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El Alquimista Del Espíritu
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Libro electrónico217 páginas4 horas

El Alquimista Del Espíritu

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El Alquimista del Espíritu es la acumulación de vivencias que el autor ha tenido durante su carrera con sus clientes, plasmando en un personaje la historia de Danielle. Ella descubre que tiene una enfermedad terminar y su médico, el Dr. Schelden, le recomienda que vea a un gran amigo que es conocido como el alquimista, el astrólogo Raziel. El doctor le asegura que el alquimista la puede ayudar a sanar y encontrar respuestas a sus preguntas.

Luego de superar el impacto de la noticia, se despierta la curiosidad en ella y desea conocer como este alquimista la puede ayudar a superar su enfermedad. Ese encuentro es el comienzo de su recorrido espiritual, donde tiene experiencias con espíritus, ángeles y el profundo entendimiento de lo que es su destino y la importancia de su sanación.

Por primera vez, Danielle comienza a darse cuenta como todas sus lecciones de sufrimiento, dolor familiar, relaciones y enfermedad, han estado entrelazadas y han formaron parte de su destino y su propósito de vida.

El libro le ofrece al lector una perspectiva totalmente distinta de lo que es nuestro destino, el libre albedrío y el papel que juegan las estrellas sobre el ser humano.
IdiomaEspañol
EditorialBookBaby
Fecha de lanzamiento24 jun 2015
ISBN9781618876522
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    El Alquimista Del Espíritu - David Hernandez

    constante.

    Capítulo I

    El viaje se dio más rápido que otras veces. Es extraño, ¡pero el viaje a casa siempre era tan liberador! Algunos se imaginan que es un viaje que les lleva por caminos oscuros y tenebrosos, pero en realidad es una fuerza Divina la que les dirige. Está lleno de luz y un sonido musical muy agradable.

    Sin la necesidad de guiarnos por un dispositivo GPS, como la costumbre moderna para llegar a una dirección en particular, estamos llamados a un viaje en el que el espíritu fácilmente reconoce su trayecto. Hay espíritus más jóvenes que yo que sienten un poco de desorientación y confusión, pero la trayectoria final siempre les hace sentir que han llegado a su lugar de origen.

    Recuerdo que en el inicio de mis procesos de reencarnación, yo pasaba primero por un túnel, mientras visualizaba las vivencias de mi vida pasada inmediata. Ahora la transición entre una vida y otra se me daba más rápido, sin sentir apego alguno a la vida anterior que acababa de terminar. Esta vez mi viaje fue más rápido y más suave que todos los anteriores.

    El recibimiento que me dieron fue impresionante. Me estaban esperando. La única manera de describirlo es como si uno fuese recibido por una enorme comunidad de luciérnagas. Sentí que me aplaudían, pero no como en la Tierra, sino como un continuo parpadeo de luces y vibraciones musicales que revitalizaban el espíritu. Vibraban en armonía, al unísono, con un solo pensamiento común que todos habían sintonizado. Fue realmente hermoso. Lo que no entendía era el por qué de este recibimiento. Recuerdo una ocasión anterior en que uno de mis guías fue ovacionado a su llegada, pero era porque lo estaban ascendiendo a Maestro Mayor.

    Algo que había aprendido ya es que nuestro avance espiritual se daba con una diversidad de frecuencias armoniosas que iban cambiando el color de nuestro espíritu. Todos comenzamos con el color blanco, cuando somos espíritus jóvenes que requieren muchas encarnaciones para aprender una serie de lecciones. Esas lecciones son escogidas inicialmente por nuestros guías, pero luego de varias encarnaciones, vamos tomando mayor control sobre nuestro libre albedrío y decidimos cómo y cuándo regresaremos a la tierra y de qué color revestiremos nuestra alma.

    Identifiqué a muchos de los espíritus que estuvieron conmigo en vidas pasadas. Pude ver en ellos las cualidades o aspectos que más me impresionaron en la vida anterior. Si mi recuerdo de alguien había sido de siempre verlo joven y jovial, así mismo lo identificaba ahora en este plano espiritual. Nuestro recuerdo de nuestras vidas pasadas nunca muere, siempre está presente en la vida espiritual. Reconocemos a todos aquellos que estuvieron presentes en alguna de nuestras vidas. Su recuerdo incluye el olor, el sabor y hasta la vestimenta con que esos espíritus se identificaron más en la vida pasada.

