lleva en su alma la responsabilidad,
Cosechada tan sólo de lo que siembra.
El renacimiento de un nuevo entorno,
Está encargado de mi propio futuro,
Con los reflejos de ideas adquiridas,
Que asiento en mis adentros prohibidos.
Si soy amigo de Dios de los Cielos,
Quizás amigo de diablos en Infiernos,
Es porque el poder está en mis manos,
Que a golpe y espada, hube forjado.
Soy el mago que soy, y yo me quiero,
Siempre niego, y vuelvo a renegar,
Todo aquello que aseverar no quiero,
Pero que no soy bueno, nunca asevero.
Todo ello se ha fugado con mi voluntad,
Así pues zanjada esa descompostura,
De ésta, mi mente audaz y desalmada,
Os digo y repito que yo nunca me acuso.
Esto me da confianza y libre albedrío,
Para hacer y liberarme propiamente,
Bajo amparo de no tener resentimiento,
Por lo que creo que, vos me habéis culpado.
Soy espejo de quien a sí mismo se ama,
Y en mi vida todo así ha funcionado,
Sin pasado, en el presente he perdonado,
Y he quedado por tanto, libre de pecado.
El reflejo de la luz del sol ya me tocó,
Y mi cuerpo, a mi alma al fin obedeció,
Indeleblemente se aprobó mi absolución,
Con sólo auto aprobación, y aceptación.
Al fin estoy, libre de todo aislamiento,
Y al fin estoy, sano de todo sufrimiento
Mi alma va a donde quiere pertenecer,
Y parece que vivir o morir, es lo mismo.
Alma prisionera
Tengo dinero y no necesito más.
Unos dicen con mucha claridad,
Que es más fácil dar que recibir,
Para poder a alguien hacer feliz…
Otros dicen que no es tan fácil dar.
El dinero es un señor poderoso,
Que pone a los hombres a prueba,
Para forjar sus cabidas espirituales,
Tanto de piedad como de caridad.
La misericordia es un divino don,
Que sólo se gana con la oración,
Pidiendo desde el fondo del alma,
Con todas las fuerzas del corazón.
Pero para poder pedir esta gracia,
El corazón deberá estar sin cadenas,
Mas el encadenamiento lo adquiere,
Al obedecer a ese dios que no es Dios.
El dinero y las posesiones apresan,
Las almas de los cándidos hombres,
Y ni ser felices, ni libres los dejan,
Ni les permiten volar a los pobres.
Cuando sus almas están prisioneras,
En vida son entidades ya muertas,
Enredadas en sus propias cadenas,
Y sin poder volar a otras alturas.
No piden a Dios por sí mismas…
¿Para qué?, su dios les da ganancias,
Olvidándose del Dios verdadero,
Que ofrece las ganancias del Cielo.
No creo que Dios piense dos veces,
Cuando le pide un hombre piadoso,
Con el alma, hacerse misericordioso,
Porque de su piedad, su hambre crece.
Por eso es que, en la Biblia se dice,
"Un camello pasa más fácilmente,
Por el diminuto ojo de una aguja,
Que entrar al Cielo el rico arrogante."
De los hombres que dinero tienen,
Dios los escoge en su gran mayoría,
Dada sus cualidades y experiencias,
Para convertirse en Ángeles un día.
Él les ve infinidad de facultades
Para repartir aquí entre los hombres.
Mas, antes de convertirlos en Ángeles,
Los pone bajo una máxima prueba…
Ésta, es la prueba que difícilmente,
Cualquier humano pudiera pasar:
El orgullo de tener dinero y poder,
Y con ello oprimir a la demás gente.
Porque el hombre, al dueño sentirse,
Del gran poder que Dios le otorga,
De inmediato de eso se esclaviza,
Haciendo dios, al que no es su Dios.
Lucifer sucumbió ante tal prueba,
Y así, casi todo hombre sucumbe,
En lugar de en Ángel convertirse,
Al infierno va, después de morirse.
Cuando actúan como Dios lo espera,
Tendrán en los Cielos una puerta,
Que Dios les abre, sin darse cuenta,
Por haber pasado feliz la prueba.
