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La Dama De La Frontera: Una Hermosa Lección De Valentía Y Amor
La Dama De La Frontera: Una Hermosa Lección De Valentía Y Amor
La Dama De La Frontera: Una Hermosa Lección De Valentía Y Amor
Libro electrónico359 páginas8 horas

La Dama De La Frontera: Una Hermosa Lección De Valentía Y Amor

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Esta es la descarnada historia de una extraordinaria mujer nacida en la Repblica Mexicana y realizada en los Estados Unidos de Amrica. Mara del Carmen Amaral, cuya existencia estuvo ligada a la frontera, siendo testigo de los cruentos dramas de los migrantes ilegales, ms conocidos como espaldas mojadas.

Mara Susana Gmez Amaral, hija de tan singular personaje, ahora convertida en profesora de Historia Universal, 40 aos despus ha logrado reunir suficientes evidencias y testimonios de los hechos y hoy nos entrega una sabrosa novela que ha titulado La dama de la frontera, con races histricas del Mxico Republicano.

La autora, en medio del drama existencial, descubre el doble papel de Carmen Amaral, madre trabajadora y protectora de los inmigrantes indocumentados en completo anonimato, especie de ngel protector. Antes de morir, su consigna fue: Salvemos a un milln de nios nacidos en territorio estadounidense cuyos padres sern deportados por no tener documentos.

Como Luther King, Carmen Amaral, en su lecho de muerte, tuvo un pico sueo: Que Estados Unidos llegara a ser un pas sin fronteras, sin alambradas, sin policas, una nacin que tendera la mano generosa a sus vecinos en paz y armona. Este problema es controversial porque involucra a 12 millones de personas cuyo destino est amenazado permanentemente con la deportacin.

Los editores


"Despus de leer el manuscrito de La dama de la frontera he quedado convencido que esta obra nos da una hermosa leccin de valenta y amor."

James Arvalo M.
Presidente de la Asociacin Mundial de Escritores Andinos
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento20 abr 2012
ISBN9781463323417
La Dama De La Frontera: Una Hermosa Lección De Valentía Y Amor
Autor

Susana Cueva

SUSANA CUEVA Escritora mexicana. Nacida en Tijuana. Profesora de Historia Universal en un prestigioso colegio de los Estados Unidos. Licenciada en Ciencias Sociales con mención en Matemáticas. Maestría en Diseño y Creatividad en Educación y un doctorado en Ciencia y Tecnología. Desde niña le apasiona la historia de su país. Investigó especialmente la vida de Jalisco para saber cual era el papel de su familia en las distintas generaciones, desde Juárez hasta la consolidación de la República. Susana adoraba a su madre, Carmela Amaral, a quien dedica esta obra por ser ella la que le enseñó a luchar y vencer.

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    La Dama De La Frontera - Susana Cueva

    Copyright © 2012 por Susana Cueva.

    Consultor editorial: Oscar Medina Zevallos

    Corrección de estilo: Freddy Guzmán H

    Fotografías: Susana Cueva

    Agradecimiento al Antiguo Palacio Municipal de

    Tijuana por permitirme usar algunas de sus fotos.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2012905793

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Algunos de los personajes mencionados en esta obra son figuras históricas y ciertos hechos de los que aquí se relatan son reales. Sin embargo, esta es una obra de ficción. Todos los otros personajes, nombres y eventos, así como todos los lugares, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Este Libro fue impreso en los Estados Unidos de América.

    Para pedidos de copias adicionales de este libro, por favor contacte con:

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

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    Llamadas internacionales +1.812.671.9757

