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Tornados infernales
Tornados infernales
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Libro electrónico377 páginas5 horas

Tornados infernales

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A causa del impacto destructivo de uno de estos fenómenos, Roland Eastwood de diecisiete años de edad y su hermana Suzan de dieciséis quedan huérfanos, sin familia, sin un hogar y sin recursos ecómicos.
Roland siendo el único hermano mayor de su hermanita tiene que esforzarse, ser valiente y no desmayar, hasta poder encontrar una luz de esperanza al final de ese túnel inimaginable oscuro y lleno de calamidades en que los puso ese infernal tornado.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento11 jul 2019
ISBN9781506513768
Tornados infernales

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    Tornados infernales - Samuel M. Cifuentes

    Copyright © 2019 por Samuel M. Cifuentes.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación del autor o son usados de manera ficticia, y cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, acontecimientos, o lugares es pura coincidencia.

    Fecha de revisión: 18/07/2023

    Palibrio

    1663 Liberty Drive, Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    602423

    Contents

    Prefacio

    1

    2

    3

    4

    5

    6

    7

    8

    9

    10

    11

    12

    13

    14

    15

    16

    17

    18

    19

    20

    21

    22

    23

    24

    25

    26

    27

    28

    29

    30

    31

    32

    33

    34

    Epilogo

    92157.png

    Prefacio

    Esta historia nos mostrará que nada puede detener el ánimo y el deseo de superar las calamidades que a veces nos sorprenden en la vida, y que después de la tormenta, y cuando viene la calma, todo vuelve a su normalidad y se vuelve a ser feliz. Especialmente cuando en medio de las tribulaciones, también se genera una bella historia de amor que pone fin al recuerdo de un oscuro pasado.

    Al ir conociendo a los protagonistas a través de las páginas de este libro, podremos cautivar la atención en la valentía, la verdadera amistad y el amor verdadero en algunos, como también el odio y la maldad en el corazón de otros. En esta historia también notaremos que poner atención a los consejos de las personas mayores es muy sabio, y que al prestar oido y obedecerlas nos podrían llevar a mejores resultados.

