Amor Y Luz: Mi Pase a La Ascensión

Por Miriam N. P. Huizenga

Mi pase a la ascensión, Amor y luz de Miriam N. P. Huizenga es un libro espiritual el cual relata el camino a la evolución. Una iniciación que llevo muchos años y que sigue creciendo porque nunca termina. Este libro pinta la magia detalladamente y los obstáculos que tuvo que pasar para llegar a ver su luz y la del creador.


Miriam encontró muchas cosas que carecían de nombre, por falta de palabras ella expresa su dolor, sus mentiras, sus meditaciones, sus maestros, sus alegrías pero sobre todo sus agradecimientos y mucho más.



Miriam Huizenga desea ayudar aquellos que buscan profundamente despertar de esta realidad, por ello su trayectoria quizás pueda iluminar a otros a su propio camino, a un paso más cercano para qué. Recordemos quienes realmente somos. ¿Estás listo para recordar?

• Idioma: Español
• Editorial: Palibrio
• Fecha de lanzamiento: 11 nov 2020
• ISBN: 9781506534978

Miriam N. P. Huizenga

Miriam vive en California, Estados Unidos de América, junto a su esposo, Bob. Ella fue maestra de español, traductora y consejera de alumnos en escuelas privadas por más de veintiocho años. Desde pequeña tuvo la oportunidad de viajar y aprender de otras culturas. Hoy en día continúa viajando y cultivando su vida espiritual. Su trayectoria como maestra fue larga y una de sus pasiones, y lo que la condujo a su verdadera misión, que había tratado de evadir por muchos años. Pero siempre, de una manera u otra, era redirigida o —en sus propias palabras— «llevada con un pincel mágico» hacia esa misión. Miriam siempre fue guiada por sus ángeles guardianes, en especial el arcángel Miguel, al que ella escucha y le reza desde temprana edad. Miriam sigue sirviendo con sus dones. Ahora brinda servicios alternativos y holísticos que le permiten ayudar directamente a otros seres a desbloquear su corazón para así hacer brillar la luz que son. Además, facilita remotamente sanación con su propia luz.

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Copyright © 2020 por Miriam N. P. Huizenga.

Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2020922218

ISBN:   Tapa Blanda                   978-1-5065-3496-1

              Libro Electrónico          978-1-5065-3497-8

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

Fecha de revisión: 10/11/2020

Palibrio

1663 Liberty Drive

Suite 200

Bloomington, IN 47403

821175

Índice

Dedicatoria

Agradecimientos

Capítulo uno

¿Dónde está el amor?

Capítulo dos

Distintos rumbos

Capítulo tres

Una chispa de amor

Capítulo cuatro

Conviértete en la luz

Capítulo cinco

Meditación

Capítulo seis

Mama Pacha

Capítulo siete

Sombras

Capítulo ocho

El tronco del árbol

Capítulo nueve

El fuego del sol

Capítulo diez

La luz más cercana

Capítulo once

La luz de la noche

Capítulo doce

Mi luz

Capítulo trece

Pandemia del 2020

Capítulo catorce

Emociones y sentimientos

Capítulo quince

Contemplar

Capítulo dieciséis

Actitud

Capítulo diecisiete

Amar

Capítulo dieciocho

El lenguaje de la luz

Capítulo diecinueve

Amor y luz

Capítulo veinte

¿Quién soy yo?

Capítulo veintiuno

No creas todo

Capítulo veintidós

Energía

Recetas: Mis jugos verdes

Dulces recuerdos

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Dedicatoria

Simplemente dedico estas palabras a aquel humano

que desea profundamente despertar de esta realidad.

Quizás mi trayectoria pueda guiarlo

un paso más cerca de la suya.

Recordemos quiénes somos realmente.

Agradecimientos

Estoy profundamente agradecida a mi esposo, Bob, quien siempre me tuvo paciencia. A mi hijo y maestro de cuatro patas, Choco, quien me enseñó tanto, a mi familia espiritual, a mi familia humana y, sobre todo, al Creador, por esta luz que brilla y que me permitió compartir con ustedes mi luz y amor.

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Unos días llueve y otros días brilla,

como el sol y la luna.

Miriam Huizenga

Capítulo uno

¿Dónde está el amor?

Déjame contarte de dónde vengo y a dónde voy. Siempre quise escribir: desde muy pequeña soñaba con ser escritora, maestra, con poder hablar con animales y ayudar a las personas, hasta pensé que podía curarlas de sus males. Me llamaron «Miriam», entiendo que fue idea de mi abuelo. Tengo la dicha de que mis padres, Rosa y Carlos, estén vivos; y cuento con cinco hermanas: Ester, Karina, Laura, Carla y María de los Ángeles.

Con ellas siempre jugábamos en la oficina de mi abuelo, que era dueño de una casa de materiales de construcción muy conocida. Recuerdo los pisos de mármol rojo, negro y blanco donde jugaba a que era maestra de una escuela y mis hermanas eran mis alumnas.

No puedo quejarme, tuve a mis padres y tres abuelos, José, Rosina y Concepción. No llegué a conocer al padre de mi mamá, se llamaba Mario y falleció antes de que yo naciera. Ellos nos dieron todo lo que anhelábamos en este mundo material.

Desde pequeña mis abuelos nos llevaban al campo, al cual yo bauticé «La Cueva» porque había ladrillos acumulados en pilas listos para construir la casa de campo. Como fue mi primera impresión, dije «¿En esa cueva vamos a dormir?». Tenía cuatro o cinco añitos entonces, y estaba acostumbrada a vivir en la ciudad muy confortablemente. Todo lo material que deseaba lo tenía, desde luego no faltaba dinero.

Pero dentro de mí algo estaba ausente. Desde chica fui muy solitaria. En la escuela no tenía amigas, eran solo compañeras de la escuela católica privada. Siempre estuve sola y sin amigos, hasta mis doce años. En la primaria nunca fui una buena alumna, mis padres me llevaban a psicólogos y profesores particulares.

En sexto grado me enfermé con diarrea infantil. No podía salir a ningún lado por mi enfermedad, que duró seis meses. A pesar de que no me encontraba bien de salud, me sentía amada. Mi abuela Concepción limpiaba cuando no alcanzaba a llegar al baño. Pobrecita, nunca la aprecié.

Mis abuelos José y Rosina vivían en una casa pegada a la nuestra. Todas las noches, mi abuelo venía a rezar con nosotras. Él me enseñó el padrenuestro, el ave maría, la oración al ángel de la guarda y otros tantos rezos católicos.

Siempre me sentí diferente, no por tener todos los juguetes que deseaba, por vestir de moda o por contar con cuanto dinero necesitara en cualquier momento, sino como individuo. Nunca dije nada, era muy callada, reservada y vergonzosa.

Ir a «La Cueva» con mis abuelos era una experiencia