    Fax: +1.812.355.1576

    ventas@palibrio.com

    350543

    Contents

    PREFACIO

    CAPÍTULO I    GÉNESIS DE UN DESTINO

    CAPÍTULO II    AMOR Y CASTIGO

    CAPÍTULO III    ÉXODO

    CAPÍTULO IV    BUSCANDO EL PARAÍSO

    CAPÍTULO V    UN ÁNGEL CAÍDO DEL CIELO

    CAPÍTULO VI    TIERRA PROMETIDA

    CAPÍTULO VII    DESTINO MARCADO

    CAPÍTULO VIII    DIEZ AÑOS DESPUÉS

    CAPÍTULO IX    HIJA DEL DOLOR

    CAPÍTULO X    TIJUANA

    CAPÍTULO XI    CAPULLO DE AMOR

    CAPÍTULO XII    LA MIEL Y LA HIEL

    CAPÍTULO XIII    EL LLAMADO DEL DESTINO

    CAPÍTULO XIV    LA TRAMPA DEL AMOR

    CAPÍTULO XV    ESCUELA DE LA VIDA

    CAPÍTULO XVI    LA FRONTERA

    CAPÍTULO XVII    AUTLAN OTRA VEZ

    CAPÍTULO XVIII    UN HOMBRE LLAMADO PEDRO

    CAPÍTULO XIX    UNA LUZ EN EL CAMINO

    CAPÍTULO XX    CUANDO EL DESTINO NOS ALCANCE

    EPÍLOGO

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    HOMENAJE

    MARÍA DEL CARMEN AMARAL

    A mis queridos Hijos

    Juan y Marisa,

    A mi amoroso esposo Juan

    Y a mi increíble madre

    PREFACIO

    El ser humano frente al universo tiene un origen y un destino; en este orden, el hecho geográfico es consustancial a la vida. Tal es el caso de la frontera viva y palpitante en el proceso existencial de una extraordinaria mujer del siglo XX, heroína de su propio destino que con el tiempo se convierte en un extraordinario referente de ese mundo poco conocido denominado frontera, es decir, infierno y paraíso, escenario de cruentos humanos que lamentablemente tiñen de rojo a la prensa internacional.

    Cármen Amaral, es el nombre de una agraciada joven de inigualable talento y coraje, nacida en el año 1929 en el pintoresco pueblo de Autlán de Navarro del Estado de Jalisco, México, a quien le tocó enfrentar una difícil prueba de vida: nada menos que cruzar la frontera cada semana del año, excepto los domingos en que se quedaba en casa para atender a sus tres hijos pequeños. Su hogar estaba ubicado en la ciudad de Tijuana localidad que se desarrolló junto a la frontera a partir de 1848. El campo laboral de Cármen Amaral estaba en la ciudad de Point Loma ubicado a un costado de San Diego, California, USA. Ese trajinar oficioso le valió ser conocida como la dama de la frontera, que ahora rescatamos como título de esta obra biográfica-testimonial, escrita por su hija Susana, con derroche de talento y asombronso oficio. La Dama de la Frontera es una propuesta unbricada con la propia realidad y también con la magia de la literatura. Asombra la capacidad de la autora para reunir e identificar los datos históricos de tres generaciones en la maraña del tiempo. La trama de la historia narrada está respaldada por argumento sólido y buen predicamento coloquial.

    La frontera, en todo país resulta un tema poco agradable. No es coto de buena vecindad. Es más bien, un poco geográfico que divide a dos países en lugar de unirlos. Una atalaya de vigilancia y control de individuos que pugna en salir o entrar al país. Eso genera desconfianza y sospecha. Generalmente los uniformados descatados a la frontera, no son dechados de buen trato ni cordialidad.

    A partir de los años 1949 de post-guerra el tema fronterizo cobró notoriedad, el país del norte fundado por inmigrantes y visionarios políticos para convertirlo en una gran gran nación: Los Estados Unidos de Norte América. A mediados del siglo XX entró en una etapa de despegue económico sin precedentes. Su colosal poder industrial-militar fue orientado a la producción masiva de artículos de uso civil. De potencia bélica alcanzó el rango de potencia económica-comercial del planeta. El crecimiento exigía más producción y por lo tanto más mano de obra. Tijuana y San Diego, California, se transformaron en un colector alimentador del sur. En 1949: 280 mil migrantes cruzaron la frontera. Unos en forma legal y otros convertidos en espaldas mojadas En 1953: cruzaron unos 885 mil. En 1954: un millón de inmigrantes. Al bordear el milenio se hablada de 12 millones de indocumentados en el territorio norteamericano. Todos quieren compartir el sueño americano. Se trataba de la más increíble revolución del empleo de todos los tiempos. Entonces la frontera de los Estados Unidos – México se había convertido en un verdadero problema bilateral.

