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Educación, investigación y desarrollo social
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Libro electrónico339 páginas4 horas

Educación, investigación y desarrollo social

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Esta obra colectiva refleja la preocupación actual por armonizar y optimizar la praxis educativa, la investigación pedagógica y el desarrollo social. El libro analiza el papel de las competencias profesionales en el desarrollo social. En este sentido, se considera como aspectos fundamentales la formación basada en competencias, el reconocimiento de competencias profesionales y el establecimiento de perfiles competenciales en contextos multiculturales. El libro analiza también las políticas de fomento de la cohesión social desde instituciones internacionales, así como la aportación de las TIC al desarrollo social en términos de impacto y propone pistas y pautas a fin de promover la equidad y cohesión social necesarias para convivir democráticamente como ciudadanos. La obra presenta, finalmente, una novedosa e importante visión de la evaluación como instrumento indispensable para la transformación social entendiéndola como un proceso interactivo y bidireccional, facilitador de cohesión social.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento22 may 2023
ISBN9788427730373
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    Educación, investigación y desarrollo social - Ángel Boza

    1

    Metodologías de investigación para el desarrollo del conocimiento en un contexto multicultural

    Leonor Buendía Eisman

    Hablar de desarrollo del conocimiento en un contexto multicultural es un proceso que desborda espacio-temporalmente al ámbito de este capítulo. Se trata de un aprendizaje de conocimientos, actitudes y capacidades para actuar democráticamente en una sociedad que se construye y mejora en interacción con los demás. Entiendo que el desarrollo social es mayor en la medida que construimos una sociedad más justa, tolerante y libre, pero sin seguir centrándome en ello se ha optado por introducir el término conocimiento, puesto que es esto, ampliar el conocimiento, lo que pretendemos hacer cada vez que investigamos desde cualquier ámbito.

    Igualmente quisiera aclarar el término contexto multicultural tal y como va a ser tratado. Hoy no podemos conformarnos con decir que una sociedad es multicultural porque conviven diferentes culturas. Si bien esto es cierto, considero que estas culturas tendrán que ser visibles para poder ser contempladas, quiero decir que la sociedad avanzará en la medida que tengan presencia todos los miembros y participen responsable y democráticamente. De hecho, se entiende que un buen ciudadano es aquel que participa responsable y democráticamente (UNESCO, 2005). Esto exige sustentar toda la educación en cuatro pilares básicos: aprender a ser, aprender a conocer, aprender a hacer y aprender a convivir.

    Los ejes fundamentales para el desarrollo de un modelo educativo-participativo son los propuestos por Osler y Starkey (2005) cuando recomiendan que la educación ciudadana debe centrarse en la difusión y comprensión de derechos de primera, segunda y tercera generación, como elemento sustentador de la democracia, la justicia y la paz en el mundo. En consecuencia, me planteo que desde esta perspectiva, la educación en una sociedad multicultural, pasa por establecer relaciones culturales dentro de un proyecto educativo, pero también dentro de un proyecto social o global que posibilite la igualdad de derechos y de oportunidades entre las diferentes personas que conviven en la sociedad (Bartolomé, 2001), través de la implicación y la toma de decisiones (Buendía y Sánchez-Núñez, 2005).

    Esto exige la necesidad de diálogo para poder realizar intercambio de visiones, y que aparezca en todos la armonía ética para superar los conflictos culturales y las guerras. Un diálogo que, como apunta Cortina (1999), descansa en dos supuestos al menos: 1) importa respetar las culturas porque los individuos se identifican y estiman desde ellas y no se puede renunciar a priori a la riqueza que una cultura pueda aportar; 2) pero a la vez ese respeto tiene que llevar a un diálogo desde el que los ciudadanos puedan discernir qué valores y costumbres merece la pena reforzar y cuáles obviar.

    La tarea es consensuar, construir y compartir valores entre culturas para dirigir la acción educativa hacia una interculturalidad asumida por los diferentes miembros de la comunidad educativa (Mayor Zaragoza, 2005). No obstante, no entiendo el consenso como sometimiento del más débil, aceptando éste propuestas como si de un convenio se tratara. Creo que este consenso nace del respeto y el reconocimiento del otro en un plano de justa igualdad.

    En las diferentes investigaciones que hemos realizado sobre valores establecemos una dimensión estable de la cultura, lo que comúnmente conocemos como el valor de las tradiciones de un pueblo o de un grupo, y otra emergente y transformadora.