    Samuel M. Cifuentes

    92157.png

    1

    Roland estaba muy preocupado con la crisis económica que venía afectando a su familia en estos últimos meses. A pesar de su corta edad, siendo un joven de diez y siete años, sufría igual que sus padres, siempre pensando que hacer para solucionar los problemas económicos en el hogar. Además de ser conciente y responsable la naturaleza lo había premiado con atributos positivos, pues gozaba de buena estatura y buen parecer; delgado, de ojos verdes profundos, y de un cabello negro que lucía explendido en contraste a su tez blanca. Era muy de mañana y ahi parado frente a los cristales de la puerta corrediza que daba al patio de atrás de la casa, meditaba profundamente en lo que tendría que hacer en el futuro para ayudar mejor a su familia. Afuera llovía copiosamente. Pensativo veía los torrentes de agua que corrían hacia abajo sobre los tejados de las otras casas, sorprendiéndose de ver como la fuerza de la lluvia y el viento hacían un desastre las ramas de los árboles, ¿Hasta cuando dejará de llover asi? Se preguntaba con cierto temor, alzando su vista hacia arriba observando el cielo ennegrecido, ¿Acaso no ha sido suficiente ya con toda el agua que ha caído en todos estos días? Sus pensamientos fueron interrumpidos por Suzan su hermana menor de quince años, quien después de haberse arreglado hermosamente, venía a la cocina a prepararse un desayuno. Ella no tenía cabello negro como su hermano, más bien castaño, rizado igual al de su madre; de tez blanca, ojos azules, y tan bien de un parecer hermoso que cautivaba las miradas de todos los muchachos de su barrio, Roland! ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás tan preocupado viendo hacia afuera? Le gritó sorprendida, mientras extendía su brazo y prendía un pequeño televisor que se hallaba sobre el mueble de la cocina, ¿Qué te sucede? ¿Por qué estás tan pensativo viendo asi afuera? ¿Acaso le tienes miedo a la lluvia? No, no es nada de eso! Contestó el sobándose su mejilla sin volverla a ver, ¿Entonces qué te sucede? Insistió ella, ¿Por qué luces tan deprimido como si llevaras el mundo sobre tus hombros? Apenas acabas de cumplir diez y siete años, y ya pareces un anciano con esa cara que tienes! ¿Y qué hay de malo con mi cara? Respondió el ofuscado volviendola a ver. Suzan quitó su vista del televisor y la fijó en él, Ni siquiera te has podido lavar bien la cara Le reclamó viendo en sus mejillas coloradas unas manchas negras. Roland llevó su mano a su rostro y se sobó donde tenía estas, procurando desaparecerlas, Son manchas fuertes de aceite negro Explicó, Tu lo has dicho, parece que no me lavé bien! Ayer después de la escuela ayudé a Mr. Daniels a bajar la transmisión de ese Ford Fairlane ¿El automovil rojo del 62 que tanto te gusta? Preguntó ella, Si ese mismo Contestó el con gran inspiración, Como quisiera tener el dinero que él pide por este! Es mejor que no te hagas ilusiones Le sugirió ella, Asi como están las cosas hoy, más vale que no pienses en eso. Además estamos viviendo en los noventas, ¿no te gustaría al menos pensar en un carro de estos años? Nada de lo que hacen hoy me gusta tanto como ese Ford Fairlane! Contestó el con seguridad, Ayer mismo le supliqué a Mr. Daniels que no se lo vendiera a nadie, pensando que tal vez algún día nuestra situación económica cambiaría y se lo pudiera comprar en el futuro Suzan hizo algunos gestos