    En este contexto, María del Cármen Amaral, decidió emprender la aventura al otro lado de Río Tijuana, donde se podía ganar unos dólares para sacar adelante a sus pequeños hijos: Susana, Héctor y Araceli, su única razón de vivir. Cada lunes hacía sellar su pasaporte en el control fronterizo. Su belleza latina poco común influyó quizás para ser atendida con celeridad por los adustos agentes fronterizos. En ese tiempo logra enterarse por las noticias de la prensa de varios dramas humanos protagonizados por los llamados coyotes, la policía y los espaldas mojadas. En este entender, la frontera ya no solo era atractiva para los mexicanos, sino también, para los cobrizos de toda América Latina. En este avatar, los gringos crean uno de sus tantos programas para deportar gente no documentada durante las bajas económicas del país, uno de ellos denominado Operación Mojado respaldado por una legislación severa y un régimen policial implacable. La sumilla de dramas constatados a lo largo de años, fue una realidad urticante que templó el alma de acero de esta gran mujer. Cada día fue cobrando conciencia de este dramático problema. Algo tendría que hacer en el futuro. Un futuro que se agravó con draconianas al voltear el ciclo. Se prohibió la inmigración ilegal; se comenzó a perseguir con riguridad a los indocumentados. Pero lo más grave, se deportadaba a familias enteras aunque tuvieran hijos nacidos en territorio estaunidense no obstante que la Constitución de los Estados Unidos los protegía. Cármen Amaral consideró esto un crimen de lesa humanidad. Durante años nuestra heroína luchó para que se respeten esos derechos. ¿Cómo hacer para salvar a un millón de niños que su único pecado era haber nacido en territorio norteamericano y de padres indocumentados. ¿La ley de immigración no podía estar por encima de la propia constitución?, se preguntaba impotente. Asi como cuando jovencita quiso ser abogada para defender los derechos de las mujeres maltratadas por sus parejas en la plenitud de su existencia se preocupaba por los niños que eran despojados de su país, de su derecho de ciudadania norteamericana, el derecho a ser libres. Al cumplir ochenta años, cierto día de primavera, La Dama de la Frontera en su lecho tosió para aclarar su voz y pronunció estas palabras:

    Recuerdo que Martin Luther King, un 28 de agosto de 1963, frente a el monumento de Lincoln hizo una proclama para defender los derechos civiles de los hombres de color; Ahora yo María del Cármen Amaral, declaro que anoche también tuve un sueño, un sueño precioso…ví con los ojos del alma que este país, era un país sin fronteras, sin alambrados de puas, sin policias sedientos de violencia, una frontera donde las personas se saludaban como seres humanos-hizo un corto silencio, remojo sus labios resecos por la fiebre y añadió con voz temblorosa-: yo soñe que este paíz llamado Estados Unidos defendía su democracia con ideas, con diálogo…y no con las armas"…

    Una vida preciosa se había extinguido. Cármen Amaral fue una mujer luchadora, madre ejemplar, que amaba la justicia. Como dice el poeta. hizo camino al andar…

    Otro hecho emblemático en la familia de Cármen Amaral; al puro estilo de los Buendía de Macondo de la célebre novela de Gabriel García Márquez, la madre de Cármen llamada Guadalupe Amaral Lupita que nació en 1898 le tocó vivir en vivo y en directo nada menos que la Revolución Mexicana de Madero y Pancho Villa contra el sátrapa Porfirio Diaz, guerra civil que costó más de un millón de muertos. Tiempos muy difíciles. En este escenario que también llegó a Autlán en Jalisco la abuela con su frágil figura y rostro hermoso, supo ganarse un espacio en la sociedad mexicana.

    María Susana Gómez Amaral de Cueva (Susy), actualmente es profesora de Historia Universal, hija de Cármen Amaral y nieta de Guadalupe Amaral, 82 años después, intenta rescatar para la historia de México los dramáticos episodios protagonizados por su visa- abuela, abuela, mamá y ella misma en este mensaje testimonial; junto a ello, los escenarios de la construcción de la República Mexicana; pero, también, la vida épica y humana de una gran mujer de inteligencia, y coraje que supo vencer a su propio destino. La autora con sentimiento y maestría aborda aquellos temas de trascendencia familiar; como tambien aquellos rasgos inescapables de la conducta humana. Susana Cueva con esta, su primera obra, ingresa al interregno del mundo literario-biográfico con rigurosidad y oficio. Estoy seguro que por su contenido y mensaje La Dama de la Frontera se abrirá paso como un libro imperecedero en el tiempo y el espacio.

    Y finalmente, cuando mi gran amiga Susy me pidió prologar su obra, gran honor para mí, y destacar los rasgos humanos y espirituales de una gran mujer fue un gran reto para mí: Y lo que más me comprometió fue el hecho de saber que Cármen Amaral con su lucidez innata leyó mi libro El Enigma de Machupichu como gesto de despedida de un mundo Mágico lleno de sorpresas.

