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Mi Contribución a Tu Despertar espiritual
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Libro electrónico367 páginas6 horas

Mi Contribución a Tu Despertar espiritual

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Vivimos en un mundo físico donde nacemos, crecemos y nos desarrollamos; nuestra vida física está marcada por un inicio al que denominamos nacimiento y un fin que ocurre en el momento de la muerte física y en medio de estos dos puntos se encuentra lo que llamamos "nuestra vida", aquel cúmulo de todas esas experiencias por las que transitamos mientras dura nuestra existencia. Pero, no se ha preguntado usted alguna vez si existe algo más allá, si somos algo más que este cuerpo físico con el cual existimos en el planeta Tierra. No se ha preguntado si existe algo más trascendental y que ese algo es en realidad lo que verdaderamente somos cada uno de nosotros. Yo si me lo pregunté muchas veces y esas interrogantes fueron las que me iniciaron en la maravillosa experiencia de indagar y conocer quién realmente soy, de descubrir mi verdadera esencia más allá del cuerpo físico que habito y de conocer cuál es mi verdadero propósito de vida.

La gran mayoría de las personas por no decir todas comienzan a adentrarse en el magnífico mundo de conocerse a sí mismas después de pasar por una o varias experiencias traumáticas que las marcan y que, por este mismo hecho, las llevan a preguntarse si las cosas realmente deben ser así. En mi caso siempre tuve esas preguntas existenciales dando vueltas en mi cabeza al tiempo que vivía experiencias que no fueron tan gratas, pero que gracias a ellas hoy día soy la persona que soy. Siempre me negué a pensar que la vida solo consistía en nacer, crecer, educarse, trabajar, formar una familia y después de muchos años de vivir trabajando y obtener "cosas" para llegar a ser lo que dicen "una persona realizada", envejecer y morir. Yo sabía que tenía que haber mucho más que eso. Que vivimos esta vida para hacer cosas mucho más importantes y que no somos producto del azar: nacemos con un propósito más allá de lo que tradicionalmente nos han inculcado.

Mi viaje para descubrir que soy algo más que un ser físico que no tiene poder sobre las circunstancias que le suceden en la vida comenzó hace ya tiempo; un día que, siendo ya adulta, me comencé a preguntar del porqué yo me encontraba en las circunstancias en las que me encontraba, del porqué mi vida era tan difícil incluso comparándola con la vida de mis hermanos porque a fin de cuentas veníamos todos de una misma raíz familiar y todos nos habíamos criado en el mismo hogar. Hasta que cierto día me cansé de seguir creyendo en lo que siempre me habían enseñado al respecto de lo que era la vida y comencé a adentrarme en un mundo que cada vez se me hacía más interesante, un mundo lleno de conocimientos que hasta ese momento no me eran familiares, pero que de alguna forma atraían mi atención y que iban apareciendo conforme yo iba más y más investigando y estudiando. Así comencé a despertar a la verdadera realidad. Y ahora me encuentro aquí escribiendo estas líneas con el propósito de otorgar mi granito de arena para aquellos que como yo están buscando respuestas.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento22 ago 2022
ISBN9798201183400
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    Mi Contribución a Tu Despertar espiritual - Mariela Martinez

    ISBN 9798463903334

    PRÓLOGO

    "La calidad de un pintor depende

    de la cantidad de pasado que lleve consigo"

    Pablo Picasso.

