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El Ser Supremo
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Libro electrónico218 páginas3 horas

El Ser Supremo

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Historia de ciencia ficción donde su protagonista, Óscar Martínez como fotógrafo de guerra, presencia la intervención de una entidad de otro mundo en un conflicto y desde ese momento decide encontrar las respuestas sobre el origen de la entidad y su razón de intervenir en la tierra.

IdiomaEspañol
EditorialRaul Robles
Fecha de lanzamiento27 may 2023
ISBN9798223312307
El Ser Supremo

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    El Ser Supremo - Raul Robles

    EL SER SUPREMO

    RAUL ROBLES

    Contenido

    Página del título

    1

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    Epilogo

    Acerca del autor

    1

    El conflicto comenzó hace menos de una semana, en poco tiempo la violencia y caos superaron los pronósticos más conservadores. Para los residentes del área, esa semana no representaba ninguna novedad, la perdida, la muerte y la destrucción son comunes en ese estrecho de tierra. El mundo entero era el principal espectador. Reporteros y medios de noticias llenaban las pantallas con las imágenes de lo ocurrido como una curiosidad ajena a la realidad de sus vidas ordinarias.

    Entre las decenas de reporteros y camarógrafos que seguían cada segundo del conflicto desde la seguridad de las líneas protectoras del ejército invasor, estaba Óscar Martínez. En su chaleco se podía ver bordado la palabra Prensa, con su nombre completo debajo. En sus manos sostenía una cámara, que por medio de movimientos continuos y precisos, tomaba fotografías sin detenerse.

    La principal diferencia entre Óscar y el resto de los reporteros y camarógrafos presentes, era el lugar donde estaba. En medio de la zona de conflicto. Óscar era lo que se denomina un fotógrafo de guerra y en ese lugar realizaba su trabajo. Entre los gritos, las balas y explosiones podía verse Óscar moviéndose rápidamente buscando el mejor lugar para tomar la próxima fotografía, si alguien prestaba atención a su mirada detrás del visor de la cámara, esperaba ver pasión o excitación, pero solo existía el desprecio hacia lo que observaba. No tenía ninguna armadura o protección especial. En los casi 20 años como fotógrafo nunca sufrió una herida mayor, su única protección era su cámara y su instinto.

    Tenía 38 años edad, de los cuales 18 pasaron detrás del visor de una cámara. Al cumplir 20 años reunió suficiente dinero para cumplir su deseo de viajar fuera de su país. Comenzó su pequeño viaje por Europa, específicamente desde Bélgica. Después de un mes del inicio de su viaje se encontró en una pequeña ciudad y allí presencio la ejecución de un hombre por una multitud a pedradas. Sea por morbo y curiosidad saco la pequeña cámara de su padre y tomo algunas fotografías. La multitud no prestó atención al joven tomando fotos de aquel crimen que para ellos era justicia. Cuando el hombre dejo de moverse y su sangre lo cubría, la multitud al fin sintió el agotamiento y la repulsión por lo que observaban a sus pies. Óscar tomó una última fotografía y tranquilamente se alejó de la escena. Impresionado por lo sucedido, decidió salir de la ciudad e ir al próximo pueblo más cercano.

    Llego al siguiente pueblo en horas de la tarde, no fue un trayecto muy largo. El primer lugar que visito fue al bar más cercano. En el fondo de un vaso de licor comenzó a tratar de entender lo que presenció y la razón por la que decidió tomar esas fotos, lo que más lo alteraba era el hecho de que no sentía nada. En las películas, cuando alguien presenciaba un asesinato, vomitaban, lloraban o gritaban, o trataban de salvar la vida de aquel desconocido, pero él no hizo nada. Solo tuvo el impulso tomar unas fotografías.

    Al poco tiempo que comenzó a sentir los efectos del alcohol, decidió detenerse. No era aconsejable para un joven turista estar borracho en un lugar totalmente desconocido. De todas maneras ya sentía la tranquilidad que buscaba al final de cada vaso de licor. Por primera vez miro hacia el centro del bar, había mesas y algunas personas comían. Se alejó de la barra después de pagar sus tragos. Al sentarse en una mesa respiro hondo y esperó a que alguien lo atendiera.