    Este es, un merecido homenaje a María del Carmen Amaral en su papel de nieta, hija, madre y abuela; pieza clave de la gran familia mexicana que se proyectó al vecino del norte en bilateral destino teniendo como paradojial escenario la frontera viva.

    Oscar Medina Zevallos Escritor Peruano

    CAPÍTULO I

    GÉNESIS DE UN DESTINO

    AUTLAN, JALISCO:

    Aquella fría mañana de invierno en que el cielo lucía encapotado, mi abuela Guadalupe Amaral despertó algo aturdida y preocupada por el sueño que tuvo esa madrugada. Entre brumas del canto del gallo se había observado a si misma en una dimensión desconocida cuando era pequeña de unos cuatro años, de ojos redondos asustadizos donde se vio bañando a su muñeca de trapo a orillas del río de aguas cristalinas. De pronto vio espantada que de las aguas emergia en la superficie una enorme cabeza de serpiente, quizá parecida a Quetzacóatl, que abriendo su enorme bocaza pretendía arrebatarle su querida muñeca. Ella, valientemente tomó un palo y defendió fuertemente su pertenencia.

    ¡Fuera bestia! ¡Largo!-la espantó azotando el agua.

    En ese instante mágico, una voz invisible le hizo saber que ese monstruo era nada menos que la Serpiente Emplumada de la leyenda; pero que no debía tener miedo. Que ella estaba protegida. Que esa visión era por el temor, la angustia y el miedo A pesar de su corta edad ella entendió el mensaje y se calmó. Lupe mujer, estaba empapada de un sudor viscoso. ¿Qué estaba pasando? Lentamente se pasó la mano temblorosa por el bajo vientre, estaba hinchado como una sandia madura. Recién recordó que estaba embarazada y que esperaba la llegada de su tercer hijo.

    -¡Dios mío!-exclamó-. ¿Por qué hoy me siento tan rara? ¿Acaso ya quiere nacer mi criatura?

    Con la débil luz del nuevo día que se filtraba por la ventana, la abuela Lupe pudo distinguir el almanaque colgado en la pared. Se preguntó:

    -¿Qué día es hoy?-observó la fecha cuidadosamente-. ¡Vírgen de Guadalupe! ¡Hoy es 24 de Diciembre de 1929!… Esta noche nace nada menos que nuestro Señor Jesucristo; pero también, hoy se cumplen los 9 meses de gestación. Padre bendito, esto parece un milagro, ¿acaso es una coincidencia?

    Ante esta presunción, la abuela Lupe se emocionó. Había recordado que semanas atrás Anselma, su amiga que oficiaba de partera del pueblo le había comentado después de auscultarla con mano experta. Había comentado:

    Prepárate mujer, tu niño nacerá justamente con el niño Dios en Navidad. Tu criatura no será varón sino mujercita. Será una servidora del Señor. La miró largamente a los ojos y añadió-: Ya tienes dos hijos, el tercero será una damita hermosa. Una linda criatura que cambiará tu vida, como un amuleto de la fortuna "Para todos aquellos que la rodeen. Será dotada de gran belleza y una enorme sabiduría Por toda respuesta la abuela se agarró la cabeza con ambas manos como queriendo bloquear aquellos recuerdos. La partera siguió hablando imparable en su mente: Recuerdas Lupe dónde nació Jesús, ¡en un pesebre! Sin lujos, acompañado por animalitos. ¡Así nacen los grandes! Es un gran ejemplo para el ser humano que solo valora los bienes materiales"

    La abuela quedó espantada con sus recuerdos. En ese instante sintió un gran estrujón que le desgarró hasta el alma. Al parecer, la criaturita ya quería salir a este mundo de pruebas, como diciendo: ¡Aquí estoy yo! Otro estrujón como réplica, esta vez con mayor intensidad. Ya no era el paquetito que la abuela pretendía ocultar con ropa muy olgada, el fruto de su relación con el joven Catarino Salgado que le había roto el corazón de mujer solitaria sin amor. Otro tremendo estrujón. La partera antes de ausentarse del pueblo para atender un parto en una hacienda cercana le había advertido: Cuando el embarazo llega al noveno mes, hay que tener cuidado. Ya quiere hacer el gran viaje de trasvase de un mundo a otro. Te explico Lupita la teoría de mi abuela: Que hacemos mal al decir nacimiento; que la criatura ya tiene 36 semanas de vida en la matriz de la madre. El feto que ya no es feto, está vivo, que reconoce la voz de su madre, graba ruidos, se mueve como un pez en la placenta… La abuela que no leía de corrido, pero leía, examinaba los periódicos y eventualmente un libro. Dijo:

    ¡Tienes razón amiga, somos unos mensos, ignorantes cuando decimos nacimiento. ¿Pero dime, cuál es el momento verdadero que nace" una criatura?-indagó curiosa la abuela.