de mal modo, girando a la vez sus preciosos ojos azules. Se dio la vuelta y extendió su brazo para tomar de sobre el refrigerador, una caja de cereal que se hallaba en el centro del tope de este y muy fuera de su alcance, Que chaparra eres! Le dijo el notando que no la podía alcanzar, burlándose asi de su estatura. Enseguida se acercó al refrigerador, y tomando la caja de encima se la puso en sus manos, Presumes mucho tan solo porque tienes cinco pulgadas más que yo! Refunfuñó ella fingiendo enfadarse, Si tuvieras mi estatura Respondió el sonriendo sarcásticamente, Pudieras alcanzar con facilidad todo lo que quisieras alrededor de esta casa Suzan le hizo una cara fea, insinuándole con eso que no le incomodaban en nada sus bromas de mal gusto, No me has contado ¿por qué te levantastes tan temprano, y por qué estabas tan preocupado hace un rato? Volvió ella a preguntarle, mientras tomaba la botella de leche del interior del refrigerador, Anoche escuché que papá y mamá discutían Le informó el, volviendo su rostro preocupado a los cristales de la puerta corrediza, Y después de eso me fue imposible conciliar el sueño Suzan frunció su frente siguiéndolo con su mirada, ¿Por qué discutían? Preguntó con sumo interés Como hace ya varios días que no ha dejado de llover Prosiguió el con la misma preocupación, Papá ha perdido algunos contratos, y mamá está muy preocupada pues estamos muy atrasados con los pagos de la casa y ni siquiera tenemos lo suficiente para llevar a nuestra hermanita Sofhia con el doctor Suzan se rascó su cabeza. Algunos truenos y rayos se oyeron en esos instantes como estallidos de bombas, De verdad que se nos está poniendo dura la cosa! Dijo sentándose a la mesa con su mirada asustada por los truenos, Yo pienso Prosiguió, Que papá se va a tener que buscar otro trabajo! Hace ya varios días Le informó el con un tono de lástima, Que papá ha trabajado bajo la lluvia, pero le ha sido imposible terminar con esos contratos, y todo este mes hemos estado viviendo con lo poco que me ha pagado Mr. Daniels en ese taller de mecánica! Suzan comenzó a comer poniéndose muy pensativa por sus palabras, Siento como que voy a tener que dejar la escuela Prosiguió Roland, Y trabajar tiempo completo con Mr. Daniels! Suzan meneó su cabeza negativamente, no aceptando lo que decía, Me daría mucha pena que llegases a tomar esa decisión! Le dijo, Pues sería una lástima que te olvides de tus estudios ahora que vas tan bien, ¿por qué no te esperas hasta que te gradúes para hacer tal cosa? Tienes razón, pero por el momento tenemos que hacer algo! Le respondió el mientras se acercaba al refrigerador, abría la puerta de este e inspeccionaba el interior, Me preocupa mucho también nuestra hermana Sofhia Prosiguió, Tenemos que llevarla al doctor! Anoche tosió toda la noche. La pobre ya ha faltado muchos días a la escuela, y esa tos maligna y fiebre alta no se le quita! Si, también a mi me preocupa! Dijo Suzan mientras comía sin ganas y veía el televisor, Sabes que! Continuó Roland viniendo a la mesa con una rodaja de jamón en su mano, Yo creo que de verdad esta misma tarde hablaré con Mr. Daniels y le expondré lo que te he mencionado a ti! Es una locura Roland! Le volvió a protestar ella, Por favor hazme caso quieres! Quítate eso de tu mente! Te arrepentirás para toda tu vida de hacer algo asi! ¿Que no ves los problemas que tiene papá hoy por no haber terminado la escuela?.

