Si hay una realidad silenciada, estigmatizante y rodeada de mitos en la salud mental, es el suicidio. Es como el elefante en la habitación que nadie ve, del que casi nadie habla. Las estadísticas evidencian un aumento significativo del número de suicidios, también en España1, y el incremento es aún más preocupante entre jóvenes y adolescentes, incluso entre niños. Ante el dolor que supone esta «ruptura con la vida», es urgente hablar de ello, sin estigmas y en un espacio de confianza. Ciudad Nueva ha podido conversar con Mercedes Navío, cuya reconocida competencia en este ámbito, puede acercarnos con el debido respeto a hacernos cargo de la muerte evitable.
Ayúdenos a entrar en este enigma tan difícil de abordar. ¿Cuál es la primera pregunta que debemos hacernos?
El significado de este enigma último siempre es singular, muy, muy personal, indescriptible, aunque hay un factor común a todos los intentos de suicidio: la experimentación de un sufrimiento muy intenso que hace que la persona no vea otra alternativa más que la muerte. A eso, en psiquiatría lo llamamos visión en túnel, se le llama también la lógica suicida. El sufrimiento es tan intenso que la persona no es que quiera dejar de vivir, en la mayoría de los casos; lo que quiere es dejar de sufrir.
Un día tomó la decisión de dedicar suspor quépor quién?