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Los Viajes del Hechicero número 2
Los Viajes del Hechicero número 2
Los Viajes del Hechicero número 2
Libro electrónico103 páginas1 hora

Los Viajes del Hechicero número 2

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Éste es el tercer número de "Los Viajes del Hechicero", una revista de un solo autor llena de fantasía, ciencia ficción y horror. En estas páginas encontrarán demonios repulsivos, robots gigantes, bioingenieros alienígenas, visiones negras del futuro y mucho más.

La Curiosidad y la Carne – Durante uno de sus paseos por la escalera del Santuario del Buen Jesús en Braga, el explorador urbano veterano Marco encuentra un lugar que puede haber estado esperando siglos para ser explorado. Pero allí hay algo más allá de sus peores pesadillas.

La Muerte del Centro Comercial – Imprevistos financieros obligan un hombre a ir de compras a uno de los decrépitos centro comerciales de la ciudad. No lo visitaba desde que era joven, durante la segunda década del siglo XXI, y pronto se da cuenta de que éste había cambiado mucho desde entonces.

El Escuadrón: Batalla Final – Después de ser obligada a abandonar la Tierra, la Humanidad hizo del planeta Próxima Centauri b su nuevo hogar. Sólo años después se dieron cuenta de que éste ya estaba habitado. Para combatir a los alienígenas, formaron el Escuadrón, un grupo de hombres y mujeres equipados con el mejor entrenamiento y armamento disponible. Esta es la historia de su batalla final contra el enemigo y el primer (¿o será el último?) capítulo de una saga contada desde el final hasta el principio.

La Elección del Caballero: Capítulos 6, 7, 8 y 9 – Según más y más señales de demonios surgen en todo el reino de Veltraik, Loran sigue luchando a lo lado de cazadores de demonios para erradicar todas las formas de herejía contra la Ley de los Ángeles.

IdiomaEspañol
EditorialJoel Puga
Fecha de lanzamiento15 may 2021
ISBN9781005493325
Los Viajes del Hechicero número 2
Autor

Joel Puga

Joel Puga nasceu na cidade portuguesa de Viana do Castelo em 1983. Entrou em contacto muito cedo com a fantasia e a ficção científica, principalmente graças a séries e filmes dobrados transmitidos por canais espanhóis. Assim que aprendeu a ler, enveredou pela literatura de género, começando a aventura com os livros de Júlio Verne. Foi nesta altura que produziu as suas primeiras histórias, geralmente passadas nos universos de outros autores, cuja leitura estava reservada a familiares e amigos.Em 2001, mudou-se para Braga para prosseguir os estudos, altura em que decidiu que a sua escrita devia ser mais do que um hobby privado. Isso valeu-lhe a publicação em várias antologias e fanzines portuguesas abordando diversos sub-géneros da ficção especulativa.Vive, hoje, em Braga, onde divide o seu tempo entre o emprego como engenheiro informático, a escrita e a leitura.Joel Puga was born in the Portuguese city of Viana do Castelo in 1983. Since an early age, he has been in contact with fantasy and science fiction, mainly thanks to dubbed films and TV shows transmitted by Spanish channels. As soon as he learned how to read, he got into genre literature; starting his adventure with Julio Verne’s books. It was during this time that he produced his first stories, generally using other author's universes as a backdrop, the reading of which was reserved to family and friends.In 2001, he moved to Braga to follow his studies, a time in which he decided his writings should be more than a private hobby. This granted him several publications in Portuguese anthologies and fanzines of various sub-genres of speculative fiction.Today, he lives in Braga, where he divides his time between his job as a computer engineer, as well as writing and reading.Joel Puga nació en la ciudad portuguesa de Viana do Castelo, en el año 1983. Desde muy temprana edad, mostró interés por la fantasía y la ciencia ficción sobre todo gracias al doblaje de películas y programas de televisión para canales españoles. Tan pronto como aprendió a leer, se sintió atraído por la literatura de género, iniciando esta fascinante aventura gracias a los libros de Julio Verne. Durante ese período, produjo sus primeras historias, las cuales, por lo general, estaban inspiradas en el universo de otros autores. La lectura de sus primeras obras quedaba reservada a familiares y amigos.En 2001, se trasladó a Braga para continuar con sus estudios. En esa época, decidió que sus escritos deberían ser algo más que un pasatiempo privado. Como consecuencia de esta decisión, publicó varias obras en antologías portuguesas y revistas de varios sub-géneros destinadas a fans (fanzines) de la ficción especulativa.En la actualidad reside en Braga, donde divide su tiempo entre su trabajo como ingeniero informático, y su pasión por la escritura y la lectura.