    Soy lo que pudiéramos llamar en este plano físico de existencia una persona normal un ser humano promedio con todos sus logros y limitaciones que son los que en definitiva han hecho de mí lo que soy hoy. Usted también al igual que yo es el producto de todas sus experiencias, vivencias, logros y limitaciones y así como nosotros lo son también cada uno de los seres humanos que habitan en este planeta. Ciertamente vivimos en un mundo físico donde nacemos, crecemos y nos desarrollamos; nuestra vida física está marcada por un inicio al que denominamos nacimiento y un fin que ocurre en el momento de la muerte física y en medio de estos dos puntos se encuentra lo que llamamos nuestra vida, aquel cúmulo de todas esas experiencias por las que transitamos mientras dura nuestra existencia. Pero, no se ha preguntado usted alguna vez si existe algo más allá, si somos algo más que este cuerpo físico con el cual existimos en el planeta Tierra. No se ha preguntado si existe algo más trascendental y que ese algo es en realidad lo que verdaderamente somos cada uno de nosotros. Yo si me lo pregunté muchas veces y esas interrogantes fueron las que me iniciaron en la maravillosa experiencia de indagar y conocer quién realmente soy, de descubrir mi verdadera esencia más allá del cuerpo físico que habito y de conocer cuál es mi verdadero propósito de vida. Fue precisamente esa curiosidad, esa necesidad de conocerme, lo que me motivó a estudiar e indagar en diferentes disciplinas buscando respuestas a las preguntas del porqué de la propia existencia, de cuál es el sentido de la vida y del porqué estamos aquí. Confieso que no ha sido un aprendizaje fácil de hecho en muchas oportunidades ha sido muy duro porque me obligó a aceptar verdades con las cuales no estaba familiarizada, situaciones que nunca pensé que existieran y realidades que tumbaron esquemas en los que había creído durante toda mi vida; incluso aún hoy en día sigo indagando, conociendo, aprendiendo y maravillándome de realidades que existen pero que, como no están a la vista, desconocemos.

    La gran mayoría de las personas por no decir todas comienzan a adentrarse en el maravilloso mundo de conocerse a sí mismas después de pasar por una o varias experiencias traumáticas que las marcan y que, por este mismo hecho, las llevan a preguntarse si las cosas realmente deben ser así. En mi caso siempre tuve esas preguntas existenciales dando vueltas en mi cabeza al tiempo que vivía experiencias que no fueron tan gratas pero que gracias a ellas hoy día soy la persona que soy. Siempre me negué a pensar que la vida solo consistía en nacer, crecer, educarse, trabajar, formar una familia y después de muchos años de vivir trabajando y obtener cosas para llegar a ser lo que dicen una persona realizada, envejecer y morir. Yo sabía que tenía que haber mucho más que eso. Que vivimos esta vida para realizar cosas mucho más importantes y que no somos producto del azar: nacemos con un propósito más allá de lo que tradicionalmente nos han inculcado.

    Mi viaje para descubrir que soy algo más que un ser físico que no tiene poder sobre las circunstancias que le suceden en la vida comenzó hace ya tiempo; un día que, siendo ya adulta, me comencé a preguntar del porqué yo me encontraba en las circunstancias en las que me encontraba, del porqué mi vida era tan difícil incluso comparándola con la vida de mis hermanos porque a fin de cuentas veníamos todos de una misma raíz familiar y todos nos habíamos criados en el mismo hogar. Hasta que cierto día me cansé de seguir creyendo en lo que siempre me habían enseñado al respecto de lo que era la vida y comencé a adentrarme en un mundo que cada vez se me hacía más interesante, un mundo lleno de conocimientos que hasta ese momento no me eran familiares pero que de alguna forma atraían mi atención y que iban apareciendo conforme yo iba más y más investigando y estudiando. Así comencé a despertar a la verdadera realidad. Y ahora me encuentro aquí escribiendo estas líneas con el propósito de otorgar mi granito de arena para aquellos que como yo están buscando respuestas.

    Aquí debo de hacer un paréntesis para aclarar lo siguiente: en mi camino al propio descubrimiento fue una constante el encontrarme con personas que me ofrecían la varita mágica (objetos físicos e incluso no físicos) para cambiar mi vida, varitas mágicas que podían ser de muchos tipos como cristales de cuarzo, péndulos, amuletos, figuras de yeso, etc., hasta mantras, oraciones y rituales y está de más decir que por supuesto utilicé todo aquello con la ilusión que sólo con su uso cambiaría mi vida; ojo no estoy diciendo que dichos objetos, mantras y rituales sean un fraude, por supuesto que no, ya que los mismos funcionan por la energía e intención que nosotros mismos les imprimimos, pero eso no basta ya que si realmente no nos comprometemos con un cambio interno, con una verdadera toma de consciencia, nuestras varitas serían inútiles toda vez que tiene que ver con la energía de nosotros mismos y ésta es de la calidad que tenemos en nuestro interior.

