La base militar de Chicksands Priory se encuentra en un enclave de gran extensión localizado a una hora en tren desde Londres. Si no fuese por los importantes controles de seguridad que hay que pasar para acceder a la misma, Chicksands podría semejar un antiguo lugar de culto, un museo o incluso un caserón perteneciente a una familia adinerada.
Y estas tres opciones esconden también parte de verdad, ya que entre las paredes de este lugar se esconden secretos que datan desde el siglo XII, cuando Chicksands Priory era en realidad un monasterio perteneciente a la orden Gilbertina, fundado por la condesa de Essex, Rehese de Vere, y su segundo marido, Payn de Beauchamp. En 1538, durante el reinado de Enrique VIII y bajo el mandato de supresión de los monasterios, la orden religiosa se disolvió y el edificio pasó a manos privadas. La familia Osborn hizo de la antigua casa religiosa su hogar durante 400 años, con residentes tan célebres como la escritora de cartas de amor a su marido, Dorothy Osborn. En 1936, el Comisionado de la Corona británica compró el caserón, que se convirtió en un puesto de escucha durante la Segunda Guerra Mundial. Hoy en día, Chicksands Priory está establecida como una base de entrenamiento militar británica.
EL EDIFICIO EMBRUJADO
Lo primero que llama la atención del lugar es la cantidad de zonas verdes que envuelven Chicksands, convirtiendo la base militar en una fotografía pintoresca de la Inglaterra del siglo XIX. Es fácil imaginarse a niños correteando por los prados, mientras sus padres