LIBERTAD ACADÉMICA Y AUTONOMÍA INSTITUCIONAL: BALUARTES DE LA CIENCIA Y LA EDUCACIÓN
Don Antonio Caso, filósofo y abogado mexicano, quien además fue el primer secretario de la Universidad Nacional de México, hoy Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y cuya contribución en la historia de las ideas de nuestro país estuvo marcada por su férrea defensa tanto de la libertad de cátedra como de la autonomía universitaria, refería en su ensayo Filosofía de la educación que “mientras más diversa sea la vida mental de los mexicanos, en tanto que cada uno de nosotros viva más y más de sí mismo, de su ‘yo profundo’ […] y menos cada vez del pesado acervo de preocupaciones seculares, políticas y religiosas, del triste misoneísmo de nuestra sociedad, más feliz será México”.1
El ideal planteado por Caso concebía a las instituciones educativas como sitios de información intelectual que proporcionaran premisas útiles para el desarrollo de un espíritu crítico, en contravención de aquellas concepciones estáticas e ideologizantes que comúnmente corrompen la esencia de las escuelas para convertirlas en medios de control social a manera de penitenciarías, cuarteles, conventos o laboratorios.
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