    Anselma que tenía gran experiencia de mujer madura y curandera se acomodó y reveló un tanto misteriosa: El instante del coito, mujer. Es el momento mágico de la procreación. ¡Ese es el verdadero nacimiento!, cuando es engendrado un ser. Es el instante más sublime de la creación. ¿Has comprendido Lupita?

    Otro discreto golpecito que le hizo ver estrellas a la abuela. Entonces se preguntó: ¿Estará errada Anselma? Veamos, el nuevo ser no se está quieto; se mueve, se desplaza. Quiere salir a gritar, correr, ya no quiere estar en ese lugar encerrado…¡Quiere decir que hace tiempo ha nacido! En verdad hay una gran verdad en lo que plantea la partera y su abuela…Ahora, ¿qué hago si la criatura se viene ya?, pensó con temor.

    En medio de su tribulación la abuela Lupe, como respuesta a su pregunta anterior, había recordado una extraña conversación con un vecino de Autlán que hacía viajes a Sudamérica: ¡Asómbrese vecina!-señaló el viajero-. En el Perú, en su región de selva yo visité por mi trabajo, una tribu donde se da esta misteriosa costumbre: Cuando una mujer de la tribu está en hora de parto, nadie la ayuda, nadie la asiste, ni siquiera el marido La abuela había replicado: ¿Cómo se llama esa tribu tan salvaje? Se hacen llamar Amawakas, son muy cerrados en sus costumbres La abuela había repreguntado: ¿La pobre mujer, cómo atiende su parto? El viajero reveló: ¡Buena pregunta, señora Lupe!. La mujer de la tribu se remonta sola al río llevando una manta que ellos mismos tejen. Al acercarse la hora del parto, muerde una punta de la manta y de pie, se aferra a la corteza de un árbol, puja y puja hasta que sale la criatura. Ella no expresa ningún grito, en silencio corta el cordón umbilical con un hueso filudo. Acto seguido zambulle a la criatura en la poza del río. Increible, el niño no se ahoga. La abuela: ¡Qué horror! ¿No le pasa nada a la criatura? Nada como un pez increiblemente

    Los Amawakan, creen que ese niño, de adulto será un gran pescador, un gran guerrero de la tribu. La abuela había preguntado finalmente: ¿Y el padre, qué pasa con él? El viajero con una sonrisa pícara contestó: ¡No lo va a creer!…Tan pronto comienzan los dolores de parto en la mujer, él se recuesta en la amahaca atada en dos pilotes, débil y sudoroso sintiendo las pataditas del nuevo bebé. Y como los dolores cada vez son más fuertes, el muerde un trapo para no gritar. Es un suplicio real hasta que nace la criatura del vientre de la madre en la orilla del río. A su vez, la mujer se presenta al tambo, generalmente una choza de palos y crisnejas para contener la lluvia. La estóica mujer está con la criatura en sus brazos después del baño y la deposita en el regazo del padre La abuela Guadalupe: ¡No lo puedo creer! La mujer nativa no se queja, el hombre sí…Y, luego, el viajero complementó la información: Acto seguido, empieza a sonar el manguaré (el telégrafo de la selva) que es un trozo de árbol de cierta madera blanda huequeada al interior con una especie de ventanita que filtra el sonido cuando es golpeada con un pequeño mazo. El sonido viaja por el aire y es escuchado e interpretado por pobladores que están a unos cinco kilómetros de distancia y lo re trasmiten con otro manguaré, así el mensaje cubre grandes distancias por los ríos y comunidades. Los indios de la Amazona no son tan brutos. El sistema de comunicación funciona. Si el bebé es hombrecito, habrá fiesta y mazateada con un líquido extraído de la yuca que al fermentar se convierte en alcohol. Si la criatura es mujercita, no habrá regalos ni fiesta. Todos se ponen muy serios y enojados. La abuela: ¡Qué salvajes! El viajero: Sí, los Amawakas son salvajes, machistas, milenarios y sus costumbres que no cambian en el siglo XX".