    Pidió algo que parecía un guiso con un gran pedazo de pan y vino, lo que parecía una costumbre en ese lugar. Por regla, nunca preguntaba de qué estaba preparada la comida mientras fuera económica y comestible, sobre todo porque el dinero se estaba acabando. Comer fue bueno para él, sus sentidos despertaron y el sonido de las personas a su alrededor inundo sus oídos. Por lo general no prestaba atención, en su mayoría eran conversaciones en el dialecto de la zona, que comprendía, parcialmente, entendió una frase aquí y allá. Hasta que reconoció un idioma que le era familiar, coloco su mirada en la mesa de dónde provenía. La conversación venía de dos hombres, ambos claramente no eran nativos de la zona. Primero por la apariencia física, pero segundo por la ropa. Para distraerse decidió seguir escuchándolos, mientras conversaban despreocupadamente, seguros de que nadie los podía entender.

    Los dos hombres vestían similarmente pantalones blujean, franelas con unos chalecos con muchos bolsillos sin mangas. El que parecía más alto tenía el cabello rubio y se comportaba como el líder. Su compañero era más pequeño de cabello negro con contextura gruesa.

    (en inglés) -… Perdimos el tiempo, no llegamos a tiempo… ¡Maldita sea! -

    Dijo con ira.

    - Entonces, era fidedigna la información, ¿está muerto? -

    - 99% seguro, igualmente vamos a ir a ver que podemos averiguar, pero es una maldita pérdida de tiempo -

    Lo último lo dijo acompañado de un golpe en la mesa. Su compañero no respondió nada y tomo un trago. Por varios momentos solo hubo silencio, el rubio volvió a hablar.

    - Pobre diablo, sabes cómo castigan a los corruptos en su ciudad o a los  que  perciben como corruptos, los apedrean -

    Dijo sin mirar a su compañero.

    - ¿No les importo, que era el alcalde del pueblo? -

    - No les importaría aunque fuera el presidente, pobre diablo no sé cómo duro casi 2 años en el cargo -

    - 2 años, ¿cuánto duro su predecesor? -

    - Un poco menos de 6 meses -

    Respondió riéndose al final.

    - ¿Qué fue lo que hizo? -

    - ¿Quién sabe y a quien le importa?, tal vez lo hacen cuando están aburridos -

    Óscar estaba seguro de que hablaban del hombre cuya muerte presenció. Continuaron hablando del tema sin preocupación, para ese momento miro su plato y no quedaba comida en él. Continuo escuchando y al fin entendió que aquellos hombres eran periodistas de una sé esas grandes cadenas de noticias. Espero a que se llevaran su plato y pago por su comida, Con un impulso se levantó y camino tranquilamente hacia los dos hombres mientras continuaban conversando, se detuvo frente a la mesa y educadamente pidió permiso para sentarse.

    (en inglés) - Buenas tardes, mi nombre es Óscar y escuché de lo que conversaban -

    Ambos miraron a Óscar extrañados por aquel joven de pie frente a ellos, y más aun hablando en su idioma. Estaban seguros de que nadie los podía entender en ese lugar.

    - ¿Disculpa? -

    Pregunto el rubio.

    - Mi nombre es Óscar y escuché su conversación -

    - un turista mochilero, ¿en qué podemos ayudarte? -

    Respondió el rubio.

    - creo que les puedo ofrecer algo… -

    - ¿sobre qué?, mi amigo y yo, hemos hablado de muchas cosas… -

    Pregunto el de cabello negro.

    - Bueno… sobre el hombre apedreado en el pueblo siguiente…. -

    El rubio miró a su compañero y una sonrisa cubrió su rostro y esa era exactamente la expresión que Óscar esperaba. Con un gesto lo invitó a sentarse junto a ellos.

    - Bueno, mi nuevo amigo, mi nombre es William y este aquí presente es Richard, somos periodistas de red de noticias UNM (UNIÓN DE NOTICIAS MUNDIALES) y nos enviaron a cubrir el arresto del alcalde de ese pueblo, pero llegamos tarde. Lo ejecutaron públicamente. -

    - Así es, está muerto. Yo estaba presente hace unas horas… -

    - nos encantaría escuchar tu versión de la historia y así completar el reportaje -

    Dijo Richard.

    - Tengo algo mejor que una historia… -

    - ¿Y qué sería mejor que la historia? -

    Pregunto William.

