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Sobre la clemencia
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Libro electrónico80 páginas53 minutos

Sobre la clemencia

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Texto fechado en los años 54-55 d. C., del que solo se conserva una parte. Séneca se dirige directamente al joven Nerón, como preceptor y consejero, nombrado por su madre. "La clemencia no es una crueldad cansada", afirma el autor, "es una moderación del ánimo en quien tiene poder". Esta breve edición anotada aclara términos inusuales hoy, que facilitan la lectura y la comprensión.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 jun 2017
ISBN9788432148347
Sobre la clemencia

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    Sobre la clemencia - Lucio Anneo Séneca

    hipótesis.

    Sobre la clemencia

    CAPÍTULO I

    1.

    César Nerón, he decidido escribir sobre la clemencia para hacer, de algún modo, las veces de espejo¹ y hacerte ver que puedes llegar a complacer absolutamente a todos. Aunque el verdadero fruto de las buenas acciones sea el haberlas hecho y no exista ningún premio a las virtudes que sea digno de ellas fuera de ellas mismas, me agrada inspeccionar y contemplar la buena conciencia, y luego poner la vista en esta inmensa multitud contradictoria, dividida, impotente, dispuesta a gozarse en la desgracia ajena e igualmente en la propia si quebrara esta opresión, y se dice a sí misma:

    2.

    ¿Acaso no he sido yo elegida entre todos los mortales para hacer en la tierra las veces de los dioses? Yo soy para las gentes el árbitro de la vida y de la muerte²; sea cual fuere la suerte y la posición que tenga cada uno, está puesto en mis manos; y lo que la Fortuna quiera dar a cada cual, está puesto en mis manos; y lo que la Fortuna quiera dar a cada cual, sale de mi boca; de nuestra respuesta nacen las causas de la alegría del pueblo y de las ciudades; en ningún sitio, ningún partido florece sin mi voluntad y mi apoyo; todos estos miles de espadas que empuña mi paz, se desenvainan ante un gesto mío: qué naciones se hunden, cuáles emigran, a cuáles se les conceden libertades, a cuáles se les quitan, qué reyes quedan prisioneros y a qué cabezas reales conviene coronar, qué ciudades van a hundirse y cuáles van a surgir; todo ello está bajo mi jurisdicción.

    3.

    En toda esta capacidad de poder no me empuja la ira a castigos injustos, ni el ímpetu juvenil, ni la temeridad y obstinación de los hombres, que tan a menudo acaban con la paciencia hasta de los corazones más serenos, ni la crueldad de mostrar el poder por el terror, sino la gloria que corresponde a los grandes imperios. Guardada, más aún, enfundada, está mi espada con la mayor condescendencia, incluso con los de más baja estofa; a ninguno al que falten otras cosas faltará mi favor, en razón de su ser hombre.

    4.

    Tengo la severidad oculta. La clemencia, en cambio, a punto³. Así, bajo mi protección como bajo la de las leyes, a las que he vuelto a sacar de su sepultura, y de las tinieblas a la luz, rendiré cuentas. Me conmueve la primera edad del uno y la última del otro; a uno le concedí dignidad; al otro, humildad; cada vez que no había encontrado ninguna causa de conmiseración, me apiadé de mí mismo. Hoy día estoy preparado para rendir cuentas del género humano a los dioses inmortales, si me las

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