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El Hierofante
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Libro electrónico184 páginas2 horas

El Hierofante

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Información de este libro electrónico

Un paseo por las vidas pasadas de la narradora que nos permite descubrir que somos mucho más que el cuerpo que habitamos o las creencias que aprendimos.

El Hierofante es la quinta carta del Tarot egipcio. Considerado dentro de los arcanos mayores, como la máxima representación del maestro, es un mediador entre lo terrenal y lo divino, otro nombre que puedes dar a esa inteligencia inherente; a la naturaleza que existe en todos. Leeloo representa esa naturaleza que en calidad nos une a todos, aquí, nos narra el camino de el Hierofante a través de la historia de sus padres. En ella se relata las experiencias en regresiones a vidas pasadas, llevándonos a este momento.

A través de cada vida, se exponen y analizan los diversos problemas que hoy tienen a la humanidad en una crisis económico-financiera, político-social y hasta existencial. Ligado a cada uno de estos problemas, se introduce el despertar consciente del protagonista.

Meditación, religión, mitología, metafísica y un bagaje amplio se introducen de manera sutil; buscando despertar la curiosidad del lector. El complemento perfecto son cinco meditaciones guiadas, en las cuales el libro cobra vida en la consciencia e imaginación del lector.

IdiomaEspañol
EditorialCaligrama
Fecha de lanzamiento9 sept 2021
ISBN9788418787546
El Hierofante
Autor

Leeloo Dallas

Somos una pareja que, a través del estudio, conocimiento y aplicación de teorías orientales, metafísica, espiritualidad, cábala práctica, leyes de causa y efecto y meditación logramos un despertar consciente. Esta serie, narrada a través de los ojos de nuestra perrita, intentará contar ese camino recorrido por cada uno de nosotros. Un camino que será fácil seguir para el lector, ya que somos personas comunes —trabajamos, estudiamos una carrera profesional—. Aquí se narra cómo funciona una vida profesional exitosa de la mano de un despertar consciente. Al compartir estos conocimientos, descubrimos que teníamos una nueva forma o algo nuevo que ofrecer; podíamos ayudar a los demás a encontrar su camino. Por lo que utilizando el nombre de un ser, que es la expresión del amor incondicional, elegimos el nombre de nuestra perrita para guardar el anonimato, pero, sobre todo, porque su nombre representa la naturaleza; esa naturaleza con la que el lector podrá identificarse con el narrador, ya que es la naturaleza la que nos une. En las próximas entregas de la serie tendremos el gusto de presentarnos en lo individual, por ahora, te hemos presentado al autor de esta obra.

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    El Hierofante - Leeloo Dallas

    El Hierofante

    Leeloo Dallas

    El Hierofante

    Primera edición: 2021

    ISBN: 9788418787065

    ISBN eBook: 9788418787546

    © del texto:

    Leeloo Dallas

    © del diseño de esta edición:

    Penguin Random House Grupo Editorial

    (Caligrama, 2021

    www.caligramaeditorial.com

    info@caligramaeditorial.com)

    Impreso en España – Printed in Spain

    Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a info@caligramaeditorial.com si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

    Introducción

    ¿Qué es la vida sino un sentido individual y una locura colectiva, al menos hoy en día? Me permito iniciar con una reflexión, ya que todo es eso en la vida. Percibimos nuestro entorno, reflexionamos sobre él decodificándolo de acuerdo con nuestro marco mental, formado por creencias o paradigmas y, finalmente, actuamos en consecuencia. Hoy, gran parte de los paradigmas bajo los cuales vivimos son impuestos o aprendidos.

    La mayor parte de la humanidad decide seguir con estos y no se cuestiona nada al respecto. Para ellos la historia, la economía, las ciencias y hasta las artes son fijas. La historia ya fue escrita. La economía funciona perfectamente, pues vivimos en un «libre» mercado. Las ciencias sociales facilitan nuestra subsistencia con Gobiernos que «funcionan»; las ciencias naturales prolongan y mejoran nuestra vida.