    Para ilustrar lo que estoy diciendo voy a poner un ejemplo: supongamos que quiero mejorar mi situación económica porque quiero ser prospera y abundante y a tal fin alguien me sugiere que cierto tipo de cuarzo estimula la abundancia y prosperidad; en consecuencia, adquiero la piedra sugerida y la llevo conmigo a todas partes colocando en ella toda mi intención y buena energía que la misma va a dar resultado; no obstante, por otro lado sigo manteniendo pensamientos, sentimientos y actitudes de escases como por ejemplo sentir miedo de gastar dinero en algo que necesito por el temor que no voy a recuperar el dinero invertido, quejarme constantemente de mi situación económica, de la situación económica y financiera del país, hablar constantemente de mi falta de dinero, etc.,  esta incoherencia trae como consecuencia que el fulano cuarzo que he llevado pegado a mi cuerpo no funcione porque realmente lo que quise hacer fue darle al cuarzo la responsabilidad de mejorar mi situación económica sin la más mínima intervención de mi parte, sin yo haber transformado realmente mi nivel de consciencia con respecto a lo que significa prosperidad y abundancia; es decir, quise que la varita mágica hiciera el trabajo por mí. Y así amados lectores no funciona el universo.

    La sola adquisición de una varita mágica, únicamente el uso de un mantra, la práctica de un ritual, etc., todo esto sin la verdadera transformación de nuestra consciencia no trae verdaderos cambios a nuestra vida. Tampoco veremos esos cambios solo con hacer miles de cursos, entrenamientos y disciplinas. En la mayoría de todos ellos, si son impartidos o dictados por personas serias realmente comprometidas con la transformación profunda de quienes los toman, se nos enseña cómo realmente cambiar nuestra consciencia; no obstante, esto, la mayoría de las veces son pocos los asistentes que realmente comprenden cómo funciona, digo esto con conocimiento de causa porque también experimenté esta situación. Por otro lado, también existen muchos de estos cursos, talleres, entrenamientos y disciplinas donde nos encontramos con instructores que realmente no profundizan en el cómo y porqué funciona, sino que se limitan a enseñarnos la práctica, siendo que, a la larga, al no saber la esencia real de la enseñanza, no logramos en realidad un cambio profundo en nuestra existencia.

    Lo que quiero decir con todo lo arriba mencionado es que todo requiere un trabajo interno de nuestra parte; tenemos que estar dispuestos a trabajar en nosotros mismos utilizando las herramientas que se nos brindan, pero el mayor compromiso es nuestro. En tal sentido el propósito de este Libro es enseñarle el verdadero funcionamiento del universo, así como la realidad de nuestra existencia, nuestra verdadera esencia, el plan verdadero que tenemos como almas. Para ello me baso en mi propia experiencia de vida y del cómo y porqué decidí conocerme; pero no solamente a nivel físico sino realmente conocer quién soy más allá de esta realidad material; es decir, cuál es mi verdadera esencia. Saber que soy parte de este vasto universo y que soy una con él y en consecuencia me gobiernan las mismas leyes y que al ser realmente consciente de ello puedo transformar mi vida.

    Lo que sigue en las líneas del próximo Capítulo es el relato de cómo y porqué fue mi despertar y aunque los despertares de consciencia de todas las personas no son iguales todos tienen una característica en común: proceden de algún trauma, vivencia, experiencia o circunstancias de vida difíciles. Coloco la palabra difíciles entre comillas porque hoy día sé que no hay ninguna experiencia de vida mala ni buena, fácil ni difícil, positiva o negativa, simplemente son circunstancias de vida que están allí para que despertemos y comencemos a realizar la tarea para la cual existimos. No todas las personas despiertan y muchas se van de este plano sin siquiera conocer el verdadero motivo de su existencia, pero hay otras tantas que despiertan a lo que realmente es verdadero e importante en su vida y comienzan a cuestionarse muchas cosas en ella. Para esas personas está dirigido este Libro y si ha llegado a sus manos, créame que no es azar, es porque vibra en su misma frecuencia. Lo aquí escrito de alguna manera resuena consciente o inconscientemente con usted. Quisiera aclarar que el fin de este material no es contar todas las vicisitudes de mi existencia por lo que no ahondaré en detalles de las anécdotas de mi vida; sin embargo, haré alusión a ciertos hechos vividos para que el lector comprenda mejor las circunstancias que me llevaron a recorrer el camino que hoy en día me trajo hasta aquí.