    La primera de ellas, estaría constituida por todos aquellos aspectos culturales que han sido apropiados y subjetivados, manteniendo un consenso que permite su extensión y pervivencia entre las personas que la comparten.

    La dimensión transformadora, surge por la interacción social, que permitirá que volvamos a reinterpretar nuestros patrones culturales generándose intersubjetividades y valores comunes nacidos del consenso y del diálogo. Así se genera un espacio intercultural, entendiendo por éste la convivencia y comunicación entre culturas distintas, en un marco de igualdad y enriquecimiento mutuo. En este espacio y en estas condiciones se establecen relaciones que conducen a nuevos valores nacidos del sincretismo y no de la asimilación de una cultura sobre otra. La conciencia de este grupo social, es una conciencia dialógica que nace del intercambio de voces con los demás, voces de culturas distintas que deben interactuar desde una posición de respeto. Las culturas en contacto interactúan generando nuevas culturas, desde el marco de los valores irrenunciables de una sociedad democrática.

    Desde este aprendizaje transcultural, se podría generar un código moral que ayudaría a interpretar, desde una perspectiva más universal, los problemas de la convivencia democrática. Las fronteras geográficas no serían nunca fronteras personales, las identidades dejarían de ser esencialistas y pasaríamos a tener tantos significados compartidos que los conflictos culturales no existirían.

    ¿QUE APORTAN LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y DE LA COMUNICACIÓN (TIC) A LAS RELACIONES INTERCULTURALES?

    La diversidad cultural ha existido siempre, pero hoy gracias a los medios de comunicación nos queda todo mucho más cerca y hechos ocurridos en otro punto del mundo es sentido, a los pocos minutos del suceso, como cercano y casi propio. Como diría Ramin Jahanbegloo (2006) la globalización no consiste sólo en extender la economía de mercado o las transferencias de capitales, sino que también entraña un flujo constante de ideas que cruzan las fronteras.

    Efectivamente, hoy gracias a las Tecnologías de la Información y la Comunicación se eliminan las distancias, y las formas de comunicación e interacción entre las personas ha cambiado. Cuando hablamos de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) nos referimos a la informática, las telecomunicaciones, las tecnologías del sonido y la imagen, así como a lo que se entiende como telemática y multimedia, y la radio y televisión. La velocidad de las comunicaciones junto con la creciente intensidad de los flujos migratorios está contribuyendo a disolver las fronteras nacionales, al menos con los rasgos que hasta ahora se les han conocido. Pero se están generando fronteras más duras y difíciles de eliminar. Son las fronteras creadas por la disparidad económica y el desigual acceso a los recursos mediáticos y tecnológicos. Es la frontera que te impide acceder a la sociedad de la información, en la que la como dice Bernal (2007), la globalización económica y cultural, el libre movimiento de personas y capital, el continuo avance en la ciencia, los cambios sociales y de formas de relacionarnos, el valor cada vez mayor del acceso al conocimiento, la omnipresencia de las redes de comunicación, la necesidad de formación para adaptarse a los cambios, etc. representan características que determinan el contexto en el que nos movemos.

    No pertenecer a esta sociedad supone un importante freno para la formación y el desarrollo y considero que será la mayor frontera en los tiempos venideros.

    ¿CUALES SON LAS CARACTERÍSTICAS PRINCIPALES DE ESTA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN?

    Relativización de los valores. La sociedad de la Información, transmite información y el usuario consume y consume sin que realmente se tengan en cuenta los valores para una mejor sociedad. La sociedad de la información, como instrumento al servicio de la humanidad, debería hacer el mundo más humano y en consecuencia más justo para todos. Decía Kant, que se puede actuar por interés o se puede tomar interés en lo que es interesante por sí mismo. La importancia del valor no es porque sirve para esto o lo otro sino porque en sí mismo es valioso. El valor de la información reside en que es valiosa para responder a ciertas necesidades humanas, sin embargo el valor de la honestidad es valioso en sí mismo. Esta relativización de los valores es frecuente en los medios de comunicación y en educación debe tenerse presente porque los valores no se descubren situándose ante el ordenador de forma pasiva, sino que es preciso educar en ellos, advertirlos, vivirlos, para que la implicación en la comunicación los haga visibles y sean conscientes de ellos.

    Falta de Equidad. La red proporciona más información al que más formado está. De hecho se están produciendo grandes desigualdades en el mundo. Los países más pobres son los que menos posibilidad tienen de acceder a la red. Son los más poderosos y los más ricos los que permiten que accedan más ciudadanos a la red de redes. La marginación de la información a la sociedad más marginada es una realidad que aumenta distancias y los separa cada vez más del desarrollo.