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    Los Viajes del Hechicero número 2 - Joel Puga

    La Curiosidad y la Carne

    Marco tomó la primera salida de la rotonda. Debería irse a casa, pero su curiosidad venció. Aquella era la noche en que investigaría la capilla.

    Ya había explorado las ruinas de la antigua Fábrica Confianza y de la vieja Escuela D. Luis de Castro y ya había estado en los cadáveres esqueléticos de decenas de casas abandonadas. Incluso había logrado entrar en el gran y misterioso Castillo de D. Chica. Después de la capilla desmoronada que había encontrado en Ferreiros, pensó que no había nada más que explorar en Braga. Estaba equivocado.

    Después de recorrer los primeros kilómetros de la carretera que llevaba directamente al Santuario del Buen Jesús Del Montedo Bom Jesús do Monte, entró en otra más estrecha y agujereada. Él se detuvo poco después, frente a la alameda donde comenzaba el suplicio de aquellos que subían a pie hasta la cima de la colina.

    Después de un momento de vacilación, Marco salió del coche. Las sombras de los árboles oscurecían la escasa iluminación. Alrededor, sólo había bosques y campos negros, y las dos casas más cercanas, que flanqueaban los últimos metros de la alameda, ya habían sido abandonadas hacía mucho tiempo.

    De repente, Marco escuchó un auto y se escondió detrás de un árbol. El auto paró unas decenas de metros más adelante, en el vacío y aislado aparcamiento que servía el funicular. Marco casi volvió a su coche. ¿Quién sabe qué clase de gente frecuentaba un lugar como aquél a aquellas horas de la noche? Sin embargo, al darse cuenta de que la joven pareja dentro del coche no estaba prestando atención a lo que pasaba en el exterior, decidió continuar.

    Finalmente, llegó al portal, difusamente iluminado por las pocas farolas que había allí, que marcaba el comienzo de la famosa escalera que llevaba al Santuario do Bom Jesús do Monte. El arco, pintado de blanco, era claramente visible, así como las dos primeras de las muchas capillas esparcidas por la subida, pero lo mismo no podía decirse del resto del recorrido. La oscuridad en el interior del arco era absoluta, ya que la escalera subía el monte y serpenteaba entre el bosque sin una sola luz iluminándola. Después de todo, nadie se suponía que la subiría de noche.

    Con la ayuda de una linterna, Marco penetró la oscuridad y empezó la subida escalón por escalón. Avanzaba despacio, pues tenía miedo de resbalar en hojas o de tropezar en una rama caída.

    Era el comienzo de la Primavera, y murciélagos, recién salidos de sus madrigueras invernales, volaban a su alrededor. Otros animales se movían en la vegetación fuera del borde de la escalera, provocando ruidos que, en el silencio de la noche, parecían venir de criaturas mucho más grandes.

    Tramo a tramo, Marco pasó por varias capillas. Algunas ni las vio, sólo se dio cuenta de que estaban allí porque escuchó el sonido del agua brotando de las fuentes que las acompañaban.

    Finalmente, llegó a la que despertara su curiosidad. Había pasado por ella muchas veces durante su caminata semanal a la cima de la colina, pero sólo un poco más de un mes antes había notado que ésta tenía dos postigos sellados con ladrillos y cemento junto a la base, donde en las otras sólo había pared. Esto le hizo pensar que tal vez hubiera allí un sótano abandonado esperando ser explorado. A partir de ese día, cada vez que pasó por aquella capilla, miró hacia adentro, a través de una pequeña ventana creada para eso mismo, buscando una manera de bajar al subterráneo. Finalmente, encontró unas líneas que parecían formar la esquina de una trampilla junto a una de las figuras que albergaba. Ese fue el descubrimiento que lo llevó allí aquella noche.

