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La internacionalización de la Educación Superior: Perspectivas institucionales, organizativas y éticas
La internacionalización de la Educación Superior: Perspectivas institucionales, organizativas y éticas
La internacionalización de la Educación Superior: Perspectivas institucionales, organizativas y éticas
Libro electrónico348 páginas4 horas

La internacionalización de la Educación Superior: Perspectivas institucionales, organizativas y éticas

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Para que las instituciones de educación superior puedan competir en el mercado global de nuestros días, deberán adoptar un enfoque diferente que valore las aportaciones que hace el número cada vez mayor de estudiantes internacionales. El libro reúne, analiza y expone el pensamiento actual sobre la internacionalización de la educación superior, examinando hasta qué punto las buenas prácticas orientadas a los estudiantes internacionales, lo son también para todos los estudiantes.

Cuestiona la idea de que el estudiante internacional es un estudiante problemático, y propone situarle en el centro de la universidad como una fuente de capital cultural y de diversidad internacional, que enriquece la experiencia de aprendizaje, mejora la experiencia del profesorado y construye una comunidad de aprendizaje más fuerte.
Presenta el pensamiento académico acerca de cuestiones clave relativas a la implementación de una estrategia transcultural, abordando temas como las perspectivas institucionales, organizativas y éticas de la internacionalización; cuestiones sobre la mejora de la calidad de la enseñanza, la evaluación del aprendizaje, la empleabilidad y el modo de internacionalizar el currículo.

Este práctico volumen, con ejemplos reales de universidades del Reino Unido y de otros países, e ilustrado con Estudios de Casos de EE.UU., Europa, Canadá, Australia y sudoeste de Asia, constituye una lectura obligada para todas las personas que, ante el imperativo global actual de la educación, quieran ampliar sus enfoques acerca del aprendizaje y la enseñanza, en el entorno de la educación superior y la postsecundaria.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento30 may 2023
ISBN9788427730595
La internacionalización de la Educación Superior: Perspectivas institucionales, organizativas y éticas

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    La internacionalización de la Educación Superior - Elspeth Jones

    I

    PERSPECTIVAS SOBRE

    LA POLÍTICA Y LAS CULTURAS

    INSTITUCIONALES

    1

    La ética global una temática emergente

    Introducción

    Este capítulo presenta el enfoque de ética global que preside la vida de nuestra universidad, la Leeds Metropolitan University. No pretendemos decir que sea única en la búsqueda de horizontes mundiales, en el estudio de la ética ni en la práctica de la colaboración con otros. Sin embargo, pensamos que su compromiso con las nuevas perspectivas que provienen de la combinación creativa de estos tres elementos: la colaboración, los horizontes mundiales y la ética, puede tener un interés y una significación importantes.

    Quizá esto resulte sorprendente a quienes, por ejemplo, presenten como «secular» nuestra parte del sector universitario o interpreten «regional» o «basada en la comunidad» como «parroquial», pero nosotros consideramos que es una universidad que acoge a estudiantes de muchas confesiones y a otros que no tienen ninguna creencia religiosa concreta y que se presta a servir a las comunidades locales sin estereotipar ni confinar en guetos a los integrantes de las mismas. Tratamos de ser un puente entre individuos y comunidades diversos. La universidad trata de convertirse en el equivalente a este lado del Atlántico del gran sistema universitario estatal estadounidense, enlazando las oportunidades de obtener foundation degrees¹ en colegios universitarios asociados con las de alcanzar los grados y másteres en nuestros propios campus. Estamos yendo más allá de algunos precedentes estadounidenses, haciendo mayor hincapié que aquellos en desenvolvernos en un contexto global. Tenemos estudiantes en Hong Kong, en África e incluso en la Antártida. Lejos de aislar a los estudiantes en sus localidades, nuestra universidad tiene el potencial necesario para reunir a las comunidades de estudiantes desplazados con otros de los países de origen.

    La idea que ofrecen los rectores consiste en buscar el modo de convertirnos en «una universidad regional de clase mundial, con horizontes mundiales, utilizando al máximo todos nuestros talentos». Las lecciones inaugurales y las publicaciones del profesorado indican que hay una corriente viva de pensamiento y de acción éticos que fluye merced a este compromiso con unos horizontes mundiales.