    Su existencia cabe en un manual, el cual está dentro de una caja, cuyo candado se llama religión. Y las artes clásicas son las mejores, pero ¿no es acaso hermoso el arte que vemos todos los días de la mano de la ingeniería? Autos hermosos, objetos voladores de todo tipo y ya estamos pensando en colonizar otros planetas. Me encanta. Y hasta el individuo más materialista debe aceptar que todas son expresiones mentales, pues nacieron de la mente de alguien. Fueron bosquejadas en la mente y su reflejo fue surgiendo en el plano físico en los primeros bocetos para finalmente acabar a la vista de todos.

    También están quienes se preguntan algunas cosas, pero siempre es más fácil volver al paradigma conocido para resolver problemas; por lo tanto, viven tan atados a él como aquellos en el ejemplo anterior. Eso sí, con mayor control sobre sus emociones. Están los que se cuestionan todo, pero han decidido no creer en nada. Leen mucho, se documentan, pero llegan a un punto muy similar al de los anteriores, pues se dan cuenta de lo minúsculos que somos en este infinito universo. Y, por último, tenemos a los que han despertado y su consciencia es la unidad; y cada vez somos más. La historia siempre es escrita por aquellos que triunfaron; por lo tanto, siempre conoceremos solo una versión de la historia.

    A partir del siglo pasado, los esfuerzos por llegar a conocer las culturas que nos han dejado monumentos impresionantes se han dado en todo el mundo.

    Hemos descubierto pirámides alrededor del planeta y muchos Gobiernos se niegan a estudiarlas, pero ¿por qué? De cualquier forma, todos los estudios realizados en las pirámides llegan a un punto muerto en algún momento. La principal razón es tratar de incorporar este nuevo conocimiento utilizando un paradigma preexistente. El resultado sería confuso. Y es que, si pensamos que un grupo de salvajes cargaron piedras en su espalda, las apilaron perfectamente línea sobre línea sin desviación alguna para después dejarlas ahí sin más, pues precisamente ese tipo de pensamiento genera confusión, y es por esto por lo que la gente ha decidido olvidar su historia. Porque es mucho más cómodo vivir dentro de una caja donde no hay dudas y, mucho menos, confusiones.

    Quiero presentarte algo que rompe con todo paradigma. A través de la meditación, sueños lúcidos y una imaginación despierta me he permitido crear este universo paralelo. Utilizando la novela como herramienta, permíteme contarte mi historia al puro estilo de Benigni. Las historias que te voy a contar están basadas en hechos reales; en otras palabras, existe investigación científica, histórica y arqueológica que respalda los hechos en este libro. Sin embargo, están basadas en el sentido individual de alguien que goza de una tremenda imaginación. Pero no creas que es simple fantasía. Estudios en metafísica, espiritualidad, esoterismo, teología, numerología cabalística, entre una larga lista, respaldan los relatos que darán vida a un personaje que tendrá tintes mesiánicos, aunque su búsqueda será la opuesta, el anonimato.

    Iniciaremos viajando a Egipto, donde te contaré una historia totalmente diferente a cualquiera que hayas escuchado antes. Pero cualquiera que hayas escuchado termina con que Moisés libera a los judíos y vagan en el desierto, por lo que los cambios entre las historias conocidas no son sustanciales. Profeta, general, líder tribal o todas las anteriores, el cuento acaba igual. Pero marca el inicio de una era.

    Con la escritura nace la historia del hombre. Sumerios y egipcios inventaron las primeras formas de escritura. Cuneiforme —hecha con una cuña sobre barro— y jeroglífica, respectivamente. Pero fuera de estos dos tipos de escritura, los cuales dejan mucho espacio para interpretaciones; pues poco o nada se entiende sobre la forma en que pensaban en aquel entonces, por lo que es casi imposible entender lo que realmente querían expresar.

    Los fenicios desarrollaron el primer vocabulario, del cual se desprenden el latino, el griego y el hebreo, entre una larga lista. Aun cuando nuestros primeros libros de escritura ya se pueden leer como casi cualquier libro, parece que la forma de escritura y las alegorías de las que se hablaban antes permanecieron.