    Espero que este material le sea de utilidad ya que fue escrito con esa intención; es mi aporte al planeta y a la humanidad porque en estos tiempos que estamos viviendo es menester que un mayor número de seres humanos despierten su consciencia y comprendan el real sentido de la existencia.

    Finalmente quiero pedirle que no lea todo lo expuesto en este Libro como si estuviera leyendo una novela, léalo detallando cada concepto expuesto en él porque quizás éstos sean nuevos para usted; o, por el contrario, ya lo había leído o escuchado antes. Pero en ambas circunstancias este material requiere ser leído con mucha atención tomándose el tiempo necesario para asimilar las ideas, cuestionándose si realmente es cierto todo lo que expongo a lo largo de sus páginas, quizás deteniendo su lectura de vez en cuando e incluso es posible que necesite ser leído en más de una oportunidad. No importa cuánto tiempo se tomes leyéndolo, eso es lo de menos, porque no está en ninguna competencia...lo importante aquí es que cada uno de los conceptos que se exponen le queden claros motivo por el cual los detallaré de forma precisa y con un lenguaje lo más sencillo posible. Al final de cada página se citará la obra, el autor del material y la página del libro citado cuando se tomen ideas de otros autores para explicar ciertos temas. Esto por dos razones: primero, por derecho de autor y segundo por si el lector está interesado en dirigirse a la fuente citada para ampliar su conocimiento.

    Solo me resta desearle que la lectura de este material sea un instrumento más en su proceso evolutivo, créame que si ha llegado a sus manos es porque por vibración lo ha atraído a su vida por alguno de estos motivos: porque quizás necesite de alguna idea de las expuestas aquí o porque necesite de todo su material. Siempre sucede de esa manera, aunque no nos demos cuenta de ello. Nada, absolutamente nada es azar, todo está planeado por nosotros y en cada momento de nuestra vida nos llega justo lo que necesitamos en ese momento: puede ser a través de una llamada, una persona, una película, una canción o como en este caso un Libro.

    CAPÍTULO I

    MI DESPERTAR

    "Criatura de Dios, la luz aún se encuentra en ti.

    No estás sino soñando..."

    Un Curso de Milagros.

    Siempre me he preguntado del porqué el mundo funciona de la manera en que lo hace. Desde pequeña tenía interrogantes acerca de la razón de haber nacido en la familia en la que me encontraba, el motivo por el que esos señores eran mis padres y esas personas mis hermanos; incluso en alguna oportunidad de esas en las que divagaba sobre el porqué de mi existencia recuerdo haber sentido la extraña sensación de no pertenecer al mundo en el que estaba viviendo. En aquella época no sabía explicar la sensación que me embargaba porque yo era una niña muy pequeña, cuando mucho creo haber contado con unos cinco o seis años de edad. Solo recuerdo que en esos momentos sentía una mezcla de miedo e incertidumbre, así como de curiosidad y extrañeza; en algunas oportunidades llegué incluso a pensar que aquellos señores con los que vivía no eran mis padres y que de alguna manera yo había llegado allí sin tener conciencia de como lo había hecho y que en alguna otra parte de este planeta se encontraban mis progenitores verdaderos. Pero a medida que fui creciendo aquellas divagaciones fueron cada vez menos hasta llegar el punto que desaparecieron del todo junto con los sentimientos y sensaciones que me producían.

