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Memorias de Navidad
Memorias de Navidad
Memorias de Navidad
Libro electrónico432 páginas6 horas

Memorias de Navidad

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Memorias de Navidad es la historia de John Gram, que después de tener un accidente y despertar en un Hospital, abandona su vida como presidente de una firma de abogados y decide regresar a su pueblo natal "Claro Alto" donde creció, en busca de aquello que dejo atrás y revivir la felicidad que disfruto, especialmente en navidad.

IdiomaEspañol
EditorialRaul Robles
Fecha de lanzamiento13 ene 2023
ISBN9798215042618
Memorias de Navidad

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    Memorias de Navidad - Raul Robles

    Memorias de Navidad

    Raúl Robles

    Contents

    Title Page

    1

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    Epílogo

    About The Author

    ACERCA DEL AUTOR

    1

    Es la primera semana de diciembre, la ciudad está cubierta de decoraciones alentando a sus consumidores en sus compras. Los postes de luz están cubiertos con cintas de colores imitando a bastones de caramelos. Pequeños bombillos cubren los árboles y arbustos en cada centímetro de las calles. El ruido de los transeúntes semezcla con los sonidos de los autos y la música navideña proveniente de los alrededores.

    Los acostumbrados villancicos resuenan en los oídos de cada persona cuyas letras conocen desde su niñez, caminan con sus compras y propósito, pero sintiéndose parte de la celebración. Entre todas estas personas estaba John Gram, no prestaba mucha atención a su alrededor pese a que era la primera vez en mucho tiempo que caminaba por esas calles, era parte de su rutina que su chófer lo llevara a cada lugar que necesitaba ir, pero ese día fue diferente.

    Una hora antes estaba sentado en su oficina, concentrado en su trabajo cuando sintió un dolor en su pecho, que lo asusto por unos momentos, pero paso rápidamente. No intento llamar a nadie, ni a su asistente, o a su doctor o a su hijo. Solo se levantó de su silla y miro desde la ventana de su oficina en el piso 30 de su propio edificio a las calles a la distancia. John era el fundador de una firma de abogados que manejaba muchos de los negocios más importantes en la ciudad. Estaba por cumplir 70 años, pero aún estaba en buena forma, toda su vida se mantenía bajo disciplina, orden y control. No fumaba, ni bebía, no comía en exceso, ni perdía el tiempo en cosas tribales.

    Su vida era su trabajo y su firma era su legado, pero ese día al ver por la ventana noto lo diferente que se veían las calles y tuvo el impulso de tomar aire y caminar un poco, esperando que lo haría sentir mejor. Salió de su oficina sin notificar a su asistente que no estaba en su escritorio y tomo el ascensor. En la planta baja todas las personas se sorprendieron al verlo y lo saludaron con una mezcla entre respeto y miedo.

    Solamente un oficial de vigilancia que parecía tener su misma edad se atrevió a hablar con John.

    — ¿a dónde vas John? —

    John pareció no escucharlo, pero al ver que la puerta no se abría miro directamente al vigilante.

    — Ah…. Paul… este… voy a dar una vuelta… eso es todo… —

    Respondió con inseguridad.

    — ¿llamo a su chófer? —

    — no hace falta, solo quiero estirar las piernas, no voy a ir muy lejos. Solo daré una vuelta y regresaré

    John Respondió con más seguridad. La respuesta pareció tranquilizar a Paul y le abrió la puerta.

    — gracias Paul… —

    John siguió caminando sin mirar atrás. Paul lo siguió con la vista hasta que desapareció al dar vuelta en una esquina. Las calles estaban húmedas y frías, pero el ambiente era agradable, las personas conversaban y sonreían. John caminó sin rumbo hasta que se detuvo mirando a uno de los postes en el borde de la acera. Luego de un momento se respondió a sí mismo con un susurro.

    — es navidad…. —  

    Continúo caminando sin rumbo, pero esta vez prestaba verdadera atención a sus alrededores, noto los adornos, la música y las vestimentas de las personas que lo rodeaban. De repente algo adicional sucedió, poco a poco comenzó a nevar. Extendió su mano y copos de nieve se depositaban en la palma, John no podía recordar la última vez que nevó y más aún haber tocado la nieve. Cerro el puño sobre los copos y rápidamente se convirtió en agua.