    Los colaboradores educativos, culturales y deportivos de la Universidad reflejan la misma actitud y el voluntariado estudiantil está operando cada vez más en el extranjero. La investigación, incluyendo la nuestra en cuestiones tales como la «ética incómoda», está, por supuesto, comprometida con las preocupaciones éticas globales. La guerra y la paz están muy presentes en el currículo, además de examinarse en libros como Cyberwar, Netwar and the Revolution in Military Affairs, compilado por cuatro colegas nuestros: Edward Halpin, Philippa Trevorrow, David Webb y Steve Wright (2006). Hemos atraído a investigadores y profesores de la mayor calidad, de esas esferas internacionales, a modo de un turismo responsable y sostenible, prestando atención a la ética y al impacto del cambio cultural.

    Estudiantes de todas las procedencias parecen compartir cada vez más ciertas intuiciones morales, aunque su aplicación a contextos concretos a partir de conceptos generales demuestre que sus concepciones específicas de virtudes y valores varían. En particular, el cuerpo estudiantil muestra inquietud por la sostenibilidad de nuestro medio ambiente mundial y por ayudar a los seres humanos más marginados de este mundo. Una de nuestras lecciones inaugurales (Lee, 2003) citaba a Onora O’Neill (2002), reflexionando sobre esta preocupación por las personas, pero el espíritu de este enfoque se aplica también a las inquietudes de los estudiantes por el medio:

    Durante los últimos cincuenta años, las fronteras se han hecho más permeables. Ha ocurrido poco a poco, de forma selectiva y con vacilaciones, y ha transformado tanto la vida económica como la política para innumerables personas. Por ejemplo, la mayoría de las fronteras de Europa se mantienen donde estaban al final de la Segunda Guerra Mundial, pero son inimaginablemente más porosas. Las fronteras que otrora fueran impermeables a los flujos de capital y al comercio, a la influencia cultural y técnica y, sobre todo, a los movimientos de personas se han hecho muy permeables, aunque con variaciones. En Europa occidental, los cambios fueron produciéndose progresivamente, durante muchos años. En Europa oriental, todo estuvo estancado durante decenios, pero cambió rápida y espectacularmente después de 1990. Los cambios fronterizos importantes hoy día para la mayoría no son, evidentemente, espaciales, sino cualitativos. Una consideración que debe guiarnos al llevar a cabo o avanzar hacia esas transformaciones cualitativas es el reconocimiento de la realidad de que actuamos constantemente de maneras que nos comprometen a contemplar a quienes están en los extremos más lejanos de las fronteras existentes, como a personas que tienen un prestigio moral para nosotros. Si es así, tendremos también razones para tratar con justicia a los extraños más distantes, bien haciendo que las fronteras que los excluyen sean más inclusivas, bien compensándolos por los daños causados por unas exclusiones que, por lo demás, son injustificables.

    Dada esta postura y nuestra insistencia en la inclusión de perspectivas de fe en nuestra idea de la universidad, puede considerarse natural que asumamos la defensa de la ética global de Hans Küng (1991). Esta ética resulta atractiva para muchos estudiantes y profesores que afrontan difíciles decisiones éticas con un horizonte global.

    Antecedentes de nuestro enfoque docente de una ética global

    Hans Küng defiende enérgicamente una visión consensuada de la ética que se aplique en todo el mundo: «No habrá supervivencia de nuestro mundo sin una ética mundial. No habrá paz entre las naciones sin paz entre las religiones. No habrá paz entre las religiones sin diálogo y cooperación entre las religiones y las civilizaciones» (1991: xv)

    La globalización suscita tantos problemas de injusticia, desde los mercados financieros y laborales a la ecología y el crimen organizado, que esa ética global es necesaria para que se pueda controlar el orden mundial. Muchos de estos problemas son materia de discusión en nuestro currículo, desde Ciencias Empresariales y Derecho (véase el estudio de caso al final de este capítulo), pasando por Promoción de la Salud, hasta Arquitectura y Gestión Ambiental.