    Así fueron pasando los años y llegué a la edad de mi pre-adolescencia época de mi vida de la cual debo decir que no fue muy satisfactoria pues fui una niña obesa motivo por el cual sufrí mucho de lo que hoy se conoce como bullyng y que no es otra cosa que la exposición a sufrir daños físicos y psicológicos de forma intencionada y reiterada por parte de otro niño o de un grupo de niños. Ese acoso lo sufrí tanto por parte de mis compañeros de escuela como de algunos de mis vecinos e incluso de parte de algunos miembros de mi círculo familiar lo que motivo mi impopularidad entre los jóvenes de mi edad. Como consecuencia de ello fui más bien una niña solitaria aunado a que en mi hogar no contaba con el apoyo de mis padres pues ellos no sabían dar amor por cuanto tampoco lo habían recibido por parte de sus padres. Aquella situación me hizo sufrir mucho porque no me sentía amada; al contrario, me sentía rechazada, que no encajaba. Hoy ya de adulta entiendo que mis padres no podían dar lo que ellos nunca aprendieron a recibir porque sencillamente desconocían como hacerlo. Por un lado, mi madre fue siempre una mujer muy fría, distante y arisca a la que no le gustaba mucho expresar sus sentimientos por lo que no recuerdo nunca haber recibido de su parte aquel amor maternal de los que muchos hablan; mientras la forma de dar amor de mi padre era a través de la comida y de allí mi obesidad pues siempre me atragantaba. Recuerdo que todas las tardes llegaba a casa con enormes cantidades de comida chatarra y al parecer le causaba satisfacción verme devorar todo aquello; así mientras que yo llenaba mis vacíos emocionales con cantidades enormes de comida llena de grasa, azúcar y harinas procesadas él se sentía cómodo en su rol de padre pues pensaba que así lo estaba haciendo bien estableciéndose entre ambos una especie de intercambio tóxico (de lo cual fui consciente ya de adulta) en el que ambos llenábamos nuestras necesidades: él de ser un buen padre y yo de sentirme amada.

    Por parte de mis hermanos el apoyo también era nulo, pues los dos mayores ya habían contraído nupcias y cada uno hacía su vida aparte mientras que la hermana que aún vivía en casa y que era mayor que yo por seis años muy lejos de protegerme también se burlaba de mi obesidad; incluso llegué a sentir en muchas oportunidades que a ella no le agradaba mucho que nos vieran juntas en público causando en mi la sensación de que yo la avergonzaba.

    Toda esta situación cambió cuando llegue a la edad de catorce años. Recuerdo que fue un día que acompañé a mi hermana mayor a la farmacia y mientras ella le solicitaba al dependiente unas medicinas yo divisé al fondo del local una báscula de aquellas que eran muy populares en aquellos sitios y que funcionaban con una moneda. En ese momento sentí curiosidad en saber cuál era mi peso pues nunca me había subido a ningún aparato de esos por lo que no sabía a ciencia cierta cuál era mi peso real; sabía que era obesa porque no era ciega yo me observaba en el espejo y porque otras personas también me recordaban a cada momento lo gorda que estaba cuando me proferían adjetivos que me descalificaban; pero no sabía realmente cuál era mi peso corporal. Así fue que después de meditarlo un buen rato me acerqué a mi hermana que se encontraba en el mostrador a la espera que le despacharán sus medicinas y le pedí una moneda; ella, luego de preguntarme para que la quería, abrió su monedero y me la entregó pensando quizás que más que pesarme quería que la báscula me diera uno de los caramelos que dispensaba después de darte la cifra de tu peso. Con la moneda en mano corrí hacía la máquina y luego de descalzarme subí a la misma e introduje la moneda en la ranura destinada para ello. Inmediatamente la aguja de aquel aparato comenzó a oscilar entre varios números y unos segundos después por fin marcó el peso real en el que me encontraba: ¡Ochenta y cinco kilos...! es decir, unas ¡Ciento ochenta y ocho libras...!  No lo podía creer. Yo sabía que estaba obesa pero nunca imaginé que fuera tanto. ¡Como una niña de catorce años con una talla de un metro con cincuenta y cinco centímetros podía cargar en su humanidad con tanto peso, eso no era normal...! —pensé horrorizada—  y sentí como si esa cifra que marcaba aquel aparato infernal me hubiera dado una cachetada que me despertó a la realidad, una realidad en la que yo era una inmensa bola de grasa y entendí el porqué de las burlas de todos los que me rodeaban y del desapego de los que supuestamente debían amarme.

