Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Los Demonios De Sebastian: ¿Cuales Son Tus Demonios?
Los Demonios De Sebastian: ¿Cuales Son Tus Demonios?
Los Demonios De Sebastian: ¿Cuales Son Tus Demonios?
Libro electrónico163 páginas2 horas

Los Demonios De Sebastian: ¿Cuales Son Tus Demonios?

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

LOS DEMONIOS DE SEBASTIAN es la sugerente y emotiva historia de Sebastin, el cual es un muchacho que se enfrenta a los problemas tpicos de la adolescencia y a una corta edad conoce sus propios demonios comenzando una lucha por salvar el planeta de la destruccin, ya que la humanidad est en peligro de extincin a causa de una rara enfermedad. l y su familia son parte de una profeca la cual tienen que detener a tiempo, ayudado por su ngel de la Guarda empieza esa lucha constante para derrotar sus propios demonios, Sebastin se enfrenta a una crisis emocional puesto que la falta de un buen gua a su corta edad lo lleva a caer en manos de un fuerte demonio, este demonio lo seduce a probar los placeres de la vida, los demonios de Sebastin crecen a medida que su edad avanza, en el camino Sebastin tendr la decisin de apartarlos o quedarse disfrutando esos placeres momentneos que al final terminarn con su integridad t conoces cules son tus demonios?, deja que Sebastin te ayude a descubrirlos.
Espera muy pronto la segunda parte de los demonios titulada SEBASTIAN Y EL CINTURON DE FUEGO CASCADIA. Es una historia que da continuidad a los Demonios de Sebastin pero los temas son diferentes, ya que en ella encontrars una profeca de la Virgen de Guadalupe la cual te ensear a conocer ms de la Cultura Maya y el Calendario Azteca, conocers cmo resuelve sus demonios a medida que salva el mundo de la destruccin, pues 2012 se acerca y slo Sebastin tiene las armas para detener la profeca NO TE LO PIERDAS!
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento19 may 2011
ISBN9781463300234
Los Demonios De Sebastian: ¿Cuales Son Tus Demonios?

Relacionado con Los Demonios De Sebastian

Libros electrónicos relacionados

Fantasía para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Los Demonios De Sebastian

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Los Demonios De Sebastian - Goreti Espinosa

    Copyright © 2011 por Goreti Espinosa.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.: 2011927719

    ISBN: Tapa Dura 978-1-4633-0025-8

    Tapa Blanda 978-1-4633-0024-1

    Libro Electrónico 978-1-4633-0023-4

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación del autor o son usados de manera ficticia, y cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, acontecimientos, o lugares es pura coincidencia.

    Este Libro fue impreso en los Estados Unidos de América.

    Para pedidos de copias adicionales de este libro, por favor contacte con:

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    Llamadas desde los EE.UU. 877.407.5847

    Llamadas internacionales +1.812.671.9757

    Fax: +1.812.355.1576

    ventas@palibrio.com

    347663

    DEDICATORIA

    A KEVIN IMANOL Y BRANDON GABRIEL

    CONTENTS

    AGRADECIMIENTO

    PRÓLOGO

    LOS DEMONIOS DE SEBASTIAN

    AGRADECIMIENTO

    Agradezco a Dios por darme la oportunidad de realizar mi sueño, a las personas que creyeron en mí, en especial a mi querida hermana Noelia, a mis padres por darme las armas necesarias para vencer mis demonios, a mi querido esposo por ser parte fundamental en mi vida por ayudarme a conocer el amor, por caminar con migo de la mano en los momentos más importantes de mi vida, a mis hijos por enseñarme una manera diferente de amar, agradezco a las diferentes personas que me alentaron a seguir luchando, a Maricela por ser un maravilloso ejemplo de vida me enseñó a no rendirme cuando todo parecía estar perdido, agradezco muy especial a mi hermosa Virgen de Guadalupe por darnos el mensaje de esperanza que el mundo necesita.

    PRÓLOGO

    Encuentra en esta maravillosa historia la mejor forma de vencer tus Demonios.

    Explora tus sentimientos al mismo tiempo que los alimentas con esta nutritiva lectura.

    Aprende a conocerte mientras rescatas valores que quizás perdiste en el camino, descubre porque tus padres no te entienden o quizás no los entiendes tú ¿te lo has preguntado alguna vez?, esta maravillosa historia te ayudará a reconciliar el pequeño niño interior del cual muchas personas hablan pero tú no lo entiendes, esta lucha de ángeles y demonios te enseñará a diferenciar el bien y el mal. Sebastián te ayudará a entender el porqué de tus traumas y cómo superarlos, deja que esta historia romántica llena de misterio guíe tus pasos el resto de tu maravillosa vida, ayuda a Sebastián a encontrar la forma de exterminar los demonios, guíalo mientras juntos encuentran las armas para derrotarlos día a día.

    ¡QUE LO DISFRUTES!

