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Déjenme solo
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Libro electrónico112 páginas1 hora

Déjenme solo

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Información de este libro electrónico

“Martín está confundido, está en medio de una tormenta, Martín está a punto de estallar. El amor se tiñe de negro y lo cubre todo de un gris espeso. La pasión supera la razón. Cuando un joven debe convertirse en hombre. Cuando la vida nos pone a prueba. Cuando debes decidir entre vivir seguro, pero preso en una jaula, o vulnerable y libre por siempre.”
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento18 sept 2016
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    Déjenme solo - Marco Aurelio Salinas Vallejos

    Déjenme solo

    Marco Aurelio Salinas Vallejos

    EDICIONES DEL QUIJOTE

                                            Digital

    Copyright © 2016

    1ª Edición digital 2016

    Inscripción Nº: 263709

    Marco Aurelio Salinas Vallejos

    ISBN Digital: 978-956-9807-00-8

    Edición al cuidado de: Ediciones Del Quijote

    www.edicionesdelquijote.cl

    Dirección Editorial: Alicia Manonellas Balladares

    Diseño y Producción: Ediciones Del Quijote

    Fotografía de Portada: Marco Aurelio Salinas Vallejos

    Diseño de Portada: Marco Aurelio Salinas Vallejos

    Edición electrónica: Sergio Cruz

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin el previo permiso escrito del editor.

    Advertencia del autor

    Es necesario indicar que la novela que usted comienza no la escribí para deslumbrar al mundo, tampoco para iniciar una carrera de escritor y mucho menos para ganar un nobel. Lo que usted va a leer no es más que el relato de una ficción creada en mi cabeza, basada en ciento treinta y cuatro historias.

    Si usted es un ilustrado en el mundo de las letras, podría sentir que pierde el tiempo con una historia torpe y mal escrita, porque si algo le puedo asegurar es aquello, lo que viene es una historia llena de errores e improvisaciones. Intencionalmente decidí que así debía ser, porque, ¿no es la vida una historia llena de errores e improvisaciones?

    Si usted es un crítico que no pierde su tiempo, de antemano le pido disculpas, tiene todo el derecho de ir a reclamar a la FIFA o a llorar en la iglesia. Si no es así, sea usted bienvenido.

    Marco Aurelio Salinas Vallejos.

    En memoria de la persona más consecuente

    que he conocido en mi vida,

    Rainer Sandoval Valenzuela.

    ¿Qué es un fantasma?

    Un evento terrible, condenado a repetirse una y otra vez.

    Un instante de dolor, quizá.

    Algo muerto, que por momentos parece vivo aún.

    Un sentimiento suspendido en el tiempo.

    Como una fotografía borrosa.

    Como un insecto atrapado en ámbar.

    Un fantasma.

    Eso soy yo."

    Película El Espinazo del diablo

    Director, Guillermo del Toro

    Mis agradecimientos para Alejandra Jiménez,

    Carolina Muñoz y Marcelo Mondaca.

    Hermosas personas que siempre han apoyado

    hasta la más absurda de mis ideas.

    1

    Desperté como todos los días, cansado, lento, zombi de sueño. Este maldito insomnio me tiene hecho mierda. Otro lunes, otra semana, otra batalla.

    Mi pesadilla comienza al momento de despertar.

    La pieza está oscura y la ventana empañada, indicio de pasto escarchado y aire polar. De fondo escucho a Mauricio Bustamante leyendo las noticias matutinas en TVN, habla de un choque en la Kennedy, ¡qué novedad.!

    Abro los ojos mientras la alarma del celular suena como un ladrido de perro. Entre parpadeos, gradualmente tomo conciencia. Mi estado somnoliento me hace débil, incapaz de encumbrar mis extremidades, definitivamente no me quiero levantar.

    Mi cerebro poco descansa, trabaja arduamente mientras duermo, recopilando y clasificando los recuerdos del día. Los buenos se guardan, los malos se van directamente a un cajón escondido en las profundidades del perfil derecho.

    Doy un gran bostezo y me estiro para sacudir la flojera.