    Estela la madre de ambos vino a la cocina interrumpiendo el diálogo que tenían, y mientras les daba los buenos días, veía la hora en el reloj que se hallaba en la pared, notando que poco faltaba para que ambos se apresuraran para irse a la escuela. Su fisonomía era casi exacta a la de Suzan. De su misma estatura, y de un rostro aunque avejentado pero con facciones en este que representaban a una madre dulce y amorosa. Siempre se levantaba más temprano que ellos para atenderlos, pero hoy se había quedado dormida, por haber atendido casi toda la noche a Sofhia, y al ver a Roland comiendo simplemente un pedazo de jamón, se preocupó mucho y abriendo el refrigerador sacó de ahi una caja de huevos, En algunos minutos les hago un buen desayuno! Dijo a ambos No te preocupes mamá Le dijo Roland, acercándose a ella, dandole un beso cariñoso en su mejilla, Realmente no tengo nada de hambre Prosiguió, Además ya casi nos dan las ocho y ya tendremos que irnos ¿Y tu Suzan? Le preguntó a ella, sintiéndose culpable de no haberse levantado pronto, Yo ya estoy bien con este poco de cereal que me comí Contestó, también dándole un beso. Estela volvió a poner las cosas en su lugar, Ni siquiera te ayudé con el peinado que deseabas llevar hoy Le dijo acariciando su suave cabello castaño, Oh no te preocupes mamá! Le contestó con cariño, Que después de todo, ¿a quien le gustaría ir bien peinada con esta lluvia interminable? Buenos días familia! Interrumpió de pronto John Eastwood el padre de los muchachos, apareciéndose ya listo, vestido con sus ropas de trabajo y dispuesto a darles el aventón hacia la escuela, Buenos días papá! Contestaron casi en coro ellos, acercándose a él y mostrándole el mismo cariño que le brindaron poco antes a su madre. John Eastwood fijó su vista preocupado hacia afuera, viendo a través de los cristales de la puerta corrediza, los torrentes de agua que golpeaban contra esta. Enseguida turbado por la situación del tiempo, jaló una silla del comedor y se sentó frente al televisor, el cual había estado encendido sin que nadie le pusiere atención. Asi como Suzan se parecía a su madre, asi mismo Roland a su padre, excepto por el sobrepeso de Mr. Eastwood y su vejez ya notable en su rostro preocupado. Por este sobrepeso, parecía ser más alto que Roland, pero en realidad era por lo corpulento que estaba. Sus ojos también eran verdes profundos, cejas grandes y bigote bien poblado. Algunas arrugas en su rostro tosco daban señal de sus muchos años, y su mirada apagada, por el cansancio de una vida dura llena de preocupaciones y dificultades sin fín, ¿Café John? Le preguntó Estela dándole un beso cariñoso en su cabeza, No Estela, gracias! Contestó el mientras buscaba el canal de las noticias, Nos quedan apenas tan solo diez minutos para irnos, preferible cuando regrese de haber dejado a estos muchachos! Iré a despedirme de Sofhia Les anunció Roland, movilizándose hacia su recámara, Yo te sigo Añadió Suzan yendo detrás de él. Ambos entraron a la recámara de Sofhia, notando que ella dormía profundamente en esos instantes, La pobre al fin se durmió después de tanta tosedera! Dijo Roland en voz baja para no interrumpirle su sueño, Y la fiebre sigue igual en ella! Añadió Suzan mientras delicadamente ponía su mano sobre su frente, Vamos no la despiertes! Le recomendó Roland, ¿Que no ves lo dormida que esta? Al decir esto acercó su rostro al rostro de Sofhia y le dio un beso en su mejilla, Adiós hermanita! Le susurró en el oido, Te prometo buscar dinero hoy de donde sea para llevarte al doctor lo más pronto posible, ok! Vamos Roland! Que se nos hace tarde! Le urgió Suzan. Ambos salieron de la recámara volviendo a la cocina, asustándose al haber visto a sus padres muy preocupados viendo el televisor, ¿Qué pasa papá? Preguntó Roland fijando su vista en lo que veían en este Han pronosticado un tornado para esta cuidad de Paris, Texas hasta las tres de la tarde! Les informó el preocupado en gran manera, No se pongan asi papá! Les animó Suzan, Los reporteros siempre se equivocan! Como quiera que sea siempre nos preocupa hija Contestó el bastante pensativo. Mr. Eastwood se puso en pie y abriendo sus brazos los puso alrededor de los tres, Que Dios nos libre de estos fenómenos’’ Dijo con sus ojos cerrados y su rostro inclinado, Papá por favor no nos preocupemos tanto asi! Les suplicó Suzan al verlos a todos tan asustados, ¿No ya les dije que estos reporteros dicen cosas que no ocurren? Roland le echó un vistazo al reloj que se hallaba en la pared de la cocina, Ya es hora de irnos! Le dijo a su padre, mientras tomaba las capas y le entregaba una a Suzan. Ella le dio su gorra de los Texas Rangers, la cual él enseguida acomodó sobre de su cabeza, Por favor mamá! Suplicó Suzan