    Como hemos visto en los últimos años de terrorismo internacional, muchas de las luchas en este contexto provienen de la interrelación de diferentes grupos religiosos con la política. Por eso, sostiene Küng, es necesario establecer la paz entre las religiones. Esa paz exigiría un diálogo de amplio espectro entre religiones, culturas y civilizaciones. Occidente tiende a dar por supuesto que la sociedad es secular y las religiones están en minoría. En el contexto mundial, ocurre lo contrario; la mayor parte de la población del mundo está comprometida con una fe religiosa.

    Leeds Met es una comunidad de aprendizaje con una elevada participación de estudiantes de comunidades de minorías étnicas, en la que, tanto entre los profesores como entre los estudiantes, están representadas las principales religiones del mundo, junto a quienes no profesan fe religiosa alguna. Nos corresponde, en consecuencia, pensar y hablar con regularidad, individual y colectivamente, sobre nuestras funciones en la comunidad y los problemas éticos relacionados con nuestra práctica diaria.

    Küng sostiene que una ética mundial no es un sistema uniforme de ética, sino, más bien, «un mínimo necesario de valores éticos compartidos» con los que puedan comprometerse diferentes regiones, grupos culturales, religiones, naciones y otros grupos de intereses. Esto implica un proceso continuo de diálogo que desvele los valores comunes ya implícitos en los principios éticos fundamentales. El mandamiento del Antiguo Testamento «no matarás», por ejemplo, se convierte, en términos positivos, en «respeta la vida», reivindicando la seguridad de todas las minorías, la justicia social y política, una cultura de no violencia, el respeto del medio ambiente y el desarme universal. El mandamiento «no robarás» se convierte en «distribuye con honradez y justicia», oponiéndose a la pobreza y a la violencia cíclica que se produce en una sociedad de riqueza y de pobreza extremas. Señala Küng que las más altas instancias han de crear y sancionar unas instituciones económicas justas, y frenar en los países desarrollados el consumo sin límites, al tiempo que la economía de mercado se hace social y ecológicamente consciente.

    Todas las personas con convicciones éticas, tengan o no fundamento religioso, que se opongan a todas las formas de inhumanidad pueden afirmar los principios y responsabilidades que se derivan de este enfoque. Esa ética es más tendencial que prescriptiva, constituyendo la base de la Declaración de las Responsabilidades Humanas (Küng y Schmidt, 1998), como complemento de la Declaración de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Puede considerarse incluso que la misma Declaración de los Derechos Humanos incorpora una ética universal. Está constituida por unos derechos generales que son tanto negativos, protegiendo determinados «bienes»: el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad, como positivos: tratando de posibilitar ciertos bienes, como la protección de la infancia y la educación.

    Además, aunque el artículo 18 señala el derecho a cambiar de religión, en algunos países, la religión está estrechamente ligada a la identidad nacional y puede haber restricciones religiosas, culturales e incluso legales en contra de tales cambios. Igualmente, los derechos que rodean la libertad de expresión o a los solicitantes de asilo (algunos de los cuales son o pretenden llegar a ser estudiantes de Leeds Met) están sometidos a importantes cuestiones en la práctica. ¿Cuáles son los límites de la libertad de expresión en el campus así como en el mundo en general y cómo se puede aplicar de forma equitativa a quienes solicitan asilo?

    Así pues, parece que los principios morales generales no admiten excepciones, pero, cuando nos enfrentamos al contexto concreto, surgen las dificultades de cómo llevar esos principios a la práctica. El fenómeno del pluralismo moral, el vasto panorama de creencias morales diferentes que contemplamos en el mundo, subraya esas dificultades. Aun en una única nación, en muchas partes de Occidente, se ha producido una crisis gradual de la metanarración, la «historia» general que da un significado espiritual o moral compartido (Connor, 1989). Esta ha sido reemplazada por una forma de tolerancia liberal de una amplia diversidad de creencias, principios y prácticas.

