La rubia cabellera de Elizabeth Murray, duquesa de Lauderdale, contrasta con el oscuro de sus ojos, en una mirada que hipnotiza, desde su retrato en la galería del primer piso de Ham House, a los visitantes que se adentran a pasear entre sus cuatro paredes. Considerada como una de las mansiones más embrujadas de Inglaterra, el que comenzó siendo el hogar de William Murray, padre de la duquesa y amigo íntimo del rey Carlos I, ha conservado su belleza, majestuosidad y un halo de misterio lo suficientemente sobrecogedor como para poner los pelos de punta a los más valientes durante más de 400 años.
A Ham House se puede acceder a través de un paseo por la orilla del río Támesis en la zona de Richmond, una localidad que se encuentra a unos 15 minutos en tren de Londres. El verde del paisaje que rodea el caserón, junto con la inmensidad de sus jardines, ayudan a los más escépticos a comenzar a creer en las experiencias paranormales que se suceden en la mansión desde que abrió sus puertas al público en los años cuarenta.
Y es que se dice que hasta dieciséis fantasmas hacen de las suyas entre las habitaciones del caserón, asustando tanto a los turistas y curiosos que se acercan al lugar, como también a los trabajadores y voluntarios que conocen la mansión casi tanto como a su propio hogar. «Hace unos años se encontraba un hombre haciendo un trabajo en