Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Viviendo con un adicto al juego
Viviendo con un adicto al juego
Viviendo con un adicto al juego
Libro electrónico81 páginas1 hora

Viviendo con un adicto al juego

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Testimonio en primera persona en el que la autora relata cómo vivió la adicción de su padre a las máquinas tragaperras. Explica cómo le afectó esta situación durante diez años y lo que tuvo que aprender desde su rol de codependiente.
¿Hasta dónde se debe ayudar al familiar adicto? ¿Dónde está el límite?
Un testimonio muy revelador y sincero de Patricia de Leóndirigido especialmente a los familiares del adicto al juego.
En él encontrarán ayuda e inspiración para enfrentarse a una situación en la que todos, el ludópata y sus allegados, pierden mucho más que dinero.
 

IdiomaEspañol
EditorialTR Ediciones
Fecha de lanzamiento1 mar 2024
ISBN9798224262144
Viviendo con un adicto al juego
Autor

Patricia de León

I am a journalist with training in coaching, social media, and corporate communication. Patricia de León is the pseudonym I use to share my experiences and the conclusions of some research work I have conducted. In this case, I speak about a firsthand experience, and out of respect for all the individuals I mention, especially my father, I keep my identity and theirs anonymous. My intention is to inspire other people who may be going through the same situation. Whether they know my real name or not won't make a difference in helping them. My professional experience has mainly been in the field of communication and written journalism. Additionally, I am studying personal coaching because I believe it is a very useful way to achieve goals. Thank you for reaching this point. If you have any suggestions or inquiries, you can contact me at: yoaestonojuego@gmail.com

Relacionado con Viviendo con un adicto al juego

Libros electrónicos relacionados

Adicción para usted

Ver más

Artículos relacionados

Categorías relacionadas

Comentarios para Viviendo con un adicto al juego

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Viviendo con un adicto al juego - Patricia de León

    Introducción

    Esta es una historia real, la que he vivido en primera persona como familiar de un adicto al juego. Nunca imaginé que la ludopatía formaría parte de mi vida, pero en esto no pude elegir. Ahora que mi padre ya no está con nosotros, puedo compartir cómo viví su adicción. Ahora puedo contar con más distancia emocional y sin rencor lo que sentí. Y he decidido hacerlo porque me gustaría que mi testimonio ayudara a otras personas que estén pasando por algo parecido.

    He experimentado cómo el juego destruye a los que juegan y a su entorno. Fueron años llenos de sentimientos encontrados: dolor, rabia, odio, desesperación, compasión, tristeza, impotencia... Imagino que quienes estén viviendo estas circunstancias se sentirán identificados.

    Las adicciones son una prueba muy dura para el adicto y para su familia. Es muy doloroso ver a un ser querido autodestruirse y a la vez comprender qué le impulsa a hacerse tanto daño a sí mismo y a los demás. Para el ludópata, su única obsesión es el juego y, salvo raras excepciones, no se paran a pensar lo que sufren los que están a su alrededor. Creo que esto es algo común a cualquier adicción.

    No voy a contar en estas páginas que mi padre abandonó el juego porque sería mentir. Estoy convencida de que hay soluciones, pero sólo funcionan si el ludópata quiere poner de su parte. Me costó mucho aceptar esto, pero a veces no hay más remedio. Comprendí también que, a pesar de todo, la vida sigue y que, aunque el problema siempre está ahí, se puede y se debe ser feliz.

    Si hubiera sabido de antemano algunas cosas sobre mi actitud y mi forma de reaccionar, creo que no habría tardado tanto en tomar ciertas decisiones y me habría ahorrado mucho desgaste emocional.

    Cuando tuve que enfrentarme a esta situación, comprobé que había poca literatura dedicada a los familiares y otras personas allegadas al ludópata. Llamé a varias asociaciones especializadas en las que encontré buenas intenciones, pero pocas esperanzas porque, según las personas con las que hablé, era casi imposible que una persona de edad avanzada como mi padre dejara el juego. Lamentablemente tenían razón, pero ¿qué hacer cuando tienes un bloqueo emocional absoluto y no sabes por dónde empezar ni qué pasos dar? ¿Cómo saber lo que es mejor para todos? ¿Hasta dónde puedes y debes ayudar? ¿Dónde está el límite?

    Si estás leyendo este libro, supongo que alguien cercano a ti ha sido atrapado por el juego. O quizás tú seas ludópata. Deseo que en estas páginas encuentres ideas que te inspiren y te ayuden. En ellas relato con el máximo detalle lo que viví, con sus luces y sombras -más de lo segundo en mi caso- y con lo mucho que he aprendido por el camino.

    Así empezó todo

    Dicen que cuando sucede algo importante recuerdas con detalle lo que pasó en ese momento: dónde estabas, qué hora era, qué estabas haciendo. Pues bien, entre esos momentos que nunca olvidaré está el día en que me enteré de que mi padre estaba enganchado a las máquinas tragaperras. Sin duda, puedo decir que hay un antes y un después de ese día.

    Era un 11 de junio, a mediodía. Estaba en una comida de trabajo y recibí la llamada de mi prima. Como ella vivía cerca de mis padres y mi madre estaba esos días enferma, pensé antes de responder que le había ocurrido algo a mi madre. Por eso, lo primero que pregunté fue si mi madre estaba bien y me dijo sí, pero que quería hablar conmigo cuando estuviera tranquila. Eso me puso más nerviosa aún, así que me levanté de la mesa un momento y salí del restaurante.

    Me explicó que el día anterior se había encontrado con mi padre en una cafetería. Tomaron un café juntos y, cuando mi padre se marchó, la dueña de la cafetería, que era amiga de mi prima, le preguntó de qué conocía a mi padre. Al decirle que era su tío, la señora le contó que mi padre gastaba mucho dinero en las máquinas tragaperras, que todos los días iba allí con varios billetes de 50 euros que se dejaba en el juego. Al parecer, le daba tanta pena verlo tan enganchado que un día le apagó la máquina para gran enfado de él, según contó, y le dijo que se había estropeado. También algunos conocidos que lo veían en ese bar con frecuencia le advertían de que jugaba demasiado, pero, obviamente, a él le daba igual. Al parecer, sin ningún pudor, pedía cambio para sus billetes una y otra vez hasta que se cansaba o, probablemente, se quedaba sin nada.

    Yo no podía creer lo que estaba escuchando. Mi padre tenía ya 78 años y muchos de ellos arrastrando una salud más bien precaria. Se valía por sí mismo pero con limitaciones y caminaba con bastante dificultad. Se quejaba continuamente de lo mal que se encontraba y siempre decía que apenas podía andar. Ponía excusas para ir a muchos sitios, aunque, como pude comprobar después, sacaba fuerzas para ir al banco a por dinero y luego a los bares a gastarlo. También me enteré de que cogía autobuses para ir a jugar a otras zonas de la ciudad donde no lo conocían.

    Todo esto me parecía imposible porque desde hacía años su salud era delicada. Cuando tenía 55 años le había dado un ictus y desde entonces había encadenado una serie de

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1