    Con los ojos nublados por las lágrimas vislumbré la única solución posible: no podía seguir cargando encima tanto peso debía realizar un cambio drástico en mi físico para que mi vida pudiera cambiar y así decidí que debía someterme a un régimen alimenticio y a un programa de ejercicios físicos que me ayudarán a adelgazar y quitarme de encima toda aquella grasa con la que había cargado desde los ocho o nueve años aproximadamente. Sequé mis lágrimas que ya me rodaban por las mejillas y bajé de aquella máquina sin recoger el caramelo que me había ganado por pesarme...como iba a pensar en comerme aquella inmensa bola de dulce si por cosas como esas yo era una inmensa bola de grasa. Volví junto a mi hermana que ya tenía sus medicinas en las manos y juntas salimos de aquel local rumbo a casa. Al llegar fui directo a mi habitación y hurgando en el cajón de mi mesa de noche comencé a sacar todos los dulces y golosinas que escondía y los tiré en una bolsa de basura y así me deshice de todo aquello que para mí desde aquel momento resultaba mortal para mis propósitos. Posteriormente me dirigí a la cocina donde se encontraba mi abuela que era la encargada de planificar las comidas diarias de la familia y mirándola directamente a los ojos y de forma muy decidida le dije casi dándole una orden ¡desde mañana comenzaré un régimen alimenticio; ¡quiero comer todo al vapor, a la plancha o al horno, cero grasas y dulces!  Y como si se tratara de una súplica desesperada exclamé: ¡por favor ayúdame con eso, tú eres la única que me puede apoyar! Ella me lanzó una mirada que era una mezcla de incredulidad y complicidad y sólo asintió con la cabeza.

    Desde aquel momento y conforme fueron transcurriendo los días mi físico comenzó a cambiar lentamente. Tomé conciencia de lo que me llevaba a la boca y fue así como empecé a comer más sano con la ayuda de mi abuela. Únicamente consumía verduras, frutas y comida cocinada a la plancha, al horno y al vapor; evitaba las bebidas gaseosas y las comidas procesadas, así como los dulces y golosinas. No aceptaba la comida chatarra con la que mi padre pretendía desviarme de mi propósito que a él en un principio le pareció un capricho más pero más tarde comenzó a entender que yo estaba firme con mi decisión y desistió de ofrecerme dulces y comida grasosa. Es así como por arte de magia aquel vinculo que nos unía a través de la comida fue desapareciendo y a medida que eso sucedía nos fuimos distanciando al punto que llegó un momento que parecíamos enemigos; discutíamos por cualquier cosa y en más de una oportunidad hubo maltrato verbal y físico de su parte hacia mi persona por lo que perdí la única relación afectuosa con la que contaba dentro de aquel hogar. Sin embargo, aquella situación tensa con mi progenitor me ayudó a refugiarme cada vez más en el ejercicio físico pues para mantenerme alejada el mayor tiempo posible de aquel infierno que era mi casa pasaba mucho tiempo al aire libre haciendo algún tipo de actividad física. Me ejercitaba todos los días con un grupo de personas con las que hice amistad y que como yo estaban en la meta de perder peso. Al principio comencé dando largas caminatas que luego se convirtieron en largas sesiones de trotes y saltos de cuerda y poco a poco fui notando los cambios tanto en mi cuerpo como en mi resistencia física. Al año de haberme propuesto adelgazar ya había perdido aproximadamente treinta y cinco kilos, es decir, unas setenta y ocho libras y me encontraba por primera vez en mi peso ideal siendo que más nunca en mi vida gané peso y desde allí me mantuve delgada y saludable.