He aquí, que un alma prisionera,
Es aquélla, que con su oro ella espera,
Que la Virgen le mande sus perlas,
Para acumularlas en su billetera.
Amigos de Jesús
Sólo se vive una vez,
Por eso hay que bien pensar
La manera de cómo vivir.
Vivir… Sí, para disfrutar,
Para ver tus días pasar
Viviendo pleno y feliz.
Vivir… ¿De qué serviría,
Si tu vida es infeliz,
Sin saber que esa cuestión
Proviene del odio y rencor
Que anidan en tu corazón?
Esas semillas sembradas,
Que germinan y retoñan
Que dan fruta podrida,
Alimentan a tu conciencia,
Y sin que te des cuenta,
Al cabo, pronto hacen de ti,
Un esclavo en vida, muerto,
Que se mueve a su merced;
El monigote con cuerdas
Que es movido a su voluntad.
¿Y a dónde fue la belleza?
¿A dónde de Dios la bondad?
¿Y todo lo que Él nos dio?
¿Dónde quedó lo trascendental?
¿Y dónde lo maravilloso?
Aunque todo tienes a tu lado,
Pero como estás cegado,
Nada lo podrás disfrutar…
Y así, tu vida ha de pasar,
Rechazando toda claridad.
Bien sabes que has de morir
Mas no sabes cuándo ha de ser,
Ni si es mañana, o es después.
¿Para qué vivir por vivir?
Descubre lo maravilloso,
Mira lo que no puedes ver,
Tan sólo perdonando el error
Y limpiando todo tu interior,
Que Dios te presta valor,
Para quitar tu odio y rencor,
Sólo así tu vista se aclara,
Así darás a Dios la cara…
Primero verás el amor,
Después verás su resplandor.
Olvida la preocupación,
Y hazte como un chiquillo
Que en manos de sus padres
Deja su incierta obligación,
Y vive el hoy y el mañana
Tras los brincos de una rana
O de una avispa al zigzaguear.
Así tú deberías actuar
Viviendo a disponibilidad
De las manos del Señor
Confiando en su plena bondad,
Sin pasado y sin futuro,
Sin nada de qué preocuparte,
Jugando, comiendo y soñando
Y mil veces al día riéndote…
Fuera envidias y soberbias,
Fuera rencores y opresiones,
Y esas cosas que esclavizan.
Actúa y como niño hazte,
A tus enemigos bendice,
Y de tus amigos no te olvides,
Que entre ellos estamos dos,
Jesucristo, Tu Salvador,
Y yo, tu humilde servidor.
Ángel
Añoro tu lánguido canto, tu danza,
Pensar que sólo tú y yo existíamos,
Y hoy, todo me apena, y me cansa.
Esta miseria mía que no acaba,
Este fardo de esperanzas muertas,
Este aliento, que ya no dice nada.
El tiempo todo maneja a su antojo:
El ayer, el hoy, mañana y siempre,
Un día bonanza, otro un crucifijo.
Martirios que se abrieron camino
Bajo una pálida y temerosa sombra,
Escondida detrás de una palabra.
Disfrutaba siempre de tu compañía…
Nadie lo supo, a nadie interesaba,
Hasta que te fuiste un nublado día…
Te alejaste de mi seno, te escapaste,
Para ya jamás a mi hogar regresar,
Éramos dos, luego triste me dejaste.
Te busqué… Ya no más te encontré,
¿A dónde te podrías haber metido?
¿Cómo pude yo así haber terminado?
Hoy solitario, me siento desamparado,
Ya no tengo el consuelo que me dabas,
Estoy muerto en vida, y abrumado.
Regresa a mí, luz de mi oscuridad,
Ven a mí, bienestar de mis mañanas,
Mi Ángel, cachito de divinidad.
Ante los ojos del Señor
¿Es que no veo lo que realmente soy?
Si es que me abandono a mis fuerzas,
No soy nada, y soy sólo flaquezas:
Un grano de arena perdido en el mar.
