UNA SAGA CON ARTE
Para llegar al estudio de Luis Gordillo (Sevilla, 1934) hay que descifrar primero varios nudos de carreteras y autopistas, cruces, rotondas y señales de tráfico, hasta vislumbrar una nave de altas claraboyas separada de su vivienda por un amplio jardín, en una colonia de chalets de Villafranca del Castillo, cerca de la sierra madrileña. Una maravilla arquitectónica de Ábalos + Herreros en la que reina el color en todo su caótico esplendor. El suelo del taller está alfombrado de papeles que son bocetos, apuntes y trazos de proyectos. Sobre las mesas, donde están los pinceles, los rotuladores y los botes de aguarrás, archivadores, cedés de jazz, libros y fotografías. El pintor Premio Velázquez de Artes Plásticas, que a sus 87 años sigue igual de vital y al pie del lienzo, observa con atención un dibujo con formas que seEl proyecto de cocreación que Laura ha concebido e impulsado con el fin de aproximar y ofrecer la obra gráfica seriada de su padre a un precio más asequible y, como dice, «acercarla a un público más amplio y sobre todo más joven. Son ediciones limitadas de muy alta calidad, en tiradas cortas, que se suceden a lo largo del año en forma de cápsulas temáticas para transmitir sus distintas facetas artísticas. De hecho, aunque sean obras de un tamaño más reducido, mi padre y yo las llamamos porque tienen una gran complejidad e intensidad pictórica como en sus cuadros grandes. Creo que el arte puede ser bello e interesante sin ser totalmente inasequible. Y selectivo sin ser exclusivo».
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