    Moisés y sus libros marcan el inicio de la era que vive la humanidad hoy en día. Olvidemos por un instante lo poco que sabemos antes de eso. Nuestra historia empieza en ese momento, el cual estamos muy seguros de conocer, pues se nos ha enseñado en escuelas, religiones y un sinnúmero de películas que cuentan la misma historia. ¿Moisés fue un hebreo o un judío? Antes de su aparición no se tiene registro de este pueblo. Hoy se tienen sospechas bien fundamentadas por la ciencia que apuntan a otro origen. ¿Fue Moisés aquel faraón que proclamó un culto monoteísta en Egipto?

    Si tan solo un pequeño detalle cambiara en nuestro paradigma inicial, ¿qué tanto cambiaría nuestra historia?

    Partiendo de aquel histórico momento, viajaremos alrededor del mundo en distintas épocas de la historia hasta llegar al presente. A través de los diferentes roles y papeles, conoceremos a nuestra protagonista. Aventura, misterio, desarrollo personal y espiritualidad hacen de esta historia un libro de texto sobre el despertar de la conciencia y la evolución del ser.

    Si comparamos la evolución humana con las etapas en el desarrollo de cualquier niño, veríamos que actualmente la humanidad es un niño malcriado que toma lo que quiere de su entorno y destruye todo a su paso.

    Pero si la humanidad es un niño, hoy nuestros niños son maltratados, violados, víctimas del bullying, del acoso y de un abandono casi total de sus padres, de la sociedad y de cada uno de nosotros, pues poco o nada hacemos al respecto. Esos niños crecen y los que equivocan el camino terminan convirtiéndose en monstruos que cometen atrocidades que pasan a diario en los noticieros y presentan una realidad que da más miedo que cualquier filme de terror.

    Pero aquí seguimos algunos, intentando devolver el balance a una humanidad que sigue vagando en el desierto de la escasez de recursos. Justificando todos los días sus errores porque uno no inventa las reglas, solo juega con ellas. Me parece increíble que en pleno 2021 sigamos divididos en países y, peor aún, que algunos se enorgullezcan de algo que no significa nada, como su nacionalidad. Porque muchos países hoy prohíben la venta de autos de combustión interna, pero viven de vender petróleo. Congruencia.

    ¿Es de verdad una locura pensar que la humanidad tendrá algún día un objetivo común que nos una como especie y que lograremos traspasar las barreras del dinero y la propiedad privada, todo por el bien común y la evolución de la especie?

    ¿Es imposible soñar con un niño seguro, educado, maduro y consciente que se desarrolla en un ambiente sano y armonioso? Parece que en este mundo sí lo es.

    Algún día, tal vez pueda contarte sobre un mundo que ya lo logró, pero ese será otro cuento.

    Por ahora te quiero invitar a realizar el programa de meditaciones guiadas interactivas con este libro accediendo en el código QR que aparece en la pestaña al final, puedes realizarlas en el momento que mejor te parezca, te recomiendo realizar al menos tres veces cada una de ellas y te aconsejo realizar la cuarta meditación antes de leer el capítulo número 8 (Oriente Medio, una nueva era) para un mejor aprovechamiento de los beneficios, como se explica en el capítulo 7 (México, siglo

    xxi

    ) con mayor profundidad.

    Antes de comenzar, te ofrezco una disculpa. Puede ser que algunas de las historias se tomen de manera personal. Aun cuando no es mi intención ofender a nadie o generar controversia, acepto que mis palabras pueden hacerlo. Permíteme utilizar esto para volver al principio y ser muy clara. Esta historia es un sentir personal que busca encontrar el sentido a la locura colectiva que hoy llamamos realidad.

    Antiguo Egipto

    Yah, la diosa de la luna, se reflejaba en el Nilo majestuosa. Era la cúspide del Imperio egipcio y se respiraba en el ambiente. A la orilla del Nilo se extendía una larga fila de palacios, templos y grandes imágenes en honor de sus principales deidades, pero mis favoritas, sin duda, eran las palmeras, que daban vida a la capital del imperio, abanicando al ritmo del viento. Detrás de los palacios se veían claramente las casas de la clase alta de Egipto. Las luces de las lámparas de aceite se asomaban por las ventanas y las puertas. Todas tenían iluminados jardines, con plantas y flores exóticas. En el fondo, se alcanzaban a divisar las viviendas de los esclavos; aquello parecía un valle inundado por diminutas casas, que se contaban por millares.

