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LA MÁS BUSCADA: FBI 2004 - 2005
LA MÁS BUSCADA: FBI 2004 - 2005
LA MÁS BUSCADA: FBI 2004 - 2005
Libro electrónico263 páginas4 horas

LA MÁS BUSCADA: FBI 2004 - 2005

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Información de este libro electrónico

 

La autora de este libro actualmente se dedica a viajar, y acercarse a la gente que necesita ayuda.


Pertenece a SAG-AFTRA, es Aesthetician y hace sus propias formulas para su negocio.


El Aprender de nuestros ancestros y sus remedios naturales para recuperar la paz y salud emocional es su prioridad.

IdiomaEspañol
Editorialartesanias
Fecha de lanzamiento17 nov 2022
ISBN9781959039624
LA MÁS BUSCADA: FBI 2004 - 2005

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    LA MÁS BUSCADA - Maria Angela Leon

    La más buscada

    Derechos de autor ©️ 2022

    Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, distribuida o transmitida de ninguna forma ni por ningún medio, incluidas fotocopias, grabaciones u otros métodos electrónicos o mecánicos, sin el permiso previo por escrito del editor, excepto en el caso de citas breves incluidas. en reseñas críticas y ciertos otros usos no comerciales permitidos por la ley de derechos de autor.

    Diseño del libro por HMDpublishing

    Índice

    Introducción.

    El comienzo de un perfecto manicomio.

    El subconsciente, en mis primeros recuerdos.

    El consciente, y recuerdos claros de lo absurdo.

    No hay mal que por bien no venga –reza un dicho.

    El milagro que me salvó la vida.

    Cuando la felicidad se volvió una pesadilla.

    La huida de lo que fue mi Paraíso…

    Cuando la realidad le gana a la ficción.

    La casa más famosa de la colonia.

    Los XV Años de mi primera hija.

    Las jugadas de un destino desenfrenado.

    El divorcio que cambió nuestras vidas.

    El Sistema Legal de USA.

    Un cambio sin muchas opciones.

    La más buscada… Literalmente.

    El Tiempo, nuestro mejor Aliado.

    Mi Primogénita, Mi Enigma.

    ¡¿O son ellos o soy yo!?

    La meta, sin censuras.

    En Conclusión…

    Introducción.

    Aunque el título de mi libro parezca un poco fuera del tema sobre enfermedades mentales, no lo es. La ignorancia y falta de empatía sobre los desbalances mentales fue indirectamente la causa de que todo un sistema legal me subieran en sus anginas, en el año 2004, como La más buscada del FBI.

    Según el caso, yo era cómplice de mi hermana, que estaba loca y que había huido del país con sus dos hijos. Sin embargo, mi hermana no estaba en la portada de la página, ¡yo sí! Según el marido de ella yo los tenía, ya que ella estaba mentalmente discapacitada.

    Pero comencemos por el tema principal: la ignorancia, el desprecio y tabúes que existen alrededor de los desbalances mentales son catastróficos, no nada más en el ámbito familiar, sino también en su medio ambiente, su entorno. La salud mental de cualquier país es primordial para que cualquier sociedad avance. Hablar sobre salud mental es el tema que más me ha afectado a lo largo de toda mi vida, los desbalances emocionales y mentales en la familia han sido el motor de toda mi existencia, me han destruido y construido.

    Este tema es una amenaza para los ignorantes y una magnifica arma para aquellos que la usan para obtener un beneficio.

    Me pregunto quién no ha tenido a alguien en su familia con trastornos mentales. Quien ha sufrido el tabú de quedarse callado/a cuando al hacer lo contrario, puede poner vidas en riesgo.

    Yo nací en un círculo de enfermos mentales y, aunque no soy doctora, ni lo quiero ser, me atrevo a escribir este libro porque lo he vivido; porque lo llevo en el corazón.

    Hoy, esas experiencias son el motor para escribir este manual en honor al padre que me dio la vida, a mi querida hermanita Olga y a mi primogénita.

    Olga, hermanita querida, no sé si algún día este libro llegue a tus manos. No sé todavía si estarás con vida, pero en este momento, aunque sin dientes, arrastrando los pies con dos bastones y casi ciega de un ojo, sigues siendo mi inspiración y una de las personas que más quiero en el mundo.