    Pero algo ocurrió en mí que me hizo caer en cuenta que a pesar de mi cambio físico seguía sintiendo el rechazo de las personas. Casi no tenía amigos y encontrándome en una edad donde supuestamente me deberían de llover citas con jóvenes de mi edad eso no me ocurría y no entendía el motivo pues siempre pensé que mi soledad se debía a mi obesidad.  Pero era evidente que aquel cambio físico no bastaba pues por dentro seguía siendo la misma joven solitaria y con muchas carencias emocionales. Así pronto comencé otra adicción que no era con la comida para llenar mis vacíos internos sino con las personas pues comencé una búsqueda desesperada y frenética de amor y aceptación llegando incluso a permitir relaciones humillantes donde era víctima de muchos abusos tanto físicos como psicológicos solo por tener un poco de cariño. Por supuesto que en aquellos momentos yo no veía esas relaciones como abusivas, por el contrario, muy en mi interior pensaba que merecía esos tratos porque había algo que no estaba haciendo bien y sencillamente ese era el precio por mi torpeza.

    Aquella conducta de buscar desesperadamente el amor fuera de mí para no sentir aquel vacío que me acompañó durante años era una conducta tan dañina como lo fue la comida en su momento. Fue esa actitud la que me llevó a una vida llena de malas decisiones que me trajeron mucho sufrimiento y más daño emocional y físico; pero también fue la conducta que me puso en el camino en el que hoy tránsito y en el que cada día se me desvela mi verdadero potencial como ser espiritual y físico y con el cual descubrí mi verdadera esencia. No ha sido un camino fácil, pero si lleno de muchas enseñanzas y en el que voy a seguir transitando y aprendiendo hasta el día que me llegue la hora de trascender porque el aprendizaje es continuo: comienza desde el día que inhalamos el primer aliento y termina cuando nos llega la hora de abandonar nuestro cuerpo físico para seguir evolucionando en este plano o en otros planos más elevados.

    Así como yo viví mi vida en aquella época son muchas las personas que viven la suya como si estuvieran perdidas sin saber cuál es el sentido de la vida que están viviendo sintiéndose víctimas de las circunstancias sin darse cuenta que son totalmente responsables de cada detalle de la vida que viven porque ellos mismos son sus artífices. Así como yo busqué durante mucho tiempo la solución a mi soledad en la comida y luego en las personas, otros buscan en lo externo la solución a todo lo que ellos llaman sus problemas cuando en realidad la única solución proviene dentro de ellos mismos. Se sienten como un corcho en medio del océano: las olas los llevan para aquí y para allá decidiendo sus destinos. El lector habrá notado que encerré entre comillas la frase sus problemas porque realmente no existe tal cosa a la que llamamos problemas. Y en este punto tal vez el lector refuté: ¡claro que existen, son reales para mí, están en mi vida y te los puedo enumerar...! Y yo le respondo: Pues tienes toda la razón son reales solo para ti porque son tus creaciones. Fíjate son tan reales para ti que los llamas mis problemas te los apropias porque es lógico tú y solo tú los creaste, te pertenecen y esa es la razón por la cual nada que este externo a ti puede ayudarte con ellos...No te parece una idea demente pensar que algo que tu creaste en tu mundo algo que te pertenece a ti tenga que ser resuelto por algo externo a ti. Viéndolo desde ese punto de vista es algo totalmente sin sentido ¿no le parece esto razonable?

    Es más, muchos de nosotros para no decir todos pasamos gran parte de la vida (algunos toda su vida) buscando soluciones mágicas fuera de nosotros mismos a lo que llamamos nuestros problemas. Buscamos esas soluciones en psicólogos, psiquiatras, medicamentos, drogas, alcohol, sexo, religiones, sectas, movimientos espirituales, terapias alternativas, etc. Podría llenar páginas y páginas escribiendo y describiendo todas aquellas soluciones a las que acudimos en nuestra desesperación por librarnos de los problemas. Y créame amigo lector todas esas soluciones no resuelven el problema de raíz pues la raíz está dentro de nosotros porque fueron creados por nuestros pensamientos. Hace algún tiempo leí en un libro al cual haré referencia en muchas oportunidades a lo largo de estas líneas una frase que fue uno de las anclas de mi transformación y que a continuación cito: Es esencial recordar que sólo la mente puede crear, y que la corrección sólo puede tener lugar en el nivel del pensamiento., lo que significa que tenemos que cambiar nuestros pensamientos para cambiar nuestra vida. Pero eso no es tarea fácil pues requiere de mucha voluntad, conocimiento y práctica tal y como lo explicaré más adelante.