Soy una diminuta basura en el aire,
Que menea a capricho y ha de domar,
Sin voluntad, y sin derecho de hablar,
Y despreciado, soy visto con desaire.
Pero mi vanidad me ve como señor;
Como un señor de mucha reputación,
Que aunque siendo polvo y cenizas,
Mi altivez mira en mí, una posición.
Posición que me enaltece y embrutece,
Me hace crecer mis vicios y vanidades,
Con lo que crece en mí todo pecado,
Que me hace vivir siempre engañado.
¿Será que no conozco a mi corazón?
¿Será que no me doy cuenta quién soy?
¿Qué me mantiene tan cegado sin ver
Que no veo realmente a dónde voy?
Puedo engañar fácilmente a los demás,
A aquéllos que son a mí, muy iguales,
Mas no engaño a Portentos Celestiales;
Ante Dios no puedo ponerme antifaz.
Él lo ve todo, y nadie lo puede engañar,
Sabe que no soy más que polvo y ceniza,
Y por más que ante Él me ponderare,
Mi testimonio no lo podría contradecir.
Y mira que Dios es pura Misericordia,
Y mira que he intentado varias veces,
Acercarme, y sólo encuentro discordia:
Mis defectos me alejan de su custodia.
¿Cómo acercarme a ti para redimirme?
¿Cómo clamar para que puedas ayudarme,
Si se pone un velo delante de mi alma
Y no me deja verte, ni puedo consolarme?
"Hijo mío, mil consejos te puedo dar…
Recuerda que soy todo Misericordia,
Recuerda que soy todo Bondad y Piedad,
Por la puerta abierta Yo he de entrar…
Estás cegado por tu soberbia y vanidad,
Para acercarte a mí habrás de humillarte,
Tus estimaciones hundirlas en la miseria,
Acobarda a tus sentidos y a tu voluntad.
Pídeme desde el fondo de tu corazón,
Y libre de todo peso que te evite volar,
Pídeme que entre en tus pensamientos,
Pídeme que haga en ti una renovación.
Te miraré y te aseguro que al momento,
Tu conciencia en mi seno descansará,
Te haré fuerte y un gozo nuevo te llenará,
Y tus bajezas despreciarás y olvidarás.
Sé que mil necesidades te agobian,
Y en un mar de graves peligros te mueves,
Humíllate, y confiésame que me necesitas,
Llora frente a mí, y mi ayuda reclama.
Mi amor gratuito se anticipa a socorrerte,
Y te guardará de muy graves peligros,
Liberándote de males innumerables,
Los cuales, amaste desordenadamente.
Haré por ti mucho más de lo que mereces,
Y te daré mucho más de lo que esperes,
Y aunque seas indigno de todo bien,
Mi infinita bondad te llenará con creces.
Vuélvete a mí, con mucha humildad,
Y encontrarás salud, virtud y fortaleza,
Mas si vienes con pecados y decadencias,
Encontrarás en mí, ignorancia y frialdad.
Aquí estaré siempre para consolarte,
Aquí estaré siempre para fortalecerte,
Aquí estaré siempre para alimentarte,
Aquí estaré siempre para amarte…"
Antipatía
No podrás ver que soy la ocasión
De eso mismo que yo he de culpar,
Si mil defectos podré encontrar
Al patrocinar tu atribución.
Nunca aprendiste bien la lección,
Que tus defectos no hay que ubicar
En los andares de un centenar,
Ni en cantares de otro corazón.
Hay mucha virtud en malvados,
Como maldad hay en virtuosos,
Que a malvado y virtuoso, miente.
Soy injusto con mi prójimo,
Odio o rencor es sinónimo,
Que amarga la suya, y mi mente.
Aposento
¿Y yo soy el poseedor de esta casa
Ruinosa, desbaratada y maltratada?
No es una casa como cualquiera,
Es la casa de mi alma y mis quimeras.
Si te invito a entrar en ella, te niegas,
Te ofendes, y a mí me desesperas.
¿Quién podrá ayudarme a limpiarla?
¿A quién clamaré para repararla?
Sabes que hablo de mis pecados…
Has remitido la impiedad de mi corazón,
Y he de contender a juicio contigo…
¿Contigo que eres la Pura Verdad?