    Olga empezó a tener cambios súbitos en su comportamiento desde los 13 a 15 años; mi papá falleció en el año 2014, pero sin él, tampoco hubiese tenido la suficiente inspiración. Y mi primogénita, la cual ha sido el enigma que me llevaré a la tumba, pero que he logrado dejar ir y tener paz.

    Este libro está dedicado a todas las personas que alguna vez se preguntaron, ¿qué pasa? ¿Qué carajos está pasando? ¿Por qué esta persona dice cosas tan incoherentes y se comporta tan absurdamente?

    Yo me hice esas mismas preguntas desde que tengo uso de razón y he vivido el infierno de no comprender las enfermedades mentales hasta muy tarde.

    Algunas veces es como vivir en el infierno y el paraíso, al mismo tiempo. Así que espero que si a alguien le pasa algo así al menos tenga paz espiritual y se dé cuenta que es una enfermedad que nadie quiere aceptar, de la que nadie quiere tener responsabilidad y que sigue siendo tabú en todos los niveles.

    Los gobiernos prefieren acusar a estos enfermos de criminales y meterlos a la cárcel, así justifican impuestos; los doctores también se lavan las manos a menos que tengas dinero para tratar a estos enfermos; las iglesias los acusan de que tienen al diablo adentro, y han cometido atrocidades con estos enfermos, pero también para lavarse las manos como pilatos y no tomar responsabilidad. Y para variar, las familias prefieren decir que se hicieron drogadictos o adictos borrachos. Pero es muy común escuchar que alguien les hizo una brujería o que le echaron algo en la comida. Cualquier cosa con tal de no hacer nada por ese enfermo, y justificar el abandono del enfermo.

    No sé a dónde quiero llegar con este manual; ya estoy grandecita para entender que no puedo cambiar el mundo, ni los gobiernos, ni los médicos, ni las religiones. Pero creo que sí tengo el poder de que alguien reflexione, y por medio de estos pensamientos se entiendan un poco a esos pobres seres humanos que necesitan ayuda, y si sucede, ya se logró el propósito.

    Capítulo I

    El comienzo de un perfecto manicomio.

    Nací en Tijuana B. C., soy la primera mujer de un matrimonio donde el engaño fue el motivo principal de esta unión. Mi mamá, una persona analfabeta que con muchos trabajos se auto enseñó a escribir, fue la hija mayor de una gran familia de quince hijos, de los cuales creo que solo sobrevivieron doce, ya que mi abuelo fue el gran padre ausente del matrimonio, nunca estaba y solo llegaba a embarazar a mi abuela. Mi abuela también era analfabeta, pero tenía una personalidad fuerte y controladora.

    Mi papá era hijo bastardo de una mujer que nunca conocí. Ella también era pobre y trabajaba en la casa de un español del cual salió embarazada; ese hijo fue mi papá. Ella tuvo que salirse de la casa donde trabajaba y arrimarse con las hermanas, pues en ese entonces era horrible ser madre soltera. Mi papá creció siendo un arrimado y maltratado con unas tías que eran de clase media y, aunque mi papá tampoco terminó la escuela, fue un hombre culto y de principios muy arraigados puesto que su madre lo hacía rezar el rosario todos los días y era obligatorio ir a misa y todas las celebridades eclesiásticas que tenía la iglesia católica. Fue hijo único, ya que la media hermana que tuvo, murió cuando él era muy joven.

    Mi papá aprendió a comerciar mercería, desde chico compraba agujas y botones y luego los ponía en paquetitos y los vendía en las tienditas de esquina en esquina. Así creció, sin papá, sin ninguna guía y sintiéndose responsable de su mamá que no quería vivir con sus hermanas, ya que la hacían trabajar sin pagarle porque según ellas no pagaban renta. Así que cuando pudo y ganó lo suficiente, rentó un cuarto y se llevó a su mamá a vivir con él.

    Mi mamá, por su parte, también creció en una familia super grande e ignorante. Mi abuela, cada vez que recuerdo, siempre estaba embarazada y sin el marido en casa; trabajaba lavando ropa ajena o haciendo tortillas para que sus hijos las fueran a vender en las casas ricas.