    El ajuste espiritual que estoy completando, después de desencarnar, tenía que ver más con las circunstancias en que morí. Su duración dependerá del apego que les tuve en la Tierra a las personas y a las cosas materiales, y es más intenso cuando la muerte es abrupta e inesperada, como en un accidente o asesinato. Pero para los espíritus más avanzados, como yo, el túnel nos ofrece un sosegado repaso de vida, que luego es evaluado. Mientras más avanzado el espíritu, más rápido el viaje y casi siempre uno es recibido primero por su maestro guía.

    El espíritu no tiene sexo, pero de acuerdo a nuestra capacidad de ver y recibir mejor los consejos de los demás, le atribuimos el sexo que más cómodo nos haga sentir. Cada uno pertenece a una comunidad de espíritus que puede componerse de un grupo pequeño o de un enorme grupo de luciérnagas, como me gusta referirme a los grupos cuando los veo a la distancia. Siempre que he llegado a casa después de un ciclo terrenal, he sido recibido por seres importantes que desencarnaron antes que yo y estuvieron conmigo en la vida anterior. Esta vez, al entrar, he sido recibido por mis guías, quienes evaluarían conmigo la vida que acababa de dejar atrás.

    Quizás lo más hermoso de este encuentro era el hecho de que nunca sería juzgado por lo que hice, sino que repasarían conmigo esas lecciones vividas y determinarían contigo las lecciones que habría de repetir para continuar con mi próxima encarnación. Luego me integraría a mi grupo, y volvería a tomar clases para el engrandecimiento de mi espíritu. Una vez estuviese listo, encarnaría nuevamente.

    En esta ocasión existía una fuerza mayor que no me había permitido llegar directamente a la comunidad a la cual pertenezco. Antes de poder hacerlo, tendría una cita importante con mis guías.

    Llegué al lugar específico que me tocaba según mi nivel vibratorio. Tuve acceso a ese lugar, no porque se me prohibiera la entrada a otros lugares, sino porque uno siempre respeta el lugar que le corresponde. Simplemente uno llega a donde tiene que llegar, ya sea por invitación o porque le corresponde estar allí.

    A cada lugar le damos los atributos que más se identifiquen con la personalidad de uno. Si tienes una personalidad que se identifica con la naturaleza, eso es lo que crearás en tu entorno. Si es majestuosa, así también será tu entorno. Eso no es lo que necesariamente estarán viendo los demás, pero si desean compartir contigo tus vivencias de ese momento, solo con entrar a tu frecuencia lo podrán ver.

    Siempre que visito este lugar no dejo de sentirme sobrecogido por su grandeza y su amor profundo, su estructura imponente, su luz y la combinación de sus colores. Es de mármol, pero cristalino como el agua, se refleja duro como el hierro pero es suave como una gelatina. Tiene vida propia, pues la esencia de Dios está envuelta en su estructura o, mejor dicho, es la estructura de Dios la que nos recibe. Es una parte del Cielo, por así mencionarlo, a la que solo se llega por invitación. Si lo fuera a describir de una manera que se entienda, diría que es el lugar donde se guarda el Corazón de Dios.

    Querer describirlo en términos sencillos es imposible, pues, ¿cómo explica uno algo que no existe en la Tierra ni en la mente del hombre? Solo el espíritu lo entiende, y solo el espíritu lo percibe. Es la Morada donde el Conocimiento del Todo se guarda. Solo nuestros guías espirituales tienen acceso al lugar y somos invitados por ellos allí para el cierre de un ciclo de vida terrenal y el comienzo del otro.

    Allí se encuentra el Registro Akáshico, que es el que me enseña que no puedo detenerme en mi pasado, porque solo me corresponde aprender de él y continuar mi marcha evolutiva. Tampoco puedo vivir con prontitud en el futuro sin haber vivido en el ahora.

    En este plano espiritual me conocen como Veradisii, como aquel que dice la verdad. Parte de mi personalidad espiritual es decir, reflejar o manifestar lo que pienso. He tenido mil setecientas veintidós encarnaciones. Según mis guías espirituales, mi avance había sido sorprendente. Por eso siento que en esta ocasión las vibraciones de lo que acontecería ante la presencia de mis guías serían distintas, un reconocimiento especial por mi progreso espiritual.