dándole el último beso, No se preocupen mucho, quieren! Esperamos en Dios hija que no pase nada! Le dijo ella, volviéndola a abrazar tan fuerte como si fuese la ultima vez que la volvería a tener entre sus brazos, Si algo de eso que les he mencionado llegase a ocurrir hoy Les dijo Mr. Eastwood con gran preocupación en el tono de su voz cuando ya estaban los tres en el interior del pickup de él, Y si sucediese que una catástrofe asi viniese a quitarnos la vida, por favor vele el uno por el otro y mantenganse siempre unidos, quieren! Por favor papá no hables asi que eso jamás va a ocurrir! Le volvió a decir Suzan muy molesta por sus palabras, Si papá, no vuelvas a mencionar eso quieres! Exclamó también Roland sintiéndose igual que ella, Está bien! Solo son palabras de advertencia! Dijo el, Tan solo hablo asi por lo que he visto que le ha sucedido a mucha gente, y nosotros no somos una excepción Al decir esto, encendió el motor, le dio una mirada a ambos y luego salió de ahi conduciendo hacia la escuela. Algunas horas después, como a eso de las dos y media de la tarde, el día se oscureció aún más. Las nubes se tornaron más densas, y la fuerza del viento desarraigaba con violencia las copas de los árboles, mandando al ambiente millares de hojas que volaban por doquier. Los alambres de la luz eléctrica se comenzaron a mecer como culumpios y safacones de basura fueron forzados fuera de sus lugares, los cuales regaron por doquier el contenido que había en estos. A este laberinto infernal se agregó la explosión de muchos cristales de los ventanales de numerosos edificios y el infernal sonido de las alarmas anunciaban la proximidad de un tornado de severa magnitud. En la escuela de Roland y Suzan, los maestros, directores y mayormente alumnos, se comenzaron a descontrolar al haber oido el sonido de estas y el grotesco cambio que había adoptado el tiempo, Deberíamos irnos todos a nuestras casas ya! Opinaron muchos de los alumnos, alborotándose aún más a cada segundo que pasaba. Pero a esta decisión sin sentido, lograron oponerse los directores y el personal que cuidaba el establecimiento, ordenándoles a todos que se calmasen y marchasen inmediatamente y en orden hacia el subterráneo. Roland y Suzan se situaron entre la multitud de alumnos, y tomándose de la mano se apresuraban al paso de todos hacia las entradas de ese sótano, Tal parece como que el condenado de ese reportero de las noticias no se equivocó! Exclamó Roland, preocupado más en sus padres y en Sofhia que en ellos dos, pues bien sabía que en el sótano de este establecimiento, podrían librarse del peligro eminente de ese tornado que tocaría tierra en cualquier momento, Esperamos que sea como las veces pasadas que pronto se aclaró el día y no pasó nada! Le respondió Suzan ya temblando de miedo al ver la oscuridad por las ventanas, Apresúrense pero no corran! No quiero que nadie se injurie al descender por las escaleras, entendido! Les ordenó el Principal a todos, a voz en grito y con autoridad cuando comenzaban a bajar por estas, Tengo mucho miedo! Siento como que me voy a desmayar! Le dijo Suzan a Roland, sujetándose a la mano de él con todas sus fuerzas, Tranquila! Nada va a suceder! Le animó el, Nomás permanece a mi lado y encontremos un mejor lugar más seguro en donde acomodarnos! Yo quiero irme a la casa! Dijo ella entre sollozos, Quiero estar con papá, mamá y al lado de Sofhia Tranquila que todo esto se desvanecerá pronto, asi como suele suceder a veces! Volvió animarle él, No tengas miedo! Que nada les va suceder a ellos! Ya pronto verás como cambiará todo esto! Ven, sentémonos aqui, y pase lo que pase, por favor no te apartes de mi lado quieres! La algazara y el bullicio de todos los muchachos ahi aglomerados, era más exagerada que el ruido de los elementos de la tempestad y el ensordecedor sonido de las infernales alarmas del tornado. Al parecer, a muchos de los jóvenes poco les importaba lo que pudiese o no pudiese suceder, que con solo estar ahi y no tener que oir las aburridísimas charlas de sus maestros, ni tenerlos que ver cerca de ellos, verdaderamente que les parecía todo eso como una reunión muy especial. Ah Dios mio! Exclamaba Suzan temblando de miedo, al ver que las lámparas del sótano se apagaban y luego se volvían a encender siguiendo el compás de los truenos que se oían allá afuera como terribles explosiones. Los muchachos por el contrario gritaban todos a la vez, pero sus gritos no eran de terror sino de alegría al estar todos juntos tomándose un poco de descanso, Estos no se preocupan mucho debido a que sus casas se encuentran muy lejos de aqui Murmuró Roland pensativo, La nuestra en cambio se encuentra en el área del aviso del tornado que pronosticó esta mañana ese reportero".