    Ahora bien, ya aclarado el punto referente a que aquello a lo que llamamos nuestros problemas no son más que creaciones propias y siendo que, no obstante, en este momento no pueda entenderlo y ni siquiera en este punto comparta esa opinión conmigo eso no es relevante pues profundizaremos en ello más adelante. Basta con el hecho que mantenga en su mente esta idea: nuestros problemas son solo nuestras creaciones y la solución de los mismos también debe ser creada en nuestro interior.

    Vamos a avanzar en otro aspecto y que se refiere a la diversidad de esos problemas y señalar que aun cuando existen muchas variedades de ellos podemos resumirlos en cuatro grupos: salud, financieros, amorosos y familiares. En estas cuatro grandes ramas podemos incluir todas aquellas vicisitudes por las que pasamos en nuestra vida. Algunas personas pasan por situaciones que encajan en uno solo de esos grupos, otras en un par de ellos y existen otros tantos individuos a los que les decimos que tienen la vida echa cuadros por tener situaciones en esas cuatro áreas; pareciese que coleccionaran dificultades. Particularmente y aun cuando en alguna etapa de mi vida tuve alguno que otro problema financiero los motivos de mis grandes tormentos en la vida los constituyeron problemas que encajaban en los grupos de amorosos y familiares. Pasé gran parte de mi vida, puedo decir que la mitad de ella, buscando amor y aceptación pues me sentía sola y abandonada; esos dos sentimientos me acompañaron por un buen tiempo y fueron los causantes de mis grandes problemas y siempre busqué afuera la solución de los mismos. Recuerdo que cuando tenía como veinte años más o menos tuve una compañera de trabajo que en una oportunidad me miró fijamente y me dijo con tristeza en su mirada: ¡Sabes, tú pareces un perrito sin amo, como esos perritos de la calle a los que alguien le da un poco de cariño y el perrito lo sigue hasta su casa con la esperanza de que aquel extraño lo adopte!

    En aquel momento no entendí porque esa mujer a la que llamaré C me dijo aquello lo que si recuerdo es que ese comentario me hizo sentir muy incómoda. ¡Esa mujer me había comparado con un perro y de paso callejero!... pero ¿por qué? Hoy en día lo entiendo: mi desesperación era tan evidente que todos los que estaban cerca de mí la percibían; todos menos yo, eso suele suceder, tal cual cuando a alguien lo están engañando y todo el mundo sabe la verdad y solo la víctima la ignora. Aquello que esa compañera percibió no era otra cosa que energía. Una energía que en esa época de mi vida era de carencia afectiva y emocional y como las energías similares se atraen en mi desesperación por encontrar personas que llenaran esas carencias atraía a mi vida personas que adolecían también de carencias; quizás no del mismo tipo que las mías, pero carencias después de todo y como es lógico pensar esa misma energía alejaba de mi vida a las personas que no sintonizaban con ella. Hoy en día tengo el conocimiento que eso que me sucedía obedecía a lo que se conoce como Ley de Atracción Universal. Esta ley no es charlatanería ni cuentos de camino pues los descubrimientos realizados en la física cuántica confirman la esencia y el poder de la Ley de Atracción Universal según la cual atraemos a nuestra vida aquello en lo que nos concentramos y yo en esos tiempos estaba concentrada en las carencias afectivas de mi vida y por consiguiente atraía a ella más de lo mismo relacionándome con personas que traían a ella más sentimientos de carencia y abandono.

    Ya que mencioné la Ley de Atracción Universal quiero acotar

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