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La Vibración Del Espíritu: A La Luz Del Yoga Y La Meditación
La Vibración Del Espíritu: A La Luz Del Yoga Y La Meditación
La Vibración Del Espíritu: A La Luz Del Yoga Y La Meditación
Libro electrónico242 páginas6 horas

La Vibración Del Espíritu: A La Luz Del Yoga Y La Meditación

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La vibracin del Espritu es un libro inspirador que nos acerca a nues-tra realidad ms profunda, a nuestro yo ms ntimo, que nos toca el corazn y el alma, para recordarnos que, existe, en nosotros, un lugar de paz y plenitud.
Es un libro sobre yoga, meditacin, psicologa, filosofa, pero sobre todo es un libro trasformador que nos hace captar la vida en toda su inmensidad, comprender que todas las cosas son nosotros mismos, que somos seres creadoras, siendo la riqueza y la felicidad algo afn, alcanzable y realizable, a la realidad humana .
El autor: Ignacio (Nacho) F. Delgado
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento18 abr 2012
ISBN9781463321819
La Vibración Del Espíritu: A La Luz Del Yoga Y La Meditación

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    La Vibración Del Espíritu - Ignacio F. Delgado

    Copyright © 2012 por Ignacio (Nacho) F. Delgado.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:    2012903295

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivadas de los mismos.

    Este Libro fue impreso en los Estados Unidos de América.

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    Palibrio

    1663 Liberty Drive, Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    Llamadas desde los EE.UU. 877.407.5847

    Llamadas internacionales +1.812.671.9757

    Fax: +1.812.355.1576

    ventas@palibrio.com

    368049

    Contents

    AGRADECIMIENTOS

    INTRODUCCIÓN

    EL UNIVERSO DE LA CELULA (SEMINARIO ALBA ABRIL 2010)

    EL PODER DE LA ORACIÓN

    (SEMINARIO MAYO 2010)

    UNIVERSO Y CONCIENCIA

    ¿POR QUÉ ENFERMAMOS? (SEMINARIO DE YOGA JUNIO 2010)

    LA ESTRUCTURA DE

    LA PERSONALIDAD

    (SEMINARIO YOGA OCTUBRE 2010 PARTE PRIMERA)

    LA ESTRUCTURA DE

    LA PERSONALIDAD

    (PARTE SEGUNDA)

    LA ESTRUCTURA DE

    LA PERSONALIDAD

    (PARTE TERCERA)

    LA NO MENTE

    (CONFERENCIA ESCUELA ALBA OCTUBRE 2010)

    AGRADECIMIENTOS

    Quiero, en primer lugar, agradecer a mi compañera sentimental Rosa Moran que me animase a realizar las grabaciones de algunas de mis charlas para posteriormente reflejarlas en un libro. Bueno, digamos que casi me obligó a comprar una grabadora y, después, fue ella quien se encargó de plasmarlas en papel. Se tomó sus tardes de domingo, auriculares en oreja y pacientemente se puso a descifrar aquello. Así que este libro que vas a leer es también su libro. Gracias amada compañera por tu esfuerzo, tu confianza y tu gran amor.

    El texto está adaptado a una calidad literaria, dado que en los cursos todo fluye de modo muy espontáneo y, a veces, utilizo un lenguaje un tanto inadecuado ya que, de alguna manera, trato de huir de los convencionalismos y de las formalidades que nos impiden, en muchos casos, expresarnos como sentimos.

    También debo agradecer a mi fiel alumno Ángel Casado, su colaboración, tanto en los seminarios, con algunas de sus preguntas, como fuera de ellos, por su buen hacer y por el tiempo tomado en la corrección de estos escritos. Gracias compañero.

    A todas las personas que de uno u otro modo habéis estado presentes en mi vida, por cuanto me habéis enseñado, mostrado, ayudado, querido, acompañado, amado, gracias de corazón.

    Agradecer a mi gran amor, por llevarte dentro, por sentirte tanto y por amarme como me amas. Gracias amado ser, amada luz, amada conciencia, amado espíritu, amado maestro por mostrarme tanto, por dármelo todo, por traerme a este mundo, por esta oportunidad de servir, de trasmitir, éste, tu mundo, el mundo que cada uno llevamos dentro. Gracias.

    Si deseas más información acerca de seminarios, etc. puedes visitar la web:

    www.albayoga.com

    Fotografías originales de portada y contraportada tomadas por Rosa Morán y Nacho F Delgado.