    Sin embargo, esto no significa que todo valga desde un punto de vista ético. Junto con el respeto de la pluralidad ética, tiene que darse el equilibrio de una ética compartida que trascienda el interés particular de las naciones y las corporaciones más importantes. Inevitablemente, ésta es una ética que no se aplica fácilmente ni de forma simplista; requiere un diálogo minucioso en torno a los diferentes principios, perspectivas culturales y religiosas, ideologías y expectativas sociales que dan sentido a una situación determinada. Las tensiones en el seno de esa situación hacen que la ética mundial sea de «definición insegura». El profesorado de la School of Applied Global Ethics elabora materiales de aprendizaje que ayuden a los estudiantes a trabajar colectivamente con perspectivas complejas y a menudo opuestas y dilemas éticos para lograr una mejor comprensión de los contextos profesionales.

    A medida que madura el enfoque de la ética mundial de Leeds Met en el currículo, nos damos cuenta de que aún queda mucho por hacer. Nuestras actividades actuales son:

    Garantizar que nuestra característica fiesta de estudiantes de primero para captar a nuevos estudiantes promueva la comprensión y el respeto mutuo entre estudiantes nacionales e internacionales.

    Exigir que todos los programas se sometan a validación o revisiones periódicas para cumplir nuestras orientaciones curriculares transculturales.

    Utilizar los recursos que hemos conseguido a través de procedimientos nacionales de oferta en apoyo de nuestros programas internacionales de voluntarido de profesores y estudiantes.

    Estimular las visitas internacionales del profesorado para examinar los paradigmas pedagógicos en las sesiones de desarrollo del profesorado de sus comunidades anfitrionas, de manera que se puedan evitar discontinuidades a los estudiantes internacionales y reforzar nuestra propia práctica.

    Ayudar a los estudiantes internacionales que visiten nuestra universidad.

    Trabajar de forma interdisciplinar para compartir el aprendizaje relativo a la ética mundial en la Universidad y en las comunidades regional, nacional e internacional.

    Agradecemos los contactos de los lectores que quieran trabajar con nosotros para ampliar aún más nuestros horizontes y reforzar nuestra perspectiva internacional.

    El Estudio de Caso que aparece al final de este capítulo indica el tipo de problemas que genera el compromiso y el pensamiento crítico del estudiante en el contexto de la ética mundial de Hans Küng y las preocupaciones prácticas de los grupos activistas.

    Evidentemente, una universidad acepta y promueve la disputa erudita, por eso es importante señalar lo que nuestro distinguido profesor visitante de Globalización, Ética e Islam, Ian Markham (2007), critica a Küng:

    Hans Küng ha sugerido que las religiones del mundo deben converger en torno a una ética mundial, un mínimo ético en el que todos podamos estar de acuerdo. Aunque sea bueno todo lo que construya unas mejores relaciones entre las religiones, se corre el peligro de pasar por alto la complejidad.

    El profesor Markham observa que:

    no se trata de que todas las religiones estén o no de acuerdo con las demás, sino de que ciertos grupos de una religión están de acuerdo con algunos grupos de otra religión, al tiempo que están también en desacuerdo con muchos de sus correligionarios, así como con otros grupos de otras religiones.

    Markham pone ejemplos de su desacuerdo, desde el interior de una de las grandes tradiciones de fe y como estudioso comprensivo de las fes del mundo: «A mi juicio, las tradiciones religiosas tienen unos historiales muy deficientes en temas como la homosexualidad, el patriarcado y la tolerancia».

    Es importante que los estudiantes oigan esas voces y estudien esos desacuerdos, pero todo en un contexto de compromiso universitario con las cuestiones éticas fundamentales. Dos grupos, asociados con Leeds Met, impulsaron experimentos curriculares a pequeña escala, pero vitales, en cuestiones relacionadas con estas: el Global Teacher Project del World Studies Trust y la capellanía ecuménica combinada de las dos universidades de Leeds. Junto con la Development Education Association, la Anglia Polytechnic (ahora Anglia Ruskin) University, la Bournemouth University, la London South Bank University y la Middlesex University, Leeds Met se implicó en la publicación de Global Perspectives in Higher Education. No obstante, nosotros consideramos que la intersección de las asociaciones con la ética y los horizontes mundiales lleva esto a un nuevo nivel al galvanizar el interés generalizado de estudiantes y profesores.