    Pese al frío no dejo de avanzar, miraba a su derecha y a su izquierda. Cada momento que pasaba recuerdos asociados con la navidad despertaban dentro de él, pero era como memorias que no podía ver claramente. Tenía al menos una hora caminando sin rumbo cuando escucho una melodía que lo hizo detenerse, la música provenía de la representación de una vitrina. Se acercó hasta estar frente a la representación. Mostraba el aparador de una tienda o pequeño bazar como el de un pueblo en el pasado. Dos mostradores paralelos llenos de dulces, juguetes y adornos llenaban los estantes, en el fondo un gran árbol de navidad estaba espectacularmente decorado, la caja registradora era antigua, adornada con ramas de árbol de navidad, luces y lazos rojos. La música provenía de una rocola musical antigua situada junto al árbol y tocaba una versión moderna de un villancico tradicional.

    Todo lo que vio dejo sin palabras a John, algo en la representación lo hipnotizo y no podía dejar de mirar. Las personas pasaban a su alrededor mientras él estaba allí de pie como una estatua que parecía ser parte de la misma vitrina, su abrigo comenzó a cubrirse de nieve, las personas lo miraban con incredulidad, pero sin decirle nada. Las calles estaban congestionadas y las vías llenas de autos tocando sus bocinas ante el tráfico generado por toda la actividad comercial de la temporada. Una motocicleta viajaba a toda la velocidad posible que le permitía el tráfico y las condiciones del ambiente, pero el conductor confiaba en sus habilidades para conducir en medio de este ambiente lleno de caos. Lo que no toma en cuenta el conductor de la moto fue el efecto que tenía la nieve en un ambiente frío y húmedo. El motociclista trató de pasar un automóvil que no avanzaba y giro rápidamente hacia el siguiente cruce, inmediatamente perdió su tracción en la carretera impactando contra el suelo dejando a su piloto atrás y la fuerza del impulso arrojo la moto sobre la acera y contra la vidriera de una tienda departamental.

    Tenía al menos 15 minutos allí de pie cuando el impacto de la moto lo arrojo contra el pavimento y perdió la conciencia.

    Cuando paso la confusión del accidente, las personas allí reunidas tomaron acción y llamaron a los sistemas de emergencia. La moto destrozó el ventanal y a su paso golpeo a muchas personas, pero todas estaban conscientes con heridas menores, solo John permanecía en el piso inconsciente. La ambulancia no llega rápidamente debido al tráfico de la temporada, varias personas se dedicaron a atender a los heridos, en especial a John por su condición y edad.

    La ambulancia llega y al ver la condición del accidente lleva a los heridos, incluyendo a John. Al ingresar al hospital, las enfermeras buscaron entre sus pertenencias alguna identificación, pero no encontraron nada, solamente en el bolsillo de su saco había varias tarjetas de presentación de una firma de abogados.

    Hicieron los exámenes normales guiados por las condiciones del accidente descrito por los paramédicos, determinaron que John no había recibido heridas significativas, pero podía haber sufrido una contusión debido al golpe recibido y debía ser monitoreado hasta que recobrara la conciencia. La jefa de enfermeras tomo la tarea de llamar a la firma de abogados para poder identificar a John y que sus familiares pudieran saber lo que ocurrió. Al hablar con la persona que atendía la central de llamadas de la firma, la enfermera dio toda la información posible sobre la tarjeta y la persona que estaba allí inconsciente, pero en la firma existían más de una persona que cubría esas características, la persona detrás del teléfono aseguro que pasaría la información a sus superiores y visitarían el hospital si era necesario. La enfermera dio por concluido el asunto, pensando que alguien aparecería.

    Las siguientes horas John permaneció inconsciente y durante ese tiempo nadie en la firma se había dado cuenta de que no estaba en su oficina.

