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Epistemología, ética y hermenéutica en el siglo XXI
Epistemología, ética y hermenéutica en el siglo XXI
Epistemología, ética y hermenéutica en el siglo XXI
Libro electrónico230 páginas3 horas

Epistemología, ética y hermenéutica en el siglo XXI

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Con un bagaje teórico y conceptual respetable, el profesor Caicedo Moscote se empela en su deber de volver la catedra un escenario para que los alumnos aprendan a pensar el derecho desde sus fuentes y fundamentos históricos culturales. Concibe la filosofía del derecho como un ejercicio sensato y asequible. Con una escritura clara, cercana, aleccionadora y, al tiempo, tan ilustrada como útil, el estilo eminentemente pedagógico busca llegar d manera eficiente al lector, primero y ultimo animador de la filosofía. El texto vincula conceptualmente capitalismo, ética, derecho y modernidad tardía, uniendo los conceptos de ética e historia a partir del concepto socioeconómico.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 nov 2017
ISBN9789588869858
Epistemología, ética y hermenéutica en el siglo XXI

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    Epistemología, ética y hermenéutica en el siglo XXI - Víctor Hugo Caicedo Moscote

    340.01

    C133

    Epistemología, ética y hermenéutica en el siglo XXI / Análisis filosófico: iusnaturalismo, iuspositivismo y capitalismo / Víctor Hugo Caicedo Moscote

    Medellín: Ediciones UNAULA, 2017

    208 p. (Serie Ius et Respublîca)

    ISBN: 978-958-8869-85-8

    I. 1. Filosofía del derecho

    2. Derecho

    3. Postmodernidad

    4. Ética

    5. Capitalismo

    II. 1. Caicedo Moscote, Víctor Hugo.

    SERIE IUS ET RESPUBLÎCA

    Ediciones UNAULA

    Marca registrada del Fondo Editorial UNAULA

    Epistemología, ética y hermenéutica en el siglo XXI

    Análisis filosófico: Iusnaturalismo, Iuspositivismo y Capitalismo

    Víctor Hugo Caicedo Moscote

    Primera edición: noviembre de 2017

    ISBN: 978-958-8869-85-8

    © Universidad Autónoma Latinoamericana

    © Víctor Hugo Caicedo Moscote

    Hechos todos los depósitos legales

    Derechos de autor reservados

    Diagramación e impresión

    EDITORIAL ARTES Y LETRAS S.A.S

    Universidad Autónoma Latinoamericana

    Cra. 55 No. 49-51 Medellín - Colombia

    Pbx: [57+4] 511 2199

    www.unaula.edu.co

    Diseño epub:

    Hipertexto – Netizen Digital Solutions

    Resulta muy difícil guiar a un ciego porque no se le puede decir: mira esa luz y sigue en esa dirección

    Ludwig Wittgenstein

    En: Observaciones, 1977

    Me antecedieron cuatro generaciones sucesivas de maestros de escuela. Personas humildes que aprendían mientras ejercían su labor.

    Con dedicatoria especial, a mi abuela Sara Vieco Barros, mi primera maestra, mi maestra en kínder.

    A mi madre, Rita Remedios Moscote, quien dirigió por casi veinte años un colegio en un olvidado pueblo del desierto guajiro.

    A la memoria de ellas y quienes las precedieron.

    AGRADECIMIENTOS

    Diez años después de producida y agotada la primera edición, se realiza esta segunda dirigida nuevamente a la memoria de quienes son y serán docentes y, en especial de mis profesores. Hace ya más de diez años dejaron este mundo dos de mis mejores maestros en pregrado: Alfonso Ortiz Rodríguez en la Facultad de Derecho de la Universidad de Medellín y Víctor Julio Peñuela Cano en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Pontificia Bolivariana. En 2015 falleció también Carlos Gaviria Díaz quien fuera mi docente en un diplomado realizado en la Universidad de Antioquia al que tuvimos el privilegio de asistir algunos de los asesores jurídicos de la Personería de Medellín y de la Procuraduría General de la Nación. Maestros totales que me marcaron con su integridad, honestidad y consagración.

    Agradezco especialmente a profesores –hoy colegas y amigos– como José Iván Ortiz Castro, quien hace uso de buen retiro y Gilberto Tobón Sanín; sus aportes fueron tenidos en cuenta en ambas ediciones. El primero, para aquellos capítulos en donde se muestran algunas deficiencias del Iusnaturalismo y el Iuspositivismo como escuelas. Ortiz Castro dirigió mi tesis de grado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Pontificia Bolivariana (UPB). Cabe señalar que las lecturas iniciales para dicha tesis de grado las debo a sugerencias, en charlas privadas, del docente y ex magistrado de la Corte Constitucional Carlos Gaviria Díaz, referente ético, epistemológico y hermenéutico para quienes transitamos el ámbito académico y jurídico; él continúa iluminando, a través de sus escritos, a quienes aún creen en la meta de servir con contenido humanista.