    Diversidad/Homogeneización. A través de Internet la cultura de cada grupo puede ser conocida. Se dispone de tal cantidad de datos que la dispersión y el desconcierto informativo es la primera sensación en la búsqueda de información, sin embargo la red está dominada por los grupos mas poderosos. De hecho cuando conocemos la cultura de un grupo minoritario o de un pueblo pobre, siempre la conocemos por la narración que de él o de ellos hace una persona externa o que naciendo en el grupo ha interactuado con otros o ha salido de la marginación, y son éstos los que nos transmiten las formas de vida del grupo. Los significados del grupo son expuestos, tamizados por la interpretación que de ellos hace el narrador. Los medios de comunicación están, en gran medida, acabando con la singularidad de los pueblos. Las lenguas se están homogeneizando, están desapareciendo las diferentes entonaciones, se homogeneiza la gastronomía, la música, las formas de vestir etc. Si todos tuvieran acceso a la Internet ésta supondría la generación de interacciones entre los pueblos y por supuesto una gran fuente de riqueza cultural, pero al no ser así se está produciendo un fenómeno de asimilación cultural y de homogeneización.

    Necesidad de orientación. Las actitudes, valores, creencias de diferentes grupos son expuestas por los medios de comunicación. Pero a la vez se difunden prejuicios, abusos, inmoralidades que con la misma facilidad que se configuran nuevos valores, se configuran conductas, aprendidas de modelos antisociales para la convivencia, y que son vistos en la red como modelos a seguir. La situación expuesta anteriormente exige aprendizajes específicos para elegir lo positivo y despreciar la basura informativa que con frecuencia inunda los medios de información. Esta orientación es de gran importancia para que el individuo pase de ser un ciudadano pasivo a ser un ciudadano creativo y activo. Con la sociedad de la información se puede conseguir una mayor humanización de la sociedad, más solidaria y culta, pero sin las orientaciones y formación desde la infancia se puede llegar a crear una ciudadanía consumidora pasiva de mensajes insolidarios y sobre todo víctima de la propaganda comercial sin capacidad crítica para la elección o selección de lo que realmente interesa.

    Dominio de todos los contextos. Como decía Trejo (2001) los nuevos instrumentos de información, o al menos sus contenidos, los encontramos por doquier, forman parte del escenario público contemporáneo, son en buena medida dicho escenario, y también de nuestra vida privada. Nuestros abuelos (o bisabuelos, según el rango generacional en el que estemos ubicados) fueron contemporáneos del surgimiento de la radio, se asombraron con las primeras transmisiones de acontecimientos internacionales y tenían que esperar varios meses a que les llegara una carta del extranjero. La generación siguiente creció y conformó su imaginario cultural al lado de la televisión, que durante sus primeras décadas era sólo en blanco y negro, se enteró con pasmo y gusto de los primeros viajes espaciales, y ha transitado, no sin asombro, de la telefonía alámbrica y convencional a la de carácter celular o móvil. Los jóvenes de hoy nacieron cuando la difusión de señales televisivas por satélite ya era una realidad, saben que se puede cruzar el Atlántico en un vuelo de unas cuantas horas, han visto más cine en televisión y en video que en las salas tradicionales y no se asombran con Internet porque han crecido junto a ella durante la última década: frecuentan espacios de chat, emplean el correo electrónico y manejan programas de navegación en la red de redes con una habilidad literalmente innata. Ésa es la Sociedad de la Información. Los medios de comunicación se han convertido en el espacio de interacción social por excelencia, lo cual implica mayores facilidades para el intercambio de preocupaciones e ideas, de espacios interculturales, no exentos de riesgo como exponemos anteriormente.

    Generalización. La Sociedad de la Información también se distingue por la posibilidad de difundir y generalizar la información a espacios ilimitados. Con ella los diferentes modelos culturales están presentes con sólo quererlos percibir. No existen impedimentos físicos para comunicarnos. La comunicación por carta, con sus eternos impedimentos de espera, pérdida, retrasos etc., así como el teléfono con sus constantes interrupciones, han sido sustituidos por una carta que tan pronto como la concluyes o simultáneamente a la lectura puede ser leída, y el teléfono actual que te permite interpretar lo que escuchas en base a poder ir viendo gestos y expresiones de tu interlocutor.