    Agatha Cenik era una de las enfermeras veteranas de ese hospital, tenía 35 años y al menos 15 años de experiencia en su trabajo, su cabello era castaño, recogido cómodamente y era atractiva, pero había cierta seriedad en su personalidad que la hacía distante para la mayoría de los hombres y a sus compañeras de trabajo. Era su turno de monitorear a los pacientes en recuperación, adicionalmente ese era su último día de trabajo. Al día siguiente saldría de vacaciones anuales. Era su costumbre que tomaba sus vacaciones en diciembre y regresaba a trabajar en enero sin falta.

    Sus compañeros de trabajo la respetaban y admiraban por su voluntad a trabajar y por su seriedad, pero también lamentaban lo solitaria que era, nunca asistía a ninguna reunión o fiesta privada, su vida era su trabajo. No estaba casada y no tenía hijos. En ciertos momentos hubo hombres en su vida, pero ninguno duraba mucho tiempo y a ella parecía no importarle.

    Eran las 9 de la noche cuando mientras realizaba sus rondas llego a la cama de John, tomo la carpeta con los datos del paciente, verifico su temperatura, la bolsa del suero y la posición en la cama. Luego de acomodarle su cabeza a la almohada, se dio la vuelta para continuar su ronda, cuando una voz soñolienta llama su atención.

    — ¿dónde estoy? —

    Pregunto John confundido

    — estás en el hospital... Tuviste un accidente… te golpeaste la cabeza —

    Agatha respondió con calma y dulzura.

    John miró directamente a Agatha y se sintió cómodo con su apariencia. Agatha al observar a John nota el rostro de un buen hombre, las líneas de su cara denotaban cierta tristeza. Eso cambio inmediatamente cuando un momento después John sonrió ampliamente a Agatha. Laexpresión la sorprendió, porque no la esperaba, pero fue contagiosa y ella le devolvió la sonrisa.

    — ¿por qué sonríes? —

    Pregunto Agatha.

    — no sé, es que eres muy hermosa y quise sonreír… —

    Respondió simplemente John

    — generalmente, los pacientes que despiertan desorientados no sonríen… —

    Explico Agatha, tratando de justificar su pregunta.

    — debo ser un pésimo paciente entonces… —

    Agatha esta vez rio ante el comentario y John hizo lo mismo.

    — dime si puedes recordar tu nombre o alguna otra cosa… —

    Pregunto Agatha mirándolo fijamente.

    — sí, mi nombre es John Gram y vivo en el pueblo de Claro Alto, mis padres tienen una pequeña tienda allí —

    Respondió John rápidamente.

    — ¿y su edad o algún familiar a quien llamar? —

    — mi edad…. No la recuerdo y ¿algún familiar? —

    John se quedó pensando sin responder.

    — ¿recuerda lo que le sucedió?… ¿como se golpeó la cabeza? —

    — no sé lo que ocurrió, no recuerdo nada… ¿Qué fue lo que me paso enfermera? —

    Agatha se tomó un momento para responder con calma y para no alterarlo.

    — parece que estaba en la acera frente a una tienda departamental y una moto perdió el control y lo golpeo a usted y a otras personas. —

    Esta información pareció alterar a John, la sonrisa que tenía se desvaneció lentamente y su rostro comenzó a mostrar signos de esfuerzo que no parecía hacerle bien. Agatha intervino y le dijo que no se esforzara, que todo le volvería al descansar un poco más, pero no debía dormir y le indico que se mantuviera despierto mientras ella buscaba al médico de guardia. John acepto con tranquilidad y se quedó allí sentado en la cama sonriendo. Agatha regresa un momento después con el doctor de guardia, un hombre joven con cara de cansancio y poco interés en John.

    El doctor determinó que John parecía estar bien y que debía permanecer despierto para medir cualquier síntoma de complicaciones. En la mañana estarían listos los exámenes que le hicieron al ser ingresado a la emergencia y con ellos podrían determinar su condición y tratamiento. Al irse el doctor, Agatha tomo una silla y se sentó junto a John.