    Por otro lado, las ideas del profesor Tobón Sanín ilustraron parte de lo que corresponde al pensamiento marxista, indispensable para abordar la Modernidad tardía (mal llamada postmodernidad). Con este maestro continúo en fluido diálogo; agradezco su tiempo dedicado a resolver dudas e inquietudes.

    En esta oportunidad no puedo dejar de mencionar a un amigo que tengo en común con el profesor Tobón Sanín. Me refiero al filósofo Numas Armando Gil Olivera –Presidente de la Asociación Colombiana de Filosofía del Derecho y Filosofía Social– con quien no dejo de charlar personalmente cada vez que visito la pujante ciudad de Barranquilla. Departir con el maestro, casi siempre en restaurantes de comida libanesa, resulta una experiencia inolvidable.

    En nuestra época, el gran capital que dirige la actual forma de globalización, plantea que, desapareciendo las escuelas y los metarrelatos, se esfume toda forma de crítica, se rechacen los valores espirituales y sólo queden los materiales, se desvanezcan los sueños y las ilusiones de Occidente. Se propone así el fin teleológico de la Civilización, se espera, entonces, eliminar cualquier otra tarea del espíritu. Para abordar esta última temática, se optó por las llamadas versiones clásicas de la Historia. Para entender, por parte de los principiantes, lo anteriormente planteado en perspectiva ética, se recomienda la lectura del libro Ética, del filósofo hispano-mexicano Adolfo Sánchez Vázquez y, además, la lectura del libro El Capital escrito por el divulgador del pensamiento marxista Gabriel Deville, ambos reseñados en la bibliografía, de quienes tomé –en ocasiones textualmente– palabras cargadas de ideas y sabiduría. El presente texto, prácticamente carece de ideas novedosas. Lo innovador radicaría en la sintética forma de exponerlas.

    Para el capítulo que trata del capitalismo, se acudió directamente a Marx y a otros pensadores que en la tradición se consideran excelentes divulgadores del pensamiento crítico. La meta en este caso no es otra que construir una idea del modo de producción en el cual estamos inscritos. La propuesta, así mencionada, es meramente descriptiva; se carece de afán demostrativo.

    En cuanto al capítulo que sigue, escritores como Jürgen Habermas, Gilles Lipovetsky, Gianni Vattimo, entre otros, tomados como referentes, resultaron bastante útiles. No se puede dejar de reconocer tampoco –en nuestro contexto colombiano– la influencia ejercida sobre todo en los últimos capítulos, por el difunto Jorge Child y su socio de aventuras académicas el profesor Mario Arango Jaramillo a quien agradezco –a través de sus varias entrevistas personales– sus muy útiles consejos.

    La presencia de Rubén Jaramillo Vélez, vista en esa magnífica obra suya titulada Colombia: La modernidad postergada, es notoria. A este distinguido profesor, reconozco su amabilidad al dedicar parte de su precioso tiempo, a la aclaración de ideas presentes en este libro, tanto en Bogotá como en Medellín y Barranquilla. El análisis marxista se considera adecuado para entender las llamadas posturas postmodernas en donde el hombre racional, que debería gobernar Occidente, está siendo reemplazado por el homo economicus.

    A medida que se consolidaba la escritura del libro fue convincente el ejercicio de tratar de vincular conceptualmente capitalismo, ética, derecho y Modernidad tardía. En la realidad son inseparables: el Capitalismo (como modo de producción), va acompañado de un proyecto social con su propia cultura de respeto a su único valor (el monetario), que propone así una ética (mercantilista y cosificadora: emerge el neoliberalismo como modelo ético-económico) y a partir de su ética intenta fundamentar un nuevo derecho. Todo lo anterior enmarcado, como ya lo hemos afirmado, dentro de lo que algunos historiadores llaman Modernidad tardía o impropiamente Edad postmoderna que desarrolla un tipo de ideología: la mal llamada postmoderna.

    En los capítulos que siguen se señala el marco histórico en el cual opera la Modernidad tardía, y se vinculan los conceptos de ética e historia a partir del contexto socio-económico. Se pretende establecer así una relación entre capitalismo, neoliberalismo, ética, historia y derecho. Los conceptos mencionados resultan esenciales para entender el origen de la cosmovisión del hombre actual, la llamada inapropiadamente postmoderna. El hombre de Occidente vive en esa cosmovisión, pero también, en un claro movimiento dialéctico, contribuye a recrearla.

