Caminante de leyendas
Por Mauricio Ribera
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La lucha interna del personaje, generada por la conciencia del entorno, en contraste con su mundo interior, donde la oscuridad, la confusión y lo desconocido, oprimen y arrastran al personaje, sin posibilidad de asumir propia determinación, entonces, éste decide buscar su propia verdad y algo diferente a su oscuridad, así nace la necesidad de cuestionar y resistir al entorno que lo incomoda, con el cual no se identifica y menos lo define, en su descubrimiento del mundo va creando su propio camino, el caminar lo lleva a confrontar situaciones de orígenes místicos y personajes que dieron origen a leyendas.
El protagonista encarna al Duende, un personaje místico para las culturas latinoamericanas, acompañándolo en su búsqueda desde una perspectiva humanista, donde la inocencia se nutre de las experiencias para la construcción de una identidad propia, que trata de equilibrar el mundo interno con el entorno, enfrentando una lucha eterna de encontrar la complementación y armonía.
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Caminante de leyendas - Mauricio Ribera
CAMINANTE DE LEYENDAS
De: Erick Mauricio Ribera Soruco
Prólogo
De los sueños y el corazón de un querido amigo nació el deseo de ayudar a los jóvenes en su paso de la niñez a la juventud, apoyarlos a través de imágenes familiares, a transitar la adolescencia.
Tratando de llenar un gran vacío en la producción literaria cruceña, sobre adolescentes y sus emociones es que Mauricio hace este tímido intento, desde su experiencia como docente y padre, para ayudar a otros padres y docentes.
Un querido personaje de mitos y leyendas cruceñas nos guía por un viaje de introspección personal. Nuestro Duende se descubre como un ser que cambia, lleno de sentimientos que no comprende; ¡¡un mundo que desconoce y se le presenta de pronto!! Y él no sabía que estaba ahí, pero siempre lo estuvo rodeando.
Me encantó tener la oportunidad de llevar de la mano del Duende y otros personajes del oriente a mis estudiantes, para que puedan analizar sus sentimientos y emociones, como los adolescentes que son, viviendo en pandemia (recluidos en sus casas, sintiéndose presos).
Lo lograste Mauricio, no sólo la historia es hermosa, el potencial de trabajo con ella es espectacular, se puede conseguir tanto, si el tiempo lo permite. El trabajo se puede hacer en casa, como padres, conversando en el almuerzo, la cena o la hora de acostarlos, buscando los momentos adecuados para cada uno.
Desde mi experiencia virtual, apoyando a mis adolescentes a expresarse, hacer catarsis, pensar en ellos mismos, etc. Fue muy bueno para mí y para ellos, así que, ¡¡sí se puede!! Muchísimas gracias amigo mío, el esfuerzo, el tiempo, los desvelos y las penas si valieron la pena, demostraste que tienes no solo el amor a los niños, sino la voluntad de llevar a la práctica ese amor y ayudarlos.
Gabriela Suarez Urenda
Docente de Nivel Secundario
Oscuridad, solo oscuridad
Infinita, con apabullante silencio,
solo oscuridad
Vacía y sin tiempo,
solo oscuridad
Combinación de paz y entes aterradores,
solo oscuridad
Soledad en el tumulto de invisibles,
solo oscuridad
¿Caminar?, ¿Correr?, ¿Desplomarse?...
En oscuridad, sin espacio o en medio del infinito...
¿Hablar?, ¿Gritar?, ¿Sollozar?...
En oscuridad, en soledad y silencio...
¿Vivir por dentro o por fuera?, ¿Existir en soledad?...
En oscuridad, nada existe...
Abstraído en sus pensamientos estaba el Duende, quien, a pesar de ser una existencia oscura, le incomodaba la oscuridad, y su eterno conflicto estaba en renegar contra su naturaleza, porque sentía que siendo La Oscuridad su origen, ella no era su esencia, no se definía como tal y la intensa sensación de tener destino distinto, su esencia lo convertía en una entidad atormentada, siendo esta particularidad lo que lo estaba definiendo.
Sus pensamientos y su introspección eran su refugio en soledad, siempre fue arrastrado por la fuerza de su entorno, aunque no sabía exactamente qué era lo que estaba y sucedía en su medio, le inquietaba la sensación de no pertenecer y de no ser igual a su mundo, tenía la certeza de que existía un lugar donde podría lograr armonía y equilibrio entre él y su ambiente.
El Duende interrumpió el movimiento inconsciente y por primera vez su voluntad lo ancló en un momento de racionalidad, todo, se detuvo, sabía que estaba inmóvil, porque a pesar de no poder ver nada que no sean sus propios pensamientos, percibió todo lo externo pasar, sintió satisfacción al resistirse a la intensa fuerza de su medio, que intentaba arrastrarlo y sintió entonces la fricción del pasar de las cosas, la fuerza rasante de un todo, pasaba de largo, con esto se fortalecía y afirmaba más su decisión de resistir, mientras esperaba que la oscuridad sea interrumpida o se acabara, porque tenía la certeza que ni siquiera la infinita
penumbra podía ser eterna.
Sucedió, La Oscuridad
fue cortada por un primer rayo de luz, esa era la señal que esperaba, el momento en que la penumbra cedía ante la luz, porque comparten de manera equitativa y equilibrada el reinado de los tiempos, otorgando a los que existen nuevas oportunidades, marcando punteos de tiempos cíclicos que llamamos días.
El Duende había decidido cambiar su destino y en el camino tal vez su esencia, con el primer rayo del sol y con la misma velocidad que la luz invade la infinita planicie, se prestó a iniciar su camino, ¿Ahora se convertiría en un ser oscuro que camina en la luz?
Se vio en medio de una llanura infinita, sin punto de referencia alguno, que no sea él mismo y el sol, ahora debía decidir un rumbo, miró a su alrededor y solo vio luz, algo simple pero desconocido, tan intimidante como la misma oscuridad, sintió un poco de temor en medio de este entorno, que no era nuevo para él, porque siempre estuvo ahí, solo que ahora lo podía ver, y contrastado con la luz lo desconoció, y sintió miedo, miró para todos lados, aun sin salir de la tormenta de sensaciones, miró hacia abajo y vio algo conocido, ¿Un residuo de la oscuridad?... es su sombra, lo más parecido al mundo que conocía, ahora,