    En una terraza cercana al palacio imperial estaba Lateef, un joven de unos veinte años que sobresalía de entre los generales del ejército por su altura. Además de ser hermano del príncipe Ramsés —en aquella época el término «primo» no existía y el hijo de mi hermano era hermano de mi hijo—, el joven era un maestro arquitecto dedicado y hábil, que realizaba diseños que mantenían un balance perfecto entre belleza y funcionalidad. Pensaba tan en detalle el proceso de construcción que estas se ejecutaban en menor tiempo y usando menos recursos. Sus ojos oscuros parecían mirar a través de la gente e imponían gran respeto. El joven príncipe reflejaba nobleza en cada aspecto de su vida, su mirada parecía observar cada detalle de todo y todos. Quienes lo conocían, sabían que siempre estaba calculando algo.

    Rashidi, su hermano biológico, compensaba su corta estatura con una fuerza y una musculatura prominentes. Era más callado que su hermano. Parecía que siempre esperaba al último momento para dar su opinión, y esta siempre era respetada, pues la sabiduría de sus palabras ameritaba la espera.

    Siempre erguido, Lateef contemplaba la noche sobre los escalones que conducían al Nilo, observando en silencio el imponente anillo que llevaba orgulloso en el índice de su mano izquierda.

    —Tengo la sensación de que este anillo siempre me ha pertenecido, o de que quizás me traerá buena estrella —agradeció mirando a su hermano y asintiendo.

    Un escarabajo dorado se extendía de una falange a la otra. Llevaba una esmeralda en la espalda, con trabajos ornamentales que recorrían el dedo del príncipe Lateef.

    Rashidi asintió en silencio, como de costumbre. Y todo Egipto pareció compartir su calma.

    —Me pregunto por qué nos ha llamado Ramsés en tal secreto. Pero seguramente tú ya lo sabes. —Rashidi miró a su hermano sin voltear la cara; sabía que si abría el tema Lateef lo inundaría con sus innumerables conclusiones. El joven arquitecto gozaba de una mente inquieta. Guardando silencio, esperó a que su hermano lo imitara. Era difícil obtener mucho más del maestro constructor.

    Lateef y Rashidi gozaban de una posición privilegiada. Descendientes de los guardianes de la pirámide, sus aspiraciones al trono eran casi nulas, pero los beneficios eran mayores. Educados por los ministros de palacio, fueron enseñados en diferentes disciplinas para asesorar y asistir al faraón. En el antiguo Egipto, la magia ritual ocultista y el misticismo desempeñaban un papel muy importante dentro de la sociedad. Todos practicaban algún tipo de ritual, siendo el faraón de todo Egipto el más grande mago y representante de los dioses en la tierra. Lateef era mucho más temerario que su hermano mayor; era hábil en casi cualquier disciplina y tenía una mente ágil y noble. Ambos crecieron con Ramsés y su relación era cercana. Existía gran admiración entre ellos y confianza ciega, ya que, más allá del lazo sanguíneo, compartían una visión.

    Una pequeña barca se aproximó y ambos subieron. No era que Lateef estuviera nervioso; el maestro arquitecto era curioso. Después de un corto viaje, llegaron a palacio y uno de los sirvientes de Ramsés los guio hasta un jardín interno, donde el faraón esperaba por ellos.

    Sin joyas y con una cómoda túnica, Ramsés los recibió con los brazos abiertos.

    —Hermanos, qué alegría verlos en estas condiciones. —Los tres formaron un triángulo tomándose de los antebrazos mientras reían recordando aquel pacto de niños. Ramsés invitó a sus hermanos a sentarse—. Siento un cambio en las aguas del Nilo; ese deslave que ocasionó la muerte de los peces, las moscas y las ranas que solían correr por doquier no son un buen presagio. —Tomándose las manos en la espalda y volteando la mirada hacia las estrellas, el faraón continuó—. He consultado con el oráculo en sueños. Es curiosa la forma en que se manifiestan las respuestas —agregó mirando a sus hermanos. Sonriente, dirigía a sus hermanos hasta una pared—. He tenido un sueño, uno sobre una ciudad blanca en medio de las montañas. Una cuadrilla fue enviada más allá del Mediterráneo y regresó con

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