    — ¿qué te parece si conversamos un rato y así verifico que estés bien? —

    — ¿y no tienes más pacientes que vigilar? — 

    — sí, pero no hay tantos pacientes y además solo le quedan un poco más de 2 horas a mi turno. —

    — a mí me parece espectacular —

    El resto de las 2 horas los pasaron conversando, Agatha comenzó a reír como no había reído en mucho tiempo, otras enfermeras se acercaban al escuchar las risas y se sorprendían aún más al ver de quien provenían. Pocas veces la habían visto sonreír, más aún reír, tomaron todo el suceso como un milagro de navidad.

    Al llegar las 12, Agatha se despidió de John con un beso en la mejilla y le deseo la mejor recuperación. John le tomo de la mano y se la apretó con mucho sentimiento mientras le sonreía. Agatha se cambió y se detuvo en el mostrador de la Petra Ramírez, la jefa de enfermeras, para despedirse de ella. Petra tenía una mirada juguetona al ver llegar a Agatha.

    — te conozco desde hace más de 10 años y nunca te había visto así con un paciente —

    — lo sé, a mí también me sorprendió, pero sencillamente ese señor es una dulzura… nunca conocí a una persona igual … —

    Respondió Agatha mientras sonreía recordando partes de las historias que John le contó.

    — si todas nos dimos cuenta, si tuviera 10 años menos pensaría que es material de esposo para ti… —

    — estoy de acuerdo contigo Petra —

    Respondió Agatha mientras miraba en la dirección de la cama de John.

    — pero no fue así, yo he recibido los avances de muchos pacientes y hombres, fue diferente con él, solo quería conversar conmigo y contarme sobre su familia, su pueblo y sobre todo sobre la tienda de sus padres. —

    — un hombre de su edad hablando de sus padres y….

    ¿Una tienda? —

    — si es un poco raro, pero había tanta felicidad en lo que contaba como si hubiera llevada una vida idílica, nunca escuche a nadie hablar de esa manera, con tanto amor —

    — ¿y sus familiares, alguien ha venido a verlo? —

    Agatha parecía no entender como alguien como John estaba solo en la emergencia de un hospital.

    — hasta ahora no, llame a la empresa de la tarjeta y quedaron en venir, pero no sabemos su nombre…. —

    — su nombre es John Gram, si puede ayudar… —

    — si volveré a llamar en la mañana antes de entregar mi turno —

    Prometió Petra.

    — espero que lo cuiden, avísame si nadie aparece para ayudarlo… —

    — está bien Agatha, sería una sorpresa verte en diciembre aquí en el hospital… —

    — lo sé, pero me agrada… así que haré una excepción —

    — no te preocupes y disfruta tus vacaciones —

    Agatha firmo su hoja de salida y se despidió de Petra con un abrazo, recordándole que se volverían a ver en enero.

    Al salir del hospital tomo su auto y fue directamente a su apartamento, donde vivía desde hace 5 años. Era un hermoso apartamento que pudo costear después de reunir por más de diez años. Estaba decorado sencillamente, Agatha llevaba una vida tranquila y simple, no tenía apego a las posesiones debido a su crianza. La única decoración que mostraba el hecho de que era navidad era un pequeño árbol de plástico que contenía decoraciones fijas en sus ramas, lo que ahorraba la necesidad de tener que decorar lo cada año. Para Agatha ese árbol cumplía como decoración navideña suficiente para su hogar. No existían fotos de familiares ni retratos de ningún tipo. Agatha se cambió de ropa y se sentó en su sillón mirando un poco de televisión mientras se relajaba lo suficiente para dormir. Lo único diferente era el chocolate caliente que tenía entre sus manos mientras recordaba su conversación con John Gram

    2

    Tomás Gram estuvo en su oficina todo el día recibiendo llamadas y supervisando las actividades de las principales cuentas que maneja la firma de su padre. Su rutina diaria era la misma desde que tomo la posición de vicepresidente, salía de su apartamento a las 7 de la mañana y media hora después ya estaba en su oficina revisando su itinerario para ese día. Antes del mediodía se acercaba a la oficina de su padre para informarle del estado de las cuentas principales y su itinerario para ese mismo día. Dicha reunión no duraba más de 15 minutos, luego regresaba a su oficina y atendía llamadas y se reunía con los diferentes asociados, verificando que las instrucciones se estén siguiendo correctamente. Al llegar las horas de la tarde se reunía con algún cliente que necesitara atención personalizada y al final regresaba a su oficina hasta finalizar el día.