    Por ejemplo, la Universidad apoyó el intento de una expedición del Ejército británico en 2006 para escalar el Everest por la difícil ruta de la cara este. Esto atrajo el interés de toda la Universidad y del mundo en general. Es obvio que en la Universidad surgirá la preocupación por la ética de esa colaboración con el Ejército. Una vez más, sin embargo, como en la crítica que Markham hace de Küng, los miembros de una comunidad universitaria pueden discrepar legítimamente en estas cuestiones sin romper el compromiso común para examinar los aspectos correctos y erróneos de un enfoque. Los debates éticos, no obstante, surgen de un modo sorprendente. Del mismo modo que la expedición vio frustrado su intento de alcanzar la cumbre a causa del tiempo adverso, los media mundiales se centraron en dos historias de escaladores del Everest en peligro. ¿Deberían haber ido otros montañeros a su rescate? La discusión entre colegas de Leeds Met en Inglaterra comenzó en línea cuando, en el Himalaya, los profesores de Leeds Met preguntaron por las opiniones de la expedición del Ejército. Al regreso de los escaladores, se celebró un simposio al que se invitó a otro famoso escalador, Alan Hinkes, el primer británico que conquistó las catorce cumbres más altas del mundo. Sus manifestaciones personales de similares e incómodos dilemas éticos condujeron a una iluminadora discusión en el verano de 2006.

    Un caso ético es incómodo cuando cualquier resolución suscita reparos morales. Separar o no a hermanos siameses cuando parece que uno está destinado a morir, o cortar o no una cuerda cuando la muerte se cierne por las dificultades de la montaña son ejemplos clásicos con los que muchas personas acabarían con una sensación de incomodidad, con independencia de la conclusión que defendiesen. A menudo, los estudiantes discuten dilemas incómodos, tanto en el marco del currículo como fuera de él, formando parte de la experiencia de estudio, al menos en la Leeds Metropolitan University. El ejemplo del Everest puede continuarse a través de los diversos hilos de reflexiones cotidianas de 200 palabras en nuestro sitio web (ver nota 8, p. 34) que ayudan a promover una comunidad de práctica transuniversitaria. Tras el seminario con Alan Hinkes y los expertos de la cara este del Everest, los profesores decidieron que este hilo vivo de experiencia y saber debía entrar inmediatamente en el currículo, por lo que, en el otoño de 2006, 300 estudiantes estudiaron un módulo sobre «ética del Everest».

    Estos tres elementos de horizontes, asociaciones y ética mundial siguen renovando nuestros estudios y nuestro currículo, mientras trascendemos los límites de lo curricular y lo extracurricular. Lo que más nos afecta a largo plazo en nuestra educación es que a menudo somos menos conscientes del tiempo en el que está ocurriendo. El espíritu de una comunidad, sea una escuela o una universidad, es de importancia perenne en la vida de sus estudiantes. Sus valores y sus colaboraciones son importantes.

    Ciertos aspectos fundamentales del enfoque de Leeds Met, como el trabajo en colaboración y el intento de trascender los límites, pueden suscitar y ayudar a abordar dilemas éticos globales incómodos. Porque, con frecuencia, lo que provoca la inquietud ética son las compañías con las que se está y el modo de estar con ellas. Las relaciones y nuestra forma de relacionarnos con los otros diversos, tanto dentro de la comunidad universitaria como fuera de ella, son las que revelan el valor ético. La reflexión sobre el valor se basa en la materialidad de la práctica. Cuando las actividades al aire libre del estudiante universitario implican la confianza mutua, refuerzan la reflexión sobre la ética de la escalada, que se construye en torno a la conciencia de la interdependencia en un contexto de alto riesgo. De ahí que estimular las asociaciones de alcance mundial añadan valor y valores a la experiencia de exploración de la ética del estudiante.

    En el resto del capítulo, resumiremos la trayectoria de nuestra Universidad y presentaremos algunas ideas con respecto a las rutas que podrían tomarse con este espíritu, aunque aceptamos que esta expedición ética solo llega al campamento base.