    El regreso al plano espiritual no es otra cosa que renacer. En cambio, el nacer como los mortales lo conocen, es en verdad vivir el calvario para elevar el espíritu. Es en el sufrimiento donde encontramos mayor inspiración y la liberación del alma. Por ahora, me he librado de las ataduras del alma que nos consumen por el fuego del ego. Cada cual logra avanzar de acuerdo a como le corresponde, pero cuando logramos infundir en nuestro corazón el poder y la magia del amor, ese avance se hace más rápido.

    Así lo lograron aquellos como Cristo y Buda, viniendo al mundo para dar ejemplo con su sacrificio y sufrimiento. Solo así lograron el conocimiento sagrado de todo aquello que mueve al mundo, porque en sus corazones predominó el amor. Eran avatares que encarnaron en la tierra para traerle luz a la humanidad. Almas bendecidas que trajeron al hombre unas enseñanzas, para prepararlos para eventos que marcarán su crecimiento espiritual e infundirles un conocimiento para liberarlos de las ataduras de la esclavitud que estaban viviendo.

    El amor es el único ingrediente que en realidad hace que logremos avanzar espiritualmente. Cuando todo lo demás deja de ser importante y vemos en los demás y en nosotros mismos que somos el aliento de Dios, ahí se completa nuestro ciclo espiritual y nos acercamos más a Él.

    En esta ocasión iba a poder leer en el Registro Akáshico esa dimensión de la conciencia que contiene todas las vibraciones de mi alma y los viajes que he hecho a través de mis muchas existencias. He estado interactuando consciente e inconscientemente con este cuerpo de energía a lo largo de la historia de la humanidad. Este libro es mencionado en cada religión tradicional importante, y se le conoce como el Libro de la Vida o el Libro de los Recuerdos de Dios. Es un cuerpo de sabiduría que ha sido la fuente omnipresente de apoyo espiritual para todas las personas que encarnan y buscan de esa sabiduría espiritual.

    El acceso directo al libro y su lectura solo les estaba permitido a las almas que habían tenido cierto crecimiento espiritual, e ingresaban a él mediante la anuencia de Guías Espirituales o Maestros Ascendidos. Abierto el libro, nuestras vidas aparecían allí en su totalidad: Pasado, Presente y Futuro. Todo en un mismo plano.

    Todos nuestros pensamientos, acciones, emociones, sufrimientos y alegrías se encontraban registrados en ese libro. Las respuestas obtenidas de él me traerán un mensaje claro y verdadero del curso a seguir, aunque mi libre elección de vida permanecería inalterable, siendo mi alma la única dueña de su viaje celestial. Ese es el Libre Albedrío que Dios nos dio.

    En este mundo material se manifiestan los falsos profetas. Ellos tienen como propósito el desviar al alma de la verdad. Son las corrientes de agua que ponen a prueba la tenacidad del espíritu, para ver si somos capaces de nadar en contra de la corriente. Esos profetas no son malos, solo están cumpliendo su propósito. Ellos en su momento encontrarán la verdad que les corresponde y se convertirán también en seres de luz.

    El Pasado, el Presente y el Futuro forman parte de mi lección de vida. Así me he ido transformando día a día, peregrinando por caminos desconocidos, y a su vez aprendiendo y creciendo permanentemente. Los guías me aconsejan, pero soy yo el que decide. Es ahí donde se manifiesta el libre albedrío, en el plano espiritual. Una vez he ido tomando consciencia de ese estado natural al que pertenezco, ha ido ascendiendo mi espíritu.

    Podríamos decir que el libro Akáshico es la Consciencia Divina, donde todo lo nuestro está guardado y custodiado por los Guardianes. Esta es la manera de acceder a lo que fue nuestro pasado, el saber que es nuestro presente y cuál será nuestro futuro. Es la única manera fidedigna para acceder al historial de nuestra vida.

    Los Guardianes también me enseñaron otra manera de acceder a mi pasado, presente y futuro a través de una ciencia antigua llamada astrología. Fue el ángel Baraqyaliii a quien se le encomendó que le llevara ese conocimiento al hombre. Entre ellos escogió a Hermes Trimegisto, a quien se le atribuye ser el Maestro que difundió el conocimiento a través de las escuelas secretas. Cómo deba ser practicado este conocimiento y su interpretación real tiene aún algunas limitaciones, pero no deja de ser una herramienta muy valiosa para aquellos como yo que deseen escudriñar sobre su futuro.

    No es necesario renacer en el plano espiritual para tener acceso al Registro Akáshico, pues en el plano material, el ser humano puede tener también esa oportunidad.

