Los Niños Migrantes de Guatemala

Por Adolfo Sagastume

Si las autoridades mexicanas hicieran bien su trabajo no tendrían que esconderse los niños de Centro América. Pero es histórico el salvajismo atroz con el que son trabados. Junto y en contubernio con las autoridades de migración los grupos del crimen organizado encontraron la mejor de las mercancías, la humana. Y en este caso los cuerpos, la dignidad y la carne de los niños migrantes. El salvajismo con el que son tratados supera los sufrimientos de los refugiados en tiempos de guerra. Infórmese usted y ayude a denunciar el macabro y bestial salvajismo de México en contra de los niños migrantes de Guatemala y del mundo entero.

• Idioma: Español
• Editorial: Adolfo Sagastume
• Fecha de lanzamiento: 7 sept 2015
• ISBN: 9781311729484

Adolfo Sagastume

Construyendo Universos LiterariosCiudadano LatinoamericanoCiudadano de la República de LiberlandCiudadano de Asgardia The Space Kingdom

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Índice

Introducción

El Camino de la Muerte

Refugios en Estados Unidos

Los Presupuestos del Dolor

Deportación de los Niños Migrantes

Conclusión

Introducción

Guatemala feliz; que tus aras no profane jamás el verdugo…

¿Dónde está tu felicidad Guatemala? ¿Dónde tu dignidad?

Tus hijos lloran y con las sangrantes lágrimas de sus ojos empañados riegan las montañas de México cuando van para los Estados Unidos.

Pocos llegan vivos…

Pocos llegan enteros…

La mayoría son descuartizados por los mexicanos del crimen organizado.

La mayoría son plagiados por las bandas que trafican con seres humanos.

La mayoría son violados y asesinados con alevosía y ventaja.

La mayoría son humillados y obligados a trabajos forzados.

La mayoría son usados por los criminales para cometer ilícitos.

La mayoría pierden su calzado y tienen que seguir descalzos por la montaña.

La mayoría pasan hambre si no encuentran una Patrona que los alimente.

¡Ay, Guatemala!

¡Tus hijos sufren las miserias de tu falsa democracia!

Mientras tus políticos se llenan las bolsas de dinero mal habido, tus niños van dejando sus entrañas por los montes de México, Texas y California.

Mientras tus locutores engrandecen las inolvidables hazañas de los próceres inmortales, tus hijos de carne y hueso están siendo humillados, vilipendiados, masacrados, descuartizados, sacrificados a dioses mitad católicos y mitad indígenas, y vendidos en pedazos al mejor postor.

Mientras el gabinete presidencial viaja en primera clase por todo el mundo, departiendo los mejores vinos con los nuevos líderes de las naciones, tu pueblo está pasando muchas hambres y la más cruel de todas: el hambre de ser.

¡Ay, Guatemala!

Hermosa tierra de volcanes vivos, de volcanes inquietos que se estremecen a sí mismos para asegurarse que están cumpliendo su labor de dioses de las alturas.

Hermosa tierra del Tacaná iracundo, el volcán de fuego ignicente, el volcán de agua iridiscente; hermosa tierra de montañas verdes, verdes, verdes de Premio Nóbel.

¡Ay, Guatemala!

País de Tikales escalonados en la cronología del tiempo.

Tus hijos están siendo desparramados y en todas partes estorban, en todas partes son carne de cañón.

Hermosa Guatemala, cuna de jade del cristalino ojo de Dios, el Atitlán, del Amatitlán apacible, del Petén, Puerto Barrios, Puerto San José, el Semillero, tus hijos se están yendo para todos lados, para todo el planeta y para ningún lado, se están escurriendo entre la corriente de la vida por la redondez de la tierra.

¿Tú que haces por tus hijos?

¡Ay, Guatemala!

Tú, la india bonita que te fajas en la cintura la carretera panamericana… tú la indita noble que siempre supo engrandecer a los más humildes de sus vástagos… tú la