    INTRODUCCIÓN

    Mi educación fue una educación religiosa ya que era una época de culto a Dios y a la Santa Madre Iglesia. Todos los Domingos debías acudir a la misa correspondiente, también debías comulgar con Cristo, con lo cual, a la edad de siete años, recibías tus votos y ataviado con un hábito blanco recibías tu Primera Comunión, lo cual era un acto de celebración. Supuestamente te hacías mayor, se decía estar preparado para hacer uso de tu razón. Hijo único recibía todas las atenciones de mi madre que no perdonaba un domingo su pascua religiosa y me llevaba con ella a escuchar el evangelio. Mi colegio comenzó cuando tenía cuatro años y solo estudié hasta los catorce. Aquellos eran años de dominación franquista y en el colegio estabas obligado a rezar. Al colegio que asistí era gratuito. Si tus padres tenían algo de dinero, lo normal era llevarte a un colegio de curas, supuestamente eran estrictos y así aprenderías más. En ocasiones mi padre solía amenazarme diciendo que me llevaría a un internado de curas, dado que era un niño inquieto y rebelde, aunque dada su ideología política, supongo, no lo habría hecho.

    Curiosamente, de niño, no me gustaban los estudios, pero destacaba en religión y llamaba mi atención las estampaciones religiosas de una versión del Nuevo Testamento, con pasta dura y papel fino, casi trasparente, que mi madre poseía. Me gustaban mucho los cómics y, desde los nueve a los catorce años, leí todos los números de una serie de personajes carismáticos, creo recordar la colección se llamaba Vidas Ejemplares, pero también leía al Capitán América, los Siete Fantásticos, Thor y Spiderman que era mi gran ídolo y, sobre todo, me gustaba su novia, que yo la veía, en aquellos clásicos a blanco y negro, guapísima, llegando a ser la mujer de mis sueños de aquel entonces. Después llegaría la era del Capitán Trueno, Goliat, Crispín y Sigrid, quien también me tenía enamorado, pero también las hazañas bélicas me gustaban, conocía todos los modelos de tanques y aviones de la Segunda Guerra Mundial, que mi primo se encargaba de coleccionar en miniaturas de plástico, o de metal.

    En fin, no sé por qué, pero me resultaban muy emotivas aquellas lecturas en las que aparecían retratos de santos y cuentos religiosos, a pesar de que, una vez tomé mi primera comunión, me las ingeniaba para engañar a mi madre y no ir a la misa de los domingos. Mi primo, de mi misma edad, era como un hermano con quien jugaba. Vivíamos cerca el uno del otro, íbamos juntos a la escuela, nos sentábamos en el mismo pupitre, éramos igual de malos estudiantes, igual de parlanchines y el maestro nos debía separar, o nos sacudía, o castigaba, al mismo tiempo. Acudiamos a la iglesia para asomarnos a la puerta y comprobar el color de la sotana que vestia es domingo el cura ya que, al llegar a casa, nuestras madres preguntarian por él para saber si efectivamente habíamos estado allí. Salíamos juntos detrás de las mismas chicas y nos metíamos en los mismos líos y siempre nos sacudían los de las bandas rivales, porque decían éramos los más tontos. Personalmente odiaba la violencia y, en aquel tiempo, era algo común. Vivía en un barrio donde siempre había peleas, de las cuales algunas acababan en sangre. Yo prefería mantenerme al margen, recuerdo me sentía, en cierto modo, cobarde por no enfrentar a los matones que te robaban los cromos, o el dinero, o te golpeaban si les venía en gana. Vi cosas horrendas como cuando mataron a pedradas al perro que más amaba. No pude contener el llanto y la rabia durante días. Los animales siempre me gustaron. Gatos, perros, burros, caballos, vacas, cabras, era amigo de todos y aún lo sigo siendo, incluso tenia grillos encerrados en jaulas de las que fácilmente podían escapar, que en caso de no hacerlo, se encargaría mi madre a la mañana siguiente dado la lata que daban, pero a mí me gustaba su cri, cri. En una ocasión recogí y curé a un aguilucho herido llenándome de satisfacción ya que sentía un amor especial por quienes eran más frágiles o desfavorecidos.