    A las 7 de la tarde volvía a la oficina de su padre para cenar juntos en el restaurante favorito de la firma y luego regresaba a su apartamento. Tomás era soltero, alto y bien parecido. Todos los que lo conocían siempre comentaban que se parecía a su madre y que su personalidad era la de su padre. No tenía tiempo para relaciones. Su vida era su trabajo y mantener el legado de su padre.

    Tomás admiraba sinceramente a su padre, nunca fue el padre más afectuoso comparado a los padres de sus amigos y conocidos. Era un buen hombre, siempre estuve allí para él. Lo aconsejo y guio sin presiones o intimidaciones. En aquellas cenas que tenían todos los días conversaban sobre muchas cosas, su padre le preguntaba sobre su vida y si necesitaba algo, nunca de trabajo. Esas preguntas eran parte de la misma rutina. Al terminar la cena su padre se subía a su auto y Tomás al suyo.

    Ese día, a las 7 de la tarde, camino hasta la oficina de su padre, saludo a su asistente y entro en ella. Su padre no estaba en su escritorio, ni en ninguna parte de la oficina. Esto le pareció extraño, su padre siempre le notificaba si no podrían cenar juntos como era acostumbrado, salió y le pregunto a la asistente en donde estaba su padre. La asistente lo mira como si no entendiera.

    — Tomás, su padre está en su oficina… ¿Dónde más estaría? —

    Respondió Cristina Ramos.

    — señora Ramos… no hay nadie en la oficina… —

    La señora Ramos se levantó de su escritorio y entro en la oficina sorprendida, al salir parecía desconcertada y sin comprender lo que estaba ocurriendo.

    — ¿tiene una reunión hoy o algo por el estilo? —

    — no…. Sus instrucciones fueron de no molestarlo… no tenía ninguna salida planeada para hoy ¿No entiendo? —

    — ¿habrá salido sin notificártelo? —

    — no lo sé… tal vez… —

    Pensó por un momento.

    — vamos a llamar a Cesar, él debe saber dónde está… —

    Rápidamente, tomo el teléfono de su escritorio y realiza un marcado automático.

    La conversación fue corta y la expresión de preocupación aumento en el rostro de la señora Ramos. Al ver esto, Tomás comenzó a preocuparse, pero sabía que su padre era incapaz de hacer algo irresponsable o peligroso.

    — Cesar está en el estacionamiento esperando por ustedes, son las siete de la noche —

    Tomás pensó calmadamente y tomo la decisión de ir al lobby del edificio. Si su padre salió, tuvo que haber pasado por allí. Ya que no conducía desde hace más de 10 años. El mayor problema era que a su padre le desagradaban los celulares y carecía de uno. No existía una manera directa de contactarlo. Al llegar a lobby pregunto si había visto a su padre en la recepción, pero estaba claro que la joven no parecía conocer la apariencia del dueño del lugar donde trabaja. Fue en ese momento cuando vio a Paul en la entrada como siempre y camino hacia él. Paul era guardia de seguridad del edificio desde que Tomás era un niño, su padre siempre lo trataba familiarmente, pero con mucho respeto, sabía que él tendría respuestas.

    — hola Paul, ¿cómo estás? ¿Viste a mi padre salir hoy? —

    — hola Tomás… sí, salió por estas puertas hace como 3 horas… y no ha regresado… —

    Respondió Paul con preocupación.