    De los orígenes locales a una universidad regional con horizontes mundiales

    Los orígenes de la Leeds Metropolitan University suelen remontarse a la creación del Leeds Mechanics’ Institute en 1824, seguida de una serie de colleges (incluido el Carnegie College para la formación de profesores de EF) en el siglo XIX y a principios del XX. La intención primordial era brindar oportunidades educativas a algunos de los menos privilegiados de las comunidades locales. Inevitablemente, la Primera Guerra Mundial afectó mucho a los colleges e hizo imposible pensar en este país aislado del mundo. Sabemos que uno de nuestros primeros estudiantes de Carnegie, en la década de 1930, procedía de Australia. Eric Harris, conocido como Toowoomba Ghost², fue uno de los más grandes jugadores de la liga de rugby de todos los tiempos. También sabemos que un equipo combinado de Carnegie y Loughborough representó a Gran Bretaña en los juegos estudiantiles mundiales de Estocolmo, en los que Walter Winterbottom (entonces estudiante de Carnegie y posteriormente profesor de Carnegie y primer seleccionador nacional de fútbol de Inglaterra, por cuyo servicio fue nombrado caballero) llevó la bandera del Reino Unido en el estadio. Así, sabemos que, antes de la Segunda Guerra Mundial, al menos algunos estudiantes estuvieron viajando alrededor del mundo desde y hacia los colleges predecesores de Leeds Met. No obstante, hasta que los colleges se convirtieron en un politécnico y éste, en universidad en la década de 1990, la gama y el número de estudiantes internacionales o de estudiantes nacionales en viaje internacional no empezaron a cobrar importancia.

    Ahora, con un cuerpo estudiantil de más de 50.000 estudiantes, tenemos en todo momento unos 4.000 estudiantes de más de 100 países. Tenemos estudiantes en Hong Kong y Tanzania y muchos de nuestros estudiantes nacionales aprovechan las oportunidades de prácticas fuera del Reino Unido. En algunas carreras, como nuestro Executive MBA, con su semana anual en el extranjero, la mezcla de nacionalidades provoca un considerable entusiasmo. Aunque estas características puedan replicarse en otras muchas universidades, hay también algunos aspectos característicos en los que la Leeds Met se destaca por sus dimensiones internacionales.

    En primer lugar, aunque nuestras seis facultades tienen horizontes mundiales, una tiene la denominación específica de International Faculty: la Leslie Silver International Faculty (Leslie Silver es nuestro exrrector, descendiente de personas refugiadas; prestó servicio en el Lejano Oriente durante la Segunda Guerra Mundial; después creó una empresa internacional de éxito dedicada a la fabricación de pinturas y presidió el internacionalmente conocido club de fútbol Leeds United). En segundo lugar, nuestra página web presenta a diario unas International Reflections, como comentamos en el capítulo 2 (ver nota 8, p. 34). Estas destacan y dan una elevada visibilidad a nuestra comunidad y nuestra orientación internacional. En tercer lugar, Leeds Met está desarrollándose como universidad de festivales y colaboraciones, lo que atrae de inmediato la atención de todo el mundo, como demuestra nuestra intervención para facilitar la gira del Ballet del Norte de China en 2006, nuestro apoyo a la expedición Everest West Ridge 2006 y nuestro estatus como la única universidad que da nombre a un trofeo deportivo mundial: la liga de rugby Carnegie World Club Challenge. En cuarto lugar, finalmente, nuestra atención se centra explícitamente en el desarrollo y en la ética mundial aplicada, tanto dentro como más allá del currículo y no solo en el reclutamiento de estudiantes internacionales que paguen elevadas tasas.

    ¿Para qué son las universidades?

    En este epígrafe, pretendemos relacionar la evolución y el enfoque característico de Leeds Met con unos comentarios más generales sobre la naturaleza de las universidades y nuestra relación con una ética mundial incómoda. John Henry Newman, a mediados del siglo XIX, habló mucho sobre este tema (Newman, 1852). Newman tiene mucho que ofrecer a Leeds Met y a cualquier universidad de nuestros días, pero su enfoque de una universidad para unos pocos jóvenes católicos de clase media de hace 150 años no puede constituir la última palabra para una universidad diversa y multinacional como la nuestra. Newman fue un sacerdote de la Iglesia de Inglaterra

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