    Me levanto por fin, aunque de malas ganas. Me pongo las pantuflas de gato que me regaló la tía Marcela para mi último cumpleaños, el número 23. Agarro mi toalla y arrastro los pies en dirección al baño.

    Si algo me irrita es el sueño y si además se combina con frío, se vuelve insoportable, lo detesto. ¿Por qué debemos levantarnos tan temprano con este frío? A veces pienso en jugar un loto, ganar y listo, problema resuelto, aunque no sé cuántas veces he jugado esa mierda sin tener resultado positivo. Solo es una trampa para todos los hueones flojos y mediocres como yo, que de un rajazo podrían conseguir todo con el mínimo esfuerzo. Ser millonario y ya, ¿qué mejor?

    Entro al baño. Puedo sentir el aroma de mi madre suspendido en el aire. Delata que hace pocos minutos ella estuvo acá.

    Me siento y me pego la primera cagada del día. Mientras lo hago leo las etiquetas de las cremas que tiene mi madre. Abro la llave de la tina, toco el agua y no se calienta, siento frío por un momento, vuelvo a tocarla y noto una leve mejoría. Entro y me mojo el pelo, tomo el champú y mientras lo refriego reflexiono un poco sobre el sueño de anoche, llevo tantos días soñando lo mismo, la misma pesadilla.

    La vida me tiene en medio de la mayor confusión de mi corta historia. Un periodo inesperado de tristeza y dolor. Tengo 23 años y las cosas parecen resultar muy distintas a lo planeado cuando era niño. Me he convertido en un amargo maniaco depresivo. Todo parece impreciso, ambiguo. Los días pasan y la depresión no cesa. ¿Dejaré algún día de pensar en ella? ¿Lograré superar esta maldita etapa? ¿Cuándo llegará el día en que recuerde este ciclo de mi vida como un mal momento que logré dejar atrás?

    ¿Cuándo será parte del pasado y no de este presente continuo que parece interminable? Esta maldita jaula que me limita y me maltrata de manera incesante, como un castigo perpetuo que jamás terminaré de pagar.

    Ha pasado casi un año desde aquel día en que la Cata me dejó. Aquel maldito día se fue para siempre, dejando atrás toda una vida conmigo, de un instante a otro, con una indiferencia implacable, digna solamente de un rival invencible decidido a no mirar atrás.

    Al principio la llamaba con todo tipo de pretextos absurdos que solo me servían de justificación para marcar su número. La respuesta siempre fue la misma

    – Usted será transferido a un buzón de mensajes–.

    Cada llamada rechazada fue deteriorando mi ego, mi dignidad, mi vida. Como un cáncer ramificado.

    La obsesión por llamarla es de tiempos pretéritos, hoy he perdido la esperanza, creo que jamás volveré a escuchar su voz. Ella debe estar tranquila con su vida nueva y así es la realidad, no hay nada más que pueda hacer. Soy al que le tocó morder la rabia desde el rincón del olvido. Es increíble como el amor no correspondido se transforma en un abrir y cerrar de ojos en un veneno mortal que se propaga por todo el cuerpo, alma y espíritu.

    A la salida del baño mi vieja me pasa un vaso de leche blanca y me dice que me apure, que estamos atrasados.

    Mientras me visto pongo la radio, suena Sitting, Waiting Wishing, de Jack Johnson.

    Esta será una semana compleja, aunque no peor que la anterior, creo. Agosto siempre ha sido un mes difícil, definitivamente me debilita el alma. Y más este, el invierno más frío y oscuro que me ha tocado vivir.

    Salimos del departamento y subimos al ascensor.

    –¿Estás seguro que no quieres que te lleve? Tienes unas ojeras que ni te cuento.

    – No mamá, no es necesario. No he dormido muy bien.

    – Debes descansar Martín, dormir poco hace mal, te estás volviendo como un viejito mal genio– me dice con una sonrisa tierna mientas con su mano trata de ordenar mi pelo.

    – Recuerda que si algo anda mal puedes contar conmigo siempre.

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