    Cumplidos las catorce años pensé: llego mi momento, al fin, de tener independencia económica, así que busqué trabajo como recadista en un taller de telas y cobré mi primer sueldo del mes que entonces eran 1400 pesetas, menos de 10€. Pero con ello me permitía pagar mis gastillos y acudir a una academia particular donde estudiaba electrónica. Al de un tiempo conseguí trabajo en un taller de reparación de aparatos electrónicos e instalación de radios en autos.

    En realidad, desde muy niño, recuerdo tener diferencias con mi madre cuando yo le decía que la vida no podía ser el resultado de trabajar 10 horas diarias y pagar letras. No sé de dónde sacaba esto, pero había en mi interior algo que no cuadraba. Supongo que no quería tomar tal responsabilidad durante toda mi vida y hasta un niño se daba cuenta. En cualquier caso siempre sentí ir contra corriente. En aquel entonces, los niños teníamos más libertad, jugueteábamos a nuestras anchas, sin prisas, corriendo de aquí para allá. Puesto que estábamos rodeados de huertos, árboles y monte, los padres eran más permisivos y no te controlaban demasiado, hasta que al de unos años llegaron las maquinas excavadoras y comenzaron a construir la autopista y edificios adyacentes.

    Desde niño también sentía gran curiosidad con cosas relacionadas con espiritismo y ovnis. A la edad de 16 años mi madre sufrió un infarto que acabo con ella. Estaba operada dos veces de corazón, era muy emotiva y sufría mucho. Mi padre, por su parte, era un hombre que solo pensaba en él, con lo cual no le facilitaba las cosas a mi madre que se afectaba por todo. A veces mi padre llegaba bebido y tenían fuertes discusiones. Mi madre, impotente, decía que lo abandonaría pero nunca lo hizo, siendo yo su excusa; un hijo demasiado pequeño como para llevar a cabo su propósito.

    En la noche de la cena de Navidad, mi padre, como cada año en las mismas fechas, llegó borracho y agresivo, el corazón de mi madre no lo soporto y tuvo que acudir a urgencias. Recuerdo que fui a dormir a casa de mi tía, a la espera de noticias. Al cabo de tres horas me desperté sobresaltado llorando diciendo a todos que mi madre había fallecido. Efectivamente, al de quince minutos llamarón del hospital confirmando la noticia. Aquello fue un duro golpe para mí. Quisiera haber escapado de aquel suceso, pero no podía. Presentí el momento de la muerte de mi madre, es más, ella vino para decirme que ya no estaba entre nosotros, pero que no debía preocuparme puesto que estaba feliz. Claro que presientas esto es una cosa, pero ponerlo en práctica realmente era otra.

    Cuando llegó el verano tome mis vacaciones en el trabajo y viaje, junto a dos de mis compañeros, a Ibiza. En aquellos años el movimiento hippie se encontraba en plena floración. Yo ya tenía mis ídolos, me gustaba el rock de los Cream, Led Zeppelin, Queen, etc, pero lo que más me llenaba era el rock sinfónico, o psicodélico, de Génesis, Pink Floyd y King Crimson, entre otros, porque sentía me trasportaba a otra dimensión, en especial con Peter Gabriel y sus efectos magistrales, o con Ummagumma de Floyd, o su grabación en el anfiteatro de la ciudad de Pompeya. Aquello fue descubrir otra frecuencia de las cosas por lo que decidí no volver a mi ciudad, ni a mi trabajo, ni a mi casa. Encontré una persona que me hablaba del LSD y aquello me entusiasmaba, quizá fuese una clave para descubrir el mundo donde mi madre podría hallarse. Así que cuando tuve ocasión probé la sustancia. Realmente fue sorprendente y después de aquella ocasión llegaron muchas más, pero no contacte con mi madre, seguía siendo, para mí, un misterio la muerte. Lo que descubrí es que las personas tenemos facultades psíquicas increíbles y que vivimos en un mundo donde creamos la realidad, donde todo está conectado y, la realidad que creamos, no es precisamente concreta tal y como pensamos. Viví experiencias donde el tiempo se detenía, o donde podías hacer el amor con la tierra acariciado por las estrellas y sentir una explosión de éxtasis orgásmico sin igual. También, en ocasiones hablé con caballos, pájaros, árboles y rocas y viví intensos momentos de paz y comunión con la naturaleza, la vida y el universo.