    Dado que lo expuesto fue tema de mi trabajo de grado en la especialización en Filosofía del Derecho de la Universidad Católica Luis Amigó, es el momento para mencionar la paciencia de Francisco Javier Acosta Gómez, Secretario General de dicha Universidad. Soportó todas mis impertinencias en el ámbito académico de ésta su área, la Filosofía del Derecho. Su labor y ayuda fueron valiosas para sacar adelante mi trabajo de grado, del cual fue su director.

    Tampoco puedo dejar pasar la oportunidad para agradecer al quizá más grande jusfilósofo español del momento, Gregorio Robles Morchón, quien no sólo me ha brindado ideas a través de sus libros, generosamente obsequiados y cuya lectura he disfrutado dada su claridad intelectual; también estaré en deuda con él porque me regaló parte de su precioso tiempo en Madrid, Medellín y Bogotá, para compartir ideas opiniones y proyectos. Ese mismo apoyo lo he sentido en nuestro común amigo, y quien fuese mi profesor en la maestría Martín Agudelo Ramírez. A propósito, cuando estuve en la Maestría en Educación y Derechos Humanos de UNAULA, también sentí el tratamiento efusivo de sus coordinadoras Catalina Pérez y Alexandra Agudelo, esta última mi excelente tutora en el trabajo de grado; también del profesor Hernando Roldán Salas. A todos ellos, por su trato deferente, merecen mi recuerdo con especial afecto.

    Como olvidar en la Universidad de Medellín la motivación para que escribiese un texto-guía dada sobre todo por un grupo de entusiastas estudiantes encabezados, entre otros, por Elkin David Gutiérrez Castaño, luego docente de ese mismo establecimiento. Además, no se puede dejar de mencionar el soporte para la primera edición recibido en esta misma institución y por la Asociación de Estudiantes, Egresados, Empleados y Asesorías Profesionales (ASES) dirigida por el colega Elkin Rodrigo Aristizábal Pineda, quien desde un comienzo se mostró entusiasta partidario de este proyecto de escritura y cofinanció la primera publicación.

    Y para esta segunda edición, reconozco el apoyo recibido por los decanos de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma Latinoamericana (UNAULA) Fernando Salazar Mejía, Jorge Luis Tapias y Ramón Elejalde, quienes desde su cargo han insistido en la necesidad de escribir y publicar. Al par interno evaluador de UNAULA por aconsejar la presente publicación atendiendo mejoras en la aplicación de las normas de citación y en la modificación del título. Sus sugerencias fueron acogidas.

    También agradezco a los demás directivos de UNAULA la fe depositada por permitirme libremente publicar y ejercer la docencia. Por último un reconocimiento a mis demás amigos, colegas y estudiantes, siempre dispuestos al diálogo académico-productivo.

    VÍCTOR HUGO CAICEDO MOSCOTE

    PROEMIO

    El presente texto dirigido, en principio a profesores, requiere de una cierta propedéutica que indique qué se pretende con él. En la primera edición se llamó Más allá de las escuelas filosófico-jurídicas: el Capitalismo. En esta ocasión, adicionado, corregido y actualizado se cambio el título al de Epistemología, ética y hermenéutica en el siglo XXI; más adecuado a las intenciones del autor y el desarrollo del texto. Se puede decir, por lo pronto, que no se procura demostrar algo. Sólo se intenta mostrar, es decir, señalar, indicar caminos y posibilidades: cada cuál recorrerá lo suyo.

    Cuando se inicia un curso de Epistemología resulta recomendable que se construya entre el profesor y sus alumnos un mapa del mundo que les permita tener idea del campo en el cual se están moviendo. Se necesita tener los mismos referentes culturales para que haya una comunicación fluida.

    Esto es supremamente importante ya que tal mapa del saber (epistemológico) permite moverse con mayor claridad en áreas como la Hermenéutica Jurídica¹ y la Ética Jurídica, en el fondo regiones de la propia Filosofía del Derecho. Según lo anterior, un profesor debe verificar que él y sus estudiantes trabajen con claridad conceptual. La relación conceptual particularmente entre ética y epistemología la tenía clara Marcuse [Herbert] cuando exponía que:

    En la filosofía clásica griega, la Razón es la facultad cognoscitiva para distinguir lo que es verdadero y lo que es falso, en tanto que la verdad (y la falsedad) es originariamente una condición del ser, de la realidad, y sólo en este sentido es una propiedad de las proposiciones. El verdadero razonamiento, la lógica, revela y expresa aquello que realmente es separado de aquello que parece ser (real). Y gracias a esta ecuación entre verdad y ser (real), la verdad es un valor, porque ser es mejor que no-ser. Lo último no es simplemente la nada; es una potencialidad y una amenaza al ser: la destrucción. La lucha por la verdad es una lucha contra la destrucción, a favor de la salvación del ser (un esfuerzo que parece ser en sí mismo destructivo si ataca una realidad establecida como falsa: Sócrates contra la ciudad-estado ateniense). En tanto que la lucha por la verdad salva a la realidad de la destrucción, la verdad empeña y compromete la existencia humana. Es el proyecto esencialmente humano. Si el hombre ha aprendido realmente a ver y saber lo que realmente es, actuará de acuerdo con la verdad. La epistemología es en sí misma ética, y la ética es epistemología².

