Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Sanando con los Ángeles y las frecuencias
Sanando con los Ángeles y las frecuencias
Sanando con los Ángeles y las frecuencias
Libro electrónico123 páginas2 horas

Sanando con los Ángeles y las frecuencias

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Es mi historia dedicada a un proceso de recuperación y sanación física, mental y espiritual. Como resultado de una serie de eventos en mi vida que me llevaron a estar bajo continuo stress y como consecuencia desencadenando dos condiciones físicas bromialgia y fatiga crónica. Mi mundo cambio por completo después de sumergirme en una búsqueda ince

IdiomaEspañol
Editorialibukku, LLC
Fecha de lanzamiento5 ago 2022
ISBN9781685741709
Sanando con los Ángeles y las frecuencias

Relacionado con Sanando con los Ángeles y las frecuencias

Libros electrónicos relacionados

Autosuperación para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Sanando con los Ángeles y las frecuencias

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Sanando con los Ángeles y las frecuencias - Sandra Sánchez

    Sanando_con_los_angeles_port_ebook.jpg

    SANANDO CON LOS ÁNGELES Y LAS FRECUENCIAS

    Sandra Sánchez

    Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.

    El contenido de esta obra es responsabilidad del autor y no refleja necesariamente las opiniones de la casa editora. Todos los textos e imágenes fueron proporcionados por el autor, quien es el único responsable por los derechos de los mismos.

    Publicado por Ibukku, LLC

    www.ibukku.com

    Diseño y maquetación: Índigo Estudio Gráfico

    Copyright © 2022 Sandra Sánchez

    ISBN Paperback: 978-1-68574-169-3

    ISBN eBook: 978-1-68574-170-9

    Introducción

    A través de mi historia íntima y real quiero mostrar en ella cómo después de tener una primera sesión de Sanación Reconectiva o más conocida en sus siglas en inglés como RH, mi vida empezó a cambiar drásticamente. Cómo paso a paso fui despertando espiritualmente, conociéndome y reencontrándome conmigo misma, aunque ello significara encontrar patrones de comportamiento que no me gustaba aceptar y no eran agradables para mí reconocerlos.

    Después de cada sesión que fui tomando, mi vida cambiaba y con la interacción con estas frecuencias de luz y amor a las que llamaré ángeles mi mundo empezaría a transformarse día a día. Empecé a reconocer dónde pertenecía, qué talentos tenía dentro de mí que jamás hubiese podido reconocer ni aceptar sin su ayuda.

    Estos hermosos seres de luz, ángeles, cambiaron mi vida a través de este regalo que RH trajo a mi vida y hoy puedo comunicarme con ellos abierta y claramente. Es un don maravilloso que Dios y el universo pusieron en mi vida para que yo hoy hubiese podido transmitirles a todos ustedes este camino recorrido hasta ahora junto a ellos.

    Te invito a hacer parte de este recorrido. Tal vez en algún momento te identifiques conmigo y puedas descubrir todos tus talentos escondidos, tu misión de vida o inclusive reconocer quién realmente eres y lo que viniste a hacer en este mundo maravilloso.

    Mi primordial objetivo era aliviar mis problemas de salud o quizás sanarme físicamente de mi condición médica que estaba haciendo que mi vida me pesara demasiado, pero el regalo que he recibido es simplemente incomparable y no tiene precio.

    Espero que disfrutes cada línea de este libro y me acompañes en este camino que recorreremos juntos. Recuerda que aunque la tarea que se te ha impuesto sea muy difícil, no estás solo, tienes seres amorosos que te están acompañando, y que si te abres a su amor y a su ayuda el camino será un poco más fácil de recorrer junto a ellos. Ten en cuenta que viniste a este mundo a ser feliz, y sé que tendrás muchos inconvenientes en el camino como yo los he tenido, pero debemos estar dispuestos a aprender y de esta manera todo será un poco más fácil y llevadero tanto para ti como para mí.

    Quisiera empezar contando mi historia y mi encuentro con todo este mundo maravilloso y mágico llamado Sanación Reconectiva (RH).

    Me llamo Sandra Sánchez. Nací en Bogotá, Colombia, hace 50 años. Actualmente vivo en una ciudad pequeña llamada Deltona, ubicada en el estado de la Florida, Estados Unidos.

    Crecí en una familia compuesta por mi madre Argenis, mi abuela Hortensia y un primo al que mi madre crio como si fuese su propio hijo, y al que yo consideré siempre como a un hermano, William.

    Mi madre también se hizo cargo de sus abuelos, quienes tiempo después se enfermaron, ambos de trombosis cerebral. No podían moverse y necesitaban ayuda. Mi abuela se encargaba de cuidarlos y mi madre y ella se turnaban cada noche para cuidar de mi bisabuelo, que estaba postrado en su cama sin poderse mover. Como era de esperarse, primero falleció mi bisabuelo y al tiempo después murió mi bisabuela Carmen. Recuerdo que fue la primera vez que supe el significado de la muerte, aunque estaba muy pequeña, solo tendría alrededor de 5 años, pero a pesar de todo el amor que todos sentíamos hacia ellos, sabía que nunca iba a volver a verlos. Sobre todo, a mi bisabuela Carmen, quien antes de enfermar compartía mucho tiempo conmigo, consintiéndome y dándome mucho amor; era una mujer que irradiaba amor por todo lado.

