Una Sombra En El Camino
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Información de este libro electrónico
Primarios y secundarios:
Colegio Santa Teresita, Colegio la Milagrosa y la Academia Renacimiento.
Lic. En Educacin Inicial, Universidad Autnoma de Santo Domingo
Especialidad en Educacin Superior, UASD
Maestra en Educacin Superior (pendiente de tesis), UASD
Locutor
Artista plstico
Por ms de veintisis aos imparti clases de tenis en la Universidad Autnoma de Santo Domingo.
Trabaj por ocho aos en la Secretaria de Estado de Deportes, Educacin Fsica y Recreacin, donde ocupo varios cargos entre ellos primer encargado de la seccin de Utilera y Equipos, Encargado de Relaciones Interinstitucionales e internacionales, asistente del Sub-secretario Administrativo, Enlace de la Secretaria con la Cancillera Dominicana entre otros. Fue dirigente del deporte universitario desde los aos setenta llegando a ocupar los principales cargos dirignciales nacionales e internacionales. Ha participado en la organizacin y desarrollo de gran cantidad de eventos deportivos nacionales e internacionales.
Ha recibido diferentes reconocimientos por su labor en el deporte y en el rea acadmica, entre los que se destacan:
Reconocimiento de la rectora de la UASD por su excelencia Acadmica en el ao1999, Reconocimiento de Oficina de Personal Acadmico de la UASD por excelencia acadmica y labor docente en el ao 2003,
Reconocimiento del Honorable Consejo Universitario dela UASD Por su trabajo como Director General de los X Juegos Deportivos Universitarios Centroamericanos y del Caribe, reconocimiento de la rectora de la gestin 2002-2005 por sus valiosos aportes a la institucin como Director de la Escuela de Educacin Fsica y deportes de la Universidad Autnoma de Santo Domingo.
Ha escrito cuatro libros de los cuales solo al momento ha publicado dos:
Libro didctico llamado: TODO SOBRE TENIS
Novela: UNA SOMBRA EN EL CAMINO
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Una Sombra En El Camino - Aníbal Mateo Ortiz
Copyright © 2011 por Aníbal Mateo Ortiz.
Número de Control de la Biblioteca del Congreso: 2011922219
ISBN: Tapa Dura 978-1-6176-4641-6
Tapa Blanda 978-1-6176-4640-9
Libro Electrónico 978-1-6176-4639-3
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.
Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación del autor o son usados de manera ficticia, y cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, acontecimientos, o lugares es pura coincidencia.
Este Libro fue impreso en los Estados Unidos de América.
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UNA SOMBRA EN
EL CAMINO
Un gran ruido se deslizaba a todo lo largo y ancho de la esquina, se escuchaba el roce de metales con el asfalto, la desintegración de los cristales que se esparcen por toda la superficie, el olor a goma quemada pasea por los pulmones dejando en ellos su estela dañina de residuos quemados, la atención de todo ser viviente que está cerca de la escena es capturada por esos segundos de acción imprevista, que impresiona de manera extraordinaria al ver el cuerpo que como si fuera en cámara lenta se desplaza ahora desde arriba hacia abajo, arrastrando consigo todo el miedo que puede tener una persona en esas condiciones y con el cual pretende amortiguar el aterrizaje que sin dudas será de forma forzosa. Al hacer impacto con el pavimento, rebotó y se deslizó sobre el manto negro que cubre la calle, que se tiñe de sangre y parte de la epidermis del elemento que ha protagonizado este accidente. Todos corren a socorrerlo y al detener su deslizamiento por la superficie es levantado con poco cuidado y montado en un vehículo en el que fue trasladado al hospital más cercano para ser atendido.
Una pierna fracturada, heridas superficiales y algunas profundas, un golpe en la cabeza, en resumen treinta y seis puntos en diferentes partes del cuerpo y un yeso seria el producto de aquella caída desafortunada. Rolando, que había sido uno de los que auxilió al accidentado, se fue con él en la camioneta que lo trasladó.
Estaba parado en la esquina asimilando sus primeras imágenes de la ciudad, que definitivamente no era lo que él había imaginado, el movimiento de vehículos, personas, ruidos, contaminación de todo, realmente lo desconcertaba, pero aun tenía la esperanza de que todo podía ser mejor. La impresión de ver la sala de emergencias lo trastornó más. Heridos y enfermos llenaban la sala y los pasillos adyacentes a ella. La sangre, las fracturas, las quejas de los pacientes; a todo eso se unía las órdenes del policía de turno que saca a todo el que no debe estar en el lugar y los gritos de los médicos pidiendo una que otra cosa, todo es un verdadero caos que hace presencia en su cabeza como para marcarle el terreno donde habrá de vivir.