    - Fotografías… -

    Óscar vio fijamente sus rostros para ver cuánto valían para ellos. Fue Richard el que se enderezó rápidamente y por primera vez mostró interés.

    - ¿Tienes fotografías?... -

    Pregunto Richard.

    - Estaba en el pueblo cuando ocurrió y tome algunas fotos con mi cámara. -

    - Si es verdad,  estamos interesados, puedes mostrárnoslas … -

    - Primero, me gustaría discutir el pago, porque como entenderán no son gratis… -

    Richard miró a William con una sonrisa de entretenimiento.

    - Por supuesto, pero al menos muéstrame tu cámara. -

    Dijo William.

    Óscar tomó su bolso y saco la pequeña cámara de rollo de su padre y se la mostró a Richard. Al verla comenzó a reír, William ahora parecía estar entretenido. Óscar no entendía lo gracioso y se imaginó que se burlaban de él o no creían que había tomado las fotografías.

    - ¿Qué es tan gracioso? -

    Pregunto Óscar con irritación.

    - Bueno mi joven amigo, en primer lugar esa cámara es tan básica que tendrás mucha suerte si hay fotografías en ella y en segundo lugar tú no tienes experiencia -

    - si no les interesa, lamento haberlos molestado -

    Respondió Óscar levantándose de la mesa.

    Muchas veces en la oscuridad de la noche y mientras contemplaba el techo del último lugar donde se quedaba, Óscar pensaba como hubiera sido su vida, si no hubiera vuelto a la mesa o si Richard no se lo hubiera pedido.

    Richard habló rápidamente.

    - No quería ofenderte, por favor siéntate y hablemos de negocios. -

    Dijo todavía con la sonrisa.

    Óscar se detuvo y miro nuevamente a aquellos dos desconocidos y volvió a la mesa.

    - ¿cuánto valen para ustedes las fotos? -

    - Eso depende de la calidad de las fotos y lo que muestran -

    Respondió Richard mientras William estaba más interesado en su vaso que en la conversación.

    - La cámara es de rollo, ¿cómo lo vamos a averiguar? -

    Pregunto Óscar con algo de pánico en su voz.

    - Bueno, nosotros tenemos el equipo necesario para revelarlas, dependiendo de lo que vea, hacemos negocio… ¿estás de acuerdo? -

    Pregunto William finalmente.

    Óscar pensó por unos segundos, pero sabía que no tenía con que regatear, Richard tenía razón, era necesario revelar las fotos, así que acepto. Óscar los acompaño al hotel donde se quedaban, allí tenían unos bolsos negros enormes. Muy pronto se dio cuenta de que estaban llenos de instrumentos, equipos y cámaras que claramente eran de William, que se dedicó a sacar lo que necesitaría para revelar el rollo. Poco a poco fue llevando las cosas al baño y por último saco un bombillo de color rojo de un bolsillo interno del bolso, el baño se llenó de una luz roja, William salió del baño y le pidió a Óscar su cámara. Mientras todo esto ocurría, Richard se acostó en la cama con los ojos cerrados, mostrando ningún interés en el trabajo de William.

    William tomó la cámara y Óscar le pidió si podía ver lo que hacía, acepto sin pensarlo dos veces. Óscar pidió ver lo que hacía, no por curiosidad, sino para asegurarse de que no tratarían de engañarlo. El baño estaba completamente en rojo, el lavamanos estaba lleno de un líquido y encima del inodoro había una bandeja con otro líquido. Óscar tuvo que concentrarse para que sus ojos se acostumbraban al color rojo, para William era como si no hubiese ningún problema con la luz.

    Extrajo el rollo de película de la cámara y la reviso con un espejuelo, en una esquina había una máquina que parecía un proyector, pero pequeño. Allí coloco poco a poco el rollo de película y fue sacando pliegos en forma de una fotografía normal, sumergió los pliegos en los líquidos y coloco los pliegos mojados en el tubo de la cortina de baño con un agarrador. Óscar miró fijamente los pliegos y observo que solo eran 4, lo cual era extraño porque recordaba haber tomado al menos 10 fotos.

    Poco a poco las imágenes comenzaron a aparecer en los pliegos, William tomo las fotos una por una y las seco volviendo a colocarlas en el tubo de la cortina de baño. Miro a Óscar y respondió a la pregunta que estaba dándole vueltas en su cabeza.

