Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

De cuentos, actores y muñecos
De cuentos, actores y muñecos
De cuentos, actores y muñecos
Libro electrónico65 páginas56 minutos

De cuentos, actores y muñecos

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Cuentos que disfrutaría leer y una obrita que quisiera representar

Este libro es una reunión desordenada de cuentos de ficción que, como ocurre la mayor parte de las veces, tienen lejanas reminiscencias con cosas vividas. Completa el libro una obrita de teatro que puede realizarse con actores y muñecos o solo con actores si uno se decide por una posible solución escénica que propongo.

IdiomaEspañol
EditorialCaligrama
Fecha de lanzamiento18 jul 2016
ISBN9788491126331
De cuentos, actores y muñecos
Autor

Miguel A. Cherro Aguerre

Afortunadamente el autor no vive de la literatura pero la compulsión a escribir lo llevó a editar, incluido este, siete libros sobre diversas temáticas. Tiene 82 años, vive en Montevideo, viajó bastante, piensa jubilarse a fin de año y, lamento por ustedes, planea seguir escribiendo.

Relacionado con De cuentos, actores y muñecos

Libros electrónicos relacionados

Relatos cortos para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para De cuentos, actores y muñecos

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    De cuentos, actores y muñecos - Miguel A. Cherro Aguerre

    Título original: De cuentos, actores y muñecos

    Primera edición: Julio 2016

    © 2016, Miguel A. Cherro Aguerre

    © 2016, megustaescribir

    Ctra. Nacional II, Km 599,7. 08780 Pallejà (Barcelona) España

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a Thinkstock, (http://www.thinkstock.com) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

    ISBN:   Tapa Blanda             978-8-4911-2634-8

                 Libro Electrónico      978-8-4911-2633-1

    Contenido

    Una carrera desenfrenada

    El seis de copas

    Yo quiero mi pastillero

    Tenedor contaminado

    Un sueño improbable

    Previmú

    La Dama, el Caballo y la Piedra

    Sobre el autor

    Una carrera desenfrenada

    Ya son seis y media Juancito, levantate… dejalo vieja, son seis y media, dejalo dormir un poco más, con levantarse siete menos cuarto está bien… vos callate, ¿querés que el chiquilín sea como vos, un flojo?, dejalo que aprenda a levantarse temprano, que aprenda a sacrificarse, levantate Juancito, dale…

    ¿Por qué me acuerdo de esto precisamente ahora en medio de este borbollón de gente mientras esperamos la señal que anuncie la partida?… hice el precalentamiento, me abroché bien los zapatos … aflojo los hombros, cierro los ojos, respiro hondo …ah, qué brisa suave …

    Antes de subir al 14, en Boulevard España y la Rambla, mientras el guarda daba vuelta los asientos del tranvía que debía volver rumbo al centro, las mañanas de primavera como hoy, cerraba los ojos y me llenaba los pulmones con el aroma del mar que subía de la rambla a esas horas…era como un modo de prolongar el sueño que mi madre interrumpía todos los días justito a las seis y media para que me levantara y fuera al colegio, en realidad… levantarme, lavarme la cara, peinarme, tomar el desayuno, cepillarme los dientes y correr a los pedos la cuadra y media que me separaba de la parada para tomar el 14 de las 7:03 que me dejaba exactamente en la esquina del colegio a las 7:35 con 10 larguísimos minutos de tiempo para ver al resto de compañeros que con bostezos, el pelo revuelto y la ropa desarreglada llegaban con apuro… todos después que yo… en cambio… yo… estaba siempre prolijo, peinadito, con la ropa perfecta, mamá no me habría dejado ir de otra manera… alguna de esas mañanas de primavera, cuando ya tenía doce años y mamá no me dejaba usar los largos, me sentí ridículo de pantalón corto al reconocer en los ojos pícaros de alguna compañera que me gustaba, la misma mirada que me parece descubrir ahora en los ojos de alguna de las señoras y señoritas que me rodean…¿por qué habré decidido meterme en esta competencia? …este pantaloncito celeste flúor ¿no me hará parecer ridículo?…

    Perdón ¿qué?… ¿me dijo algo Domínguez?…no, no… me distraje, ¿ah si?, ¿la señora de Juárez?, ¿me saludó con la mano?…no, no la vi… ¿por dónde está? … ah… ¿en aquel grupo?… claro, esa es toda gente del club, bueno ya nos encontraremos…

    ¿Domínguez se habrá dado cuenta?…¿lo habrán notado los otros compañeros del club?…en realidad me hice socio por ella…me enteré a través de un amigo que había quedado viuda, justo dos meses después de haber vuelto al país cuando su marido se jubiló como diplomático…un día la vi caminar por la rambla con una mochila sobre sus hombros, la seguí y la vi entrar al club…¿Dumas era el que escribió veinte años después?…hace tanto que lo leí…bueno ahora sería algo así como treinta y pico de años después…

    Ya estaba en primero de liceo y un fin de año los que íbamos al colegio en el 14 habíamos decidido, el día que terminaron las clases, ir de tardecita a festejar con un helado a la Conaprole… Consuelo había prometido ir y yo pensé que era el momento oportuno para pedirle a mi madre que me dejara estrenar los largos, pero no hubo caso y como era muy fuerte el deseo de verla y estar cerca de ella igual fui pero el bochorno fue grande y hasta el día de hoy recuerdo que hablé poco y estuve la mayor parte del tiempo con la vista clavada en mis rodillas… mis compañeros hablaban animadamente

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1