    Así fue como mis padres se encontraron en un baile, cuando mi papá tenía 31 y mi mamá 21. Según eso fue amor a primera vista para mi papá… que desde ese preciso momento no dejó a mi mamá por nada del mundo. Así fue como, según mi mamá, se vislumbró de mi papá que gastaba cantidades estratosféricas en mariachis y regalos para ella. Creo que no era el favorito de mi madre, pero le alegraba pensar que si se casaba con él podría ayudar más a mi abuela con todos los hermanitos que tenía.

    Según cuenta mi mamá, el día que la llevó a conocer a su suegra, había una muchacha con un bebé, el cual, al verla, mi papá empezó a cuestionarle gritando qué estaba haciendo ahí. Que esa bebé no era de él y que ya le había dicho que se largara. La mujer agarró su bebé y jamás nadie supo de ella.

    Después de muchas serenatas y regalos, la boda se llevó a cabo por todo lo alto, tal como lo exigió mi mamá. Al poco tiempo mi papá ya no tenía ni auto, pues los gastos de la boda y todo lo demás lo debía. Mi madre se sintió engañada y pronto empezaron los problemas graves. Mi mamá siempre le dijo a mi papá que su sueño era irse al norte y mi papá le prometió que si se casaban sí se irían. Pero él le mintió.

    Ya había estado en Texas en las famosas piscas y odió ese país. Le toco la discriminación en todo su esplendor, incluso contaba que había letreros afuera de los negocios donde decían NO negros, no mexicanos y no perros. En pocas palabras, él vivió la experiencia de llegar a los campos de pisca ilegalmente. Tenía alrededor de 18 años y cuenta que dormían en un cuarto de láminas improvisadas en medio de los sembradíos, con un capataz que se encargaba de soplarles un silbato para que se escondieran si venía la migra; no podían salir a hacer nada porque los dueños de los plantíos decían que los agarraría la migra y los llevaban en grupos pequeños al supermercado para que compraran sus alimentos cada dos semanas.

    Les pagaban cada mes y en cuanto les pagaban, les traían a chicas de la vida alegre, les ponían música y les vendían cerveza. Algunos se gastaban todo su dinero ahí mismo, ya que se lograban emborrachar y después andaban pidiendo dinero prestado.

    A mi papá le encantaba el baile, ganó varios concursos de baile en los ranchos donde se iba a trabajar de joven en Guadalajara y ahí también se gastaba parte de su pago. Ante esto, regresó un trauma acerca de la terrible discriminación y odio que sufrió en U.S.

    El caso es que le mintió a mi mamá para conseguir que ella se casara con él. Después de casarse nacieron mis dos hermanos mayores, pero mi mamá no paró de insistir en que cumpliera su promesa. Mi papá se resignó y emprendieron el viaje a Tijuana con dos hijos.

    Creo que mi mamá se trajo a uno o dos de sus hermanos para ayudarle a mi abuela, que ya estaba enojada porque no se le daba dinero. Para ponerte en contexto, estamos en los años 60’s. Lo que pasaba en U.S. era brutal con los mexicoamericanos y mi papá era obsesivo para leer periódicos. Sabía lo que estaba pasando en el mundo más que cualquier persona intelectual y tenía mucha simpatía y su conversación era actualizada, amena, de buen humor y hasta dicharachero.

    En Tijuana, mi mamá pensó que ya casi había logrado su propósito, solo era ver la manera de cruzar y ver cómo arreglaban los papeles. Pero para mi papá era una pesadilla porque no soportaba la discriminación y jamás había trabajado para nadie más; constantemente se preguntaba en qué trabajaría en el norte. Y mientras mi mamá se sentía más cerca de su meta, nacimos tres hijos más, tres mujeres. Yo fui la primera.

    Nací en la situación de ser arrimados en una casa de unos parientes en Tijuana, donde mi papá se iba en una bicicleta a vender tacos que entre mi mamá y él preparaban. Él cuenta que era un trabajo brutal llevar en una canasta tacos al centro de Tijuana y quedarse hasta la madrugada para esperar a los que salían de los bares borrachos y con hambre. Mi mamá se desesperaba y cruzaba la línea dizque para irse a trabajar y nos dejaba ahí con mi papá.