    - Bueno, mi joven amigo, solo cuatro fotos se pueden usar, las demás estaban desenfocadas y otras había movimiento en ellas -

    - ¿y las cuatro les pueden servir? -

    - yo creo que si, en un minuto lo sabremos -

    Luego de un minuto, William apago el bombillo rojo, tomo las fotos y le indico a Óscar para salir del baño. En el cuarto, Richard parecía estar completamente dormido, William se acercó al bombillo más cercano y examino detenidamente las fotos una tras otra. Óscar se quedó de pie junto a la entrada del baño, esperando por la respuesta. William se acercó a Richard y lo despertó, colocando las fotos en sus manos. Richard miró con ojos soñolientos las fotos y poco a poco pareció despertarse sonriendo.

    - Si… si… si… si…. No está mal, las podemos usar -

    Richard tomó las fotos y se las entregó a Óscar.

    - Estas son tus fotos y te digo, no están nada mal … -

    Óscar miró cada una de las fotos, la primera mostraba a una mujer arrojando una piedra al hombre, la segunda era una foto donde se veía la multitud y al hombre sangrando, la tercera era una foto del hombre protegiéndose el rostro de las piedras y la última era una foto de cuando todo había terminado y solo mostraba el cuerpo cubierto de sangre. Estaba impresionado, las fotos se veían mejor de lo que él esperaba.

    - ¿entonces, hacemos negocio? -

    - Sí, vamos a hacer negocio -

    Respondió Richard.

    Richard era quien tenía la última palabra y compró el negativo por una cantidad decente, dándole un número de explicaciones sin importancia para Óscar. Para él fue un buen negocio, casi la mitad de lo que había tardado 2 años en ahorrar y por 4 fotos. Los tres volvieron al bar a celebrar, las fotos convertían la noticia de la ejecución del alcalde de un pie de nota de prensa, en una noticia estelar. Allí conversaron como amigos, conociéndose un poco más, hasta que se dieron cuenta de que debían continuar sus caminos, al despedirse Richard hablo privadamente con Oscar.

    - mi joven amigo, esta es la despedida, conocerte ha sido un golpe de suerte -

    Dijo Richard colocando una tarjeta de presentación con su información en la mano de Óscar.

    - Yo creo que tienes talento para la fotografía, un buen ojo como mi editor, diría. Mi oficina está en Londres, allí es donde yo trabajo, si lo deseas puedes aprender el oficio y quien sabe… -

    Dijo Richard con honestidad.

    Óscar estaba sorprendido con todo lo que escuchaba, nunca había pensado seriamente en que haría cuando volviera a su hogar. Depuse de terminar su escuela secundaria, sus padres murieron en un periodo de 1 año debido al cáncer. Trabajo durante meses para realizar este viaje y decidir qué haría con el resto de su vida. La despedida fue corta y simple.

    Richard y William salieron del bar dejando a Óscar solo en la mesa. Óscar se quedó allí, pensando en las últimas palabras de Richard y la tarjeta que estaba depositada en uno de sus bolsillos. Durante el viaje, en momentos de soledad, pensaba en que haría cuando el dinero terminara y tuviera que volver a su hogar. No eran pensamientos agradables, no tenía familia y nunca se sintió parte del pueblo donde creció.

    No había mejor evidencia de su desapego a lo que conoció toda su vida, que al terminar de enterrar a su padre meses después de la muerte de su madre, reunió lo suficiente para viajar y dejar atrás ese lugar. Volver no parecía ser una opción para Óscar.

    Óscar terminó el trago que tenía en su mano y se levantó de su silla. Fuera del bar, la luz del sol lastimo sus ojos y después de respirar hondo, continuo su viaje. Gracia a la venta de las fotografías, preguntarse qué haría cuando volviera a su hogar, no era un problema inmediato.

    Un mes después de salir de aquel bar, perdió el interés en continuar su viaje, sus pensamientos estaban en Richard y su oferta. La decisión era obvia. Óscar volvió momentáneamente a su hogar y visito la tumba de sus padres. Les contó todo lo sucedido en sus viajes y la decisión que tomo para su futuro. Un mes después, Óscar estaba en Londres en la oficina de Richard Moligan conversando sobre la carrera que dominaría su vida por los próximos 20 años.

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