    LOS DEMONIOS DE SEBASTIAN

    Mi nombre es Sebastián. Tengo 14 años y una hermana de 16 que es un verdadero fastidio, entre su novio y los vándalos de sus amigos me hacen la vida imposible. Mis padres, bueno, ellos sí son un desastre, están a punto de divorciarse, de vez en cuando trato de dormir pero el murmullo de la voz de mi madre diciendo no sé cuantas cosas a mi padre me espanta el sueño, es entonces cuando pienso ¿Cómo sería si me fuera de mi casa? Mi hermana ya no me molestaría, pienso en mi padre que se ha pasado toda una vida trabajando para darnos lo que tenemos, pero para mi madre siempre es poco, siempre se preocupa por lo que la gente diga, si no estrena zapatos en la cena de los tíos es probable que digan que somos los pobretones de la familia, si no vamos a misa los domingos sus amigas de la vela perpetua lo van a notar y es posible que la descomulguen, pero bueno, es más divertido fantasear de otra manera y empiezo a recordar la revista pornográfica que llevó mi compañero Jorge a la escuela, obviamente termino masturbándome una y otra vez hasta que me quedo dormido.

    -Sebastián, ya es tarde, llegarás tarde a la escuela, levántate hijo_ mi madre de un tirón jaló la sabana dejando mi cuerpo desnudo tendido en la cama, me coloqué en posición fetal para cubrirme, mi madre con los ojos muy abiertos y con cara de espanto me grita como loca.

    - ¿Qué has estado haciendo? ¿Por qué no traes ropa?- llorando de vergüenza y con miedo jalé las sabanas para cubrirme, le pedí a mi madre que saliera del cuarto.

    -¡Gustavo, Gustavo!

    - ¿Qué son esos gritos mujer?

    -Tú hijo, ese muchacho está desnudo en la cama, sabrá Dios que clase de tonterías habrá estado haciendo- mi padre reía y trataba de calmar a mi madre

    -No pasa nada Isabel a todos los chicos les pasa, es normal

    -No me salgas con que es culpa de la testosterona porque cada vez que pasa algo con él, la culpas, que si saca 6 en matemáticas, la culpas, si llega tarde, la culpas, lo que tienes que hacer es prestarle más atención a tu hijo, fíjate en Clarisa es una magnifica mujercita no da problemas en la escuela, en la casa es obediente y servicial, pero el trabajo y los créditos yo me los llevo, ahora dime ¿qué has hecho de tu hijo? un holgazán que se la pasa en el parque con sus amigos, puedo asegurar que se droga y ahora esa conducta pecaminosa dándole mal ejemplo a mi Clarisa.

    - Isabel trata de calmarte, yo hablaré con él.

    -¿Y puedo saber que le vas a decir?, acaso que se le van a quemar los pies en el infierno, no sé cómo lo voy a mirar a los ojos, me arde la cara de vergüenza.

    Madre, discúlpeme pero vergüenza le debería de dar a usted no tenerme ropa en el cajón, anoche me bañé y ustedes estaban discutiendo como siempre y pues no quise molestar así que me acosté desnudo pero nunca me imaginé que la morbosa de mi madre me iba a jalar la sábana.

    -Sebastián si eso es verdad, discúlpame, - mi padre no paraba de reír,

    -Hijo no pasa nada vamos a desayunar,

    -Sí padre ahora bajo- mi madre bajó a la cocina para preparar el desayuno me senté en la mesa, la mirada burlona de mi hermana me empezó a incomodar, empezó a hacerme señas obscenas y a reír,

    -Madre, dígale a Clarisa que no me haga señas obscenas,

    -No es cierto madre solo le sonreí pero de seguro quiere que me regañes,

    -Sí Clarisa yo sé que tú eres incapaz de hacer ese tipo de cosas, tú vas a ser igual que yo una gran mujer- Clarisa con una sonrisa de triunfo siguió burlándose, me levanté de la mesa y salí de la casa sin desayunar, lleno de rabia y de culpa, esa sensación de vacío en el estómago y no precisamente por falta de alimento sino por falta de comprensión y atención por parte de mi madre, sentía culpa por la desdicha de mis padres, en alguna ocasión escuche cuando comentaban que mi llegada había sido atroz.

    Caminé por un largo rato, me detuve en la parada del camión pero no me subí, seguí caminando hasta que llegué a las afueras de la ciudad, cansado por la caminata me senté debajo de un árbol muy hermoso, su tronco era muy grueso, su follaje tan espeso que daba una gran sombra, sus raíces sobresalían de la tierra así que me senté en una a pensar qué debería hacer, pensé en cómo mi hermana se transformaba al salir de casa, se doblaba la falda para hacerla más corta, se pintaba los labios para parecer más grande y por más que le explicaba a mi madre nunca me creía, pensé que si mi madre se preocupara por conocernos más, la sería vida más llevadera y diferente.

    Pensé en mi padre, él es un hombre tan débil de carácter que se la pasa todo el día trabajando, yo supongo que para no ver a mi madre, pues cuando están juntos son raros los momentos que se les ve felices.