    Cuando eso ocurre, es un regalo espiritual de mucha importancia, pues se convierte en una sanación Akáshica, una dispensación del karma que permite que uno se libere de las lecciones que a uno le corresponden. No es difícil acceder a estos Registros, pero todo conocimiento le llega a cada uno cuando le corresponde.

    Cuando accedemos a ello a través de otras prácticas, despertamos consciencia de lo que nos corresponde vivir, o sea, cuál es nuestro propósito en la tierra. Así se nos hace más fácil vivir las lecciones que nos corresponden. Nos liberamos del sufrimiento espiritual, pero no necesariamente del sufrimiento de la carne.

    En esta ocasión yo había sido convocado por mis tres guías. Por eso estaba aquí ante las puertas de mi morada espiritual para revisar mi Registro con Azrieliv, Hadrielv y Yekahelvi.

    —¡Cuánta luz emana de ti!—me recibió Yekahel con su acostumbrada sonrisa avivada.—Tu trayectoria ha sido de provecho y ese despertar de consciencia hace que sea posible un gran avance que nos trae a todos mucha alegría. Nos regocija tu deseo de dejar expuesto El Secreto para ayudar a tu amiga, pero ya habrá tiempo para que la ayudes de otra manera al regresar. Por eso te hemos traído antes de que le revelaras la información. Eso se lo dejaremos a Razielvii a quien le corresponde como propósito de vida, extenderles las herramientas a todos aquellos que requieran escucharlo.

    —Es a Raziel quien le corresponde cumplir su propósito—interrumpió Hadriel.—Ya han sido muchas las vidas y grande la sabiduría acumulada para entregar El Secreto. La humanidad ahora se encuentra lista para aceptar esta nueva sabiduría que llega con la nueva alineación cósmica que anuncia una preparación ante los acontecimientos que se avecinan. Estamos ante un cambio cíclico que dio comienzo en el 2012 en el tiempo de los humanos. En la medida que va transcurriendo el tiempo y se vaya abriendo ese despertar de la consciencia con ella también se despertará la compasión en el hombre.

    —Si bien tu entrada por la constelación de Cáncer te trajo confusión y sufrimiento—continúa explicando Azriel,—el apoyo del ángel Boelviii, el Señor de los Anillos, hizo posible la aplicación de la sabiduría acumulada.

    Mi espíritu comenzó a vibrar en otra frecuencia, resonando con las expresiones que impartían mis guías. Percibí que me aguardaban nuevas lecciones que tenían que ver con preparar a la humanidad para lo que se avecinaba.

    Todo aquí se manifestaba en vibraciones, no existía el sentimiento de alegría o de tristeza, sino un estado de luz y colores que reflejaba mi estado emocional espiritual sin espacio para malinterpretaciones. No existían los términos temor ni indiferencia, solo el Amor de Servir. Y así como yo, cada ser posee un grado de Amor que crece en la medida que crece su crecimiento espiritual. Cada vibración imparte su propia huella, sonido y color que la capacidad humana no puede comprender ni ver. El único ejemplo que se me ocurre es el olor de una persona, pues sin que veamos a esa persona sabemos que está presente, cerca de nosotros.

    No hay una explicación fácil de estos misterios, de lo desconocido, dadas las limitaciones que tenemos en el plano físico. Por ejemplo, mis guías no me hablaban, ellos pensaban y yo los escuchaba, pero no se molestaban, porque solo conocían el amor. Con ellos no existe el engaño, porque todo se sabe. No había juicios, porque en el plano espiritual no existe el ego. No existe la perfección, porque nunca hemos conocido lo imperfecto. Pero me imagino que en el plano humano diríamos que esto es perfecto.

    Mi espíritu se encontraba listo para recibir las lecciones que me correspondían próximamente. Sabía que en mi pasada existencia liberé el alma de las ataduras del resentimiento, el odio y el coraje que me corrompía. Aprendí que soy el único responsable de mis acciones. Han sido muchas las vidas y regresos donde he querido compartir mi responsabilidad con los demás. El despertar que provocó en mí Raziel levantó el espíritu a un nuevo crecimiento espiritual y ahora me correspondía a mí llevar a otros ese mensaje del despertar de la consciencia. Mediante mis vibraciones más intensas les comuniqué, O guíame, maestro Azriel a extenderles la bendición del saber a todos aquellos que una vez se cruzaron en mi

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