_ Usted, ¿Qué hace aquí? _ dice la voz del policía
_ traje un herido _ respondió
_ pues ya salga_ ordenó el policía
Salió de la sala del hospital con la boca abierta, prácticamente a punto de vomitar, sentía como su estómago enviaba lo poco ingerido hacia arriba, pero no llegaba a la boca. En su camino para salir del hospital, si así se le puede llamar a aquel almacén de humanos en desperdicio sin valor aparente, la denigrante experiencia le hace comprender que la vida no es color de rosa y que la realidad puede ser verdaderamente cruel.
Sale de allí y se da cuenta de que no tiene ni la más remota idea de donde está, pues acaba de llegar de su pueblo a unos doscientos veinte kilómetros de distancia sólo con la dirección de un amigo donde se va a alojar. Ahora maldice el momento en que sin desperdiciar segundos se montó automáticamente en aquella camioneta ayudando al intrépido motorista herido y se da cuenta de que no sólo no sabe dónde está, sino que dejó el bulto donde traía las escasas pertenencias con las que debutaría en la ciudad. Es el momento en que cae en cuenta en que está perdido y que por lo demás ha perdido todo. El horror se apoderó de él inmediatamente y las lágrimas no se hicieron esperar, emergían como sangre de una herida y él lo único que tenia herido era su corazón, que latía acelerado por la adrenalina lograda en el momento.
Luego de un momento reflexiona y vuelve a la calma, al hacerlo piensa que dentro del hospital está la respuesta de su ubicación y la lejana y poco probable posibilidad de encontrar sus pertenencias. Da vuelta y entra de nuevo al hospital, va donde el policía que lo sacó de la sala y le pregunta:
_ ¿sabe usted dónde fue el accidente?
_ ¿de cuál hablas? _ respondió el agente
_ el del motorista _ dijo
_ esa sala es nada más de motoristas _ dijo el policía
_ déjame entrar a ver cuál es, es de suma importancia para mi _ le dijo como implorando
_ ¿por qué?_ interroga el agente
_ por traerlo me he perdido y sólo si se donde fue el accidente podré volver donde estaba.
El policía lo ve de arriba abajo y se da cuenta que es verdad, se veía en la imagen de aquel joven de dieciséis abriles toda la inocencia.
Está bien pasa y mira
Iba caminando a la sala, a cada paso que daba crecía su emoción por encontrar nueva vez al motorista protagonista de la escena que le había costado todo aquel episodio desafortunado de su vida y que lo mantiene en la desesperación. En ese regreso, el número de clientes gratuitos del hospital ha aumentado y las escenas que se ven son más crudas aún; se abre paso entre los llantos y quejidos, malas palabras y órdenes, siente que se va a desplomar pero se agarra de algo que siente frio y lo mantiene de pies, al ver de lo que se agarró se da un gran susto, era la pierna de un cadáver al que se le había corrido la sabana que lo cubría, aquella que una vez fue blanca y ahora no se le identificaba color. Por fin logra entrar en la sala y pasa una inspección cama por cama sin lograr encontrar aquella persona que realmente el no conoce y que ahora se da cuenta de que no le vio la cara tampoco; de nuevo se siente perdido, pero cuando va a salir ve entrar una camisa y lo que queda de un pantalón en una silla de ruedas, las que están impregnadas de un cuerpo todo averiado, sin dudas aquellas piezas a las que debemos mal llamar ropa si le son familiar en inmediatamente pregunta:
_ ¿eres tú el motorista que trajimos en la camioneta?
_ gracias por prestarme tú ayuda _ respondió el motorista con voz entre cortada y quejándose del dolor _
_ gracias a Dios que te encuentro _ expresó y le cuenta lo que le pasa
_ yo soy Tito _ dijo el motorista
_ yo Rolando _ respondió
_ la calle del accidente es la avenida Francia, frente al Huacal _
_ ¿cómo llego? _ preguntó
Tito le explica como puede llegar y le da un papel con un número de teléfono
_ ese es mi número, cualquier cosa en que pueda ayudarte no dudes en llamarme y gracias de nuevo