    — ¿hacia dónde? ¿Te dijo algo? —

    — no me dijo hacia donde vía, pero le pregunte por qué era muy extraño, además de que le ofrecí llamar a su chofer, solo me respondió que quería caminar y que volvería en seguida… —

    — caminar… solo… no lo entiendo… —

    — yo tampoco… por eso estoy aquí esperando a que regresara y que tú bajaras para preguntarte ¿si sabías donde estaba John? —

    — es cierto, tu turno termina a las 5 de la tarde, disculpa Paúl no lo recordaba… —

    — estoy preocupado, se veía un poco perdido y desorientado… pero quien soy yo para detener al jefe… —

    — entiendo Paul… no te preocupes y gracias por la información… ya sabemos por dónde empezar… —

    Tomás agradeció a Paul con un apretón de mano y volvió hacia la recepción.

    — señorita, ¿sabe quién soy? —

    — no señor lo siento… —

    — soy el vicepresidente de la firma, mi padre John Gram salió sin notificarle a nadie. Cualquier llamada con información sobre él debe pasar directamente a la oficina del vicepresidente o a la asistente del presidente, ¿entendido? —

    La joven se vio intimidada al ver la expresión de Tomás, pero asintió y asegura que seguiría sus instrucciones. Tomas subió a su oficina después de enviar a Cesar a dar vueltas por la zona buscando a su padre. Las horas pasaron, si noticia alguna. Tomas obligo a la señora ramos a irse a su casa, así como a Paul. Estuvo en su oficina esperando alguna noticia, llamo a todos los conocidos de su padre sin resultado alguno. Llamo a conocidos en la policía para que lo ayudaran discretamente si sabían algo sobre su padre. Esa noche se quedó en su oficina esperando por cualquier noticia. Cesar estuvo horas conduciendo por la ciudad sin resultado alguno.

    A la mañana siguiente el teléfono de su oficina sonó despertando a Tomás, que se quedó dormido en el sillón de su oficina.

    — Aló… soy Tomás Gram… dígame… —

    — señor Gram, estoy en la recepción, recibí una llamada de un hospital sobre una persona que sufrió un accidente y se identificó como John Gram —

    Explico la recepcionista temerosamente.

    — bajo en seguida… —

    Tomás tomó su saco y bajo lo más rápido que pudo. Al llegar a la recepción era una joven diferente a la del día anterior. Le dieron un papel con la dirección y nombre del hospital.

    — ¿qué le paso a mi padre?, ¿qué le explicaron en la llamada? —

    — solo que la persona estuvo en un accidente y que estaba consiente… no pudieron notificarlo antes porque no tenía identificación… pero al despertar dio su nombre y decidieron volver a llamar. —

    — consiente…. ¿Ya habían llamado? —

    — si señor… llamaron ayer como a las 5 de la tarde, pero solo notificaron que tenían a una persona sin identificación, pero con una tarjeta de la firma, no supieron qué hacer con esa información… —

    Respondió la joven con temor en la voz.

    Tomás se quedó en silencio reprimiendo su ira, pero su padre le enseño a nunca actuar en furia… se calmó rápidamente y se dirigió a la joven recepcionista.

    — no se preocupe… pero cualquier información es importante es esta firma —

    Tomás se colocó el saco y salió del edificio. Tomó un taxi directamente al hospital, en el camino no podía imaginarse que le ocurrió a su padre y como se enteró después de más de 12 horas, pudo haber muerto y él nunca se hubiera enterado. Pero estaba consiente, si fuera grave lo habría notificado en el mensaje.

    Al llegar al hospital entro y fue directamente a la recepción.

    — buenas, por favor el paciente John Gram, por favor… —

    Pregunto Tomás con angustia.

    — déjeme revisar señor… —

    La enfermera en la recepción se tomó un momento para verificar el nombre en el sistema.

    — lo lamento señor no tenemos a nadie con ese nombre en el sistema —

    Tomás saco el papel que le dio la recepcionista, para verificar que no se había equivocado de hospital. Era el correcto.

    — señorita, hace menos de 30 minutos recibimos una llamada indicando que mi padre estaba aquí y que había tenido un accidente. —

    La enfermera pensó en la explicación de Tomás, tomo el teléfono y llamo a la jefa de enfermeras.

    — espere un momento señor… —

    Tomás decidió esperar y mantener su calma, sabía que la desesperación podía convertirse en un obstáculo en las decisiones. La jefa de enfermera llega unos minutos más tarde vestida en ropa normal, no en su acostumbrado uniforme. Ambas intercambiaron palabras, ignorando al hombre de pie frente a ellas.