    Yo era una bebé y me contaron que una vez ella tuvo que regresar porque mi papá no sabía limpiarme bien. El caso fue que mi papá describe esos años como los más horribles de su vida, pues ya tenían cinco hijos y mi papá realmente no quería irse a California.

    No obstante, un día les llegó una noticia sin piedad: mi abuela paterna estaba grave y le pedían a mi papá que de urgencia fuera a Guadalajara. Él no se quiso regresar solo y le sirvió de buena excusa para convencer a mi mamá de que se regresaran por lo pronto. Pero lo que no le quisieron decir fue que mi abuela ya había fallecido.

    Fue un golpe horrible para mi papá llegar a Guadalajara, correr a la casa de sus tías y que le dijeran a quemarropa que a su mamá ya estaba enterrada. Eso fue un trauma terrible para él porque era lo único que tenía y amaba entrañablemente y la había dejado porque le prometió a su futura mujer irse para el norte.

    Él no quería dejar a su mamá, pues ella ya estaba grande y delicada y le hizo prometer antes de irse a Tijuana que nunca, nunca se divorciaría de su esposa, pues para ella el matrimonio era un sacramento sagrado para Dios. Como era de esperarse, él le prometió a mi abuela nunca divorciarse de mi mamá por religión. Pero jamás se imaginó que ella le decía esto porque a lo mejor ya sabía que no lo volvería a ver.

    Capítulo II

    El subconsciente, en mis primeros recuerdos.

    Voy a aclarar que lo que recuerdo de esta parte de mi infancia son gritos y más gritos. Andábamos de renta en renta en varias colonias de Guadalajara y mi mamá seguía aferrada a la idea de irse al norte y nos dejaba con mi papá y una tía. Según ella se iba a trabajar para enviar dinero… no lo sé, pero mis principales recuerdos eran pesadillas donde siempre nos andamos escondiendo para que mi papá no nos pegara, pues para él siempre hacíamos algo mal. Siempre.

    Una tía que se quedaba para cuidarnos, en una ocasión agarró un metate y amenazó a mi papá de tirárselo en la cabeza si se atrevía a acercársenos. Mi papá pensó que estaba bromeando, pero pronto se dio cuenta que no era así, pues mi tía le aventó el metate sin vacilaciones y este pasó volando a un lado de la cabeza de mi padre. Desde ese momento mi papá le agarró un poco de miedo a mi tía.

    Para mí, ella fue como mi héroe porque nos trataba mejor que mi mamá, y mi papá no se atrevía a pegarnos porque ella era muy irascible.

    Cuando mi mamá regresó del norte, no lo recuerdo bien, pero de alguna manera, terminamos en casa de mi abuela. Ella siempre le tuvo mucho odio a mi papá, se sentía muy decepcionada porque pensó que su hija se estaba casando con un hombre rico que le podría ayudar más. Y la realidad fue que le llegaba más dinero cuando mi mamá le repartía las tortillas que ella hacía o de la ropa que lavaba de las colonias ricas. Para nosotros fue una pesadilla caer ahí, pues la casa no tenía agua potable y teníamos que ir a una cuadra para pedirle al vecino permiso de sacar agua de su pozo para poder tomar o cocinar; a mis hermanos los golpeaban con una soga mojada por no traer agua del pozo o por no seguir las instrucciones de mi abuela.

    Mi abuela tenía doce hijos y nosotros éramos cinco más, a los que odiaba.

    Debo mencionar que yo tenía tías más chicas que yo; una en especial se dedicaba a decirme que yo era una arrimada y que apestaba. Cuando mi abuela la veía se caía al piso dizque desmayada y decía que yo era la culpable, pero la realidad era que ni siquiera la había visto; era la niña preferida de mi abuela y yo no tenía a nadie que me defendiera.

    Mi mamá trabajaba dos turnos lavando platos en un restaurant para darle el dinero a mi abuela para mantenernos y el día que descansaba, mi abuela le daba costales de ropa que debía ir a lavar al río. El trabajo era agotador y de tiempo completo, pues todos los que estábamos en la casa debíamos formarnos en línea para echarnos un costal al hombro y emprender la caminata de una hora al río, donde se lavaba la ropa de todos. El regreso era muy pesado porque la ropa estaba mojada. No teníamos con quién quejarnos y la tía que nos cuidaba se fue al norte. Eso fue horrible. Y fue más horrible porque mi abuelo materno, que casi nunca estaba, a veces llegaba.

