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La niña de Irma
La niña de Irma
La niña de Irma
Libro electrónico109 páginas1 hora

La niña de Irma

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La niña de Irma es una historia real vivida y escrita por la misma autora.

El libro nos habla de una niña cuya infancia fue tormentosa, nacida y criada en Cuba en el año 1985, en una familia disfuncional y pobre, fue obligada a guardar sus sentimientos más profundos tras el abandono de su padre y el suicidio de su madre adicta al alcohol,

IdiomaEspañol
Editorialibukku, LLC
Fecha de lanzamiento13 oct 2021
ISBN9781685740030
La niña de Irma

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    La niña de Irma - Yusleidy Jiménez

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    El contenido de esta obra es responsabilidad del autor y no refleja necesariamente las opiniones de la casa editora. Todos los textos e imágenes fueron proporcionados por el autor, quien es el único responsable sobre los derechos de los mismos.

    Publicado por Ibukku

    www.ibukku.com

    Diseño y maquetación: Índigo Estudio Gráfico

    Copyright © 2021 Yusleidy Jiménez

    ISBN Paperback: 978-1-68574-002-3

    ISBN eBook: 978-1-68574-003-0

    Mi historia es la de una niña que sufrió y vivió la ausencia de su madre y el abandono de su padre. Es una historia en la que jamás nadie de su familia se detuvo a pensar cómo se sentía en aquel entonces. Conocida como La hija de Irma, la mujer que enloqueció y prendió fuego a su cuerpo sin darse cuenta de que su hija la observaba; es el silencio de una niña que pocos conocen y los que saben de ella prefieren no hablar. Infancia, para muchos, significa alegría, recuerdos vividos con felicidad; para otros, que hemos pasado eventos que nunca llegamos a comprender por qué nos pasan, es un recuerdo del cual nunca podemos recuperarnos. Tristeza y dolor es la descripción que puedo darle a mi niñez.

    Al decidir escribir mi libro, donde expongo mis vivencias, necesité de mucho valor. Llevo aproximadamente más de 6 años tratando de ser fuerte para escribir mi pasado. El recordar mi niñez me hizo volver a vivir todo y mientras escribía, mi mente recordaba y mis manos cumplían la orden; tocaba el teclado tan a gusto que se desplazaban encima de cada vocal o consonante mis dedos, recordando lo sucedido en mi niñez, y entre lágrimas y suspiros, paraba de vez en cuando para poder continuar. Soy de las personas cuyo pasado llevan a cuestas, marcado para toda mi vida en el presente y el futuro, pero no podía más, había algo en mi interior que necesitaba claridad, salir a la luz, y a medida que sucedía, iba mi pecho perdiendo el enorme peso que llevo dentro desde hace 27 años.

    Dedicado a la memoria de mi madre, que en paz descanse, Irma Julia Pérez de Prado González. Con todo el respeto a mi familia, cuyos nombres no menciono para preservar su identidad, este escrito desde lo más hondo de mi ser lo hago para liberar de mis entrañas la historia que aún vive en mí. El suicidio de mi madre desencadenó en mí una personalidad durante varios años que me llevó a tomar malas decisiones, puse mis sentimientos a flor de piel, conecté mi mente al pasado y decidí ser transparente y revivir lo que muchos creen que se olvida con el tiempo. Me atrevo a contarles de mis entrañas, mis vivencias, que merecen ser escritas sin censura, tal y como las viví, tal y como fueron mi niñez y juventud.