    — ¿usted es pariente de John Gram? —

    — si soy su hijo Tomás Gram —

    Respondió mientras mostraba su identificación. La enfermera verificó la identificación, le sonrió a Tomás y le pidió que la acompañara. En el camino le explico la situación sobre el accidente de su padre y que no aparecía en el sistema porque al recibirlo no tenía identificación, así que no sabían a quién notificar.

    — mi nombre es Petra Martínez, soy la jefa de enfermeras de este hospital y fui yo quien llamo a su oficina en las dos ocasiones

    Le explico lo de la tarjeta y como al despertar dio su nombre, y ella decidió volver a intentar. Tomas agradeció con sinceridad a la jefa de enfermeras.

    Cuando llegaron a la sala donde estaba la cama de su padre, Tomás se detuvo y le pregunto a Petra que le sucedió a su padre. Petra comenzó a explicarle lo sucedido, desde el accidente con la motocicleta, su padre estuvo inconsciente y despertó en la madrugada. Y que en las próximas horas estarían listos los análisis que le hicieron cuando fue ingresado por la emergencia.

    Al aproximarse a la cama donde estaba John notaron que la cortina estaba puesta. Petra fue la primera en notar que era algo extraño. Tomó la iniciativa y con una voz melodiosa pidiendo permiso abrió la cortina. La cama estaba vacía. Tomas no entendía lo que sucedía, Petra lo mira sorprendida.

    — no está… eso es extraño… —

    — ¿Qué quiere decir?, no le entiendo… —

    — su padre, esta es su cama, debería estar aquí… déjeme preguntarle a la enfermera de turno… —

    Lo indico, dejándolo solo frente a la cama vacía. Tomás se quedó allí inmóvil, tratando de entender lo que estaba sucediendo. Parecía que su padre se había ido sin que nadie se diera cuenta, y se preguntaba a sí mismo donde podría estar. Tomas saco su teléfono y llamo a la recepción de la firma. La respuesta que recibió fue que su padre no había ido allí y no hubo ninguna llamada adicional sobre él. Tomas tranco el teléfono y se sentó en la cama sin darse cuenta, pensando en que haría si su padre no aparecía.

    Petra regresó, pero no estaba sola, otra enfermera de edad similar la acompañaba. Al llegar al lugar donde Tomás estaba sentado, pregunto directamente a la otra enfermera.

    — el paciente que estaba aquí, ¿dónde está? —

    — estaba aquí la última vez que pase ronda, estaba dormido… voy a revisar el baño del pasillo… —

    La enfermera de turno salió rápidamente en la dirección del baño. Tomás continúa sentado viéndola correr. Petra se acercó a él y le pidió que la acompañara. La siguió sin protestar hasta que llegaron a lo que parecía el cafetín del hospital. Tomás tomó asiento en la mesa sin decir palabra, Petra regresa con un café en cada mano y le coloca uno frente a él. Tomas tomo el café con lentitud y casi por reflejo.

    — señor Gram, esta es la situación. Al parecer su padre salió del hospital sin ser dado de alta. Ya notifiqué a seguridad y van a revisar las cámaras de seguridad y además harán una revisión del hospital junto a las enfermeras para encontrar a su padre. Por los momentos lo mejor es esperar por una respuesta. —

    Tomás tomo un segundo sorbo de su café y la miro directamente.

    — ¿qué le sucedió a mi padre?, ¿por qué no está en su cama?, ¿por qué no me llamo o pidió por mí? ¿Qué hacía mi padre en la calle al momento del accidente?… —

    Tomás dijo en voz alta todas las preguntas que agobiaban su mente como reflejo, sabía de ante mano que la persona frente a él no podía ofrecerle ninguna respuesta.