    Mi madre y mi padre nunca vivieron juntos. Mi madre hizo las funciones de padre y madre, cosa que supo hacer a la perfección. Siempre se preocupó porque no nos faltara nada en casa. A pesar de que fue muy duro para ella mantener a una familia de cuatro integrantes, supo arreglárselas muy bien para que mi infancia fuese muy feliz.

    Fui una niña un poco introvertida de pequeña, pero juguetona, risueña y amorosa, pues mi madre y mi abuela siempre fueron el mejor ejemplo de amor para mí.

    De mi padre Guillermo, puedo decirles que fue un padre ausente. Me visitaba algunas veces, pero en mi memoria quedaron grabados momentos en los cuales mi abuela me ayudaba a vestirme con la mejor ropa para salir y mi padre nunca llegaba a recogerme. Me entristecía un poco, pero después el desaire ya estaba olvidado. No me enfrascaba en ese sentimiento de abandono, tan solo era una niña. Mi padre trataba de visitarme cuando podía, pero la relación siempre fue muy distante, sobre todo de parte mía. Después de unos años, decidí sanar esa relación con mi padre. Creo que fue mejor así y en la actualidad nos llevamos muy bien, por fortuna podemos decir que somos padre e hija y creo que nunca es tarde para recuperar el tiempo perdido. Compartimos tiempo juntos cuando voy a visitarlo a Bogotá, hablamos muy seguido por teléfono, nos contamos nuestras cosas íntimas y la relación es muy cercana ahora. Así que crecí en un hogar conformado por dos mujeres maravillosas, mi madre y mi abuela.

    Asistí toda mi vida a colegios católicos privados. No teníamos dinero de sobra, pero mi madre siempre se esmeró por darme una buena calidad de vida y de educación principalmente. Al crecer nos mudamos a un barrio mucho mejor, pero solo nos fuimos a vivir mi madre, mi abuela y yo. Nos mudamos a un apartamento nuevo, que mi madre compró con mucho esfuerzo y sacrificio. Mi primo William, con quien crecí y compartí toda mi infancia, tuvo que tomar otro camino. Mi madre le dijo que ya era hora de que regresara a vivir con sus padres y decidiera qué planes tenía para su vida; tenía que aprender a volar por sí solo. Por mi parte pensé que el cambio nos traería cosas buenas pero no fue así, tuve otra experiencia muy cercana con la muerte. Mi abuelita Hortensia estaba muy enferma, sufría de presión alta y ya previamente había tenido dos trombosis cuando yo estaba más pequeña, pero por fortuna fue llevada a tiempo al hospital en esas dos ocasiones. Sin embargo, esta vez todo fue diferente. Recuerdo que ese fin de semana me había quedado a dormir en casa de Claudia, una de mis mejores amigas. Crecimos juntas y compartimos muchas experiencias de vida.

    Mi madre ya me había advertido que mi abuelita estaba un poco enferma. Recuerdo que cuando volví de la casa de Claudia, pasé toda la tarde de ese domingo con mi abuela y al día siguiente, cuando regresé del colegio, ella estaba recostada en su habitación y la noté un poco fatigada. Me recosté a su lado y me pidió que me quedara cerca de ella y que la tomara de la mano, me apretó muy fuerte la mía y vi cómo en un suspiro se desvaneció totalmente. Yo tenía 18 años, no podía entender que mi amada abuela se había muerto en mis brazos, víctima de un infarto. Fue un tiempo muy difícil para mi madre y para mí. Recuerdo que tanto mi madre como yo estuvimos muy tristes por mucho tiempo, siempre habíamos sido muy unidas, pero ya una de las tres generaciones había partido. Este tiempo nos acercó más a mi madre y a mí. Las dos sentíamos el mismo vacío y dolor al haber perdido a una madre, porque aunque era mi abuela siempre desde pequeña la llamé mami, ella dedicó toda su vida a darme mucho amor, tiempo y dedicación, todo lo que soy ahora en gran parte se lo debo a ella, siempre estuvo en cada momento cuando mi madre tenía que salir a trabajar tan duro para darnos siempre lo mejor. Mi abuela, quien siempre llenó esos vacíos de ausencia que mi madre dejaba algunas veces por tener que trabajar tan fuertemente para que nunca nos faltara nada, fue además un ejemplo de tenacidad, trabajo duro y generosidad. Siempre se caracterizó por ser una buena hija, hermana y madre, y para mí fue un regalo de Dios; un regalo de amor.

    Al tiempo de terminar mi secundaria, asistí a una universidad con orientación católica donde cursé mis estudios de Psicología durante cinco años.

    Fui una muchacha con una vida normal: amigas, amigos, fiestas, salidas a cine, a cenar... todo lo que se puede llamar común a esa edad. Me gradué como psicóloga y trabajé para una entidad financiera. Se preguntarán: ¿qué hace una psicóloga allí? Bueno, en algunos países de Latinoamérica es muy común que la psicología tenga diferentes aplicaciones o áreas de desempeño, clínico, organizacional y social. En mi caso me incliné por el área organizacional, es decir, todo lo referente a recursos humanos. Después de trabajar allí y renunciar a esta compañía, mi amiga Claudia me invitó a pasar unas vacaciones en Nueva York con ella y su familia. Durante este viaje me reencontré con viejos amigos de mi infancia. Y uno

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1