    Mi abuela Lupe era muy receptiva a toda clase de historias, leyendas y mitos. Pero su parto no tenía nada de mitológico. Ese día 24 de Diciembre, víspera de la navidad cristiana las familias se reunían en grandes grupos para festejar, comer, danzar, rezar; acudir a los oficios religiosos en el templo principal del pueblo. Entonces la abuela Lupita se quedó con sus quejidos de dolor. Estaba completamente sola, a excepción de Manuelita, una niña de apenas nueve años, su hija. Su hijo de diez años se había reunido con la familia. La casa era de adobe y el techo de teja de barro. Tenía algunos compartimentos, una huerta interior con árboles frutales. La abuela Lupe, después de haber enviudado una vez, se había refugiado en la casa paterna con sus dos hijos. Manuelita, pese a su tierna edad se veía forzada a asistir a su madre en tan duro trance.

    Mi pobre abuela era una mujer de temple, trabajadora para que no le faltara nada a su familia. Durante su secreto embarazo, algunas amigas le insinuaban que aplicara como solución a su problema: el aborto. A lo que mi abuela, creyente en Dios y la Vírgen de Guadalupe, por algo llevaba su nombre, se negó rotundamente. Estoy joven y con muchos deseos de salir adelante Claro que tenía problemas con sus padres; más aún cuando su progenitor protestaba por la falta de responsabilidad del joven Catarino Salgado, presunto abuelo mio. En otras palabras, mi abuela estaba sola contra el mundo, sólo por el pecado de ser madre sin haberse casado.

    Otro estrujón; este fue más contundente. La abuela se sintió morir, el dolor era terrible. Esta experiencia de parto era más traumática que los dos anteriores. Había escuchado comentar que los hijos varones pateaban como futbolistas. Quizá Anselma, la partera se había equivocado con su predicción. Tal vez su criatura era varoncito y no mujer. Finalmente dijo:

    -¡Qué sea la voluntad de nuestro Creador!-remarcó su súplica al cielo. Si es hombrecito, quizá sea mejor. En México, las mujeres somos tan discriminadas, abusadas, sin derechos. Los mensos de hombres se creen dioses, que valen mucho. Nos pegan, nos maltratan por el hecho de ser débiles. Los hombres de Autlán son como los pumas de la montaña, engendran críos y luego se van y se olvidan de sus cachorros. Somos las mujeres las que pagamos el pato. ¡Eso no puede ser! ¿Dónde están los derechos humanos que tanto hablan los políticos? Pero también, pareciera que a las mujeres nos gusta ser engañadas. Criamos nuestros hijos con valor; asumimos el riesgo del amor con valentía, con coraje. ¡Así somos las mujeres mexicanas, carajo!…Dios, como duele-se quejó una vez más-, ahora que recuerdo las palabras del párroco de la iglesia: "El pecado original consiste en que todos estamos condenados: el hombre a ganarse el pan con el sudor de su frente; y la mujer a parir hijos con dolor" Y somos tan suertudas que nos tocó la peor del castigo bíblico-murmuró en su interior.

    Otra patadita en el bajo vientre, solo que esta vez fue de menor intensidad. En medio de sus dolores, la abuela Lupe comenzó a preparar ropitas para su criatura. Algo le decía que esta vez era algo especial.

    -Manuelita, alista una olla para hervir agua. ¡Ten cuidado no te vayas a quemar! Saca una batea de madera al corral, bajo del árbol de aguacate donde toma sol el abuelo Victoriano, por las mañanas, ¿haz oído?

    -Sí, mamita Lupe.

    La niña estaba algo asustada. Nunca había asistido a un parto. Tenía curiosidad de ver como se realiza el milagro de la vida. Una curiosidad muy innata en los niños, a pesar que las nanas repetían que los niños son traídos por la cigueña Los niños mexicanos ya no creían en esos cuentos de abuelitas; eran y son más realistas. Eso lo aprenden con la rigidez del dolor producto de la enorme desigualdad social que existía en el país.

    Por otro lado, la abuela nos se explicaba porque estaba recibiendo tanto castigo de parte de su congénere. Por proteger su secreto embarazo de las miradas furtivas de la familia, especialmente la auscultación diaria de su padre, que sospechaban del paquetito, pero que no se atrevían hacerla confesar. La abuela que no tenía conocimiento de la compleja biología humana, algunas veces se apretaba con un cinturón para ocultar su falta, otras se presentaba con vestidos muy olgados. Todos sabían que

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