    La figura de un hombre a lo lejos me distrajo, venía justo en dirección del árbol, sentí un poco de temor puesto que no sabía si estaba en propiedad privada, pero al mismo tiempo no me importaba si se enojaba o no, yo estaba muy cansado para volver a caminar, decidí quedarme y esperar con la esperanza de que cambiara de rumbo, si se enojaba pues ya nada peor podía pasarme.

    -Buenas muchacho ¿qué haces tan lejos de la ciudad? ¿Acaso estás perdido?

    - No

    - ¿Puedo saber qué te trajo hasta aquí, a mi árbol?

    -Yo lo siento no sabía que fuera propiedad privada

    -Bueno, yo no he dicho que lo sea,

    -¡Pero dijo que es su árbol! - al mismo tiempo volteé mi rostro hacía él, lo revisé de arriba abajo, tal vez buscaba algo en él que me hiciera pensar que esas tierras no eran de él, pero su vestimenta era perfecta, tenía puestos unos pantalones perfectamente combinados con la camisa, sus zapatos impecables,

    -Ven, siéntate aquí a mi lado te voy a contar la historia del árbol- lo pensé un poco pero no parecía ser delincuente ni vagabundo así que me senté con él

    -Mi padre plantó este árbol cuando yo, bueno, dejémoslo así, cuando nací, para que lo comprendas- la apariencia del árbol era como de algunos cuantos siglos y este hombre sólo aparentaba unos 50 años, es imposible, me parece que miente, pensé.

    - ¿Y usted qué edad tiene? Si no le ofende mi pregunta.

    -No me ofendes, y entiendo que estés confundido, este árbol tiene siglos- me contestó con un largo suspiro

    -Bueno, cuando menos no me equivoqué con respecto al árbol- un poco nervioso me puse de pie

    –Tengo que irme, y que bueno que tiene un árbol- le dije irónicamente,

    -¡Espera!, ¿Cómo te llamas?,

    -Sebastián, me llamo Sebastián- contesté

    -No tienes que irte, estás aquí porque la vida te tenía este momento preparado, verás, en tu casa pasó algún acontecimiento que te confunde para que el resultado fuera este- parecía que estaba enterado de todo, ¿qué clase de mago es? o ¿acaso lo mandó mi madre a seguirme? no lo dudaría, o tal vez es uno de esos videntes de los que tanto hablan los adultos; parado y con el ceño fruncido contesté

    -¿Qué sabe usted de mi vida? o ¿acaso mi madre lo mando a seguirme? ¿Acaso usted sabe de los problemas que tengo en casa?, ¡contésteme!- le grité colérico- ¿qué quiere usted de mi?

    - Yo de ti no quiero nada ¿tú qué quieres de ti?, eres tú quien está en mi árbol pensé que buscabas la sabiduría y que serías más sabio y me escucharías,

    - Pues mire, quédese con su maldito árbol yo me largo de aquí

    -¡Sebastián!

    - ¿Qué demonios quiere?- Contesté

    - Este árbol es la clave para salvar el mundo- cerró sus ojos y siguió meditando, con los ojos cerrados me dijo

    - Hiciste bien en venir- yo tomé mi mochila suavemente de donde la había tirado y caminé rumbo a mi casa, fue mucho lo que caminé, no dejaba de pensar en las palabras del hombre ¿ qué quieres de ti?, pues supongo que soy muy chico para saber qué quiero de mí, sin prestar atención a aquel acontecimiento caminé más de prisa pues me preocupaba que ya era la hora de la salida de la escuela, lo último que quería era que mi madre se enterara que me hice la pinta. Me sentía muy confundido con respecto al hombre pero a la vez la caminata y el estar a solas me sirvió, regresé muy calmado a casa y al entrar sentí ese aire de culpabilidad por estar mintiendo, más que nada por haber mentido sobre la ropa interior, pero ya era tarde para retractarme, entré directo a mi cuarto me quité el uniforme y bajé directo a la cocina, mi madre lloraba, con una mano se limpiaba las lagrimas y con la otra batía el sartén, cuántas veces había observado esa escena, me dolía verla llorar y nunca me atrevía a preguntarle qué le pasaba, en ese momento pensé, ya sabe que falté a la escuela y con lo de los calzones pues está muy triste, eres un verdadero idiota Sebastián todo lo haces mal y para colmo la has hecho llorar. Temeroso y sintiéndome el ser más miserable sobre la tierra me atreví a hablarle,

    -Madre

    - Hijo, no te escuche entrar, me creía sola en la casa

    -tengo hambre, ¿me sirves de comer?

    -sí hijo ya está listo, ahora te sirvo.

    Mientras tomaba los alimentos pensaba como sería mi familia si fuéramos más unidos, tenía ganas de comer todos juntos como comentaban algunos de mis compañeros de la escuela. Tal vez si hablo con ella logro que me tenga más confianza y se quite de su mente que soy un mal chico, pero ¿y si me regaña por meterme donde no me llaman? supongo que tengo que arriesgarme,

    - ¿Madre, llora usted por mi culpa?

    - No

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1