    Velocidad. La comunicación, salvo fallos técnicos, se ha vuelto instantánea. Ya no es preciso aguardar varios días, o aún más, para recibir la respuesta del destinatario de un mensaje nuestro e incluso existen mecanismos para entablar comunicación simultánea a precios mucho más bajos que los de la telefonía tradicional.

    Interactividad. Entendemos por Interactividad la actividad conjunta de varias personas. En la sociedad de la información no solo leemos y consumimos información sino que producimos información en base a la contribución que los usuarios pueden hacer en la red de redes. No podemos seguir mirando de igual manera el mundo. En un mismo territorio, el hombre culto era el que tenía las herramientas (leer y escribir) para acceder a la información, que otros no poseían, porque no tenían estas herramientas. Hoy ha cambiado el concepto de cultura y ha cambiado el concepto de herramienta de información. Desde ahora debemos hablar de un nuevo analfabetismo, en el que no solamente entran aquellas personas que no saben leer sino también todas aquéllas que son incapaces de seleccionar, entender y comprender la información que les llega a través de las diferentes Tecnologías de la Información y la Comunicación.

    Castell (1999), divide esta generación en tres clases: desinformada, que sólo sabe captar imágenes; sobreinformada, que vive en el torbellino con un exceso de información sin selección ni comprensión, y la informada, que es capaz de seleccionar, ordenar, y comprender la información.

    Hace muchos años que escuché la frase quien tiene la información tiene el poder, y ciertamente hoy tiene más que nunca vigencia esa frase. La información te permite conocer, relacionarte, reclamar derechos, informarte. Leía hace unos días ¿será realmente necesario el profesor para dar clase, el médico para recetar, el vendedor para vender; ¿qué rol deberán asumir éstos y otros profesionales intermediarios de la información y el consumo de la misma ante esta generación de personas con más de un 80% de conocimientos conseguidos en contextos no formales?

    Considero que nuestra responsabilidad en esta situación es dar un paso adelante y pasar de la sociedad de la información a la sociedad del conocimiento. Es conseguir una sociedad informada capaz de seleccionar, ordenar, comprender y generar nuevo conocimiento, a partir de la riqueza cultural que aportan todos los grupos diferentes que hoy conviven en un mismo espacio. Apostamos como dice Burch (2005), por un proyecto de sociedad donde la información sea un bien público, no una mercancía, la comunicación un proceso participativo e interactivo, el conocimiento una construcción social compartida, no una propiedad privada, y las tecnologías un soporte para todo ello, sin que se conviertan en un fin en sí.

    LA NECESIDAD DE GENERAR CONOCIMIENTOS EN UNA SOCIEDAD CAMBIANTE

    Con la noción de educación para todos a lo largo de toda la vida, educación ya no es sinónimo de escolaridad. Hoy triunfa en el trabajo el que mejor produce y esto supone un continuo intercambio y transformación de conocimientos. Como se apunta en el Informe de la UNESCO para el año 2005, la demanda de conocimiento será mayor que nunca, pero sus modalidades cambiarán. Ya no se tratará de poseer una formación para desempeñar una actividad específica que corre el riesgo de volverse rápidamente obsoleta a causa del progreso científico y tecnológico. En las sociedades de la innovación, la demanda de conocimientos estará en relación con las necesidades constantes de reciclaje. Incluso la formación profesional tendrá que evolucionar forzosamente.

    Hasta ahora, poseer un título era sinónimo de desempeño de una actividad, para la que el título capacitaba y te lo aseguraba para toda la vida laboral; incluso, sin título universitario el título de graduado escolar abría puertas porque aseguraba un nivel de conocimientos que el resto de la población no tenía. Pero igual que ha cambiado la configuración de los estudios, y formamos en las competencias idóneas para desempeñar bien el trabajo que se acredita con el título, no tardaremos mucho en ver en dichos títulos fecha de caducidad para evitar la inercia que hasta ahora ha existido a la innovación y poder responder a las nuevas competencias que se generarán con las innovaciones y con las nuevas carreras.

    Las Tecnologías de la Información y los modelos de trabajo e investigación tendrán mucho que decir en esto. Determinadas disciplinas como la biología o la informática tienen actualmente un fuerte progreso gracias al trabajo inter-disciplinar y a la integración de conocimientos transdisciplinares. Es evidente que en cualquier Ciencia, un rico potencial innovador es la mayor fuente de transformación social y de riqueza. Prueba de ello son los datos que siguen. En los objetivos sobre Educación para Todos (EPT) fijados por la UNESCO, para conseguirlos en su totalidad en el 2015, encontramos que en el análisis realizado en el 2004 y sólo ligeramente modificados, según informes emitidos por investigadores en 2008, la situación era la siguiente:

    Cuarenta y un países, es decir la tercera parte sobre los que se dispone de datos, han alcanzado los cuatro objetivos más mensurables de la EPT (Objetivos 2, 4 y 5) o están a punto de alcanzarlos. Ninguno de los Estados árabes se acerca al cumplimiento de esos objetivos.