    — no puedo responder esas preguntas, señor Gram, pero según su historia médica al momento de recibirlo en la emergencia sufrió un buen golpe en la cabeza, cuando llego al hospital estaba inconsciente, solo unas horas después se despertó, pero no pregunto por nadie ni pidió que llamáramos a nadie… no sé qué decirle señor Gram, muchas veces los pacientes que sufren ese tipo de heridas quedan desorientados o no recuerdan coherentemente —

    — puedo hablar con algún doctor sobre los exámenes que le hicieron a mi padre… —

    Petra se levantó de la mesa con la intención de buscar un doctor que le respondiera esas preguntas y para averiguar los resultados de la búsqueda por la seguridad del hospital. Tomas estuvo solo menos de 5 minutos cuando un doctor se apareció frente a él.

    — ¿usted es el pariente del paciente desaparecido? —

    — si soy yo doctor, ¿apareció mi padre? —

    — no lo sé, señor, creo que aún lo están buscando —

    — está bien doctor, cuáles son los resultados de los exámenes que le hicieron a mi padre… —

    — aquí los tengo… déjeme ver… su padre recibió una fuerte contusión en la cabeza… parece que no hubo daño en el lóbulo frontal, pero solo se sabrá cuando se le hagan exámenes más completos —

    — ¿está en peligro su vida, doctor? —

    — no sabría decirle, señor… solo con una mejor examinación podríamos verificar su condición —

    Tomás no sabía qué hacer, en su mente solo había preocupaciones y dudas, ¿dónde está su padre?, ¿qué tan grave es su condición? Su padre era el hombre más fuerte que conocía y nunca experimento problemas médicos que Tomás pudiera recordar. El doctor continuaba de pie esperando sin interés alguna pregunta adicional, al ver que Tomás no hacía ninguna pregunta se despidió y lo dejo solo en la mesa. Petra se encontró con el doctor mientras regresaba a la mesa, intercambiaron algunas palabras y ella prosiguió.

    — señor Gram acompáñeme por favor… —

    Se levantó de la silla y acompaño a Petra sin decir nada. Lo llevo hasta la oficina de monitoreo de seguridad. En los monitores le mostraron como su padre después de las 6 de la mañana se levantó de su cama y se vistió, coloco la cortina y furtivamente salió del hospital aprovechando el cambio de turno del personal. Tomas en ciertos momentos no reconoció al hombre que observaba en las grabaciones como su padre, parecía disfrutar el juego de escaparse como si fuera divertido, como un niño haciendo travesuras. La última imagen era de la entrada del hospital, su padre se detuvo, pareció respirar hondo y siguió caminando hasta desaparecer del alcance de la cámara.

    — parecía estar bien… —

    Dijo Petra notando la forma sigilosa en que evita ser notado abandonando el hospital. Tomas se quedaba sin opciones. Continuaba preguntándose donde estará su padre, hacia donde iría. Todas esas preguntas inundaban su mente. Petra acompañó a Tomás hasta el vestíbulo del hospital y se disculpó muchas veces por todo lo ocurrido, al final le dio su número por si necesitaba alguna ayuda. Tomas decidió que lo mejor sería regresar a la firma y volver a intentar a buscar a su padre en los medios tradicionales. En el vídeo de seguridad parecía estar bien, por lo que debería aparecer tarde o temprano.

    Al llegar a la oficina, no había nuevas noticias sobre su padre. Llamo a Cesar y le pidió que fuera a la casa de su padre y reportara si aparecía. Por otro lado, la señora Ramos tomo la decisión de visitar todos los lugares conocidos y regulares donde John Gram visitaba regularmente. Para el final de la tarde no había ninguna noticia. En la oficina la ausencia de su padre comenzó a notar-ce y las preguntas comenzaron. Tomas estaba sentado en su escritorio pensando en que podría hacer y como reflejo saco el número de la enfermera que lo atendió en el hospital y en desesperación decidió llamarla.

    — hola soy Tomás Gram… —

    — hola señor Gram, ¿apareció su padre?, ¿está bien? —

    — aún no aparece… y estoy desesperado… hay algo que pueda recordar que mi padre haya hecho o dicho que me dé alguna pista de su paradero… —

    — no lo sé… yo realmente nunca hable con él, hubo una enfermera que si hablo con él… tal

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