Eso es engañarme a mí mismo,
Es engañar a mi propia iniquidad.
Y si has de mirar la iniquidad,
¿Quién de todos sobrevivirá?
Me río de mí, y del hombre que soy:
Tierra, vaciedad, ceniza y suciedad,
Pero que clamo a tu misericordia…
Y no te rías, como yo me río de mí.
Al contrario, vuélvete hacia mí,
Y ten compasión de mis pecados,
Que no sé cómo he llegado hasta aquí.
Tú así lo has dispuesto y convenido.
Limpia pues, Señor, esta casa ruinosa,
Esta casa desbaratada y maltratada,
Para que puedas entrar en ella,
Y te enorgullezcas de mi morada.
A tu diestra y voluntad
Escucharé lo que en mí habla El Señor,
Que sorprendido por sus dádivas estoy.
Elegido me siento por tantas promesas
De las cuales, no encuentro semejanzas,
En las villas de donde presumo que soy,
Pues soy de las tierras llanas de pasión;
Soy de tierras que prometen, y engañan;
De tierras que dicen que dan, y quitan,
Pero de tu boca recibo paz y consolación,
Que fluyen en mis sueños, y en mi mente,
En mis pensamientos, sangre y corazón.
Bienaventurados los oídos que se nutren,
Con los raudales de divinas inspiraciones,
Que tu Gracia y Misericordia proveen,
Con que bebe y se alimenta mi voluntad.
Inspiraciones que me engendran valentía,
Para seguir avanzando en mi dura porfía,
Sin mutarme a murmuraciones mundanas,
Que me hacen caer y tan presto desmerecer.
Bienaventurados los oídos que escuchan
Esa verdad que enseña desde el interior,
Sea por sobre esfuerzos o por arremetidas
Pues mi condición de caballero andante,
Ha sido siempre de dar e ir hacia adelante,
En prepararse cada día más y más recibir,
Las dádivas, gracias y secretos celestiales,
Mas siempre en mi camino hay malandrines,
Que bastantes cosas cuentan y me corrompen,
Sustancias del pensamiento que me estorban
Que por hacer caso y perder mi compostura,
Mi juicio se entorpece, y en todo, desmerece,
Creándome una conciencia de merecer castigo,
Que yo mismo me impongo, a consecuencias,
De los delitos que me doy cuenta que cometo,
Y me impongo, tanto cuanto más haya pecado,
Pensando siempre en lo que ya hube hecho,
Y en lo que por ende, sin duda, me toca recibir.
Y que si no decido de buena gana mi castigo,
A la par castigo recibo a la venia de su merced,
Que castigo breve no merezco por bravucón,
Sino duro, fuerte, violento, con sermón y tesón.
¡Oh alma, cierra las puertas de tu sensualidad!
¿Qué es todo lo temporal, sino puro engaño?
¿Y de qué me valdría apreciar todas las criaturas
Si fuere desamparado de la estima del Criador?
Pues caigo en la ofensa al saber que el objeto
De mis dulzuras, es el objeto de mis desventuras,
Pues bien, y a bien os dejo mi cuerpo y voluntad,
Señor, Para que hagáis con ellos lo que queráis,
Que en mala tierra, ni la hiedra habrá de crecer,
Mas si es Tu Voluntad, hasta habrá de florecer.
Breve meditación sobre la Fe
¿Qué suertes seguirán más adelante?
¿Habrá un Más Allá verdaderamente?
¿Quién será el que sepa la verdad?
¿A dónde las almas irán a refugiarse?
¿Quién será el que habrá de responder?
¿Es nuestra alma la que vida nos da?
¿Qué daño hace pensar en estar amparado?
Espíritu, alma, halo de vida, ¿es similar?
¿Cuál será el fin de todas las cosas…?
Mil preguntas más quedan por hacer,
La gente habla y habla, pero miedo tiene,
De lo que no sabe, y de lo que nos viene.
Dicen que la Eternidad es un misterio,
Otros dicen que al salir de esta existencia,
Allá te reciben en las moradas eternas,
Pues aquí no hay permanente domicilio.