    Cincuenta y un países están en una situación intermedia. Se trata, principalmente, de países de América Latina. En esos países la calidad de la educación medida por la tasa de supervivencia en 5º grado de primaria deja mucho que desear, y son numerosos los niños que después de haber tenido acceso a la escuela la abandonan prematuramente debido, en parte, a la mala calidad de la educación.

    Treinta y cinco países distan mucho de alcanzar los objetivos de la EPT. Veintidós de ellos (es decir, más del 60% de este grupo) son naciones del África Subsahariana. En este grupo se hallan también tres de los países más poblados: Bangladesh, la India y Pakistán. La mayor parte de estos 35 países obtienen resultados insuficientes en el cumplimiento de todos los objetivos de la EPT. La escolarización en primaria es baja, las disparidades entre los sexos son acusadas, el analfabetismo está muy extendido y la calidad de la educación es insuficiente, lo cual provoca tasas de deserción escolar elevadas y hace que muchos alumnos no lleguen nunca al 5º grado de primaria.

    Unos 800 millones de adultos –es decir, el 18% de la población adulta mundial– eran analfabetos en 2002. Un 70% de los analfabetos adultos se concentraba en nueve países, en cabeza de los cuales se situaba la India (33%), China (11%), Bangladesh (7%) y Pakistán (6%).

    Un 57% de los niños sin escolarizar en edad de cursar primaria eran niñas. En los Estados árabes y Asia Meridional y Occidental ese porcentaje alcanza el 60%. En 71 de los 175 países sobre los que se poseen datos no se ha logrado todavía la paridad entre los sexos en la enseñanza primaria. Las disparidades entre los sexos eran más acentuadas todavía en la enseñanza secundaria y la superior. En 2001, de los 83 países en desarrollo sobre los que se dispone de datos para los tres niveles de educación, la mitad habían conseguido la paridad en primaria, menos de una quinta parte la habían logrado en la enseñanza secundaria y solamente cuatro en la enseñanza superior.

    Esta situación tendríamos que analizarla paralelamente a los acuerdos sobre financiación de la Educación. Ésta no ha llegado en el momento actual a los cinco mil millones de dólares anuales cuando la cifra prevista de ayuda hasta 2015 para conseguir estos objetivos era de 7000 millones de dólares anuales.

    El problema mayor para estos países es que los pocos que consiguen realizar estudios de secundaria o alcanzar un título universitario, abandonan el país para trabajar en otros más ricos o los titulados para conseguir un doctorado, instalándose definitivamente en el extranjero. Esto supone un mayor empobrecimiento de los países de origen que han soportado la formación previa sin ninguna contrapartida cuando pueden pasar a ser receptores de beneficios de esa inversión.

    Cuando Senegal proclamó su independencia, en el año 1960, Léopold Senghor, (político, poeta y ensayista) fue elegido primer presidente en agosto de de ese año. Defensor del mestizaje cultural y la civilización de lo universal, decía que, para mestizarse, cada uno debe enraizarse en los valores de su raza, de su continente, de su nación, para luego abrirse a los otros continentes, a las otras razas, a las otras naciones, para desarrollarse y florecer. (Yubero, 2009). Él mismo, tras acabar la secundaria en Dakar, se traslada a Paris, al Liceo Louis-le-Grand y más tarde, a la Sorbona. En 1935 obtiene el doctorado en Lengua. Fue el primer hombre negro elegido Miembro de la Academia Francesa en 1983. Posteriormente en el 2006, el Presidente Abdoulaye Wade, doctorado en la Universidad francesa de Grenoble, saca una conclusión clara de los efectos de este fenómeno: El desvío de talentos no solamente tiene un costo financiero, sino que crea además un vacío en el plano de la utilización de los recursos humanos de los países en vías de desarrollo, especialmente en África.

    Efectivamente los países que más invierten en Educación e Investigación, atraen a las personas más interesadas en la formación, los mejores talentos (evidentemente también las que tienen más recursos), ofreciéndoles buenas remuneraciones a través de becas y sobre todo medios materiales y excelentes condiciones para el trabajo

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