    A partir de entonces comencé a interesarme a fondo por la parapsicología, los misterios de la psique y la hipnosis. Aquellos eran años de movimiento social y espiritual, John Lennon, la Meditación Trascendental, Bod Dylan, Herman Hesse con su Siddhartha, Hare Krisna, Sivananda, Carlos Castaneda y sus experiencias con el peyote, Aldous Huxley y el LSD, las filosofías procedentes de India, China y Japón. Eran tiempos en televisión de Jiménez del Oso, Andrés Aberasturi, Profesor Darbo, y otras personalidades destacadas en estos menesteres.

    En mi crecía la inquietud por lo espiritual, la psicología y el yoga. Así que dedicaba mis ratos a leer y devorar cuanto atrapaba. Quería saber, conocer, descubrir que hay más allá, pero también que hay más acá ¿quién soy, por qué siento, por qué respiro, por qué estoy vivo, por qué sufro, por qué me suceden las cosas que me suceden, qué es el destino, quién lo determina, dónde va uno cuando se muere?

    Después de mi época despendolada de hippie viviendo entre el humo de la marihuana, la psicodelia, el amor y la comuna de los pelos largos, decidí que era momento de regresar al hogar, hacer las paces con mi padre y buscar un trabajo, así que eso hice, mientras aprovechaba los huecos para seguir buscando y formándome.

    Luego vino mi incorporación a filas, algo encontrado con mi filosofía, pero de lo que no pude salvarme. El 8 de Diciembre, mientras desfilábamos en el patio, llego la noticia de la muerte de Lennon. Aquello fue como un desgarro, algo parecía derrumbarse. Un movimiento que arrastro miles de jóvenes hacia una nueva conciencia se venía abajo. Ya nada sería lo mismo. Aquellas tendencias por la paz y la libertad fueron, poco a poco, devoradas por el capitalismo de la época y el levantamiento de grupos políticos que solicitaban cambios sociales y mejoras en las condiciones laborales de los trabajadores. En mi caso me atrapo el 23F en plenas filas militares. Aquello causo un fuerte impacto, yo estaba en grupos de élite, con lo cual nos pusieron en alerta roja, preparados con las armas para enfrentar el tumulto político que pretendía arrancar las raíces de la dictadura sufrida durante 40 años. Por suerte la sangre no llegó al río y por fin, unos meses más tarde, esta etapa finalizó para mí.

    A mi vuelta, la que era mi novia, en aquel entonces, me había abandonado. Aquello me desesperó y vinieron años locos de transición sentimental y búsqueda de conocimiento. Discotecas, alcohol y drogas duras fueron llegando. Entre tanto yo había tomado mi esterilla y en poco más de un metro cuadrado practicaba cuatro horas cada día yoga y meditación. Asanas, pranayamas, concentración, prácticas que me hacían entrar en estados sensitivos de conciencia donde podía ir comprendiendo mis preguntas y resolviendo mis conflictos.

    Durante algunos años practiqué duro y busqué a fondo; entre medio de la práctica y la filosofía había amores y drogas. Recuerdo caer enfermo de hepatitis y estar ingresado durante 20 días en el hospital. Cada día me encerraba en el cuarto de baño a meditar y practicar la postura de la cabeza, o shirshasana. La enfermedad mejoró considerable y rápidamente. Al salir del hospital creí que las cosas cambiarían para mejor, pero no fue así. Problemas personales y sentimentales que trataba de afrontar, en medio de una fuerte búsqueda de mí mismo, pero que acababan por superarme y desviarme a las drogas. Cocaína, heroína, aquello fue un infierno que duro largos años, donde el yoga era mi verdadera salvación. Nadie podía hacer nada por mí. Ni psicólogos, ni psiquiatras, ni mi familia, ni mi gran amiga Berna que lo intentaba todo sin éxito. Solo el yoga parecía alentarme, quedarme en el interior como una raíz indestructible y protectora, como una fuerza que me daba una fe, una confianza, inexplicable.

    Por fin llegó el momento de tocar fondo, de decir basta, se acabó. Hasta aquí ha sido mi vida, ahora empieza otra, la que deseo de verdad. A partir de ese momento, muy enfermo, indigente, semi moribundo, al borde de la muerte, arrojado en caída libre a un abismo sin fin, decido dejar todo atrás y crear la vida que deseo, lo que en realidad siento en el fondo de mi corazón, pues aún había ese atisbo de luz que la práctica del yoga me había proporcionado.