    De su bolsillo, sacó un cortapernos y rompió la cadena que cerraba la puerta. A continuación, entró. Al principio, se sintió asfixiado por el intenso olor a moho, pero rápidamente se acostumbró. Cada una de las capillas de aquella escalera albergaba figuras de terracota representando un momento importante de la vida de Jesucristo, por lo que su linterna pronto iluminó un Cristo azotado y coronado con espinas. Debajo y al lado de éste, en el suelo polvoriento, se encontraban las líneas que Marco había visto antes. Con cuidado, él apartó la figura, e inmediatamente confirmó su sospecha: había una trampilla allí.

    Sus manos le temblaban cuando tiró el aro de metal que había en éste, revelando un agujero oscuro como boca de lobo. Él apuntó su linterna hacia abajo, e inmediatamente vio el suelo del nivel inferior. No parecía tan alto. Sin dudarlo, Marco se bajó al interior. Ahora que había llegado hasta allí, no había nada que pudiera enfriar su curiosidad.

    En cuanto sus pies tocaron las losas de piedra que formaban el pavimento, apuntó su linterna hacia las paredes, revelando frescos parcialmente borrados por el tiempo. Éstos mostraban a Cristo crucificado, pero también a demonios y almas atormentados por ellos. Entusiasmado, Marco sacó su teléfono del bolsillo y empezó a fotografiar y filmar todo. Aquello sería una increíble adición a su blog y canal de YouTube.

    Finalmente, encontró una pequeña parte de la pared que no tenía ninguna pintura. Al acercarse, se dio cuenta de que allí había un panel de madera cubriendo parte de la escena, tapando algo que un grupo de figuras humanas adoraba.

    Curioso, Marco empezó a patear el panel. Después de varios minutos de esfuerzo, la madera finalmente cedió, y su pierna penetró hasta la rodilla. Sorprendido, miró a través de la nueva apertura. Para su asombro, al otro lado no se encontraba parte del fresco, sino un túnel muy diferente de la cámara en la que se encontraba. El suelo, las paredes, el techo, todos eran de tierra. Tenía una forma circular, por lo que parecía haber sido excavado por una lombriz gigante. Pero lo más extraño de todo era que antorchas clavadas en sus paredes lo iluminaban.

    Marco sintió un escalofrío. ¿Qué lugar era aquél? ¿Quién lo construyó? ¿Quién mantenía las antorchas encendidas? Y, lo más importante, ¿adónde llevaba aquel túnel?

    Al final, y a pesar de que todos sus instintos le decían que era mala idea, no pudo resistir a la curiosidad. Con un par de patadas más, abrió un espacio lo suficientemente grande como para pasar.

    Nunca antes había sentido tanta fascinación, tanta emoción al explorar un lugar. En otros, había descubierto viejas y curiosas reliquias, de coches ochocientistas a viejos folletos escolares, o detalles de la historia que nunca hubiera imaginado, pero allí había un misterio, un secreto que desvelar.

    El paso bajaba y bajaba, penetrando cada vez más profundo en las entrañas de la Tierra. Marco no sabía exactamente cuánto había caminado, aunque le parecía más de un kilómetro, cuando, después de una curva, el túnel quedó más ancho y se convirtió en una caverna aparentemente natural.

    En ese instante, paró. Frente a él, encadenados a la pared derecha, había una docena de hombres y mujeres. Éstos llevaban ropa rasgada, y tenían los cuerpos cubiertos de cicatrices, heridas abiertas y contusiones, como si hubieran sido torturados durante meses. Sin embargo, lo que más impresionó a Marco fue el hecho de que ninguno de ellos tenía boca. Sus labios parecían estar fundidos el uno al otro, creando una repugnante membrana opaca de piel y carne.

    Al ver al explorador, los pobres desgraciados intentaron llamarlo, sin embargo, aunque sus mandíbulas se movían, sólo lograban emitir un murmullo gutural.

    La primera reacción de Marco no fue correr a pedir ayuda, sino sacar su móvil y filmar. Después de todo, tenía allí la oportunidad de capturar el mejor video de YouTube.

    Lentamente, entró en la caverna, acercándose a los prisioneros para un primer plano. En su ansia de obtener los ángulos más impresionantes, ignoró lo que se encontraba al otro lado de la caverna. Cuando finalmente se dio la vuelta, dejó caer el móvil, porque si en el lado derecho había almas torturadas, el izquierdo estaba

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