    Era un hombre asqueroso, depravado y meloso. Siempre olía horrible, pero mi mamá lo adoraba, no me preguntes, no sé por qué. Este hombre hablaba despacio y pausado, pero si alguna de mis hermanitas lo interrumpía se levantaba, sacaba el fajo y las golpeaba sin piedad. Yo vi con mucho dolor cuando mi hermanita Olga como de 3 años se le colgó de la falda a mi mamá y lloraba porque quería atención, mi abuelo estaba sentado ahí muy tranquilamente hablando con mi madre y de pronto se paró, se sacó el cinto, agarró a mi hermanita por un bracito, la levantó y con el otro brazo agarró vuelo y le metió unos cinturonazos tan fuertes que el llanto de mi hermana quedó en silencio. Creo que casi se desmayó y aunque yo estaba ahí no pude hacer nada, le tenía miedo y asco. Era un hombre sin moral, depravado que violó a todas sus hijas, y me lastimó a mí también.

    Ese fue el primer momento que siendo una niña sentí mucho coraje con mi madre, porque no decía nada. Yo no entendía por qué permitía que casi desmayaran a golpes a una niña que solo pedía atención o porqué cuando mi abuelo me estaba lastimando o poniendo mi mano en su miembro, porque sí, se abría la bragueta y metía mi mano en su entrepierna para que lo masturbara mientras hablaba con mi mamá, ella no hacía nada, solo conversaba con él y hasta que él estaba satisfecho sacaba mi mano de su bragueta y me ponía en el piso; luego se paraba y acomodaba la ropa. Como si nada, como si fuera todo eso muy natural y normal. Yo me iba de inmediato lo más lejos que podía en el patio. Su olor era repugnante y su melosa voz y su mirada dura cuando paraba de masturbarlo me asqueaba.

    Mi abuela me enviaba a la escuela hasta que limpiaba la cocina, porque según ella éramos unos huevones, atenidos y malos, como nuestro pinche padre. Algunas veces yo llegaba a la escuela una hora más tarde de cuando empezaban las clases y cuando mi maestra me preguntaba cuál era el motivo de mi tardanza, yo le decía la verdad, que tenía que limpiar y barrer la cocina antes de salir de casa. Mi maestra me preguntaba por mi mamá y yo le decía estaba trabajando y que no tenía papá porque estaban separados.

    Un día camino a la escuela mi abuelo me encontró antes de llegar, me dijo que me subiera a la bicicleta y que me llevaría con él. Le dije que no porque tenía que ir a la escuela, pero me dijo claramente que debía ir con él y que debía mantenerme callada. Cuando yo quise alejarme un poco de su presencia, él comenzó a acercárseme muy insistentemente para subirme a su bicicleta. No obstante, no pudo hacerlo, porque una de mis compañeras de clase llegó en ese momento y me salvó de esa situación. Yo agradecí que llegara pues no quería estar a solas con mi abuelo. No obstante, por miedo y para no generar sospechas, le dije que lo vería al día siguiente.

    Recuerdo que cuando lo dejé ahí parado, mi estómago comenzó a doler y comencé a sentirme mal, pues sabía que él me estaría esperando al día siguiente camino a la escuela. Esa noche pensé en decirle a mi mamá, pero ella nunca estaba y, a pesar de no tener fe en mi abuela, le dije lo que estaba pasando. Creo que fue una bendición, porque, aunque no tenía ninguna esperanza de que me creyera, de inmediato me dijo que no me preocupara pues eso no volvería a suceder. Ahí fue cuando escuché que ella ya había tratado de poner a mi abuelo en la cárcel desde hacía un par de años atrás por violar a todas sus hijas. Ese ser asqueroso violó a todas sus hijas, menos a mi mamá, quien, según ella, a día de hoy, todas somos mentirosas.

    Mi mamá salió embarazada nuevamente, y estaba muy enojada porque mi

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