Dicen que la tierra que tienes para vivir,
En breve a alguien le habrá de servir.
Todo lo que terrenal pudiste procurar,
Cuando mueras, no te lo podrás llevar.
Dicen que las almas de nuestros cuerpos,
De algún lugar debieron haber venido,
Y del cuerpo se alejan cuando mueres,
Yéndose al lugar de donde procedieron.
Oh, aquellos locos y de corazones duros,
Hondamente se envuelven en sí mismos,
Pensando sólo en las prosaicas cosas,
Y se olvidan de aquello que vida les da.
Si te sientes seguro sin pensar en nada,
Más seguro estarás pensando en el amparo,
Pues más vale estar a algo bien sujetado,
Porque del Más Allá, nadie sabe nada.
Si el hombre quisiera ser más espiritual,
Olvidarse algo de su condición mundana,
Tanto más amarga se le haría esta vida:
Vería más clara la corrupción humana.
¡Oh, ignorante y miserable iracundo!
Miedo tienes al rostro de hombre airado,
Miedo tienes ante la oscuridad profunda,
Imagina tu miedo, al estar moribundo…
Las respuestas de estas preguntas,
Se encuentran dentro del pensamiento,
Y como las personas somos distintas,
Cada quien piensa según su juramento.
Pero sin duda todo tiene un origen,
Al menos eso nadie lo puede dudar…
No creo que alguien llegase a pensar,
Que todo en la vida fue casualidad.
Hay algunas versiones, que infundadas,
Pretenden hacer creer a la raza humana,
Cada una a su manera, cuál es su origen,
Aunque la verdad esté aún muy lejana.
¿Creerás que salimos de una explosión,
Que a través de miles de millones de años,
Las condiciones sólo se dieron sin razón,
En el planeta, y aparecieron los rebaños?
¿Somos acaso un experimento planeado
Por seres que en un momento determinado,
Nos dejaron justo en el planeta apropiado,
Para ver si al tiempo, hemos desarrollado?
Quien sabe cuál será la verdad de todo…
Pero seguro, nunca vamos a llegar a nada,
Mas, en el desarrollo de nuestro acomodo,
Pensando uno siempre encuentra el modo.
Uno piensa solamente lo que le amolda,
Aquello que nos da facilidad y confianza,
Lo que quita el miedo en las andanzas,
Aterradoras, de un Más Allá desconocido.
La verdad pura es que lo que está aparte
Del alcance de nuestros cinco sentidos,
Ya forma parte de un misterio constante,
Y sus conceptos a todos nos confunden…
Nociones así como Dios, espíritu y alma,
Más Allá, limbo, cielo, éter, eternidad,
Vida después de la vida, infierno, karma,
Juicio final, séptimo cielo, inmortalidad…
Nuestra mente da para creer mucho más,
Nuestra mente puede hacer, idear y crear,
El pensamiento es un distinto universo
Que a cada quién lo hace más audaz…
El pensamiento vuela, no tiene límites,
Llega hasta donde se le permita llegar,
Pero una cosa debemos de considerar:
La Fe es el arma que lo va a ayudar…
La Fe es creer en algo fervientemente,
Que la mente creó, sin saber que existe;
La Fe es una realidad muy convincente,
Y ella, seguir adelante siempre te permite.
Por medio de La Fe tienes la esperanza,
De encontrar lo que sin Fe no se encuentra;
Por medio de La Fe seguro has de llegar,
A lugares donde nunca habías llegado…
Puedes creer en lo que nadie ha creído,
Puedes hacer lo que nadie ha realizado,
Puedes sacar los miedos que te espantan,
Y acurrucarte en las puertas de tu Cielo…
Una de las versiones, sobre lo que buscamos,
Que de todas, parece la más adecuada,
Es agregar a tu Fe el concepto de Dios,
Claramente ten la confianza acomodada.
Con una Fe firme y sencilla, acércate,
Y a lo profundo con reverencia, allégate;
Seguro es que lo que no puedes entender,
Puesta tu Fe en Dios, ya lo entenderás.