    Es decir, la ética resulta ser la coherencia lógica de la conducta con fundamento en la concepción del mundo y las ideas científicas de cada individuo³.

    Todo texto, además, debe ser motivador, invitar al pensamiento, ser provocador. Ello con el fin de lograr los objetivos propuestos, cuando de educar se trata.

    En una universidad que pretenda que el estudiante se eduque para la ciencia y el humanismo podría resultar conveniente estudiar los temas teniendo presente el mapa científico del mundo que nos habla del Big Bang, de sucesión de galaxias, estrellas y planetas, de la formación de la vida, catástrofes ocurridas, la historia y sus períodos, etcétera... Para ello es recomendable que los docentes se guíen mediante la lectura de textos (libros, revistas y periódicos) que divulguen de manera seria el pensamiento científico. Finalmente mostrar cómo el derecho emerge, dentro de una cultura, según una cierta episteme que lo recrea y nos permite comprenderlo.

    Al llegar a este punto se hace necesario explicitar la episteme pertinente –nuestra episteme– y mostrar cómo en ella se mueve y reproduce el saber jurídico. El presente libro ha sido escrito a la luz de la episteme moderna. Por lo tanto, se hace indispensable una guía (profesor-guía y lecturas-guía) para trabajarlo (leerlo y extraer conclusiones).

    Lo anterior lo decimos porque ocurre que constantemente en el mundo académico –estudiantes y, sobre todo, los docentes– estamos olvidando los parámetros propios de la modernidad y somos presas de disquisiciones inútiles, de discusiones –que por falta de orientación se vuelven bizantinas– y en el fondo terminan careciendo de sustancia y ausentes de sentido. De hecho, los pedagogos han descubierto que muchas veces el profesor formula inadecuadamente la pregunta, en ocasiones el joven educando resulta contestando otro interrogante. También ocurre que el docente no entiende lo que quiso expresar el estudiante. Pero el asunto requiere analizarse un poco más, veamos:

    Suele suceder que se da respuesta errónea porque no se ha llegado a comprender una determinada pregunta, pero en la mayoría de los casos el asunto es más profundo. No se trata únicamente de que no se comprenda una pregunta concreta, sino de que no se entiende la naturaleza y el objetivo de las preguntas. No es que de vez en cuando se dé una respuesta a un problema distinto del planteado, sino que las respuestas que se dan en múltiples ocasiones carecen de relación con problema alguno. Se supone que una pregunta encauza nuestra atención hacia un determinado problema. Debemos enseñar al estudiante a mirar, a ver, a observar y ello sólo es posible si permitimos que se desarrolle en él el espíritu de la crítica. Para que suceda el guía mismo debe haber visto. Se recuerda a Ludwig Wittgenstein: Cuando oímos a un chino, nos inclinamos a considerar su lenguaje como un balbuceo inarticulado. Pero quien entiende el chino reconocerá allí el lenguaje. Así, con frecuencia, no puedo reconocer al Hombre en el hombre⁴.

    La verdadera educación es lo que la persona logra por sí misma y no algo que alguien le da. Se trata de construir, no de adquirir. Al estudiante hay que prepararlo para que desarrolle la crítica, se hace necesario alejarlo de la dogmática, separarlo de los actos de fe y apartarlo de cualquier fuente de autoritarismo. Clave aquí es recordar que la crítica debe sembrarse con mano pasional. Muchas veces alguien que se hace llamar educador lo que busca es que el estudiante repita su discurso, sólo que ligeramente modificado.

    En algunos pasajes, el autor del presente texto usa el plural, en vez del neutro o el singular –en principio, técnicamente adecuado–, ello es así porque se da por entendido que, en la construcción del discurso, el sujeto pedagógico (diálogo productivo profesor alumno –con sus contradicciones–) está presente. También es conveniente aclarar que, en ocasiones, apartándome un poco de la ortodoxia, se usan indistintamente las palabras compuestas iuspositivismo o juspositivismo lo mismo que jusnaturalismo o iusnaturalismo, con el fin de – evitando la monotonía repetitiva– dar distinto nombre a la misma corriente filosófica. Aprovecho igualmente la ocasión para explicar por qué en ocasiones uso la mayúscula o la

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