    De pronto todo mundo se quedó en silencio, al haber oido un ruido espantoso allá afuera que a cada instante se hacía mayor y ensordecedor. Tal parecía como si de pronto algunos aviones supersónicos de la fuerza aérea habían descendido y volaban por encima del establecimiento, Es el tornado! Gritaron algunos de los jóvenes impartiendo el terror que ellos sentían a los demás. Suzan inmediatamente se refugió entre los brazos de su hermano, Dios mio salvanos! Exclamó desfalleciendo en sí. Roland hizo lo mismo procurando hacerse fuerte para animarla. El pronostico de aquel reportero se había pasado del tiempo señalado, pero al fin lo anunciado había llegado. A las tres y media de la tarde descendió aquel mounstroso fenómeno, saliendo de entre las densas nubes negras en dirección a tierra, produciendo su típico ruido infernal y comenzando a desarrollar su gigantesco acto de destrucción, Todos al suelo! Gritó el Superintendente, al sentir que el edificio comenzaba a temblar y las lámparas se habían apagado. Al instante todos en medio de gritos y clamores de terror obedecieron a su mandato, tirándose asi al suelo y cubriendo sus cabezas con las palmas de sus manos. Pero afortunadamente para ellos, y para la estructura del edificio, sucedió que el ennegrecido cono del tornado se desvió de la dirección donde se encontraba este establecimiento, yéndose hacia el suburbio por donde se encontraba la residencia de la familia de Roland y de Suzan. Ahi las casas fueron deshechas, aventadas al aire como si fuesen cajas de cartón, y los vehículos igualmente levantados en el aire y somatados en tierra como si fuesen asi mismo juguetes de plástico. A esta catástrofe se agregaron los estallidos de los capacitores que colgaban de los postes de la luz eléctrica, produciendo fuego, chisporoteos eléctricos y ruidos ensordecedores, como si ocurriese una guerra de bombazos sin cuartel. Afortunadamente para el resto de muchos residentes, el cono de este tornado no duró mucho tiempo sobre tierra. Pronto se volvió a desaparecer asi mismo por entre las nubes densas, soltando en el aire todo lo que había acumulado en su poderoso torbellino. El panorama que este dejó en esa área fue catastrófico y desolador en gran manera. Varios bloques de residencias fueron desaparecidas, y un número grande de vehículos destrozados y volcados por doquier. Gigantescos árboles extraídos con todo y sus raíces yacían tirados sobre las calles, y los postes de la energía eléctrica y enrredaderas de alambre todavía produciendo fuego y explosiones, asi mismo tirados en tierra. Toda la gente que sobrevivió el azote de este terrible fenómeno, salió inmediatamente de sus refugios a prestar ayuda a los damnificados. Roland y Suzan se estremecieron al haber oido que el tornado había tocado tierra por donde ellos vivían, Mis padres! Oh mi Dios mis padres! Mi hermanita Sofhia! Gritaba Suzan con angustia, mientras con desesperación se esforzaba abriéndose paso entre la muchedumbre de jóvenes para salir de ese sótano, Ya cálmate por favor! Le suplicaba Roland yendo detrás de ella, No te pongas asi, no temas! Yo estoy seguro que ellos han de estar bien! Pero ella no confiando en sus palabras, prosiguió con angustia empujando hacia arriba en las gradas a todo aquel que le obstruía el paso. Tiempo más tarde, después de que ambos hubieron corrido por calles llenas de escombros, bloqueadas por árboles, automóviles volcados y alambrados con energía eléctrica, todavía produciendo severos chisporoteos, por fin llegaron al área donde supuestamente debía estar la casa donde vivían, Nuestra casa! ¿Dónde está nuestra casa? Exclamó Roland casi desmayándose en sí, muy seguro de que en el sitio donde se encontraban ahi debía de estar. A la vista de ambos solo se veía un panorama amplio de destrucción, desolamiento y gente por doquier gimiendo, buscando con la ayuda de los paramédicos por entre los escombros a sus seres queridos. Suzan de pronto se transtornó llamando a gritos a su papá, a su mamá y a su hermana Sofhia. Roland tuvo que sostenerla entre sus brazos, pues que como una loca pretendía echarse a correr hacia los montones de escombros a buscarlos a ellos, Suzan cálmate! Le suplicaba abrazándola fuertemente con amargura, sintiendo la horrible seguridad de que sus padres y su hermana Sofhia habían perecido. Y mientras ahi la sujetaba con fuerza, veía a su alrededor, espantado de como aquel tornado de magnitud 4, había desaparecido el barrio donde ellos habían vivido toda su infancia. Minutos después los hombres de las unidades de emergencia extrajeron los cuerpos de sus padres y de su hermana Sofhia, poniéndolos en bolsas plásticas y acomodándolos en una de las ambulancias, Por favor cálmate! Proseguía suplicándole Roland a Suzan, viendo que ella lloraba a gritos y se esforzaba por querer abrir las bolsas plásticas y echarse sobre los difuntos, No quiero calmarme! Gritaba ella en medio de su llanto, Mas bien quisiera morirme con ellos! Yo también quisiera hacer eso! Le respondió Roland manteniéndola entre sus brazos, Pues que mi corazón está desfallecido como el tuyo y nada podemos hacer más que procurar calmarnos! Por favor jóvenes! Les vino a decir el paramédico del vehículo, palpándole suavemente en el hombro a Roland, pues que permanecían junto a este interrumpiendo el paso, Tenemos que llevar estos cuerpos fuera de aqui! Tengan la amabilidad de moverse por favor! No! No se los lleven! Gritó Suzan agarrándose de la barra que servía para asistir y subirse al vehículo, Señorita, los llevaran a la estación donde los podrán ver otra vez! Le explicó el paramédico. Roland al fin pudo convencerla a que se soltase de ahi, Oh Sofhia hermanita mia! Exclamaba ella derramando su alma, dejando que la lluvia se mezclase con sus lágrimas, ¿Quien me diera que muriese yo en lugar tuyo hermanita mia? ¿Por qué tenías que morir de esta manera? ¿Por qué, por qué? Momentos más tarde, dos de sus tíos se acercaron a ellos para darles su sentido pésame, y anunciarles con sinceridad que desde hoy sus casas estaban a su disposición. Y asi, al finalizar aquella horrible tarde, todavía gimiendo con gran amargura sin familia y sin hogar, los dos huérfanos no teniendo otro recurso al cual recurrir, ambos acordaron sin más remedio que irse a vivir a la casa de su tío Robert hermano menor de su difunto padre. El era el más dulce y comprensivo, y en el que se podía confiar más plenamente. Era alto y fornido, de cabello negro como el de Roland, asi mismo de ojos verdes profundos, de cejas y bigote muy bien poblado, y de un rostro tosco ya con algunas arrugas que marcaban el largo transcurso de sus años. El tono de su voz al hablar era fuerte como el tono de un vaquero original nacido en Texas, y el sombrero que usaba, agregaba más de ese estilo a su persona.