Y si esto hicieras, dime, ¿qué perderías?
Si las consecuencias resultaran favorables,
Entonces siempre ganarías, y si no,
Igualmente, nada de lo tuyo perderías.
Recuerda esto: Dios no te engaña,
Sino el que se cree demasiadamente.
La Fe verdadera no puede ser engañada,
La Fe verdadera obrará secretamente.
Para que llegue al Más Allá la ciencia,
Millones de años, tendrían que pasar…
Para que la razón nos dé explicación,
Una eternidad, tendríamos qué vivir…
Enciérrate en la ciencia y en la razón,
Y no saldrás de los límites de los sentidos,
Que sólo ven la dimensión que pueden ver,
Sin entender lo que La Fe puede conocer.
No deberá quebrantar tu Fe la razón,
No irá delante de ella un discurso natural.
Hace cosas grandes en el cielo y en la tierra
El Dios eterno inmenso de poder inmortal.
¡Y su obra, sólo con Fe, se ha de revelar!
Caballero: A la Orden…
La Caballería…
Y toda la Orden completa,
La habrás de tomar
Con tus dedos índice y pulgar,
Por parecer el hecho de tal supuesto,
Un proceder elegantemente varonil.
Medido con la misma caña,
Con que se ajustan
Todas las grandezas
Perfumadas y coronadas
Con el laurel de la victoria.
En que el gremio de Caballeros
De los pies hasta la cabeza
Puedan soportar su suerte
Con el arma más grande empuñada,
Por caballero cabal y decidido
De porte célibe y virginal,
Con pensamientos al aire,
Acariciadores de afrentas,
De tantas formas y tamaños,
Variedades y contiendas,
Y de hercúleos y fuertes brazos,
Que más que para seducir,
Son tu fortaleza y portentos
De ésa, tu idílica imagen.
Pues a tamaño y cabal caballero
Como lo eres tú,
¿Qué de pechos y qué de damiselas,
Puede a ti perturbar la atención,
Más que el sentir de tus dedos índice y pulgar,
Que entre sí se juegan por pelear la ocasión de tocar,
Y volver a tocar la esencia de tan gran mandato,
Que no es más que la delicia complaciente,
De tus más íntimos deseos espirituales,
Que caballero tal,
Aprecia en sus pensamientos?
Impaciente como el fuego
Por consumir el alimento que lo produce,
Insiste contra el pecado irreverente,
Que soslaya la ocasión súbita
A cada momento, para perderse,
En lo oscuro del deseo carnal,
Con aquello que alimenta
Su más negra necesidad…
En la intención de tumbarle
Trabajo tan dedicado,
Que con tal argumento
Venga a ser derrumbado,
De ésos, tus dedos dedicados,
Y esforzados a tan sabia,
Recta y piadosa actividad…
Camina con Dios
Camina suave, plácido y lento,
Tomad las cosas despacio y con calma,
No apresuréis del vivir vuestro motivo.
No os adelantéis en las intenciones,
Que Dios os tiene marcado el camino,
Sólo engrandece vuestra fe y confianza.
Que nada a vuestra alma acose,
Cerrad los ojos y mirad con el alma,
Que Dios os dará serenidad y calma.
Caridad
Si Dios pusiera sus ojos en mi persona,
No vería mi exterior, ni lo que procura,
Pero sí vería mis intenciones ocultas,
De mi propio corazón, la verdad pura…
Y mucho hace aquél que bien ama.
Aquél que bien ama, todo lo hace bien.
Hace bien el que sirve bien al común bien
Que el que a su voluntad egoísta sirve bien.
Pues una vez dijo la Madre Teresa,
"Que el que no vive para servir,
Es seguro que no sirve para vivir."
Lo cual para la Caridad, es una promesa.
La Caridad no es lo que el amor propio,
Que amor propio es la voluntad propia,
La inclinación hacia la naturaleza propia,
La esperanza de una recompensa propia.
La Caridad no tiene envidia, ni voluntad,
Sólo busca glorificar en Dios sus obras,
No ama ni siquiera un gusto en particular,