    Nací y crecí en Santa Clara, Cuba, en la calle 14 del reparto Libertad. Provengo de una familia numerosa, pues mi abuela decía que no había televisión antes, en su época y se dio gusto dando a luz a ocho hijos. Trató de mantener a la familia cerca y unida, tanto así que, a varias de sus hijas, cuando crecieron y se casaron, les dio alrededor de su casa para construir sus viviendas; ellos eran en total 10 personas que vivían juntas: ella, su esposo y sus 8 hijos, 5 hembras y 3 varones. Venían todos ellos de un lugar llamado La Minerva y por los años 1965, el gobierno decidió darles casa a todo el que habitaba allí en aquel entonces, porque necesitaban hacer una represa para la provincia. Fue ahí cuando todo el que vivía en esa zona fue movido hacia Santa Clara. Una vez que ya sus hijas decidieron hacer su vida por separado, les dio parte de la casa para que ellas estuvieran cerca y de ahí salió la casa de mi mamá. Fue una casa hecha con mucha ayuda de varios vecinos y un tío mío que hoy en día, cualquiera que sepa de construcción, sabe que el pobre no sabía nada del tema, pero fue de gran ayuda ya que los recursos financieros no eran muchos.

    Mi papá era policía y casi nunca estaba en la casa, se dedicó tanto a servirle al gobierno y al final ni una bicicleta le han otorgaron por tantos años de servicio. Mis padres tenían una relación tóxica. Cuando estaban los dos juntos en casa era una constante guerra y discusión entre ellos dos y era preferible que no se vieran, todo el tiempo era igual y aun así se hizo la casa y allí vivimos mucho tiempo. Mi mamá tenía problemas psicológicos y por el alcohol. Siempre lloraba y ahogaba sus penas y la ausencia de mi padre en la bebida. La situación financiera de aquella época del período especial en el país, la falta de su esposo y tener dos hijos por los que luchar, la llevaron a cometer errores que pagamos mi hermano y yo. Jamás aprendí nada de ellos y a causa de todo lo que viví, hoy tengo problemas de concentración, nervios, miedos, inseguridad y todo gracias a ellos, provocados por las peleas que delante mío hacían sin darse cuenta del daño que estaban provocándome. Nunca estaban y cuando estaban era horrible. Por suerte tenia a mi abuela, que siempre estaba presente en todos estos malos momentos que pasé y me sacaba de allí cada vez que había discusión en la casa. Yo salía corriendo a esconderme debajo del sofá de mis abuelos y salía cuando todo pasaba. Primero empezaban hablando, luego a gritos y por último los platos volaban por los aires, los vasos, la vajilla completa pagaba las consecuencias de las innumerables discusiones entre mis padres; toda una alacena era lanzada y rota y mientras mi padre esquivaba los vidrios, yo observaba a mi madre que se transformaba en toda una fiera incontrolable. Al final, siempre salía ella llorando, le reclamaba a él su ausencia y el poco tiempo que tenía con nosotros. Siempre fue mi papá un hombre trabajador, dedicado a lo que hacía, trabajaba duro y a la vez participaba en juegos de beisbol, lo cual lo obligaba a salir muy seguido de la provincia; no tenía tiempo para nosotros, tanto así que no recuerdo yo a mi padre en aquella época porque jamás hicimos entre familia nada que me hiciera guardar lindos recuerdos de aquella unión entre ellos, de la cual a veces deseaba no haber nacido. Cuando se terminaban las discusiones él salía y ella tomaba muchas pastillas porque no quería seguir viviendo, quería ser escuchada por él, pero su relación era bastante turbulenta y nadie se dio cuenta de que estaba ahogándose en sus propios problemas y junto con ellos estábamos nosotros, sus dos hijos. Estaban muy mal y decidieron separarse y terminar aquel suplicio insoportable.

    Mi madre se quedó sola, trabajaba de secretaria en una escuela universitaria con un salario mínimo que no alcanzaba para mucho y con el vicio del alcohol y el cigarro sólo nos daba para comprar arroz y col. Poco a poco fue empeorando, los intentos de suicidio fueron tantos que ya la conocían en el hospital. A veces se emborrachaba, se vestía e iba sola para que los médicos la dejaran ahí. Siempre tomaba pastillas, muchas, como para no despertar jamás, pero las cosas sólo suceden cuando Dios decide, por eso sus intentos eran fallidos y el daño que ella quiso hacerse poco a poco me lo fue haciendo a mí, por dejarme verla en ese estado. Estuvo varias veces internada en hospitales psiquiátricos y cuando le daban el alta, las mismas pastillas que le

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