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    2

    En la casa del tío Robert, Suzan no cesaba de llorar todos los días. Roland sintiendo el mismo pesar que ella sentía, optó por hacerse más fuerte y aparentar haber olvidado ya lo que les había sucedido. Cada vez que ella comenzaba a mencionar algo de eso, el procuraba pronto cambiar de tema hablando de otras cosas que se le venían a la mente para evitar verla llorando más. Cierto día el tío Robert invitó a Roland a dar un paseo por el parque, con la intención de darle algunos consejos que el debía recibir, Oye Roland! Le decía mientras caminaban por un sendero tupido de árboles, No es muy saludable que vayan tu y Suzan demasiado al cementerio a endechar a tus padres y a tu hermanita Sofhia Roland se extrañó de sus palabras frunciendo su entrecejo, pero no le respondió palabra al respecto, Eso les está haciendo mucho daño espiritualmente y fisicamente Prosiguió el tío notando su asombro, Yo he notado que en estos últimos días ustedes han bajado de peso. Los veo a cada vez más tristes, pálidos y desnutridos Usted tiene razón Contestó Roland con tristeza, Pero es que se me hace muy cruel no acompañar a Suzan cuando me lo pide Está bien que lo hagan de vez en cuando Sugirió el tío procurando suavizar su tono de voz al ver que Roland se había puesto muy susceptible, Tal vez pienses que no soy humano o no tengo sentimientos, pero tu bien sabes que lo único que deseo es verlos sanos y felices a ambos! Después de todo, tus padres y tu hermana descansan en paz! Gracias por sus palabras tío! Respondió Roland suspirando profundamente, Procuraré disminuir esas idas al cementerio, esperando que Suzan no se me ponga más deprimida de lo que esta! Hay que seguir adelante viviendo esta vida y aceptar lo que nos presenta el futuro Añadió el tío mientras extendía su brazo y cariñosamente lo traía más junto a él, Por el pasado Prosiguió, Ciertamente no podemos hacer nada más que pedirle a Dios que sane nuestras heridas, ¿no crees Roland? Muchachos llenos de vida como ustedes y de hermosa apariencia, todavía les queda una larga vida por vivir! ¿Por qué no vivirla con más optimismo y alegría? Roland se quedó meditando por algunos instantes en sus palabras, y mientras lo hacía, su mirada triste se detuvo en un par de ardillas que correteaban, subiendo y bajando a toda carrera de un árbol, Oh quien me diera que me pudiese convertir en una de estas! Pensó suspirando profundamente, Al menos por un momento como para no sentir este dolor que me agobia en lo más profundo de mi ser! De pronto volvió de sus pensamientos componiendo su rostro decaído, Perdone que cambie de tema, tío Le dijo haciéndose su cabello negro hacia atrás, Ayer hablé con Mr. Daniels, el señor que me ha dado trabajo en su taller, quien al haberse dado cuenta de nuestra tragedia, se ha propuesto ocuparme todos los días! Que bueno está eso muchacho! ¿Y desde cuándo empiezas? Le preguntó no resintiéndose al haber notado que ya no deseaba hablar del tema que traían, Desde el lunes por la tarde de cinco a nueve de la noche Respondió, Te felicito! Le dijo el alegremente estrechando su mano, Usted sabe tío Prosiguió Roland, Ya hace más de un mes que estamos en su casa y desearía colaborar, aunque sea un poquito con los gastos que le estamos ocasionando mi hermana y yo! No digas tonterías sobrino! Le protestó el, de pronto poniéndose preocupado y sobándose su frente, Que eso en realidad me tiene sin cuidado, y que de verdad te digo, que lo menos que puedo hacer, es tratar de que en mi casa se sientan bien y no les falte nada todo el tiempo que esten dispuestos a vivir con nosotros! Gracias tío! Correspondió Roland, notando que se había puesto serio y muy preocupado, "¿Algo dije que no le cayó

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