    Esto supuso un renacer, un nuevo encuentro con la vida y conmigo mismo. Desde ese momento todo han sido cambios continuos hacia una vida más plena y una mayor realización de mi auténtica naturaleza. En la actualidad continúo mi proceso avanzando hacia una total integración de mí mismo.

    Con todo esto que te he contado quiero darte a entender que todo es posible en esta vida si de verdad lo crees. No importa quién seas, de dónde vengas, en qué núcleo familiar hayas nacido, los pecados que creas haber cometido, tu eres un ser de luz, un ser de amor y todo está dispuesto para que seas feliz y vivas una vida maravillosa si eres capaz de permitírtelo. Las personas juzgamos y nos juzgamos mucho, nos ponemos grandes impedimentos, barreras, limitaciones, trabas, todo tipo de negaciones dado que así discurre habitualmente nuestra vida, entre el sí y el no. Desgraciadamente casi siempre impera el no, debido al desarraigo que sufrimos desde niños. La retirada del pecho antes de tiempo, la carencia afectiva en momentos en que lo necesitamos, las limitaciones de los propios padres, son las primeros barreras difíciles de franquear posteriormente en nuestra vida. Después llega la exigencia social, desde que empezamos en el colegio donde ya sentimos que nuestro bienestar y futuro está supeditado a unas notas. Son grandes condicionantes que se adhieren a nuestras células, a los órganos, a la piel, de los que nos costará deshacernos. Son inconscientes, automáticos, sin darnos cuenta estamos diciendo yo no. Alcanzar metas espirituales es aún más difícil porque la espiritualidad siempre está marcada como un camino duro de renuncia. El camino espiritual está plagado de superstición y de supersticiosos y desde luego puedo asegurarte que para nada es un camino de renuncia, pero sí de trasformación a través de la comprensión. Renuncia y trasformación son dos cosas muy distintas, una supone romper las cosas a las que nos sentimos unidos y la otra supone modelar y adaptar aquello que nos parece apropiado para sentirnos mejor y más plenos con nosotros mismos.

    Se nos insta a lograr la paz, ser buenas personas, entrar en el nirvana, despertar del samsara, pero siempre supone un esfuerzo al que solo llegan los grandes iluminados. Así es que, siempre estamos en lucha, todo supone una contracorriente, es nuestra educación, siempre moviéndonos en la dualidad. Así se ha enseñado y así se sigue enseñando, siempre teniendo que arrancarnos a tirones la piel. A mis manos llegó un libro de Aurobindo y durante un tiempo fue mi inspiración, mi libro de mesilla. Era un libro alentador que reflejaba las respuestas a las cartas recibidas por algunos practicantes del yoga acerca de las dificultades que encontraban en su sadhana. En ellas invitaba a no desalentarse, a confiar siempre en uno, a no desanimarse, porque los resultados acaban llegando y, ciertamente, todo llega, porque ya lo tenemos todo.

    Sí, esto es difícil de entender. Ocurre que cuando no vemos las cosas creemos que no están, pero no es así, es solo que no has mirado bien, o estás mirando al lugar equivocado. Las cosas siempre están, todas, sin exclusión. Con lo cual nuestra percepción nos engaña, entonces nos ofuscamos, nos volvemos locos y acabamos retrocediendo en nuestros propósitos. Las personas somos seres soñadores por naturaleza y esto nos convierte en creativos. Tenemos la capacidad de convertir los sueños en realidad, con lo cual también somos magos; de la nada podemos hacer aparecer un conejo, o un elefante, solo hace falta creer. Nos cuesta creer en nuestro poder porque desde niños se nos arrebata la idea de que tengamos poder alguno, pero ahí está, lo creas o no, forma parte de ti, solo puedes negarlo, esconderlo, pero es igual siempre nos acompaña. Lo único que sucede es que, en vez de trabajar en favor nuestro, funciona a la contra. Así que nuestro poder se convierte en un boomerang que nos agrede por lanzarlo inadecuadamente, o hacia el lugar equivocado. Todo está en ti, no lo pongas en duda, tú eres el constructor de tu realidad, el mago de tu vida, es más, tú eres la vida. Cuantos más impedimentos sicológicos disuelvas, más cerca estarás de tu realidad, apruébate por tanto, rompe las notas, olvida los títulos, deja las propiedades en el lugar

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